Epígrafe I. La primera parte del reinado de Alfonso XIII y los proyectos de Regeneracionismo político (1902-1914)
El reinado de **Alfonso XIII** comprende tres periodos claramente diferenciados: los proyectos de **regeneracionismo político**, de 1902 a 1914; la **crisis del régimen de la Restauración**, que culmina en 1923, y la **Dictadura del general Primo de Rivera**, que puso fin al sistema parlamentario y acabó arrastrando en su fracaso, en 1931, a la propia Monarquía.
1. Los grandes problemas del país
Citaremos en primer lugar la paulatina **descomposición de los dos partidos dinásticos**, provocada por la desaparición de los dirigentes históricos (**Cánovas** y **Sagasta**) y las luchas entre sus nuevos líderes por hacerse con el control del partido, tanto entre los conservadores como entre los liberales. Como resultado, las mayorías en las Cortes eran precarias al tener que asignarse diputados a cada una de las facciones en que se dividían ambos partidos. Desde 1917, ningún partido era capaz de formar gobierno por sí solo, lo que llevó a recurrir a **gobiernos de concentración** donde participaban las facciones de los dos partidos del “turno”.
El siguiente problema fue el **aumento de la conflictividad social** como se observa en el incremento de las huelgas. El movimiento obrero, en definitiva, va a adquirir una gran fuerza a través de los sindicatos (socialista y anarquista), en los que crece la afiliación.
Otro de los problemas fue la reaparición de la llamada **cuestión religiosa**. La Iglesia católica había experimentado un fuerte avance desde el inicio de la Restauración. En síntesis, frente al resurgimiento del clericalismo se acentuó el anticlericalismo, que fue extendiéndose entre buena parte de la opinión pública urbana, y, sobre todo, entre las clases populares.
A continuación debe citarse el llamado **problema militar**. La guerra de 1898 había demostrado la necesidad de introducir reformas en las Fuerzas Armadas, en las que sobraban oficiales y jefes y faltaban recursos materiales. A partir de ahora, hay que contar con un estamento militar herido, que reivindicaba la vuelta al papel protagonista que el Ejército había desempeñado en el siglo XIX. Contra esta visión se enfrentarán sectores antimilitaristas y una prensa crítica que acusaba a los militares de la derrota.
Otro problema irresuelto fue el **regional/nacionalista**. Durante el reinado se van afirmando corrientes autonomistas en Cataluña, País Vasco y Galicia. Para los políticos conservadores y liberales de Madrid y del resto de España, y desde luego para los militares, nacionalismo equivalía a separatismo y a riesgo de disgregación de la Patria.
Por último, hay que mencionar el **problema de Marruecos**. Tras la derrota del 98, a España se le ofreció la zona norte de Marruecos (el Rif), quedando el resto para Francia. Por fin, en 1912, oficialmente, Francia y España establecieron en Marruecos sus respectivos protectorados. El Rif era un territorio accidentado, de difícil penetración, donde las cabilas o tribus de bereberes mostraban su hostilidad a ser dominadas, lo que obligaba a conquistarlo por las armas, pero las derrotas militares, que las hubo, repercutieron en la política interior del país provocando crisis de gobierno.
2. Evolución política entre 1902 y 1914. La “revolución desde arriba”
a) Los comienzos del siglo: un turnismo inestable, el problema de los nacionalismos y su choque con el militar: la crisis de 1905-1906
**Alfonso XIII** accedió al trono en 1902 y entre este año y 1905 hubo cinco gobiernos conservadores y cinco liberales. Así, en los comienzos del reinado, debido a esta inestabilidad, se vieron frustradas las tentativas de regeneración de la vida política. Habrá que esperar al gobierno de **Maura**, que se puso en marcha en 1907, para que los planteamientos regeneracionistas constituyan la base de la política de los gobiernos.
Paralelamente, el catalanismo empezaba a adquirir fuerza política. En 1901, se había fundado la **Lliga Regionalista**, partido liderado por **Prat de la Riba** y **Francesc Cambó**. De ideología conservadora, encontró un fuerte apoyo entre la burguesía catalana.
Mientras, las relaciones entre el Ejército y la prensa venían siendo tirantes. En un semanario satírico catalán *¡Cu-cut!* se publicó un chiste antimilitarista, considerado ofensivo por muchos militares. Unos trescientos oficiales de la guarnición de Barcelona decidieron vengar lo que consideraban un ataque directo, asaltando y destruyendo las instalaciones del semanario *¡Cu-cut!* y el de la *Veu de Catalunya*, diario cercano a la Lliga Regionalista. Los autores de estos ataques recibieron el apoyo de las guarniciones del resto de España. La protesta fue más allá: el estamento militar exigió al gobierno una **Ley de Jurisdicciones**, según la cual los delitos contra el Ejército y la Patria quedarían bajo control de los tribunales militares. El gobierno, entonces liberal, presidido por **Segismundo Moret**, accedió a ello aprobándose esa ley en 1906. Con ella sufría un retroceso una de las características de la Restauración de Cánovas: la primacía del poder civil sobre el militar.
b) El regeneracionismo de Maura (1907-1909)
Entre 1907 y 1912 se van a desarrollar las dos actuaciones del **regeneracionismo desde dentro del sistema** con la idea de enfrentarse a sus “males”, incorporando reformas políticas y sociales. Dos políticos, el conservador **Antonio Maura** (1907-1909) y el liberal **José Canalejas** (1910-1912), fueron los protagonistas de este impulso renovador, que al no verse completado no pudo evitarse el fin del sistema de la Restauración.
En enero de 1907 el rey nombró jefe de gobierno a **Antonio Maura**, ya líder del partido conservador. Sus intentos regeneracionistas quedarían expresados en la frase “hagamos la revolución desde arriba o nos la harán desde abajo”. Maura emprendió un ambicioso programa de gobierno con medidas de inversión pública, aprobándose la **Ley de Protección de la Industria Nacional**. Para atender a las demandas sociales, en 1908 se estableció el **Instituto Nacional de Previsión**, antecedente de la Seguridad Social. Con anterioridad se había regulado el descanso dominical y la jornada laboral de mujeres y niños. En el terreno político, Maura quiso acabar con el **caciquismo**. En esa dirección se aprobó la **Ley electoral de 1907**; no obstante, la ley no pudo “descuajar” el caciquismo, algo tan arraigado en el sistema. Pero la más ambiciosa reforma de Maura era la nueva **Ley de Administración Local**, que daba autonomía a los municipios, y por la que se creaban las mancomunidades provinciales, asociaciones regionales de las Diputaciones, un primer paso para un autogobierno regional. Sin embargo, la Ley no terminaba de encajar suficientemente entre los mismos conservadores y liberales.
c) La Semana Trágica de Barcelona (1909)
En los primeros años del siglo, en Barcelona venía desarrollándose el regionalismo/nacionalismo, el crecimiento de las movilizaciones obreras y el republicanismo entre sectores de la pequeña burguesía y de la clase trabajadora. En efecto, la situación de Marruecos y los errores del gobierno van a provocar la crisis, un estallido de violencia, la llamada **Semana Trágica de Barcelona**. En julio de 1909, los miembros de algunas cabilas próximas a Melilla atacaron a los trabajadores españoles de una de las compañías mineras. El gobierno Maura decidió enviar al Ejército y aprovechar la ocasión para ensayar el plan de movilización de los reservistas. Ordenó la incorporación de éstos en Madrid y Barcelona. En ambas ciudades se produjeron fuertes protestas y manifestaciones protagonizadas por mujeres y madres de los alistados. En el puerto de Barcelona, durante el embarque, la multitud reunida para despedir a las tropas protestaban con gritos de “tirad los fusiles” y “que vayan los ricos a la guerra”.
El 26 de julio se iniciaba una **huelga general** en Barcelona, convocada por **Solidaridad Obrera**, integrada por sociedades obreras anarquistas, y que degeneró en una violenta insurrección revolucionaria, con más de 200 barricadas, paralización de la vida urbana, incendio de más de 50 conventos e iglesias. El paro fue total. El gobierno declaró el estado de guerra, mientras la huelga se extendía a las ciudades industriales vecinas. Entre el 26 de julio y el 1 de agosto se sucedieron asaltos y quemas de conventos, luchas callejeras, incendios y enfrentamientos entre huelguistas y miembros de la policía y el Ejército. Barcelona quedó aislada del exterior. El balance fue de más de un centenar de muertos, numerosos heridos y edificios destruidos. Luego llegaron las detenciones en masa y los juicios.
Las consecuencias de la Semana Trágica fueron importantes. Provocó la caída de **Maura**, muy desprestigiado, que perdió el respaldo del rey, dando el gobierno a los liberales. Propició la desaparición de Solidaridad Obrera, pero a cambio se constituirá, en 1910-1911, el sindicato anarquista **Confederación Nacional del Trabajo (CNT)**, llamado a tener una gran fuerza en nuestro país.
d) El gobierno Canalejas, último intento regeneracionista (1910-1912)
Entre 1910 y 1912 dirigió el gobierno **José Canalejas**, líder del partido liberal. Durante su mandato se suprimieron los impopulares **consumos**, siendo sustituidos por un impuesto progresivo sobre las rentas urbanas; se estableció el **servicio militar obligatorio**, eliminándose la redención a metálico. En el plano laboral, se reguló el trabajo nocturno femenino. Las Cortes aprobaron también la “**ley del candado**”, por la que se prohibía durante dos años la instalación de nuevas comunidades religiosas. Sobre la cuestión marroquí pudo darse la ocupación militar de la zona norte (el Rif), asignada a España para establecer su protectorado. Los límites quedaron definitivamente establecidos en 1912 del **protectorado franco-español en Marruecos**.
En 1912 Canalejas caía asesinado en Madrid por los disparos de un radical anarquista. Tras un corto gobierno de Romanones, el rey decidió aplicar el “turno”. Llama, en efecto, a los conservadores y tras la negativa de Maura a formar gobierno lo hará otro líder de los conservadores: **Eduardo Dato** (1913). Con él se aprobaba la **Ley de Mancomunidades**, a la que se acogió Cataluña (1914). Con ella se permitía establecer un órgano de coordinación de las cuatro Diputaciones provinciales. Su labor fue importante contribuyendo al fomento material y cultural de Cataluña.
Epígrafe II. La crisis del Parlamentarismo y la neutralidad en la Primera Guerra Mundial (1914-1923)
El reinado de **Alfonso XIII** comprende tres periodos claramente diferenciados: los proyectos de **regeneracionismo político**, de 1902 a 1914; la **crisis del régimen de la Restauración**, que culmina en 1923, y la **Dictadura del general Primo de Rivera**, que puso fin al sistema parlamentario y acabó arrastrando en su fracaso, en 1931, a la propia Monarquía.
1. El impacto de la Primera Guerra Mundial
El estallido de la **Primera Guerra Mundial**, en agosto de 1914, fue seguido de una declaración de **neutralidad** del gobierno español, encabezado por **Eduardo Dato**, que obtuvo un respaldo prácticamente generalizado. La neutralidad, sin embargo, no impidió que la opinión pública se dividiera entre “**aliadófilos**” y “**germanófilos**”, ni que el tema se debatiera apasionadamente en las Cortes, la prensa y la calle.
Las consecuencias económicas de la Guerra fueron muy importantes. Tras unos meses de recesión, a partir de 1915 se produjo un auténtico **boom económico** al convertirse España en suministradora de los países en guerra (alimentos, materias primas y productos industriales). La producción industrial, por tanto, creció gracias al aumento de la demanda exterior y a la necesidad de sustituir importaciones con producción propia. La doble tendencia (expansión de las exportaciones con la disminución de las importaciones) provocó un cambio en la **balanza comercial**, con superávit entre 1915 y 1919. En definitiva, se crean o amplían empresas, se obtienen elevados beneficios empresariales, pero la expansión también produjo tensiones sociales.
La Guerra, en efecto, con el incremento de las exportaciones y por los problemas para importar productos deficitarios, provocó un desabastecimiento del mercado interior con el consiguiente aumento de los precios, muy fuerte durante 1916, 1917 y 1918. La **conflictividad social**, en consecuencia, se acentuó facilitando el auge del movimiento obrero, reivindicando alzas salariales y la mejora de las condiciones de vida.
2. La crisis de 1917
La llamada **crisis del verano de 1917** puso de golpe sobre la mesa tres graves problemas, que dieron origen a una profunda crisis que amenazó a la misma supervivencia del sistema político de la Restauración. De forma consecutiva, sin conexión entre ellas, la primera protesta fue presentada por los militares (**Juntas de Defensa**), siguió con la protesta de la oposición política (**Asamblea de Parlamentarios**) y acabó con la **movilización obrera** (convocatoria de huelga general).
a) Las Juntas de Defensa
A comienzos de 1917 se constituían **Juntas de Defensa** en buena parte de las guarniciones del país integradas por oficiales de infantería. Se quejaban de cómo los militares con destino en Marruecos ascendían fácilmente; se mostraban en contra del ascenso por méritos de guerra, y a favor de la “**escala cerrada**” (ascenso por antigüedad); también defendían una subida de los salarios en un momento en que la inflación provocada por la Guerra venía erosionando los sueldos de los funcionarios. El 1 de junio, la Junta de Infantería de Barcelona lanzaba un Manifiesto dirigido a otras guarniciones y que era un ultimátum al gobierno, para que aceptara sus reivindicaciones profesionales y económicas. El gobierno, presidido entonces por el liberal **García Prieto**, terminó dimitiendo, y el rey decidió recurrir al cambio de “turno” llamando a los conservadores con **Dato**. El nuevo gabinete reconoce a las Juntas como órganos representativos del Ejército y negocia con ellas sus reivindicaciones.
b) La Asamblea de Parlamentarios
El segundo acto de la crisis de 1917 fue la **Asamblea de Parlamentarios**. Básicamente, resultó un intento por parte de los políticos de la oposición para cambiar el régimen político. Desde febrero de 1917 las Cortes estaban cerradas por miedo a que se planteara el debate sobre los graves problemas por los que atravesaba el país. **Cambó**, jefe de la **Lliga**, decidió intervenir pidiendo al gobierno la apertura de las Cortes; en caso de recibir respuesta negativa del gobierno de Dato, había que proceder a convocar una asamblea de parlamentarios. El gobierno no hizo caso a esa petición y el 19 de julio, en Barcelona, se reunía una Asamblea de Parlamentarios de toda España que fue un fracaso. En efecto, de los 760 convocados solo asistieron 71, en su mayoría catalanistas, reformistas, republicanos y el socialista Pablo Iglesias. Sus acuerdos estaban en formar un gobierno provisional y la celebración de **Cortes constituyentes**. Pero las diferencias eran muchas. No contaban con el apoyo de las fuerzas tradicionales (conservadores y liberales), entre los grupos de izquierda y los catalanistas también había diferencias y las Juntas de Defensa tampoco admitían estas iniciativas. La Guardia Civil, siguiendo las instrucciones del gobierno, disolvió la Asamblea. Pero, sin duda, el miedo a la tercera protesta, la revolución social intentada con la **huelga general** de agosto, contribuyó a aparcar para otro momento las propuestas rupturistas de la Asamblea de Parlamentarios. Así, la Lliga Regionalista terminó pactando con el gobierno por temor al triunfo de una revolución obrera.
c) La huelga general
En 1916 la **UGT** y la **CNT** acordaron trabajar juntos para obligar al gobierno a adoptar medidas contra el alza del coste de la vida y concluyeron que la huelga general era el mejor instrumento para presionar sobre ello. Al año siguiente la huelga se convierte en un proyecto revolucionario: en marzo de 1917, en una reunión conjunta de UGT-CNT se acuerda convocar una **huelga general indefinida**, en el plazo de tres meses, como estrategia para acabar con el régimen. En junio, tras las Juntas de Defensa, valoradas positivamente por las organizaciones obreras, la huelga general se veía como el instrumento para constituir un gobierno provisional, entre republicanos y socialistas, que convocara Cortes constituyentes.
Finalmente, se formó el comité de huelga, encargado de fijar su fecha (desde las 0 horas del 13 de agosto) y lanzar un Manifiesto al país, que fue redactado por **Julián Besteiro**. La huelga, sin embargo, fracasó. El temor a la revolución obrera hizo sus efectos. La Lliga desactivó la Asamblea de Parlamentarios y criticó la huelga. La ilusión de apoyo del Ejército se esfumó cuando los oficiales, al lado del gobierno y de la monarquía, lanzaban sus tropas contra los huelguistas. Madrid, Barcelona, Bilbao, Oviedo, Gijón y otras capitales quedaron paralizadas. El 18 de agosto la huelga estaba sofocada. El gobierno actuó con dureza, con un Ejército que se puso a su servicio. Hubo más de 70 muertos y más de 2.000 detenidos. Era evidente que el Ejército, los parlamentarios y los obreros carecían de objetivos comunes. Por su presión cae el gobierno Dato y nacen, por primera vez, los **gobiernos de concentración**.
3. El hundimiento del régimen de la Restauración (1918-1923)
Tras la crisis de 1917 culminó la descomposición de los partidos dinásticos. El fraccionamiento de ambos partidos dificultó el turno característico del sistema de la Restauración. Paralelamente, las reivindicaciones autonomistas se hicieron cada vez más fuertes mientras la conflictividad social se radicalizó a lo que contribuyó la crisis económica que sacudió a Europa tras la I Guerra Mundial. En este marco, el triunfo de la revolución bolchevique de octubre de 1917 en Rusia se convertía en otro proyecto ilusionante para los grupos revolucionarios, que, a su vez, atemorizaba a las clases medias y adineradas del país. A continuación vino, para cerrar el círculo, el “**desastre**” de **Annual** en la guerra de Marruecos, donde más de 13.000 soldados españoles eran masacrados por el líder rifeño **Abd-el-Krim**.
a) La inestabilidad política
Desde 1918 se inician los **gobiernos de concentración** que caracterizan el periodo final del régimen, con la presencia de líderes de las distintas facciones en que iban dividiéndose los partidos conservador y liberal. Eran gobiernos inestables; en cinco años se sucedieron 12 gobiernos; de ellos, tres fueron presididos por García Prieto y otros tres por Maura, en los que, la Lliga catalana llegó a entrar en tres de ellos. En concreto, **Cambó** fue ministro en dos de los gobiernos de Maura. La Lliga abandonaba, pues, claramente, las posturas de izquierda y decidía colaborar en los gobiernos de **Alfonso XIII**: tras la huelga de 1917, y la permanente agitación social, estaba atemorizada y prefería la tranquilidad. Pero la Lliga, al formar parte de los gobiernos de concentración, provocó, a su vez, una escisión en el nacionalismo catalán, apareciendo grupos a su izquierda. Así, en 1922, nacionalistas más radicales fundaban **Acció Catalana**. También, en ese año, **Francesc Maciá** fundaba **Estat Català**, a favor de la independencia de Cataluña.
b) La conflictividad social
La crisis social, agudizada, como hemos visto, por la recesión económica y el influjo de la revolución rusa de 1917, favoreció el crecimiento de los sindicatos. La **UGT** aumentó su afiliación y la **CNT** todavía más, siendo Cataluña la zona de mayor presencia del anarcosindicalismo, con su secretario general **Salvador Seguí**. En Vizcaya, Asturias y Madrid se producían huelgas, pero era Barcelona la que más destacaba en conflictividad social. Todo comenzó con la huelga, en febrero de 1919, de la empresa eléctrica “**La Canadiense**”, en donde tuvo un papel destacado Salvador Seguí. La huelga duró cuarenta y cuatro días y paralizó al 70% de la industria barcelonesa. El gobierno, presidido por Romanones, forzó la negociación. Aprobó, además, la jornada máxima legal de trabajo en ocho horas diarias (48 horas semanales). Sin embargo, el conflicto derivó en una auténtica “**guerra social**” entre patronos y obreros. La patronal, en efecto, decidió responder con el cierre de empresas (**lock-out**), creó un cuerpo armado para defenderse (el **Somatén** o guardias cívicas armadas formadas por ciudadanos voluntarios, dispuestos a frenar el avance de los grupos obreros y sindicalistas de izquierdas) y buscó la colaboración de los sindicatos libres (contrarios a la CNT). Los actos terroristas y la violencia callejera, fruto del enfrentamiento entre pistoleros de uno y otro signo, sumieron a Barcelona en una espiral de violencia. Entre 1919 y 1921 el **pistolerismo** provocó en Barcelona numerosas muertes. La aplicación de la “**ley de fugas**” (provocar la evasión de un detenido para eliminarlo) agudizó también la tensión social. Como represalia cinco anarquistas ponían fin a la vida del presidente del gobierno, **Eduardo Dato**, ametrallando su coche oficial en Madrid en la Plaza de la Independencia (8 de marzo de 1921).
c) El “desastre” de Annual. Hacia la Dictadura
El panorama se agravó aún más con los sucesos de Marruecos, en el Rif, donde la guerra seguía abierta. El general Fernández Silvestre, comandante general de Melilla, decidió adentrarse hacia la parte central del Rif, feudo del líder guerrillero **Abd-el-Krim**. Abd-el-Krim logró cercar a las tropas españolas en **Annual** (julio de 1921). Silvestre dio la orden de retirada y, en medio del caos, el Ejército perdía 13.000 soldados, incluido el general Silvestre. El “**desastre**” de **Annual** tuvo graves consecuencias políticas y acabó siendo una de las causas del fin del régimen parlamentario. Desde los partidos de la oposición se pidieron responsabilidades al Ejército, al gobierno y a la propia monarquía. Por decisión del gobierno, el general Picasso elaboró un expediente para averiguar lo ocurrido en Annual. Pero todo quedará frenado cuando el general **Miguel Primo de Rivera**, Capitán General de Cataluña, decidió dar un **golpe de Estado** contra el gobierno y lanzaba su manifiesto (*Al país y al Ejército*, publicado el día 13). El monarca, consciente del descrédito de los partidos políticos, no opuso resistencia. Entre los aplausos de la Lliga y del Somatén, Primo de Rivera dejaba Barcelona y llegaba a Madrid el día 15, fecha en la que era nombrado por el rey presidente de un **Directorio Militar**, “encargado de la gobernación del Estado”.
Epígrafe III. La dictadura de Primo de Rivera y la caída de la monarquía (1923-1931)
El reinado de **Alfonso XIII** comprende tres periodos claramente diferenciados: los proyectos de **regeneracionismo político**, de 1902 a 1914; la **crisis del régimen de la Restauración**, que culmina en 1923, y la **Dictadura del general Primo de Rivera**, que puso fin al sistema parlamentario y acabó arrastrando en su fracaso, en 1931, a la propia Monarquía.
1. El Directorio Militar (1923-1925)
En general el pronunciamiento militar fue recibido con entusiasmo por la opinión pública. **Primo de Rivera** presentó la **Dictadura** como un régimen transitorio cuyo objetivo era acabar con los males de la Restauración, es decir, eliminar el **caciquismo**, liberar al país de la “vieja política” que venían desplegando los partidos del turno (conservadores y liberales), poner fin al desgobierno, al desorden social y a la amenaza del separatismo catalán. El **Directorio Militar** suspendió la Constitución de 1876, disolvió las Cortes y estableció la censura de prensa. Los Ayuntamientos y las Diputaciones provinciales fueron disueltos y sus miembros fueron sustituidos por gente adicta al nuevo régimen. Por ello, en 1924, se creó un partido propio, la **Unión Patriótica**, donde se daba cita la burguesía de comerciantes, industriales, terratenientes y antiguos caciques. El partido duró lo que la Dictadura, y cumplió el papel de aportar el personal político que necesitó la Dictadura.
Sobre el problema regional, Primo de Rivera se mostró muy duro con el **catalanismo**. Se prohibió el uso del himno y de la bandera catalana y la utilización del catalán en los actos oficiales. En definitiva, Primo de Rivera, que al haber restablecido el orden público contaba con la simpatía de la burguesía catalana y con el catalanismo moderado de la Lliga de Cambó, consiguió con todo ello crearse enemigos en Cataluña.
La **pacificación de Marruecos** fue el logro más indiscutible de la dictadura. El problema marroquí pudo por fin resolverse. El líder de los rifeños, **Abd-el-Krim**, facilitó las cosas. En 1924 atacaba a las tropas españolas, causando bajas y heridos, y después decidía avanzar en el Marruecos francés. Ante esta situación, Francia y España acordaron una ofensiva conjunta por mar y tierra. España protagonizó el **desembarco de Alhucemas**, en septiembre de 1925, que fue un éxito; Abd-el-Krim, derrotado, se entregó a los franceses (1926). En 1927 Marruecos dejó de ser un problema para España.
2. El Directorio Civil (1925-1930). La oposición a la Dictadura y la caída de Primo de Rivera
Tras el éxito en Marruecos, muy bien valorado por la opinión pública, **Primo de Rivera** decidió transformar el Directorio Militar en un gobierno en el que incluía hombres civiles, el llamado **Directorio Civil** del que formó parte, entre otros, Calvo Sotelo, ministro de Hacienda. El objetivo ahora era institucionalizar el régimen, la Dictadura, y para ello hacía falta una norma que hiciera las veces de marco constitucional. Con ese objetivo final se convocó, en 1927, una **Asamblea Nacional Consultiva**, compuesta por representantes del Estado, de la Unión Patriótica y de las distintas provincias. Inició sus trabajos en 1928 y terminó siendo un fiasco sin llegar a cumplir sus objetivos.
En cuanto a la política económica, la Dictadura se benefició de la oleada de prosperidad mundial de estos años (los “**felices años veinte**”). La economía española creció. Se extendió la electrificación y aumentó la producción de hierro, acero, hulla… Se impulsó las obras públicas (construcción de embalses, carreteras, ferrocarriles, puertos). También se crearon las **Confederaciones Hidrográficas** para el aprovechamiento de los ríos, tanto para el regadío como para la producción de energía eléctrica. En política social, el Estado también se mostró muy activo. Construyó “viviendas baratas”, también Institutos, escuelas y servicios sanitarios. Para la solución de los conflictos laborales se instituyeron “**comités paritarios**”, formados por representantes de patronos y obreros, a quienes se sumaba un delegado gubernamental. En ellos se fijaban salarios, condiciones de trabajo y se hacían labores de mediación y arbitraje en caso de conflictos laborales.
A partir de 1928, la **oposición a la Dictadura** fue ganando cada vez más apoyo. Nacida con voluntad de ser un paréntesis, la Dictadura iba dirigiéndose hacia un callejón sin salida. La Unión Patriótica que debía apoyar al gobierno, carecía de popularidad. Los intelectuales (Valle–Inclán, Unamuno, Ortega y Gasset…) criticaban la falta de libertades políticas; en las Universidades los estudiantes promovían campañas antidictatoriales; entre las fuerzas militares reinaba la desunión y ello era muy grave pues el apoyo del Ejército era fundamental para el sostenimiento del régimen. Finalmente, cansado, desilusionado, con un monarca que también empezaba a marcar sus distancias, **Primo de Rivera**, el 30 de enero de 1930, decidió presentar su renuncia al rey y marchó a París, donde falleció dos meses más tarde.
3. El fin de la monarquía (enero de 1930-abril de 1931)
El rey encargó al general **Dámaso Berenguer** la formación de un nuevo gobierno (enero de 1930-febrero de 1931) con el fin de retornar a la normalidad constitucional. Se puso en vigor la Constitución de 1876, sin embargo, el intento de **Alfonso XIII** de volver al régimen anterior fracasó. La mayoría de los antiguos políticos se negaban ahora a colaborar y los efectos de la crisis económica mundial vinieron a reforzar el ambiente general de descontento. El gobierno de Berenguer era débil, no tenía apoyos ni daba soluciones. La campaña antimonárquica de los republicanos, a la que se unieron los partidos obreros y los autonomistas catalanes y gallegos, iba en aumento. En agosto de 1930 tuvo lugar el conocido **Pacto de San Sebastián** para lograr la proclamación de la República, que reconocería la autonomía de Cataluña. Se organizó un “Comité ejecutivo”, encabezado por **Alcalá-Zamora**, encargado de preparar una **insurrección militar** para acabar con la monarquía (diciembre de 1930). La guarnición de **Jaca** (Huesca) dio los primeros pasos, sin embargo, fracasó y sus jefes, fueron fusilados. También, los miembros del “Comité ejecutivo” eran detenidos. El gobierno Berenguer también entró en crisis y cayó. El nuevo gobierno, presidido por el almirante **Juan Bautista Aznar**, decidió convocar **elecciones municipales** para el día 12 de abril de 1931. El resultado de estas elecciones precipitó todo. Aunque en el conjunto del Estado las candidaturas monárquicas ganaron, el triunfo de las candidaturas republicano-socialistas en la casi totalidad de las capitales de provincia y en las grandes ciudades, donde el voto era más auténtico, menos influido por el caciquismo, este resultado se consideró una desautorización de la monarquía. El propio rey lo comprendió así. Todo avanzó muy deprisa mientras por las calles se extendía la ebullición republicana. El 14 de abril, el mismo día en que se proclamaba la República, el rey **Alfonso XIII** abandonaba España, partiendo hacia el exilio. El 14 de abril de 1931 se cerraba un ciclo en nuestra Historia y una nueva etapa se abría en España.
Epígrafe IV. La proclamación de la Segunda República, la Constitución de 1931 y el bienio reformista (1931-1933)
1. La proclamación de la República y el gobierno provisional
a) La proclamación de la República
En la noche del 14 de abril de 1931 **Niceto Alcalá Zamora** proclamaba en Madrid la **República** mientras se constituía, bajo su presidencia, un **gobierno provisional**. En él se daban cita los integrantes del “Comité ejecutivo” creado por el **Pacto de San Sebastián**, por tanto, había en él republicanos de distintas opciones: de la derecha, Liberal Republicano; del centro, el Partido Radical; de izquierda la Acción Republicana y del Partido Republicano Radical-Socialista; por la parte socialista el PSOE; y los partidos nacionalistas catalán y gallego.
b) Las primeras reformas y los primeros problemas
El **gobierno provisional** hizo una intensa e inmediata labor legislativa. En Cataluña, el mismo 14 de abril, **Francesc Maciá**, líder de **Esquerra Republicana de Catalunya**, decidía proclamar desde el balcón de la Diputación “la república catalana como Estado integrante de la Federación Ibérica”. Fórmula no contemplada por el gobierno; la crisis se resolvió restaurando la **Generalitat**, como gobierno autónomo bajo la presidencia de Maciá. Se inició, a su vez, el proceso de redacción del **Estatuto de Autonomía**.
Sobre el trabajo en el campo, los decretos impulsados por el ministro de Trabajo, **Largo Caballero**, establecían, por el **decreto de términos municipales**, la obligatoriedad para los propietarios agrícolas de dar trabajo preferentemente a los braceros domiciliados en el término municipal; por el **decreto de laboreo forzoso**, se obligaba a los propietarios a tener cultivadas las tierras y, por el **decreto del horario laboral**, se extendió al campo la jornada de ocho horas.
Los decretos sobre el Ejército fueron obra del ministro de la Guerra, **Manuel Azaña**, que crearon un profundo malestar en las filas del Ejército. Por un primer decreto se obligaba a los militares a suscribir una promesa de fidelidad a la República, o se ofrecía el pase a la reserva, con el sueldo íntegro, a todos los generales, jefes y oficiales que así lo solicitasen.
Los decretos de Instrucción Pública, firmados por el ministro **Marcelino Domingo**, preveían la creación de 6.570 escuelas y suprimía la obligatoriedad de la enseñanza religiosa con el objetivo de promover una enseñanza laica.
Sobre las **relaciones con la Iglesia Católica** fueron, sencillamente, complicadas. En Madrid, volvía el **anticlericalismo** más atroz: grupos de incontrolados se dedicaban a incendiar iglesias, conventos y colegios religiosos. La agitación se extendía a otras poblaciones, como Málaga, Sevilla, Cádiz y Alicante.
En cuanto al **movimiento obrero**, los **conflictos sociales** también fueron muy graves. La **CNT**, el sindicato anarcosindicalista, utilizó la huelga como instrumento de lucha, pero en las huelgas, los enfrentamientos con las fuerzas del orden terminaban convirtiéndose en sucesos sangrientos. En el campo, la tensión no era menor. Los propietarios se mostraban preocupados ante la legislación de la República; en algunas zonas hubo intentos de ocupación de tierras por parte de los campesinos.
2. La Constitución de 1931
El gobierno provisional convocó elecciones a **Cortes constituyentes**, celebradas el 28 de junio. La conjunción de republicanos y socialistas que constituían el gobierno provisional abarcaba al 80% de la Cámara. Los partidos de la derecha conservadora, quedaron reducidos a grupos minoritarios, con el apoyo de los diputados de la derecha con lo que, la **Constitución de 1931** nació sin el aconsejable consenso.
De acuerdo con la Constitución de 1931 España se constituía en una República democrática y laica. Recogía una amplia declaración de derechos y libertades; dio el **voto a las mujeres**; estableció el **matrimonio civil**; legalizó el **divorcio**; incorporó el derecho de **expropiación forzosa** de la propiedad privada por causa de utilidad social. Sobre la división de los poderes, el legislativo residía en las Cortes o Congreso de los diputados, constituidas por una sola cámara; el poder ejecutivo recaía en el gobierno y en el presidente de la República, que era el jefe del Estado y cuyo mandato duraba seis años; la función de administrar justicia recaía en los jueces y tribunales, se contemplaba la **separación de la Iglesia y el Estado**; su **aconfesionalidad**; la **libertad de cultos**; el fin de la financiación estatal de la Iglesia; disolvía la **Compañía de Jesús** y prohibía a las congregaciones religiosas ejercer la enseñanza, el comercio y la industria.
Al fin, las Cortes aprobaron la Constitución el 9 de diciembre de 1931 con todos los votos a favor, y ninguno en contra al no estar en ese momento en la Cámara los representantes de los partidos de derecha. La nueva Constitución, por tanto, nacía sin consenso.
3. El bienio reformista (1931-1933)
Una vez aprobada la Constitución, al día siguiente las Cortes eligieron como presidente de la República a **Alcalá Zamora**, a su vez, éste encargó a **Manuel Azaña** la formación del primero gobierno constitucional.
a) La oposición y la conflictividad social
El gobierno, no obstante, contó desde el principio con una fuerte oposición. En la derecha la oposición estuvo encabezada por el **Partido Radical de Lerroux**; en la izquierda, la **CNT**, la **FAI** y el **PCE**, tachado de “reformista y burgués”. La **UGT**, en cambio, estaba con el gobierno, al igual que la Federación Española de Trabajadores de la Tierra (**FETT**). Pero los **conflictos sociales** no paraban, eran continuos. El gobierno Azaña tuvo que hacer frente a los enfrentamientos entre las masas obreras y campesinas y las fuerzas del orden público (**Guardia Civil** y **Guardia de Asalto**), dándose sucesos sangrientos como los de **Castilblanco** (Badajoz), **Arnedo** (La Rioja) o el del **Alto Llobregat**.
b) La reforma agraria, la autonomía de Cataluña y el intento de golpe de Estado
En las Cortes, a todo esto, se discutían dos proyectos de Ley en los que el gobierno se jugaba su credibilidad: la **Ley de Reforma Agraria** y el **Estatuto de Autonomía de Cataluña**. La República no podía fallarles. Sin embargo, todo cambió a raíz del fracaso del **golpe de Estado** encabezado por el general **Sanjurjo** el 10 de agosto (de 1932). Azaña y su gobierno salieron fortalecidos, entre los diputados hubo una reacción en defensa de la República y el 9 de septiembre se aprobaban la Ley de Reforma Agraria y el Estatuto de Autonomía Cataluña.
El Estatuto proclamaba a Cataluña “región autónoma dentro del Estado español”. El 20 de noviembre (de 1932) se celebraron las primeras elecciones a la **Generalitat** y dieron su triunfo a **Esquerra Republicana de Catalunya**, en consecuencia, **Francesc Maciá** se convirtió en el primer presidente de Cataluña. Mientras tanto, en el País Vasco, los nacionalistas del **PNV** seguían tramitando su Estatuto de Autonomía.
Con la **Ley de Reforma Agraria** se pretendía acabar con el **latifundismo** y redistribuir la propiedad mediante el asentamiento de campesinos en las tierras expropiadas. Afectaba a Andalucía, Extremadura, Albacete, Ciudad Real, Toledo y Salamanca, es decir, en zonas, en efecto, de latifundio, que serían objeto de expropiación indemnizándose a sus propietarios, salvo los de la nobleza cuyas propiedades eran expropiadas sin indemnización. Para la aplicación de la Ley se creó el **Instituto de Reforma Agraria (IRA)**. Pero el proceso era complejo y su aplicación fue muy lenta y ello exasperaba a los jornaleros del campo, mientras los propietarios estaban dispuestos a organizarse para defender sus intereses.
c) Los sucesos de Casas Viejas
A comienzos de 1933, la **CNT** y la **FAI** volvían otra vez a la carga. En Andalucía hubo levantamientos en varios pueblos pero en **Casas Viejas** (Cádiz) los sucesos ocurridos fueron muy graves (11 y 12 de enero de 1933). La sangrienta represión se saldó con una refriega con ocho muertos; después fueron asesinados otros doce y entre los guardias también hubo tres muertos. La masacre de Casas Viejas desacreditó al gobierno Azaña y contribuyó a su caída.
d) La oposición al gobierno y el fin del bienio reformista-azañista
Durante el verano de 1933, en el PSOE surge la idea de optar por la vía revolucionaria con vistas a proclamar una república socialista y por tanto, la idea de abandonar el gobierno de Azaña. En la derecha, la política laicista de la República contribuyó a la movilización de los católicos, dando origen a la **Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA)**, creada en febrero de 1933, una derecha católica dirigida por **José María Gil Robles**. Su programa político incluía la defensa de la religión, la familia, el orden y la propiedad; y no tenía inconveniente en mostrarse ambiguo en la defensa de la forma de gobierno (Monarquía o República).
Pero en la derecha también se formaron grupos radicalmente antirrepublicanos. Estaban aquí, **Renovación Española**, partido de la derecha monárquica, dirigido por **José Calvo Sotelo**; los **carlistas** reorganizados en la **Comunión Tradicionalista Española** se habían convertido en un movimiento de la ultraderecha autoritaria; y el creado en octubre de 1933 por **José Antonio Primo de Rivera**, **Falange Española**, variante española del fascismo, a la que en 1934, se adhirieron las **Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS)**, dirigidas por **Ramiro Ledesma Ramos** y **Onésimo Redondo**.
A todo esto, la crisis definitiva del gobierno Azaña se acercaba cada vez más. Su caída tenía lugar en septiembre de 1933 como consecuencia de las desavenencias entre los partidos que le apoyaban (republicanos de izquierda y PSOE) y por las diferencias de Azaña con el presidente de la República, **Alcalá Zamora**. Ante las dificultades de formar un nuevo gobierno, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó **elecciones** para el 19 de noviembre (de 1933).
Epígrafe V. El bienio radical-cedista y el triunfo del Frente Popular (1933-1936)
1. El gobierno radical-cedista
Las **elecciones generales de noviembre de 1933**, en las que, de acuerdo con la Constitución, las mujeres hicieron efectivo su derecho al voto, dieron el triunfo a la derecha. La **CEDA** logró 115 diputados y se convirtió en el primer partido del país y la izquierda quedó severamente derrotada. Pero la izquierda, el PSOE y republicanos de izquierda veían a la República como algo suyo y no imaginaban que pudiera gobernarse desde la derecha. El PSOE consideraba a la CEDA como un partido cuyo objetivo final era implantar el fascismo en España y, a partir de esa premisa, estaba dispuesto a desencadenar una revolución social.
a) Los gobiernos radicales: la “revisión de la República”
En diciembre de 1933 Lerroux formaba un gobierno con miembros del **Partido Radical** con el apoyo parlamentario de la **CEDA**, y éstos exigían una política de “**revisión de la República**” de la obra legislativa del gobierno de Azaña. Así, se impidió la aplicación de la **Ley de Congregaciones Religiosas**, se derogó la **Ley de Términos Municipales**, se frenó la reforma agraria mientras los propietarios agrarios incumplían las reglamentaciones laborales y se aprobó una **Ley de Amnistía** (abril de 1934) a favor de los implicados en el intento de golpe de Estado de Sanjurjo.
En cuando al proceso autonómico la situación se complicó, produciéndose un conflicto de competencias con la **Generalitat de Cataluña**, dirigida por **Esquerra Republicana**, presidida por **Lluís Companys**, que había sucedido a Francesc Maciá en diciembre de 1933 tras su fallecimiento. El Partido Radical sabían que sin la CEDA no podían gobernar y ésta terminó exigiendo su participación. El 4 de octubre Lerroux formaba un nuevo gobierno radical con la incorporación de tres ministros de la CEDA. La respuesta no se hizo esperar: los socialistas declararon su revolución.
b) La revolución de octubre de 1934
El comité revolucionario socialista, dirigido por **Largo Caballero**, comenzó la **insurrección revolucionaria** el 5 de octubre declarando la **huelga general** en toda España, preparada durante el verano como una revolución armada que permitiera conquistar el poder violentamente y establecer una revolución socialista. En Madrid los planes previstos fracasaron; en Vizcaya, hubo enfrentamientos entre el ejército y la Guardia Civil contra insurrectos; en Cataluña el presidente **Companys** se declaró en rebeldía contra el gobierno de Lerroux y proclamó el “**Estado catalán** dentro de la República Federal Española”. El Estado Catalán de Companys duró unas horas y fue detenido junto con el resto del gobierno de la Generalitat.
En Asturias se produjo una **revolución obrera** liderada por **Alianza Obrera**, que agrupaba al PSOE-UGT, la CNT y a los comunistas. Entre el 5 y el 19 de octubre, millares de obreros y mineros bien armados ocuparon la provincia. Provistos de dinamita y de las armas de la fábrica de Trubia, los sublevados asaltaron cuarteles de la Guardia Civil, hubo asesinatos de sacerdotes y propietarios burgueses, 58 iglesias junto al palacio episcopal y la Cámara Santa de la catedral de Oviedo fueron quemados o dinamitados. Para sofocar la rebelión el gobierno recurrió a la Legión y a las tropas de Regulares de Marruecos, en una operación coordinada por el general **Franco**. La revolución dejó un balance aterrador: 1.100 muertos entre los insurrectos, unos 2.000 heridos y unos 300 muertos entre fuerzas de seguridad y del ejército, realizándose unas 30.000 detenciones.
c) El fin de la experiencia derechista en la II República
Tras los hechos de octubre ya nada sería igual. El PSOE había roto con la legalidad republicana. La **CEDA** ganó en fuerza dominante dentro del gobierno. Con respecto a Cataluña, con el gobierno de la Generalitat en la cárcel, se suspendió el Estatuto de Autonomía; se aprobó una **Ley de Reforma de la Reforma Agraria**, en la que se limitaban los recursos aplicados a la reforma hasta el extremo de hacerla casi irrealizable. En lo militar, **Gil Robles**, entonces ministro de la Guerra (desde mayo de 1935), incorporó a los más altos puestos a los generales **Fanjul**, **Goded**, **Mola** y **Franco**, famosos por su antiazañismo y de dudosa lealtad republicana. Sin embargo, todo se precipitó en este año de 1935 al estallar dos escándalos de corrupción en los que se vio envuelto el Partido Radical: el **estraperlo**, donde hubo sobornos para la concesión de la explotación de una ruleta, y el **asunto Nombela** por pagos irregulares a una naviera. Desacreditado el gobierno, Lerroux no podía seguir a su frente. **José María Gil Robles** esperaba que Alcalá Zamora le confiara el gobierno, pero el presidente de la República se negó a entregarle el poder. A finales de año se constituía el gobierno de **Portela Valladares** (sin la CEDA ni los radicales) a quien dio el decreto de disolución de las Cortes, convocando nuevas **elecciones** para el 16 de febrero de 1936.
2. El gobierno del Frente Popular
a) Las elecciones de febrero de 1936
La izquierda comprendió, y en ello desplegó Azaña un importante papel, que la unidad republicano-socialista era la fórmula para contener a la derecha y triunfar en las **elecciones de febrero de 1936**. El 15 de enero de 1936 se formó así una amplia coalición de partidos de izquierda, el **Frente Popular**, en concreto se incorporaron **Izquierda Republicana**, **Unión Republicana**, el **PSOE**, el **PCE**, la **UGT**, el **Partido Sindicalista** y el **POUM** (Partido Obrero de Unificación Marxista). El programa de la coalición era reformista, en síntesis, retomar y relanzar la obra legislativa del gobierno de Azaña de 1931-1933, además defendía una **amnistía general** para los encarcelados por los sucesos de octubre de 1934.
Frente a las izquierdas, las derechas no llegaron a formar un frente único. Por un lado, la **CEDA**, con un programa electoral que defendía la revisión de la Constitución; y por otro, los monárquicos alfonsinos de **Renovación Española** y los carlistas de **Comunión Tradicionalista** formaron una alianza electoral, el **Bloque Nacional**, liderado por **José Calvo Sotelo**, cuyo programa sólo era posible si era eliminada la República. Las elecciones de febrero de 1936 dieron la victoria al **Frente Popular**.
b) La vuelta de Azaña al gobierno. La conflictividad social
Tras las elecciones de febrero Azaña formó un gobierno integrado únicamente por republicanos de izquierda, sin participación de los socialistas al haberse negado éstos a formar un gobierno de coalición con los republicanos. Con todo, este gobierno puso en marcha el programa del **Frente Popular**. Se concedió una **amnistía general** para todos los encarcelados por delitos “políticos y sociales” en relación con la revolución de octubre de 1934; se restableció el **Estatuto de Autonomía de Cataluña** y **Companys** volvía a presidir la Generalitat; las organizaciones sindicales volvían a movilizar a los trabajadores y se acentuaban las huelgas; en el campo la intensificación de los **conflictos sociales** aceleró la **ocupación de tierras** por los campesinos mientras se ponía en marcha la **Ley de Reforma Agraria** de 1932. Entre marzo y julio de 1936 se expropian y reparten más de medio millón de hectáreas, siete veces más que en los años anteriores, entre más de 100.000 campesinos.
La escalada de huelgas, desórdenes y atentados demostraban que los sectores más violentos se estaban imponiendo en ambos bandos. La **violencia callejera** se traducía en atentados y enfrentamientos, mientras volvían los ataques e incendios de edificios religiosos. La **CEDA**, paralizada tras la derrota electoral, perdía influencia frente a la derecha autoritaria de **Calvo Sotelo** o la impulsada por **Falange**, al modo del fascismo italiano. En marzo, precisamente, Falange era declarada ilegal, anticonstitucional, y **José Antonio Primo de Rivera** era detenido y encarcelado en Alicante.
A todo esto, constituidas en abril las nuevas Cortes, destituyeron al presidente de la República, **Alcalá Zamora**, que propició la elección de **Azaña como presidente de la República** (10 de mayo). Azaña quiso que **Indalecio Prieto** encabezara un gobierno de coalición de republicanos y socialistas, pero el grupo parlamentario socialista, controlado por Largo Caballero, se negó a que el PSOE entrara en el mismo. Azaña, entonces, llamó a **Casares Quiroga**, líder de la **ORGA** (Organización Republicana Gallega Autónoma, que formó un gobierno sólo con republicanos (13 de mayo).
c) La conspiración militar y el inicio de la Guerra Civil
La acción del gobierno avanzaba por la vía reformista. Se aplicaba la **Ley de Reforma Agraria**, se tramitaba en las Cortes el **Estatuto del País Vasco** mientras en Galicia se optaba por la **autonomía en referéndum** el 28 de junio, aunque la guerra civil impedirá la aprobación por las Cortes de su Estatuto de Autonomía. El clima de radicalización social y política, con duros enfrentamientos entre la derecha y la izquierda, hacía difícil cualquier vía de dialogo. En las calles españolas eran demasiado corrientes los asesinatos, las bombas, los ajustes de cuentas, las quemas de iglesias…
Mientras, la **conspiración militar** iba precisándose. El gobierno, en previsión de una posible intervención militar, había alejado a los generales sospechosos con destinos distantes entre sí: Franco a Canarias, Goded a Baleares y Mola a Navarra. Pero estos cambios no sirvieron para frenar el golpe militar. El general **Mola**, conocido con el nombre clave de “El Director”, fue el organizador del **alzamiento militar**. Su plan consistía en una movilización simultánea de guarniciones militares, dando un importante protagonismo al ejército de África bajo la dirección de **Franco**. Los conspiradores sabían que no todos los militares estaban con la insurrección. Por eso el proceso se tomó su tiempo, con lentitud, pero sin marcha atrás. El 12 de julio, era asesinado el teniente **José del Castillo**, de la Guardia de Asalto y, el 13 de julio, como represalia, sus compañeros decidieron asesinar a **José Calvo Sotelo**. España entera se estremeció. Se dice que este hecho aceleró el proceso hacia la insurrección. El 17 de julio, la guarnición de Melilla se sublevó y se extendió, con éxito, a todo el protectorado en Marruecos en ese mismo día. El 18 se extendió a la Península. Antes de terminar el mes de julio España había quedado dividida en dos zonas: una, con la República; la otra, al lado de la sublevación militar. Comenzaba el enfrentamiento entre ambas. Era la **Guerra Civil**.
Epígrafe VI. La sublevación militar. Internacionalización del conflicto. Primeras acciones y desarrollo de la Guerra Civil (1936-1939)
1. La sublevación militar
Al clima de radicalización, violencia callejera y bipolarización de la vida política española, desde las elecciones de febrero de 1936, se unen dos asesinatos: el del teniente de la Guardia de Asalto, socialista, **José del Castillo** por la extrema derecha, probablemente la Falange; y en respuesta, fue asesinado **Calvo Sotelo**, uno de los líderes monárquicos. Algunos militares, desde las elecciones de febrero, estaban tramando una **conspiración** para acabar con la República. El acontecimiento adelantó los planes y el 17 de julio de 1936 se sublevó la guarnición de Melilla, extendiéndose la rebelión al resto del Marruecos español y a la Península al día siguiente.
El **golpe militar**, sin embargo, fue un fracaso. Parte del Ejército y de las fuerzas del orden (Guardia Civil y Guardia de Asalto) permanecieron fieles a la República. En Madrid, fracasó el general Fanjul; en Barcelona, el general Goded, en Valencia y otras ciudades importantes ocurrió lo mismo, pues la sublevación no contaba con la inesperada reacción de los **milicianos anarquistas**, a los cuales el gobierno, impotente para controlar la situación, les había entregado armas.
La República controlaba Madrid, Cataluña, Levante, Vizcaya, Guipúzcoa, Asturias, Centro-Sur y Sureste de España y parte de Andalucía y de Aragón, por tanto, la mayor parte de las zonas mineras e industriales, con mayor población que alimentar. En cambio, la sublevación militar triunfó en Galicia, Castilla y León, parte de Extremadura, Álava, Navarra y Baleares, excepto en Menorca: **Franco** desde Canarias voló hacia el Protectorado español en Marruecos y asumió el mando del **Ejército de África**. En Sevilla, el general **Queipo de Llano** se hizo con el poder, y se le unieron los sublevados de Granada, Córdoba y Cádiz. En Navarra triunfaba el general **Mola** y en Zaragoza el general **Cabanellas**. La población y la industria en la zona sublevada eran menores, pero los recursos agrícolas mayores. Los recursos financieros quedaron en manos de la República: el oro depositado en el **Banco de España** en Madrid servirá para financiar la compra de armamento, especialmente de la URSS, el llamado “**oro de Moscú**” (510 toneladas con un valor de 530 millones de dólares).
En cuanto a las tropas no hay cifras exactas. Fieles a la República quedarían unos 130.000 soldados pero ante la falta de oficiales, el lado republicano, tuvo que improvisar un nuevo Ejército para incluir en él a las milicias populares, es decir, a voluntarios procedentes de sindicatos y partidos políticos que eran encuadrados en batallones militares en los primeros momentos de la guerra. Los sublevados, que adoptaron el nombre de “nacionales”, contaban con unos 145.000 soldados, de los que, unos 47.000 pertenecían al disciplinado y profesional ejército de Marruecos (Legión y Regulares), mandados por Franco, que también contó con sus milicias integradas por falangistas y por carlistas (los requetés), ambos militarizados por Franco, quedando sometidas a la disciplina del ejército.
2. La internacionalización y prolongación del conflicto
Todas las opiniones coinciden en que sin la masiva ayuda extranjera, la **guerra de España** no hubiese durado más de medio año por la escasez de material militar y de repuestos en los dos bandos. Francia propuso en Europa una política de “**No Intervención**” por la que se decidía no ayudar a ninguno de los dos bandos, a la cual se unieron un total de 27 países europeos. Para asegurar la política de “No Intervención” se creó el Comité de Londres. Las marinas británica, francesa, alemana e italiana controlarían una zona marítima cada una para que no entrase material de guerra en España. Francia y Portugal cerrarían sus fronteras terrestres. Sin embargo, todo fue mera teoría y papel mojado: Alemania, Italia y la URSS facilitaron material bélico a los contendientes.
La República recibió inmediata ayuda de material militar de la URSS y en menor cantidad de Francia y Méjico. La ayuda soviética tuvo que ser pagada con el oro del Banco de España, el llamado “**oro de Moscú**” (510 toneladas con un valor de 530 millones de dólares). La ayuda humana le llegó a través de las **Brigadas Internacionales**: unos 40.000 voluntarios de 30 países, que vinieron bajo el lema: “España será la tumba del fascismo”. Canalizados por los partidos comunistas europeos, estos jóvenes eran de ideología comunista (80%), socialista o anarquista. Su base de entrenamiento fue Albacete. Su intervención ayudó a detener al ejército franquista en las puertas de Madrid en el otoño de 1936. Fueron retirados de España a finales de 1938 y unos 18.000 de ellos quedaron enterrados aquí.
El bando sublevado recibió ayuda de Italia y Alemania de forma masiva y pagadera en materias primas, especialmente en minerales, que eran muy necesarios para la industria de guerra alemana. Alemania envió fuerzas de aviación organizadas en la llamada **Legión Cóndor**, también asesores militares y tanquistas. Italia a sus 40.000 soldados del **Corpo di Truppe Volontarie (CTV)**. Portugal, con un régimen de dictadura, apoyó a los rebeldes proporcionando unos millares de combatientes (los **Viriatos**); igual hizo Irlanda con la llamada **Legión de San Patricio**.
3. Primeras acciones y el desarrollo bélico
a. De los inicios a la primavera de 1937 (18 de julio de 1936 a marzo de 1937)
En los primeros meses, la guerra es claramente desfavorable para la República. El objetivo primero de los militares sublevados era la **conquista de Madrid**. Con ese fin, las primeras operaciones las dirige **Mola**, formándose tres columnas que partieron de Valladolid, Burgos y Pamplona, pero fueron contenidas por las milicias obreras, que se habían creado en la capital, a lo largo de la sierra madrileña (Somosierra, Navacerrada y Guadarrama), donde se combate entre el 24 de julio y el 15 de agosto.
Al fracasar Mola, el protagonismo recayó en el **Ejército de África** al mando de **Franco**. Se estableció un “puente aéreo” para transportar el Ejército de Marruecos a la Península con el objetivo final de conquistar Madrid. En agosto ocupan Mérida y Badajoz. En septiembre ocupan Talavera, pero entonces Franco decide desviar el avance y acudir en socorro de los sitiados en el Alcázar de Toledo, donde el coronel Moscardó aguanta el asedio republicano. Liberado el Alcázar, el 1 de octubre, en efecto, Franco se convierte en “Jefe del Gobierno del Estado español” y “Generalísimo” de los Ejércitos.
Paralelamente, en otros frentes, desde Navarra se efectúa el ataque a Guipúzcoa, donde caen en septiembre Irún y San Sebastián. Entre noviembre de 1936 y marzo de 1937 el foco se centra en la **batalla de Madrid**, ciclo al que pertenecen las **batallas del Jarama y Guadalajara**. La lucha en torno a Madrid comporta el primer gran revés para los planes de guerra de los sublevados y condiciona decisivamente la prolongación del conflicto. El ataque frontal de las fuerzas de Franco se produciría entre el noroeste y sureste de la capital. El gobierno de la República marchó hacia Valencia creándose la Junta de Defensa de Madrid, presidida por el general **Miaja**. La propaganda funcionó para mantener la moral: se hizo famoso el grito de “**¡no pasarán!**” y el de “**Madrid, tumba del fascismo**”. La primera batalla tuvo lugar cuando los atacantes llegaron a cruzar el Manzanares y ocuparon parte de la Ciudad Universitaria, pero ahí fueron detenidos. Se emprendió entonces por Franco la alternativa de las maniobras envolventes para el aislamiento de la capital. Por el Jarama para cortar la carretera de Valencia. Fracasado este objetivo, se monta la operación desde la zona de Guadalajara, con ayuda de los soldados italianos. Pero también es detenido, lo que fue una victoria para la moral republicana.
b. La etapa central y decisiva de la guerra (abril-mayo de 1937 a noviembre de 1938)
Tras la batalla de Guadalajara, el objetivo estratégico de Franco cambia por completo: se renuncia a la conquista de Madrid. El objetivo de Franco ahora pasa a ser la **conquista del norte**, de toda la **cornisa cantábrica**, Vizcaya, Santander y Asturias, lo que se consuma entre abril y octubre de 1937, con un ejército en el que juegan gran papel los requetés carlistas, artillería y aviación alemana y las tropas italianas. El 26 de abril sucede el célebre hecho de la destrucción de **Guernica** por la aviación alemana de la **Legión Cóndor**. En junio es tomada Bilbao, Santander es ocupada en agosto y Asturias, tras duros combates, en octubre.
Para contribuir a la disminución de la presión franquista en el Norte, la República emprende ofensivas en otros frentes. En **Brunete**, en julio, al oeste de Madrid, y en **Belchite**, en agosto, cerca de Zaragoza, sin variaciones en los frentes. Las fuerzas republicanas trasladaron la sede del gobierno de Valencia a Barcelona (31 de octubre de 1937), buscando el control de las industrias bélicas catalanas.
Tomado el Norte, Franco preparaba una nueva ofensiva sobre Madrid. La operación no se llevó a cabo ante el ataque republicano sobre Teruel (diciembre de 1937), diseñado por el general Vicente Rojo, pero Franco ordenaba la contraofensiva y en febrero reconquista Teruel. Ahora, el plan de Franco consistió en penetrar por el valle del Ebro con el objetivo de alcanzar las costas del Mediterráneo y dividir en dos el territorio republicano. Así, en abril se conquistaba Lérida y se llegaba al Mediterráneo por Vinaroz, dejando a Cataluña aislada.
Entonces, Franco orienta su ofensiva en la región levantina hacia el Sur, con la intención de llegar hasta Valencia. Pero la República responde con una gran ofensiva. Es la **Batalla del Ebro**, desarrollada entre julio y noviembre de 1938. La última gran batalla de la guerra comienza el 25 de julio, las batallas más duras se producen en septiembre y la definitiva contraofensiva franquista se desarrolla a finales de octubre, ganando la batalla el día 15 de noviembre las tropas franquistas. Concluía la batalla más encarnizada de la guerra (30.000 bajas franquistas y el doble republicanas), un ejemplo de batalla de desgaste que terminó con buena parte de las reservas republicanas.
c. La última etapa de la guerra (15 de noviembre de 1938-28 de marzo de 1939)
Se entraba, pues, en el último ciclo de la guerra, breve y de escasa actividad bélica, que culminaría con la descomposición política interna de la República, hasta concluir con el golpe de Estado del coronel **Casado** en Madrid, a primeros de marzo, rebelándose contra el gobierno de **Negrín**. El 23 de diciembre de 1938 inició Franco su ofensiva final en Cataluña. Ocupada ya Lérida, en enero caen Tarragona y Barcelona, y en febrero caía Gerona. Azaña y Negrín cruzaban la frontera, sin embargo, Negrín decidió regresar con el objetivo de continuar la guerra a todo trance, con apoyo de los comunistas, con la esperanza de contar con un conflicto generalizado en Europa que se preveía inminente. Por otro lado, había republicanos que querían pactar con Franco una paz, al menos, humanitaria. Ahora bien, Franco ya había promulgado la **Ley de Responsabilidades Políticas**. El coronel Casado, creaba un Consejo de Defensa contra el gobierno de Negrín, al que acusan de estar al servicio de los comunistas, siendo éstos perseguidos en Madrid. Viendo todo perdido, Negrín y su gobierno abandonaban España el 6 de marzo. Casado, naturalmente, fracasó en su negociación con el gobierno de Franco, que solo admitía la **rendición incondicional**. Las tropas de Franco entraban en Madrid el 28 de marzo. El 1 de abril de 1939 Franco comunicaba a todo el país la finalización de la guerra.