España en el Siglo XIX: Isabel II, Guerras Carlistas y la Construcción Liberal

La Regencia de Isabel II y el Origen del Estado Liberal

La regencia de **Isabel II** se inició siendo hija de **Fernando VII** y **María Cristina de Borbón-Dos Sicilias**. Para que fuera reina a la muerte del rey, fue preciso derogar, mediante la **Pragmática Sanción**, la **Ley Sálica** y restituir a la mujer el derecho al trono de España, con la imposición del derecho castellano, lo que originó el pretexto del **levantamiento carlista**. A la muerte del rey Fernando, Isabel II era una niña, y los liberales ya estaban en el poder. **Javier de Burgos**, **Joaquín María López** y **Martínez de la Rosa** fueron los artífices del **Estado liberal**. Se asistió a un cambio institucional, como la conversión de las **Secretarías en Ministerios** desde 1828, la creación de una **Hacienda Pública** y la centralización del sistema tributario y fiscal. Se estableció una nueva **división territorial en 49 provincias**, con **gobernadores civiles**, y se definieron 14 regiones y 2 comarcas. Para los años 1835-1840, el país ya no era “netamente” absolutista y aparecía dividido a causa de las tensiones generadas en época de **Fernando VII**. Durante los años 1840, se asistió al crecimiento del **primer capital español** y a tendencias de modernización con nuevas inversiones.

La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

Causas del Conflicto

El **carlismo** fue un fenómeno político y social que se nutrió de las divisiones generadas en época de **Fernando VII**, de los desatinos de la política liberal de los primeros gobiernos, y que reclutó entre sus filas a una **nobleza media-baja**, un **clero desclasado**, procedentes de los medios rurales, y a elementos descontentos o desfavorecidos de las clases urbanas. Eran defensores del **legitimismo** —fenómeno europeo derivado de la Restauración contra la herencia revolucionaria—, del **tradicionalismo**, de los **fueros** y de las leyes antiguas españolas, frente a la especulación de las emergentes clases burguesas, financieros y empresarios, o los **nuevos ricos**. Esta situación social, económica y político-institucional dividió a las clases emergentes y tuvo un elemento jurídico a su favor, encarnado en **Don Carlos María Isidro de Borbón**, candidato al trono de no haberse derogado sus derechos por la **Pragmática Sanción**, aunque el documento ya había sido publicado. Del otro lado, en el **bando cristino (isabelino o liberal)**, estaban los defensores del nuevo régimen: los representantes de la **España terrateniente**, la alianza entre los antiguos altos estamentos y los enriquecidos por las **desamortizaciones**. Incluso el **alto clero** se posicionó frente al **bajo clero**. Así, los defensores de una causa o ideología antigua o arcaica, más social o legítima, se enfrentaban con quienes aparentaban defender una causa liberal, justa y moderna, pero que en realidad eran oportunistas y especuladores, partidarios de una fuerte **oligarquía**.

Desarrollo y Caudillos de la Guerra Carlista

La guerra se desarrolló principalmente en el Norte. Se trató, ante todo, de una **contienda civil**, pero también tuvo una proyección exterior: las potencias absolutistas apoyaron, en mayor o menor medida, al bando carlista, mientras que **Inglaterra**, **Francia** y **Portugal** apoyaron a **Isabel II**. Ambos bandos contaron en sus filas con generales de gran talla: en el norte, **Zumalacárregui**, y en el este, **Cabrera**, por parte de los carlistas; y **Espartero** por parte isabelina. En general, la guerra se desarrolló en un medio rural, salvo por los dos intentos de tomar Bilbao, donde destacaron sonadas victorias carlistas. Hubo un ambiente de represalias mutuas. En 1838, el general **Espartero**, que dirigía el ejército liberal, recibió por fin los recursos necesarios para contar con un ejército numeroso y bien equipado, iniciando una nueva campaña en el Norte. **Don Carlos** había otorgado a **Maroto** el mando supremo de la región Norte. Finalmente, Maroto inició las negociaciones de paz con Espartero, que culminaron en el **Convenio de Vergara (1839)**, marcando el fin de la guerra en el norte. **Don Carlos** y sus tropas cruzaron la frontera. La paz permitió el reingreso de los carlistas en el ejército gubernamental, conservando grados y empleos, sin represalias. El carlismo siguió conservando cierta fuerza en las provincias vascas y, sobre todo, en Navarra, y solo en algunos momentos de crisis volvería a resurgir en las llamadas **Segunda y Tercera Guerras Carlistas**: en 1846, cuando **Isabel II** alcanzó su mayoría de edad, al fracasar el proyecto de unir en matrimonio a la reina con el heredero de **Don Carlos**; y tras la **Revolución de 1868** y la salida de España de **Isabel II**, lo que culminó con el regreso de **Alfonso XII** en 1875. Sin embargo, el carlismo siguió vivo en la sociedad vasca, muy ligado a la **cuestión foral**, y en Navarra.

La Regencia de María Cristina y la Consolidación Liberal (1833-1840)

La viuda de **Fernando VII**, **María Cristina**, quiso gobernar con plenos poderes, pero sabía que no podía hacerlo ante el ascenso del **liberalismo**, que estaba en proceso de convertirse de revolucionario en conservador. Durante su regencia, se llevaron a cabo importantes reformas:

  • Aprobación del Estatuto Real (1834)

    Fue una apertura de Cortes que creó un sistema bicameral. No era una constitución, sino una **carta otorgada**. Se realizó una **reforma fiscal y territorial**.

  • La Desamortización de Mendizábal (1836-1837)

    Tuvo varios objetivos: **recaudar fondos** para mantener la guerra y pagar al ejército que se encontraba amotinado ante los fracasos; **crear una base de terratenientes** con el propósito de explotar las tierras improductivas e, incluso, sentar las bases territoriales para la industrialización; y **consolidar los apoyos económicos del gobierno**.

  • La Constitución de 1837

    El malestar y la división ideológica del ejército isabelino o liberal entre **moderados y progresistas** hicieron que estos se sublevaran a favor de una nueva constitución menos conservadora. Se buscaba tomar como molde la **Constitución de 1812**.

  • La Ley de Ayuntamientos y la Ascensión de Espartero

    Esta ley recibió la oposición de los progresistas. **Espartero**, con un gran apoyo popular, recibió también el del ejército y la confianza de las Cámaras. La regente huyó a Francia, dejando a Espartero como regente.

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