España en el Siglo XIX: Liberalismo, Revoluciones y Restauración Borbónica

Introducción al Reinado de Isabel II y el Liberalismo (1833-1868)

Durante la etapa de *Isabel II* se desmantela el Antiguo Régimen y se organiza un nuevo régimen político liberal. Dentro del liberalismo como doctrina política, ya durante el *Trienio Liberal*, encontramos dos tendencias que van a ser las bases del liberalismo moderado y del progresista. El liberalismo tiene como ideario político común la defensa de una monarquía constitucional y parlamentaria, representada en este caso por el trono de *Isabel II*, el sufragio censitario basado en la fortuna y la cultura, la defensa de la propiedad privada y el apoyo en el ejército para acceder al poder. Esto va a suponer la intervención del ejército en política.

Hay matices entre los moderados y los progresistas, matices de filosofía política: los moderados eran liberales doctrinarios y los progresistas, más radicales. También diferían en la concepción de la soberanía: los moderados defendían la soberanía compartida, mientras que los progresistas abogaban por la soberanía nacional. Las Cortes eran entendidas por los moderados de forma bicameral (Senado y Congreso), y por los progresistas, de forma unicameral (Congreso). Los moderados defendían las libertades, pero de forma moderada, y los progresistas, unas más amplias. En cuanto a la Iglesia, los moderados defendían un Estado confesional, mientras que los progresistas defendían la libertad de culto y la limitación del poder de la Iglesia.

Las Regencias (1833-1843)

Regencia de María Cristina (1833-1840)

Estuvo condicionada por la *Primera Guerra Carlista* (1833-1839). Su primera decisión fue confirmar a *Cea Bermúdez* como jefe de Gobierno. Se proclamó una amnistía para los liberales perseguidos por *Fernando VII*, con el objetivo de conseguir su apoyo. *Cea Bermúdez* emprendió algunas reformas, entre las que destacó la división territorial en provincias en 1833. Fue muy criticado por los liberales progresistas, y es por ello que *María Cristina* lo sustituyó por *Martínez de la Rosa*, evolucionando hacia un moderantismo. Con este se promulgó el *Estatuto Real de 1834*, que no era una Constitución sino una carta otorgada. Se caracterizaba por establecer Cortes bicamerales sin capacidad legislativa y no reconocía los derechos individuales.

Los liberales progresistas se movilizaron contra el *Estatuto Real*, por lo que *María Cristina* nombró jefe de Gobierno a *Mendizábal*. Este pensaba que el único modo de ganar la guerra carlista era profundizar en las reformas liberales. Por ello, impulsó la *Ley de Desamortización Eclesiástica* y reformó el ejército. Ante esto, la Iglesia y el ejército se opusieron a *Mendizábal*, por lo que finalmente *María Cristina* lo sustituyó. Ante esto, los progresistas se movilizaron en apoyo a *Mendizábal*, protagonizando el *Motín de La Granja de San Ildefonso*, situación que llevó a *María Cristina* a nombrar líder de Gobierno a *Calatrava*, quien a su vez nombró a *Mendizábal* ministro de Hacienda. El gobierno de *Calatrava* llevó a cabo reformas para asentar el liberalismo.

Entre estas reformas, destacamos la *desamortización de Mendizábal*, que fue una *desamortización eclesiástica* y afectó fundamentalmente a conventos con pocos religiosos. Su objetivo era conseguir recursos para financiar la *Primera Guerra Carlista* y aumentar el número de propietarios que apoyasen al Estado liberal frente a los carlistas. Se suprimió el sistema señorial, los mayorazgos y el diezmo. También se estableció la posibilidad de elegir alcaldes y concejales. Se promulgó la *Constitución de 1837*, consensuada entre moderados y progresistas, por la cual la Corona definitivamente *renunciaba al absolutismo*. A cambio, se le reconocían más facultades que en la *Constitución de 1812*. De su contenido destacamos los siguientes aspectos:

  • La soberanía nacional.
  • Establecimiento de *derechos individuales*: libertad de expresión, de prensa, derecho a la propiedad e igualdad jurídica.
  • La *Corona con capacidad legislativa*: podía convocar y disolver el Parlamento y vetar leyes.
  • El *poder ejecutivo* recaía en la Corona, pero no lo ejercía directamente, sino a través del presidente del Consejo de Ministros nombrado por la Corona.
  • El poder legislativo recaía en el Parlamento bicameral.
  • El *sufragio era muy restringido*: solo el 2,2% de la población podía votar.

A partir de aquí, *María Cristina* cesó a *Calatrava* y llamó al poder a los *moderados*, quienes se mantuvieron en el Gobierno desde 1837 hasta 1840. Ese año, la situación se deterioró y *María Cristina* cedió la regencia a *Espartero*, líder de los progresistas. Con la llegada de *Espartero* a la regencia, los *militares asumieron el liderazgo de los partidos políticos*.

Regencia de Espartero (1840-1843)

Durante casi tres años, *Espartero* gobernó con el apoyo de los progresistas y de otros jefes militares. Fue una etapa complicada por su carácter autoritario. Tomó una serie de medidas:

  • Dio un nuevo impulso a la desamortización, ya que una gran parte de la Iglesia apoyaba al carlismo.
  • Recortó los fueros vasco-navarros, ganándose la oposición de los vascos.
  • Aplicó una política económica de libre cambio, lo que perjudicó a la incipiente industria textil catalana.

Por otra parte, los políticos liberales moderados comenzaron a organizarse, lo que llevó a la pérdida de popularidad de *Espartero*, incluso entre los propios progresistas que no admitían sus formas autoritarias. En *1843*, un *pronunciamiento militar encabezado por Narváez* apartó del poder a *Espartero*. A la reina, que tenía entonces *13 años*, se le adelantó la mayoría de edad.

El Reinado Efectivo de Isabel II (1843-1868)

1. Década Moderada (1843-1854)

El pronunciamiento contra *Espartero* puso fin a su regencia. Fue protagonizado por moderados y progresistas descontentos, dirigidos por *Narváez*, y provocó el exilio de *Espartero*. *Narváez*, un liberal moderado, decidió en su gobierno que no habría una nueva regencia y anticipó la mayoría de edad de *Isabel II* a los 13 años, dando inicio a la *Década Moderada*.

Destaca la elaboración de la *Constitución de 1845*, que refleja claramente el pensamiento moderado, lo que implicó la exclusión de los progresistas y el apoyo de *Isabel II*. Los aspectos de esta Constitución son:

  • *Soberanía compartida* (Corona + Parlamento), recogido en el Artículo 35. La Corona aumentaba su poder y tenía capacidad para hacer leyes (Artículo 12: “La potestad de hacer leyes reside en las Cortes con el Rey”).
  • La Corona nombraba senadores (Artículo 14: “El número de Senadores es ilimitado. Su nombramiento pertenece al Rey”).
  • La Corona convocaba las Cortes (Artículo 16: “Las Cortes se reúnen todos los años. Corresponde al Rey convocarlas, suspender y cerrar sus sesiones y disolver el Congreso de los Diputados, pero con obligación en este último caso de convocar otras Cortes”).
  • *Bicameralismo* (Artículo 13: “Las Cortes se componen de dos cuerpos colegisladores iguales en facultades: el Senado y el Congreso”). El Senado era designado y el Congreso elegido por sufragio muy censitario y limitado (podía votar el 1% de la población).
  • Restricción de las libertades de prensa y expresión.
  • En relación con la Iglesia, se trataba de un *Estado confesional*, sin alusión a la libertad de conciencia (Artículo 11: “La religión de la Nación española es la Católica, Apostólica, Romana. El Estado está obligado a mantener el culto de la Religión”).

Otro aspecto de esta década fue el establecimiento de *leyes centralizadoras y uniformadoras*, lo que significaba que el control desde el Gobierno de Madrid afectaba a todo el territorio. Destacamos:

  • Orden público: Creación de un cuerpo militar para controlar el orden rural, los caminos y las fronteras: la *Guardia Civil* (1844).
  • Hacienda: Establecimiento de los mismos impuestos para todo el territorio, con predominio de impuestos indirectos. Esto, al gravar el consumo, provocó rechazo popular.
  • Administración: Provincias y municipios dependían de un gobernador civil vinculado al Gobierno, y los alcaldes no eran elegidos, sino nombrados.

Otro aspecto de este periodo fue el apoyo de la Iglesia en virtud del *Concordato de 1851*. Por este concordato, el Estado hacía concesiones a la Iglesia, que era única y oficial, se subvencionaba al clero y la educación era religiosa. A cambio, la Santa Sede aceptaba la desamortización.

También hubo un notable desarrollo económico basado en negocios vinculados al ferrocarril, la banca y la minería. Esta actividad impulsó el desarrollo del capitalismo y la burguesía.

Un aspecto destacado de este periodo es el descontento popular y político, que se tradujo en la aparición de una oposición. Las causas fueron fundamentalmente la represión, la falta de libertades y la corrupción en los negocios. Otras fuentes de oposición procedían del carlismo; entre 1846 y 1849, se desarrolló la *Segunda Guerra Carlista*. Desde un punto de vista político, destacamos la actuación de los progresistas, que protagonizaron pronunciamientos fallidos, y los demócratas, que a finales de la década de 1840 se separaron de los progresistas. El ideario de estos últimos se centraba en el sufragio universal (masculino), la defensa de la libertad de culto y de conciencia, así como de reunión y asociación, e incorporaban el espíritu republicano.

2. Bienio Progresista (1854-1856)

En 1854 se produjo una revolución conocida como la *Vicalvarada*, cuyo protagonista fue *O’Donnell*. *O’Donnell* hizo público un manifiesto conocido como el *Manifiesto de Manzanares*, que reclamaba reformas y tuvo como consecuencia un pronunciamiento popular que contó con el apoyo de demócratas y republicanos. A esta nueva etapa se la denomina *Bienio Progresista*. El gran protagonista de este periodo fue *Espartero*.

De este breve periodo destacamos:

  • La redacción de una nueva Constitución (1856), conocida como “*non nata*” (no nacida).
  • Una nueva desamortización, la de *Madoz*, que incorporó la desamortización de bienes comunales.
  • La aprobación de la *Ley de Ferrocarriles*.
  • La creación del *Banco de España*.

En 1856, la situación de *Espartero* era difícil debido a la conflictividad civil (alza de precios) y la austeridad política. La Corona se mostró abiertamente con la intención de prescindir de los progresistas. A ello hay que sumar las diferencias entre *Espartero* y *O’Donnell*. Este último creó la *Unión Liberal*, un grupo político que se situaba entre moderados y progresistas. En este estado de cosas, *Espartero* tuvo que dimitir en 1856, finalizando así el *Bienio Progresista* (1854-1856). De este modo, políticamente se volvió al moderantismo (1856-1868).

3. Vuelta al Moderantismo (1856-1868)

Este periodo se caracterizó por la alternancia política según los intereses de *Isabel II*.

Al principio, contó con los moderados a través de *Narváez*, una etapa en la que se retornó a la *Constitución de 1845* y se aplicó una restricción en la ley electoral.

En 1858, se inició el *Gobierno Largo de O’Donnell* (hasta 1863), con la *Unión Liberal*. Fue un periodo de notable crecimiento económico, favorecido por el negocio de la tierra (la desamortización), los ferrocarriles y la inversión extranjera. También fue un periodo de intervención militar en el extranjero: Marruecos, Extremo Oriente (junto a Francia) y América (concretamente en México). Esta intervención se entendió como una política de prestigio, casi como una empresa personal del propio *O’Donnell*, aunque España tuvo un papel muy limitado, siendo Francia y Reino Unido quienes dirigían la actuación.

Esta política de prestigio desgastó a *O’Donnell*, e *Isabel II* recurrió de nuevo a los moderados, iniciándose así una etapa (hasta 1868) de deterioro económico, social, político e incluso moral, hasta un punto insostenible que conduciría a la *Revolución de 1868* (*La Gloriosa*) y, con ello, a la caída de *Isabel II*, quien tuvo que exiliarse.

El Sexenio Democrático (1868-1874)

1. Crisis del Moderantismo (1866)

Arranca en 1866 y tiene una doble vertiente: económica y política.

La vertiente económica se relaciona con una crisis internacional que arrastró a la economía española. Hubo quiebras bancarias en Inglaterra que hicieron bajar la bolsa. Además, se produjo un alza del precio de la plata, lo que afectó a la política monetaria española con la emisión de una moneda de baja ley. En la economía nacional, las empresas redujeron beneficios y el ferrocarril no era tan rentable. La industria textil catalana sufrió la carencia de algodón debido a la *Guerra Civil de los EE. UU.* (1861-1865). En el campo, se produjeron crisis de subsistencia, propias todavía de una economía preindustrial, lo que se tradujo en un trigo más caro y generó más paro urbano y protestas en el mundo rural.

En cuanto a la crisis política, *O’Donnell* cayó en 1863, e *Isabel II* recurrió de nuevo a los moderados (*Narváez*). Fue un periodo de corrupción, de una política represiva, censura de prensa y cierre de las Cortes. En 1866 se produjo la *Sublevación del Cuartel de San Gil*; tras ser aplacada, hubo fusilamientos. En esta situación, la oposición se unió contra la Corona y los moderados en el llamado *Pacto de Ostende* en Bélgica. Un año después, volvieron a pactar en Bruselas. En este pacto estaban progresistas, demócratas, republicanos federales (socialistas) y unionistas. Acordaron derribar la monarquía borbónica y convocar una asamblea constituyente por sufragio universal masculino para decidir después sobre la forma política. También acordaron introducir reformas económicas y políticas.

2. La Revolución de 1868: La Gloriosa

Fue provocada tanto por civiles como por militares. Los militares, a través de un pronunciamiento, contaron con la participación de tres generales: *Topete*, *Serrano* y *Prim*. *Topete* sublevó la Armada en Cádiz, y a él se unieron *Serrano*, que dirigía la *Unión Liberal*, y *Prim*, que era progresista.

En cuanto a la población civil, hubo disturbios políticos en los que también participaron obreros y campesinos. Se produjo un enfrentamiento militar donde el Gobierno fue derrotado en *Alcolea* (Córdoba). *Isabel II* salió de España y se formó un Gobierno Provisional.

3. El Gobierno Provisional (1868-1870)

Formado por progresistas y unionistas. *Serrano* actuó como regente, lo que significaba que se admitía la forma monárquica constitucional. *Prim* pasó a ser jefe del Gobierno. A partir de aquí, el Gobierno intentó crear un régimen democrático.

Para ello, se convocaron elecciones a Cortes con una novedad: el *sufragio universal masculino*. Se estableció el sufragio universal para los varones mayores de 25 años y se introdujeron amplias libertades individuales. Los partidos del Gobierno ganaron las elecciones.

En segundo lugar, se estableció la *soberanía nacional plena*, de modo que el poder legislativo recaía solo en las Cortes. Se consolidó una división real de poderes. Como una concesión moderada, se mantuvo el bicameralismo.

Aprobada la Constitución, comenzó la búsqueda de un nuevo rey, y entre los posibles candidatos, *Prim* optó por *Amadeo de Saboya*.

Otro problema era superar la crisis económica, para lo cual se suprimieron aranceles (librecambismo). Se inició una desamortización del subsuelo para vender minas y amortizar la deuda. Se unificó el sistema monetario, poniéndose en circulación la *peseta* (1869).

Otros problemas que enfrentó el Gobierno fueron:

  • El rechazo carlista a un rey democrático.
  • El rechazo republicano a la Constitución.
  • La oposición de los isabelinos borbónicos.
  • La insurrección por la independencia de Cuba.
  • Las protestas de campesinos y obreros contra el alza de precios, el paro y las quintas.

4. La Monarquía de Amadeo de Saboya (1871-1873)

El rey propuesto por *Prim*, *Amadeo de Saboya*, ofrecía una imagen de monarca progresista y demócrata, respetuoso en todo momento con la Constitución. Sin embargo, desde el principio tuvo numerosos problemas:

  • En primer lugar, el asesinato de *Prim*, víctima de un atentado. A esto se le añadió la imagen de un rey extranjero.
  • En segundo lugar, había división de opiniones entre los mismos partidos que apoyaban esta etapa política (progresistas, unionistas, demócratas).
  • En tercer lugar, existía un claro rechazo por parte de los partidarios de *Alfonso XII*, que eran las fuerzas más conservadoras (clero y nobleza).
  • También rechazaban a este rey los republicanos. Tanto unos como otros conspiraban.
  • Por último, también era rechazado por los carlistas. La *Tercera Guerra Carlista* se inició en 1872 en defensa de *Carlos VII*.

Los obreros también se manifestaron en contra, llevando a cabo huelgas y manifestaciones.

El resultado de todo ello fue la abdicación del rey y, a continuación, ante el vacío de poder, las Cortes, sin censura electoral, proclamaron la *Primera República*.

5. La Primera República (Febrero de 1873 – Enero de 1874)

Se proclamó tras la abdicación de *Amadeo I* por votación conjunta de la Cámara de Diputados y el Senado, constituidos en Asamblea Nacional. Hubo 258 votos a favor y 32 en contra, y esta proclamación fue el 13 de febrero.

Proclamada la República, surgieron numerosos problemas: crisis económica mundial y nacional, la *Tercera Guerra Carlista* y la lucha nacionalista en Cuba. Además, los políticos carecían de experiencia en el poder. Se dividían en dos tendencias contrapuestas: la federalista y la centralista.

Los dos primeros presidentes, *Estanislao Figueras* y *Pi i Margall*, representaron el republicanismo federalista. *Pi i Margall* intentó establecer un federalismo “desde arriba”. También en su etapa se redactó una nueva Constitución (1873). Sin embargo, los republicanos más radicales desencadenaron un proceso “desde abajo” a través de Juntas Provinciales y del cantonalismo. Este proceso contó con el apoyo del movimiento obrero internacionalista desde 1864 (funcionaba la *Primera Internacional*, AIT).

Ante esta situación, intervino el ejército, iniciando un proceso de republicanismo centralizador y también conservador. En junio, *Nicolás Salmerón* ocupó la presidencia. Para entonces, el cantonalismo se desmoronaba, con la excepción del de Cartagena, que resistió hasta enero de 1874. Mientras tanto, *Salmerón* se negó a firmar condenas a muerte, siendo sustituido por *Emilio Castelar*, mucho más conservador, quien gobernó de forma autoritaria.

En enero de 1874, el general *Pavía* dirigió un pronunciamiento y disolvió el Parlamento. A partir de aquí, los sectores sociales más conservadores propusieron y prepararon la restauración de la monarquía borbónica alfonsina, aceptando un gobierno republicano de transición dirigido por militares, con *Serrano* a la cabeza. Fue una etapa de República-dictadura o de República-presidencialista. En esta etapa se puso fin al cantonalismo, se redujo el carlismo y no hubo oposición a la restauración conservadora de *Alfonso XII* tras el pronunciamiento en Sagunto (29 de diciembre de 1874) del general *Martínez Campos*.

La Restauración Borbónica: Alfonso XII y el Sistema Canovista (1874-1885)

1. El Reinado de Alfonso XII (1874-1885)

En enero de 1874, el general *Pavía* dio un golpe de Estado contra el Gobierno de la *Primera República*. Como consecuencia de la crisis económica y de la inestabilidad política (*Tercera Guerra Carlista*, *Guerra de Cuba*), la nueva etapa presidida por el general *Serrano* no se consolidó.

Paralelamente, *Cánovas del Castillo* (político moderado que ya aparece en la redacción del *Manifiesto de Manzanares*, hecho relacionado con el pronunciamiento de la *Vicalvarada*), consiguió el apoyo de las élites de la clase media y del ejército a su propuesta de restaurar la monarquía borbónica, no en *Isabel II*, sino en su hijo, el futuro *Alfonso XII*.

El 1 de diciembre de 1874, el futuro *Alfonso XII* firmó el *Manifiesto de Sandhurst*, redactado por *Cánovas*, en el que defendía el régimen que pretendía restaurar. Abogaba por una monarquía liberal que incorporara los derechos individuales básicos de libertad, propiedad e igualdad jurídica. Defendía una España centralizada, católica y tradicional. En el *Manifiesto de Sandhurst*, *Cánovas* proponía restaurar la monarquía borbónica de forma pacífica, sin intervención militar. Sin embargo, el general *Martínez Campos*, en Sagunto, el 29 de diciembre de 1874, se pronunció y proclamó al príncipe *Alfonso de Borbón* rey de España. El Gobierno del general *Serrano* no opuso resistencia.

Las medidas iniciales de *Cánovas* mostraron desde el principio el carácter conservador de la nueva etapa. Entre ellas, destacamos la aplicación del Concordato, así como la supresión de la libertad de expresión y de cátedra.

El objetivo de *Cánovas* era conseguir la estabilidad política, y para ello se propuso:

  • Poner fin a la *Tercera Guerra Carlista* (1876) y, con ello, la supresión de los fueros navarros.
  • Poner fin a la guerra colonial en Cuba; en 1878 se firmó el *Convenio de Zanjón*, por el que el Gobierno se comprometía a abolir la esclavitud y a otorgar una amplia autonomía a Cuba.
  • Conseguir la integración política de los liberales, cuyo representante sería el político *Sagasta*, quien sí aceptó la restauración borbónica.
  • Alejar al ejército de la vida pública y política.
  • Elaborar un nuevo ordenamiento político y jurídico: la *Constitución de 1876*.

2. El Sistema Canovista

*Cánovas* es el creador del *régimen político de la Restauración*. Era un político conservador que tenía como referente el modelo parlamentario inglés, basado en la alternancia pacífica entre grandes partidos.

Ideológicamente, *Cánovas* representaba el *idealismo doctrinario*, fundamentado en el sufragio censitario y en la defensa de la propiedad privada.

Tras promulgarse la *Constitución de 1876*, pacificada España (la *Guerra Carlista* finalizó en 1876), firmada la *Paz de Zanjón* (1878) e integrados los liberales en el nuevo sistema político, *Cánovas* ideó el *turno de partidos* como vía pacífica para llegar al poder, haciendo innecesario el pronunciamiento militar.

En este modelo político, habría dos grandes partidos que deberían alternarse: el *Partido Conservador* y el *Partido Liberal*.

  • El *Partido Conservador*, dirigido por *Cánovas*, era un partido oligárquico apoyado por la clase alta, grandes propietarios agrícolas y el alto clero.
  • El *Partido Liberal*, de *Sagasta* (*Práxedes Mateo Sagasta*), contaba con el apoyo de la clase media.

El instrumento para hacer efectivo el turno de partidos era el *falseamiento electoral*, basado en:

  • El reparto previo de las circunscripciones o distritos electorales (*encasillado*).
  • El *caciquismo*: la influencia que los líderes de los partidos en las zonas rurales podían ejercer para conseguir votos a cambio de favores.
  • Si esto no funcionaba, se recurría al *pucherazo*, alterando el valor real de los votos.

La Restauración fue un sistema político oligárquico en el que los resultados electorales no representaban la voluntad popular; por tanto, era un sistema no democrático. Estos resultados dependían de los intereses políticos del momento.

3. La Constitución de 1876

El modelo de *Cánovas* se concretó en la *Constitución de 1876*, una Constitución en la que se destacaba una declaración de los derechos individuales (la propiedad, la libertad de expresión) y se reconocía la confesionalidad del Estado, pero permitiendo el culto privado de las demás religiones. Destacamos:

  • Artículo 11: “La religión Católica, Apostólica, Romana es la del Estado… Nadie será molestado en territorio español por sus opiniones religiosas, ni por el ejercicio de su respectivo culto, salvo el respeto debido a la moral cristiana”.
  • Artículo 13: “Todo español tiene derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones, a reunirse pacíficamente”.
  • El *reforzamiento del poder del rey* a través de la *soberanía compartida* (Rey-Cortes). El rey tenía poder para convocar y disolver las Cortes, sancionar las leyes y la jefatura del ejército, cuyo fin era evitar pronunciamientos militares.
  • El *Bicameralismo*: Por un lado, el Congreso, elegido por sufragio censitario (liberalismo doctrinario), y el Senado, formado por senadores que tenían el cargo por derecho propio o eran nombrados por el rey, y también había senadores electivos que solían ser dueños de grandes fortunas.
  • Artículo 18: “La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey”.
  • Artículo 19: “Las Cortes se componen de dos cuerpos colegisladores, iguales en facultades: el Senado y el Congreso de los Diputados”.
  • El *centralismo* era un modelo de organización territorial en el que las regiones y los municipios no tenían autonomía y sus cargos eran nombrados directamente por el Gobierno. Este centralismo se acentuó, y tras finalizar la *Guerra Carlista*, se suprimieron los fueros vasco-navarros.

Pese a todo, la *Constitución de 1876* tenía la particularidad de no ser excluyente, lo que explica que algunas cuestiones de carácter legislativo se fueran desarrollando a posteriori según el gobierno de turno.

La Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902) y la Oposición al Sistema

En noviembre de 1885, *Alfonso XII* murió sin heredero, pues el futuro *Alfonso XIII* nacería seis meses después. Ante esta situación, se produjo el *Pacto del Pardo*, un compromiso entre liberales y conservadores por el cual se reconocía a *María Cristina* como Regente y jefa de Estado. También se comprometía a mantener el sistema político y el turno pacífico.

1. El Turno de Partidos y Reformas

En primer lugar, fue fundamental el principio de estabilidad política. Era uno de los objetivos de *Cánovas*, pero se introdujeron reformas de carácter más democrático. Las bases de este principio de estabilidad se situaban en la idea de *Cánovas* de la alternancia política, pero también se sustentaban en la práctica del caciquismo.

Se llevaron a cabo reformas que coincidieron con la etapa de *Sagasta* en el llamado *Parlamento Largo* (1885-1890). *Sagasta* también gobernaría entre 1892-1895, así como tras el asesinato de *Cánovas* entre 1897 y 1902. Sin embargo, no pudo evitar la guerra con EE. UU. y el *Desastre Colonial del 98*.

Realizó una serie de reformas:

  • Ampliación de la libertad de expresión.
  • *Ley de Asociaciones* (1887), que regulaba la legalización de partidos políticos y sindicatos.
  • *Sufragio Universal masculino* para los varones mayores de 25 años (1890), lo que supuso pasar de 800.000 votantes a 5 millones.

2. La Oposición al Sistema

Pese a esta estabilidad política, aumentó la oposición al sistema, protagonizada por:

  • El *carlismo*, que, tras ser derrotado en la última guerra carlista, no desapareció y siguió teniendo presencia en el País Vasco y Navarra.
  • El *republicanismo*, que rechazaba el caciquismo y la manipulación electoral, defendía el laicismo e impulsaba el reformismo social. Tuvo una gran influencia entre las clases medias y los trabajadores urbanos.
  • El *movimiento obrero*, que rechazaba la represión, las injusticias y las desigualdades sociales. Aquí distinguimos entre:
    • El *marxismo*, que defendía la participación en elecciones y estaba vinculado al *Partido Socialista Obrero Español* (PSOE, 1879) y a la *UGT* (1888), así como a la creación de la *Primera Internacional* (AIT).
    • El *anarquismo*, vinculado a la *Federación de Trabajadores de la Región Española* (FTRE), fundada en 1881, cuyos fundamentos eran el sindicalismo, la propaganda y la violencia, provocando atentados como el de *Cánovas* en 1897.

El movimiento obrero, en los comienzos de la Restauración, tuvo poco peso, pero se impulsó tras la *Ley de Asociaciones*.

También destacaron los nacionalismos.

3. Regionalismos y Nacionalismos

Los movimientos regionalistas y nacionalistas surgieron como rechazo al centralismo, uno de los elementos que definían política y culturalmente la Restauración. Solicitaban autonomía o independencia, así como la recuperación de una identidad cultural y lingüística en el caso de los regionalismos, y además política en el caso de los nacionalismos. Los regionalismos buscaban potenciar los elementos culturales, mientras que los nacionalismos, apoyándose en el elemento lingüístico, potenciaban la opción política. Geográficamente, se situaron en Cataluña, País Vasco (donde surgiría el PNV) y Galicia.

Nacionalismo Catalán

Comenzó como una opción que podríamos llamar *catalanismo*. En su formación, destacamos los siguientes pasos:

  • Hacia 1830, surgió la *Renaixença*, un movimiento cultural y literario que pretendía recuperar la lengua y la cultura catalana.
  • A partir de aquí, en el siglo XIX, se constituyó el nacionalismo político. Los hechos que lo explican son:
    • En 1885, se dirigió a *Alfonso XII* un *Memorial de Agravios*, por el cual intelectuales, industriales y burgueses reclamaban autonomía.
    • En 1892, se sentaron las *Bases de Manresa*, un programa político en el que se reclamaba restablecer la *Generalitat*, el catalán como lengua oficial y tener capacidad legislativa en asuntos internos.
    • En 1901, se fundó la *Lliga Regionalista* (originalmente *Lliga de Catalunya*), que ya era un partido político a partir del cual el sentimiento catalanista se convirtió en un movimiento de opinión organizado. Entre sus líderes destacamos a *Prat de la Riba* y *Cambó*. Su programa insistía en la regeneración contra la corrupción, el caciquismo y la decadencia económica consecuencia del 98. Esta *Lliga* contó con el apoyo de la burguesía catalana, que rompió con los partidos dinásticos.

Nacionalismo Vasco

Su formulación ponía énfasis en la lengua, en la cultura y en la raza. Surgió en un contexto marcado por cambios económicos y políticos, consecuencia de dos hechos:

  • La abolición de los fueros (1876), que provocó una reacción foralista.
  • Una industrialización muy rápida que transformó la sociedad rural en una sociedad urbana e industrial, donde aparecieron elementos no vascos vinculados a la emigración de población castellana. A ello se le añadió el crecimiento de la población obrera con un ideario socialista.

Ante esta situación, por temor a perder la identidad vasca, surgió como reacción el nacionalismo, y aquí destacamos la personalidad de *Sabino Arana*. En 1895, se fundó el *PNV* (Partido Nacionalista Vasco), que en un principio tenía dos tendencias: una autonomista y otra independentista (minoritaria en su origen).

Nacionalismo Gallego

Fue más un regionalismo en el siglo XIX.

Las Guerras Coloniales y la Crisis del 98

1. Las Guerras Coloniales

Los gobiernos de la Restauración intentaron mantener intacto el imperio de ultramar. Sin embargo, a finales del siglo XIX, las guerras de ultramar supusieron la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

La opinión pública se encontraba dividida acerca de las guerras coloniales. Mientras los partidos dinásticos las apoyaban, los partidos anarquistas, socialistas y nacionalistas las rechazaban.

En cuanto al apoyo popular, disminuyó por el alto coste humano y por el sistema de quintas, que obligaba a movilizar a 1 de cada 5 jóvenes por sorteo, pero permitía evitarlo mediante pago. Fueron dos guerras principales:

La Guerra de Cuba (1868-1878 y 1895-1898)

Se produjo la *Primera Guerra de Cuba* (1868-1878), que terminó con el *Convenio de Zanjón*. Sin embargo, el retraso en aplicar lo acordado en este convenio provocó una *nueva guerra en 1895*, que surgió en la zona oriental de la isla con el *Grito de Baire* el 24 de febrero de 1895. Fue dirigida por *José Martí*, quien contó con el apoyo de la población negra y mulata.

El Gobierno español envió al general *Valeriano Weyler* al mando de 200.000 soldados. Llevó a cabo una durísima represión, implementando la *política de reconcentraciones*, que consistía en concentrar a la población en aldeas fortificadas para impedir la ayuda a los guerrilleros. Esta política provocó la muerte de mucha población indígena por hacinamiento y hambre, lo que generó un desprestigio internacional para España.

Tras el asesinato de *Cánovas*, *Sagasta* cesó a *Weyler* y ofreció a Cuba un nuevo *proyecto de autonomía*, pero fue rechazado por los independentistas. Sin embargo, los rebeldes triunfaron en 1898 debido a la *intervención militar de EE. UU.*, que destruyó la Armada Española tras el supuesto *hundimiento del Maine*, un acorazado americano, atribuido a España. EE. UU. amenazó con declarar la guerra si España no abandonaba la isla.

La Guerra de Filipinas (1896-1898)

En 1896, se produjo la insurrección de Filipinas. La respuesta española fue la *represión* (*José Rizal* fue fusilado), pero, como en el caso cubano, los insurrectos consiguieron la independencia con la ayuda de EE. UU. tras la *derrota en Cavite*. (En este periodo, EE. UU. era un estado en formación que implicaba la formación de un imperio).

La *Paz de París* en 1898 permitió a España reconocer la independencia de Cuba, así como el protectorado estadounidense sobre Puerto Rico y Filipinas, a la vez que se entregaba Hawái a EE. UU. El acuerdo sobre Filipinas fue rechazado por los filipinos, quienes comenzaron una nueva insurrección contra EE. UU.

Un año después de la *Paz de París*, España vendió las Islas Carolinas y Marianas a Alemania.

Causas de la pérdida del imperio español de ultramar

Las causas de la pérdida del imperio español de ultramar fueron:

  • La política española proteccionista que impedía a Cuba el libre comercio. La economía cubana estaba claramente vinculada a EE. UU. (el 90% de las exportaciones cubanas, como azúcar, plátanos y tabaco, se dirigían a EE. UU.), y España obstaculizaba las exportaciones de EE. UU. con aranceles.
  • Las condiciones de vida infrahumanas de la población nativa de las plantaciones.
  • La tardía adopción de medidas autonomistas, que fueron rechazadas por la oligarquía colonial.
  • La falta de apoyos internacionales como consecuencia de una política exterior en la que España quedó fuera del sistema europeo de alianzas.
  • La intervención militar de EE. UU.

2. La Crisis del 98

La pérdida colonial provocó la llamada *Crisis del 98*, cuyas consecuencias tuvieron un alcance:

  • Ideológico: Las pérdidas coloniales y el desastre militar tuvieron un gran impacto en el mundo intelectual y en la opinión pública. Por un lado, se produjo una *exaltación del sentimiento nacionalista* que intentaba explicar la decadencia y el problema de España. Surgió así una generación intelectual conocida como *Generación del 98* (*Ramiro de Maeztu* y *Miguel de Unamuno*). También surgió el *Regeneracionismo*, que se manifestaba a favor de la regeneración de España, y apareció una actitud antiamericana al responsabilizar a EE. UU. del desastre.
  • Económico: España perdió el acceso a *materias primas baratas* como el azúcar y el tabaco. El *proteccionismo económico* tuvo como fin salvaguardar los intereses de la industria textil catalana, que había perdido su gran mercado.
  • Político: Se produjo un *desgaste* de la imagen del *ejército español*, un ejército que no estaba preparado para un conflicto internacional. Comenzó el *colonialismo en el norte de África* para compensar las pérdidas coloniales. Hubo un desgaste de los partidos dinásticos, especialmente el partido de *Sagasta*, y una pérdida de peso internacional de España, lo que produjo un aumento del *sentimiento de inferioridad*.
  • Demográfico: Con unos 60.000 muertos, que además procedían de las clases populares, y un gran número de heridos y mutilados.

Transformaciones Económicas (Siglo XIX – Principios XX)

Las transformaciones económicas más importantes en la España del siglo XIX y principios del XX fueron la desamortización, la Revolución Industrial y el desarrollo del ferrocarril.

1. La Desamortización y Cambios Agrarios

La desamortización fue el proceso de expropiación y venta de tierras vinculadas a la Iglesia y los Concejos. Este proceso fue llevado a cabo por gobiernos progresistas durante el reinado de *Isabel II*. Sus motivos fueron:

  • Reconocer el derecho de propiedad y de circulación de bienes.
  • Mejorar la productividad agrícola.
  • Aumentar el número de medianos propietarios.
  • Disminuir la deuda del Estado.

Tuvo tres fases principales:

  1. La *Desamortización de Mendizábal* (1836): Afectó a los bienes de las órdenes religiosas; se cerraron conventos y se nacionalizaron sus propiedades.
  2. La *Desamortización de Espartero* (1841): Afectó a los bienes del clero secular.
  3. La *Desamortización de Madoz* (1855): Afectó a los bienes restantes de la Iglesia y los Concejos. Su recaudación fue muy superior.

Una vez desamortizados, los bienes se dividían en lotes y se vendían en subasta pública.

Consecuencias de la Desamortización

  • Disminuyó la deuda del Estado.
  • La mayoría de las tierras pasaron a manos de la oligarquía dirigente, consolidándose los latifundios.
  • Los campesinos resultaron perjudicados porque las tierras eran comunales y ya no podían trabajar en ellas.
  • No sirvió para cambiar el modelo agrícola tradicional; no hubo innovación, lo que no favoreció el desarrollo industrial.
  • Hubo un breve crecimiento de la producción por el aumento de la superficie cultivada.

2. La Incorporación de España a la Revolución Industrial

Durante el siglo XIX, España experimentó un proceso de desarrollo industrial localizado en el sector textil de Barcelona y en el metalúrgico de Bilbao y Oviedo-Gijón. El desarrollo industrial se centró en estas zonas costeras por su fácil accesibilidad marítima y hacia países con mayor desarrollo industrial como el Reino Unido y Francia; el resto de España permaneció sin industrializar.

La incorporación de España a la *Revolución Industrial* fue tardía, incompleta y desequilibrada, debido a:

  • Inestabilidad política (*Guerra Napoleónica*, *Guerras Carlistas* y Emancipación de América).
  • Carencia de una fuente de energía (escaso carbón de bajo poder calorífico y difícil acceso) y materias primas (algodón).
  • Atraso tecnológico y falta de capitales nacionales, lo que supuso dependencia técnica y financiera.
  • Red de comunicaciones deficiente.
  • Mercado interior con poca capacidad adquisitiva.
  • Escasa competitividad de los productos españoles en el mercado internacional.
  • El estancamiento de la agricultura, que no impulsó el desarrollo tecnológico ni proporcionó mano de obra a la industria.

Se desarrollaron tres industrias principales:

  1. Textil de algodón: A mediados del siglo XIX, estaba totalmente mecanizada y se centraba en Barcelona y alrededores. Fue necesaria mano de obra de otras partes de España y se vio favorecida por la política proteccionista.
  2. Industria siderúrgica: Se desarrolló en Asturias a mediados del siglo XIX, y a finales, la abundancia de hierro en Vizcaya favoreció la construcción de altos hornos. Esta actividad industrial se desarrolló con retraso debido al atraso de la agricultura y la ausencia de ferrocarril.
  3. Minería: Durante el *Sexenio Democrático*, se aprobó una legislación minera para desamortizar el subsuelo español, que se llevó a cabo en subasta pública. Cabe destacar que España exportaba materias primas e importaba productos elaborados, lo que favoreció un comercio exterior deficitario.

3. Modernización de Infraestructuras: Impacto del Ferrocarril

La construcción del ferrocarril se reguló con la *Ley de Ferrocarriles* (1855), por la que se subvencionaron las inversiones, se eliminaron los aranceles a los materiales importados y se permitió la entrada de capitales extranjeros.

Las primeras líneas fueron Barcelona-Mataró (1848) y Madrid-Aranjuez (1851). A partir de ahí, se articuló la red ferroviaria en España, que se hizo radial en torno a Madrid, con un ancho de vía mayor que el europeo. El carácter radial obedecía a la política centralista, y el ancho de vía se consideraba necesario para salvar las dificultades geográficas peninsulares mediante locomotoras más potentes, aunque dificultó las conexiones ferroviarias con Europa.

El ferrocarril se construyó con capital público y privado, principalmente de Francia. Favoreció a la industria española y contribuyó a crear un mercado interior y nacional, conectando diferentes espacios económicos, centros de producción y consumo, y favoreciendo el traslado de productos, alimentos y materias primas.

Transformaciones Sociales (Siglo XIX)

1. Crecimiento Demográfico

En el siglo XIX, España experimentó un crecimiento de la población de más de 11 millones en 1800 a más de 18 millones en 1900. Pese a este crecimiento, se mantuvo el régimen demográfico antiguo, caracterizado por una elevada tasa de natalidad y mortalidad, debida a la incidencia de enfermedades infecciosas y las guerras. La esperanza de vida mejoró a lo largo del siglo, pero aun así, a finales de siglo no superaba los 40 años.

En cuanto a la estructura, encontramos un 70% de población en el sector primario y un 30% en los sectores secundario y terciario. Hubo un éxodo rural debido al estancamiento del mundo agrario y a las expectativas del mundo urbano. Destaca el crecimiento de Barcelona, Bilbao y Madrid, que se convirtieron en centros de desarrollo industrial. Esto supuso el desarrollo espacial de las ciudades de dos maneras:

  • Surgieron suburbios periféricos de barrios obreros.
  • Se crearon espacios urbanos planificados, con servicios e infraestructuras, llamados *ensanches*, como el de Barcelona (*Plan Cerdá*) y Madrid (*Plan Castro*).

Hubo migraciones a Iberoamérica (gallegos, asturianos, vascos y canarios) y a Argelia (andaluces y murcianos). Pese a estos cambios, se mantuvo una sociedad predominantemente rural, con una renta muy baja y un alto analfabetismo (75%).

2. De la Sociedad Estamental a la Sociedad de Clases

La *Sociedad Estamental*, modelo propio del Antiguo Régimen, fue desplazada por la *Sociedad de Clases*, consecuencia de los cambios políticos (revoluciones liberales) y la *Revolución Industrial*. Burguesía y proletariado pasaron a ser protagonistas. Se caracterizó por:

  • El valor del dinero y la propiedad.
  • Su polaridad y desigualdad.
  • La posibilidad de ascenso social en las clases medias.

Podemos distinguir tres clases sociales:

  1. Burguesía: Accedió al poder económico y político. Impuso unos valores basados en el pragmatismo, consistente en considerar los valores de utilidad por encima de los estéticos e intelectuales. Buscaba la seguridad y el eclecticismo, hacía ostentación de la riqueza e imitaba los valores y el modo de vida de la nobleza. Su mentalidad era religiosa y conservadora. El ocio se dedicaba al teatro y la ópera, y existía una clara subordinación de la mujer. Distinguimos entre:
    • La *alta burguesía*: formada por terratenientes, latifundistas y la burguesía financiera, comercial e industrial.
    • Las *clases medias*: como médicos, ingenieros, militares y funcionarios, que eran escasas pero fueron aumentando en las ciudades.
  2. Aristocracia: Caracterizada por la pérdida de privilegios y del control del poder político. No obstante, en la sociedad isabelina intervino a través de las Cortes y el Senado, y en el mundo rural conservó enormes posesiones de tierras. En muchos casos, supo adaptarse invirtiendo en nuevos negocios o mediante matrimonios con burgueses.
  3. Las Clases Populares: Incluían obreros, artesanos e industriales. Eran importantes la servidumbre (mujeres en el servicio doméstico) y los pobres; en el censo de 1860 se documentan más de 800.000 sirvientes y 260.000 pobres. Se produjo la proletarización con el desarrollo de la actividad industrial.

3. Génesis y Desarrollo del Movimiento Obrero en España

Fue durante el reinado de *Isabel II* cuando surgió el proletariado en España, y como consecuencia, se crearon asociaciones de ayuda mutua que, durante la época moderada, fueron prohibidas. Hubo que esperar al *Bienio Progresista* para que las ciudades obreras cobraran un cierto desarrollo. En 1855, en Barcelona, se produjo una huelga general en defensa del derecho de asociación.

No fue hasta el *Sexenio Democrático* (1868-1874) cuando el movimiento obrero se desarrolló al amparo de la *Primera Internacional* (AIT, 1864). En 1868, la AIT envió a *Giuseppe Fanelli* con el objetivo de organizar la sección española de la Internacional sobre las tesis anarquistas. En junio de 1870, se celebró en Barcelona el primer congreso de la sección española de la Internacional, en el que la mayoría catalana impuso la orientación anarquista, en la que los seguidores de Marx no tenían cabida. Estos últimos se trasladaron a Madrid, donde fundaron una nueva federación.

La participación de la Internacional en el movimiento cantonal del *Sexenio Democrático* llevó al general *Serrano* a suprimirla. Durante la Restauración, el movimiento obrero fue perseguido, situación que solo se suavizó con *Sagasta* a partir de la *Ley de Asociaciones de 1887*. Esto permitió que ese mismo año los anarquistas crearan la *Federación de Trabajadores de la Región Española* (FTRE), que se inclinó por un activismo sindical y no político. Algunos de ellos optaron por la acción violenta, con atentados como el asesinato de *Cánovas*.

En cuanto a la unión marxista, destacamos a artesanos e intelectuales vinculados a la prensa y dirigidos por *Pablo Iglesias*, quienes fundaron el *PSOE* en 1879. En 1888, se creó el primer sindicato obrero, la *UGT*. También se produjeron movimientos obreros de inspiración cristiana y alcance limitado. En 1919, se fundó la *CNT*.

Transformaciones Culturales (Siglo XIX – Principios XX)

1. Cambio en las Mentalidades

Durante la primera mitad del siglo XIX, llegaron a España dos corrientes: el Neoclasicismo y el Romanticismo. Durante la segunda mitad, se desarrollaron el Realismo y el Naturalismo.

Fue a finales del siglo XIX cuando, coincidiendo con un periodo de profunda crisis, se produjo un desarrollo notable de la cultura española y se inició un periodo de esplendor científico y cultural con *Santiago Ramón y Cajal* y las *Generaciones del 98*, del *14* y del *27*.

A partir de 1898, los intelectuales lograron una fuerte proyección pública, interviniendo en la vida política y social mediante la firma de manifiestos, la colaboración en periódicos y revistas, la creación de asociaciones y la elaboración de conferencias (en el *Ateneo*). A pesar de su individualismo, los intelectuales tuvieron un claro sentido colectivo y generacional.

La *Generación del 98* sacó a la luz los defectos del sistema político de la Restauración, como la decadencia y la oligarquía en el poder. Sin embargo, no hicieron propuestas políticas alternativas coherentes. Destacan *Joaquín Costa* con *Oligarquía y Caciquismo*, *Ramiro de Maeztu*, *Miguel de Unamuno*, *Pío Baroja* y *Ramón María del Valle-Inclán*.

A esta generación le siguió la del *14*, que buscó soluciones a los problemas de España y encontró la respuesta en la necesidad de hacer una nueva política con el objetivo de modernizar y europeizar España. Destaca *España invertebrada* de *Ortega y Gasset*.

En el siglo XIX, hubo un choque entre dos mentalidades:

  1. Tradicionalismo: Basado en valores propios del absolutismo del Antiguo Régimen y del liberalismo más conservador. Sus referentes eran la tradición, la jerarquía, el orden y la moral. Fue defendido por intelectuales como *Marcelino Menéndez Pelayo*, quien identificaba España y catolicismo.
  2. Innovación: En la que destacaron pensadores liberales como *Francisco Giner de los Ríos*, quienes defendían una mentalidad abierta a las novedades del pensamiento europeo (darwinismo, racionalismo, positivismo…) y las entendían como instrumentos para superar el atraso cultural y científico. Surgió en las ciudades y se expresó a través de una mentalidad moderna y laica, que encontramos en el liberalismo progresista propio de las clases medias, y en una mentalidad revolucionaria y anticlerical propia de las clases bajas.

Pese a estos cambios, continuaron valores y costumbres heredados como el sentido del honor, la infravaloración del trabajo manual y la picaresca.

2. La Educación y la Prensa

La Educación

Comenzó con la *Ley de Instrucción Pública* (1857) de *Claudio Moyano*, una ley que tuvo influencia hasta bien entrado el siglo XX. *Moyano* era ministro de Fomento y la ley dividía la enseñanza en tres etapas:

  • Educación Primaria (6-9 años).
  • Educación Secundaria o Media (en institutos).
  • Educación Superior o Universitaria (reservada para las élites).

Mientras que la Educación Superior la monopolizaba el Estado y se llevaba la mayoría de los recursos, la primaria y secundaria estaban en manos de instituciones privadas y religiosas. En cuanto al número de analfabetos, en 1900 había un 60%, y era aún mayor para las niñas, pues hasta 1883 tenían prohibido cursar la Educación Secundaria, y fue en 1910 cuando se inauguró el primer instituto de enseñanza femenina en Barcelona. En 1900, había un instituto público en cada capital de provincia, acción impulsada por instituciones privadas y religiosas durante la restauración de la red primaria y secundaria.

En cuanto a la Universidad, en 1900 contaba con 15.000 alumnos y se caracterizó porque la *Universidad Central de Madrid* era la única que podía impartir todas las licenciaturas y cursar el doctorado. Surgieron las politécnicas y las facultades de bellas artes, y los profesores que trabajaban para el Estado carecían de libertad de cátedra.

En 1876, *Giner de los Ríos* fundó la *Institución Libre de Enseñanza*, un centro privado, laico y tolerante que impulsaba una pedagogía activa y una formación moral. Se inspiró en el *Krausismo* alemán, cuyo objetivo era la formación de personas críticas y en libertad.

Ya en el siglo XX, se creó la *Junta para Ampliación de Estudios* (JAE), dirigida por *Ramón y Cajal*, destacando aspectos como el fomento de la educación mediante becas y la renovación educativa. En 1910, se creó la *Residencia de Estudiantes*, y en 1918, el *Instituto-Escuela*. Hubo una enseñanza popular impulsada por el movimiento obrero, y destaca el pedagogo *Francisco Ferrer Guardia*.

La Prensa

Tuvo un marcado carácter político y fue decisiva en la difusión del liberalismo. Su pleno desarrollo llegó con la *Ley de Libertad de Imprenta* durante el *Parlamento Largo de Sagasta* (1885-1890). Los primeros periódicos de gran tirada fueron “*El Imparcial*” y “*La Vanguardia*” a mediados del siglo XIX, que incorporaban una gran cantidad de contenidos. Sin embargo, la prensa tuvo dos grandes problemas: el analfabetismo generalizado y el escaso poder adquisitivo de la población. Se desarrollaron lecturas colectivas en cafés, ateneos y tertulias, y surgió la prensa obrera con “*El Socialista*”.

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