Dinámica Política y Territorial: La Unificación de Castilla y León
La unión definitiva de Castilla y León se produce en 1230. A finales del siglo XII, existían diferencias políticas y falta de cohesión entre Castilla, León y Portugal. Para solventar esto, se llevaron a cabo alianzas matrimoniales encaminadas a establecer ayudas militares.
Alianzas Matrimoniales y Sucesiones Clave
- En 1197, se produce el matrimonio entre Berenguela de Castilla y Alfonso IX de León.
- En 1214, al morir Alfonso VIII de Castilla, le sucede su hijo Enrique I.
- En 1217, fallece Enrique I sin sucesión. Hereda la Corona castellana su hermana Berenguela, cediendo sus derechos a su hijo Fernando III.
Esta fue una época de grandes victorias cristianas, favorecidas por la ayuda pontificia y la ausencia de enfrentamientos entre los reinos cristianos españoles. Destacan la Victoria de las Navas de Tolosa (1212) y la Toma de Cáceres (1229).
En 1230, muere Alfonso IX de León y se produce la unión definitiva de Castilla y León. Fernando y Berenguela compran la renuncia de las infantas Sancha y Dulce al trono leonés para cederlo al varón, Fernando III.
La unión de Castilla y León y los acuerdos con Portugal permitieron coordinar importantes operaciones contra los musulmanes, lo que llevó al debilitamiento político de las Taifas andaluzas. Gracias a las parias musulmanas, Fernando III emprendió campañas contra los almohades, trasladando la frontera al Guadalquivir. Se produjo también la toma del reino de Murcia por el infante Alfonso.
Jaime I de Aragón y la Expansión Oriental
El reinado de Jaime I de Aragón se caracterizó por la toma de Baleares y Valencia.
El Tratado de Almizra (1244)
Mediante el Tratado de Almizra (1244), Jaime I de Aragón y el infante Alfonso de Castilla fijaron las fronteras de la expansión cristiana entre Valencia y Murcia, poniendo fin a las dudas suscitadas tras los tratados de Tudillén y Cazorla.
Navarra: De la Expansión Cerrada a la Influencia Francesa
En Navarra, tras la muerte de Sancho VII el Fuerte, ocupa el trono su sobrino Teobaldo de Champaña, el Trovador. Navarra, cuya expansión territorial por la Península estaba cerrada, se aproximó al sur de Francia.
El Reinado de Alfonso X el Sabio (1252-1284)
El reinado de Alfonso X (1252-1284) se centró en un programa de afianzamiento del poder real.
Afianzamiento del Poder Real y Medidas Legislativas
- Llevó a cabo importantes medidas legislativas (Espéculo, Partidas, Fuero Real).
- Impulsó la repoblación de la Meseta Norte, así como de Sevilla y Murcia.
Desafíos Militares y Políticos
- Militarmente, logró la toma de Jerez y Cádiz.
- Tuvo que apaciguar una revuelta mudéjar en Murcia en 1264, integrándolos en la sociedad.
- Se enfrentó al “Hecho del Imperio” (su aspiración al Sacro Imperio Romano Germánico).
- Sufrió la rebelión nobiliaria (1272) y la rebelión del infante Sancho.
Sus sucesores, Sancho IV, Fernando IV y Alfonso XI, llevaron a cabo campañas por el control del Estrecho. Progresivamente, se fue afianzando el poder regio, lo que llevó a un enfrentamiento con la nobleza.
Se produjo una guerra civil entre Enrique II y Pedro I (1366-1369), instaurándose finalmente la nueva dinastía Trastámara. La nobleza, aunque poderosa, comenzó a tener una mayor dependencia política de la Corona.
La Corona puso en marcha un plan de afianzamiento del poder regio basado en un proyecto de reformas institucionales, incluyendo la creación y consolidación de organismos burocrático-administrativos encaminados a ese fin.
Estructuras de Poder y Génesis del Estado Moderno
La Dinastía Trastámara y la Burocracia Real
Enrique II y la Consolidación Administrativa
Con los Trastámara, se creó y consolidó un aparato burocrático-administrativo eficaz, fundamental para las nuevas aspiraciones políticas y legitimadoras de la nueva monarquía. Las Cortes de Toro (1371), las Cortes de Valladolid (1385) y las Cortes de Briviesca (1387) comenzaron a relegar a la nobleza a un segundo plano, limitando su acumulación de poder y dando mayor relevancia a los letrados y juristas formados en las universidades.
Juan II y el Incipiente Estado
En el siglo XV, comenzó a gestarse un incipiente “Estado”. Se produjo un fortalecimiento de las estructuras institucionales de la monarquía Trastámara con Juan II, Enrique IV y los Reyes Católicos. El poder comenzó a regularse y aparecieron figuras como secretarios, notarios, escribanos, el Consejo Real y la Audiencia Real. A medida que la monarquía se afianzaba, la necesidad de las Cortes disminuyó, ya que estas podían limitar el poder de los monarcas, lo que marcó el ocaso de las Cortes en Castilla. Así, poco a poco, se configuró una monarquía autoritaria, con una creciente relevancia de los letrados en estas instancias políticas.
Momentos Clave en la Génesis del Estado Moderno
Fernando I de Aragón: El Compromiso de Caspe
En 1410, el rey de Aragón murió sin descendencia. Durante dos años, hubo un dinamismo parlamentario donde los letrados se pusieron de acuerdo para decidir el próximo rey. En 1412, se produjo la entronización de Fernando I (infante de Castilla) como rey de Aragón, instaurándose así la Casa de los Trastámara en Aragón.
Enrique III y los Conflictos de Sucesión en Castilla
A principios del siglo XV en Castilla, el conflicto entre la monarquía y la nobleza se intensificó, a pesar de que las reformas de la Corona eran cada vez más sólidas. Cuando el rey murió, surgió un problema de sucesión: Don Álvaro de Luna apoyó a Juan II, mientras que los hijos de Fernando I (los Infantes de Aragón) también aspiraban al trono. El conflicto se prolongó hasta 1475, evidenciando un debilitamiento del poder real.
Enrique IV y la Sucesión de Isabel la Católica
Se creía que el rey Enrique IV tuvo una hija que en realidad no era suya. Cuando el rey fue depuesto en la “Farsa de Ávila”, le sucedió su hermanastro Alfonso de Trastámara. Isabel de Castilla, princesa de Asturias, era hermana de ambos. En 1474, muere Enrique IV. Al día siguiente, Isabel se proclamó reina de Castilla y León, lo que desencadenó una guerra civil de tres años. La guerra terminó en 1479: Alfonso fue expulsado de Castilla, y Fernando e Isabel ya eran reyes de Castilla y León, y posteriormente reyes de Aragón. Los Reyes Católicos planificaron una expansión por el Atlántico, ya que el Mediterráneo estaba colapsado por la presencia turca.