El Feudalismo Medieval: Estructura y Funcionamiento
Los campesinos buscaron la protección de los nobles, quienes disponían de ejércitos y castillos. A cambio, los nobles les exigieron que trabajaran para ellos y que se sometieran a su autoridad. Así comenzó la servidumbre: los campesinos se convirtieron en siervos, ligados a la tierra.
Los nobles estaban ligados al rey por un pacto de vasallaje, formalizado en la ceremonia del homenaje. En ella, los nobles se convertían en sus vasallos, jurándole fidelidad, ayuda militar y consejo, y el monarca les concedía un feudo. A su vez, los nobles podían tener a otros nobles como vasallos, creando así una compleja red jerárquica de señores y vasallos.
Los feudos o señoríos eran las tierras que los nobles gobernaban y explotaban a través del trabajo de los campesinos. Los señores feudales tenían derechos de jurisdicción sobre sus feudos (gobernar e impartir justicia) y cobraban impuestos por el uso de todo lo que era propiedad del señor: molinos, puentes, herrerías, hornos, bosques, prados, etc.
Tipos de Tierras en el Feudo
- La reserva señorial: tierras cuya explotación quedaba en manos del señor exclusivamente.
- Los mansos: parcelas cedidas a los campesinos para que cultivaran sus tierras a cambio de unas rentas.
En cada feudo había un castillo y una o varias aldeas, donde vivían los campesinos que dependían del señor feudal.
La Monarquía Feudal: Poder y Limitaciones
El poder de los reyes en sus reinos era muy escaso, con un ejército reducido. En sus tareas de gobierno, les ayudaba un grupo de personas que formaban la Curia o Consejo Real. Tampoco tenían apenas capacidad para cobrar impuestos, y esta situación se agravaba con la costumbre de dividir sus reinos entre sus hijos, lo que provocaba una fragmentación territorial cada vez mayor.
Para todas estas tareas, dependían de los señores (nobles y clérigos) y sus ejércitos, por lo que los monarcas intentaron establecer lazos personales de fidelidad con ellos. Toda esta situación provocó que los reyes tuvieran cada vez menos poder y los nobles, cada vez más.
La Sociedad Estamental Medieval: Clases y Privilegios
La sociedad medieval se organizó en tres estamentos, a los que se pertenecía por nacimiento (con la excepción del clero). Los dos primeros estamentos eran los privilegiados, mientras que el resto de la población carecía de todo tipo de privilegios. Los privilegiados no tenían que trabajar ni pagar impuestos, podían acceder a los cargos públicos y de gobierno, y eran los propietarios de la mayor parte de las tierras y la riqueza.
El origen de los estamentos se basaba en un teórico reparto de tareas de orden religioso: los que luchan, los que rezan y los que trabajan.
Los Tres Estamentos Sociales
- La nobleza: cuya función principal era la defensa del resto de la población.
- El clero (monjes y sacerdotes): encargado de rezar para conseguir la salvación espiritual de la gente.
- Los trabajadores (campesinos, artesanos y comerciantes): quienes se encargaban de producir y vender los bienes necesarios para la sociedad.
La Nobleza: Guerreros y Señores Feudales
Su principal actividad era la guerra. Se formaban para ella desde pequeños, sirviendo como pajes y escuderos de otros nobles. Cuando alcanzaban la mayoría de edad, se convertían en caballeros. Para entrenarse, se enfrentaban en justas y torneos, a veces auténticos eventos de masas, con público y festivales.
Cuando sus señores los convocaban a la guerra, cada noble formaba su propio ejército, llamado mesnada. Los nobles más poderosos vivían en grandes castillos, que eran auténticas fortalezas militares. Todo esto se financiaba con las rentas de los feudos o señoríos que poseían.
El Rol de la Mujer en la Nobleza
La mujer en la nobleza estaba sometida al hombre. Sus principales funciones eran: continuar el linaje a través del matrimonio y la procreación, organizar las tareas domésticas y encargarse de la educación de los hijos.
Los Campesinos: Vida y Trabajo en el Feudo
Los campesinos constituían la inmensa mayoría del estamento no privilegiado. Su situación variaba:
- Pequeños propietarios: trabajaban sus propias tierras, generalmente pequeñas parcelas. Su número era cada vez menor.
- Los siervos: sometidos totalmente a su señor feudal, para quien trabajaban gratuitamente a cambio de comida. No podían abandonar el feudo bajo ninguna circunstancia.
- Los campesinos libres: trabajaban los mansos y debían pagar impuestos de renta al señor.
Todos los campesinos debían pagar también el diezmo a la Iglesia y prestar servicios personales a sus señores (como servir en su mesa, realizar reparaciones en castillos o trabajar en la reserva señorial, entre otros). Trabajaban todos los días en largas jornadas, utilizando herramientas muy rudimentarias. Utilizaban el abono natural del estiércol de los animales, aplicando la técnica del barbecho, habitualmente bienal, lo que generaba escasos beneficios. Los principales cultivos eran los cereales (trigo para el pan y cebada para pan y cerveza), legumbres y hortalizas. La base de su alimentación era precisamente el pan.
Eran autosuficientes, ya que producían casi todo lo que necesitaban. Vivían en pequeñas aldeas con modestas viviendas construidas con materiales sencillos. En ellas vivía toda la familia junto con los animales que pudieran tener. En general, tenían un nivel de vida muy bajo y una corta esperanza de vida, que no solía superar los 40 años, debido a la mala alimentación, la falta de higiene y la rudimentaria medicina.
El Clero: Poder Espiritual y Económico
División del Clero
- Clero secular: formado por cardenales, obispos, arzobispos y sacerdotes.
- Clero regular: integrado por las órdenes religiosas, encabezadas por un abad o abadesa.
Al frente de la Iglesia se encontraba el Papa, como máxima autoridad religiosa de la Cristiandad. La Iglesia poseía un gran poder político y económico, ya que intervenía en todos los asuntos de Estado, incluso en las guerras con su propio ejército o a través de la Tregua de Dios, una pausa que imponía a toda la Cristiandad. Poseía vastas tierras por las que cobraba rentas, y recibía de los campesinos el diezmo, que constituía la décima parte de su cosecha. Esto la convertía en la institución más rica de Europa.
También establecía la moral (la única aceptada y de obligado cumplimiento) y marcaba los ritmos de la vida cotidiana, como el calendario, las fiestas o las horas señaladas por las campanas. Los monasterios fueron también los principales depositarios del conocimiento, gracias a sus extensas bibliotecas.