Fundamentos y Soportes del Franquismo: Ideología y Sociedad

Grupos Ideológicos y Apoyos Sociales del Franquismo

El Franquismo fue el régimen político instaurado por el General Franco durante la Guerra Civil (1936-1939), consolidado y desarrollado institucionalmente en los años posteriores a su victoria. El régimen político, vigente desde 1939 hasta 1975, fue una dictadura personal en la que todo el poder se concentraba en la persona del Caudillo (con paralelismos en los regímenes fascistas de Alemania e Italia). Franco ostentaba los cargos de Jefe del Estado, del Gobierno, del Movimiento y del Ejército, detentando los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Él se consideraba responsable «solo ante Dios y ante la Historia».

Los grupos políticos que apoyaron la sublevación militar componían un abanico ideológico muy amplio, aunque siempre en los límites de la derecha política. Todos ellos coincidían en algunos puntos fundamentales para el desarrollo posterior del régimen:

  • Anticomunismo: extendido a todos los llamados por el régimen «rojos», abarcando desde la extrema izquierda hasta la burguesía democrática.
  • Confesionalidad católica del Estado (Nacionalcatolicismo): unión de Estado e Iglesia. Las normas más estrictas de esta religión pasaron a ser de obligado cumplimiento para todos los españoles.
  • Imposición de un orden social rígido, basado en la defensa de la familia y la propiedad privada.

Grupos Ideológicos

1. Los Monárquicos

Este grupo estaba compuesto por varias tendencias: carlistas o tradicionalistas y juanistas. Ambos aspiraban al restablecimiento de una monarquía católica y autoritaria.

  • Los carlistas habían quedado integrados, mediante el Decreto de Unificación, en el partido único creado por Franco (Falange Española Tradicionalista de las JONS). Defendían la tradición de los fueros locales.
  • Los juanistas consideraban que al finalizar la Guerra debía producirse la restauración de la monarquía en Don Juan de Borbón (hijo de Alfonso XIII) quien, instalado en Estoril, mantenía una pequeña Corte con sus partidarios. Rechazaban cualquier forma de autonomía, incluidos los fueros locales tradicionales.

2. Los Falangistas

Su número e influencia habían ido creciendo durante la guerra. Su ideología estaba muy próxima al fascismo europeo; pero, tras la muerte de José Antonio y su fusión con los tradicionalistas en un partido único, el Movimiento Nacional (nombre con el que el régimen designaba a la Falange Española Tradicionalista y de las JONS para evitar la utilización del término «partido»), perdieron gran parte de sus señas de identidad. En los comienzos del franquismo, su influencia fue muy grande y se convirtió en una «cantera» de dirigentes y cuadros de la Dictadura, completamente sometida al Caudillo. Pero, tras las derrotas de los fascismos, Franco se fue distanciando de los planteamientos totalitarios de los falangistas y, aunque siguieron ocupando cargos importantes, perdieron influencia dentro del régimen a favor de los católicos, que proporcionaban una mejor imagen en el exterior.

3. Los Católicos

Este fue un grupo muy influyente, en general adscrito a alguna de las dos grandes organizaciones católicas:

  • La Asociación Católica Nacional de Propagandistas:

    Fundada en 1909 para difundir el pensamiento católico y combatir el anticlericalismo. Defendían una enseñanza católica, con el aprendizaje del catecismo en las escuelas. Durante la República, muchos de sus miembros se integraron en la CEDA. De aquí salieron dirigentes más jóvenes y con formación técnica superior a la de otras élites. Solían ocupar las carteras de Educación y Asuntos Exteriores. A raíz del Concilio Vaticano II (1962), se produjo un distanciamiento progresivo entre la jerarquía eclesiástica y la dictadura, que desembocó en serios conflictos.

  • El Opus Dei:

    Creado en Madrid en 1928, su objetivo era la santificación personal de sus miembros, quienes debían ser ejemplo de la aplicación de los valores cristianos en su lugar de trabajo. Tuvieron gran importancia en la España franquista; su alta cualificación profesional hizo que, desde finales de los años 50, ocuparan ministerios, sobre todo económicos.

Apoyos Sociales

El franquismo contó, desde el principio, con el apoyo de importantes sectores sociales:

  • Oligarquía Financiera, Industrial y Terrateniente:

    Recuperó sus negocios, sus propiedades, su hegemonía social y económica, es decir, su dominio de la vida social. A este grupo se incorporaron elementos militares, falangistas o grupos enriquecidos durante la Guerra y la posguerra. Constituyeron la élite, principal beneficiaria de las primeras décadas del régimen. Se benefició de la eliminación de la conflictividad laboral.

  • Pequeños y Medianos Propietarios Rurales:

    Sobre todo de la España al norte del Tajo, de mentalidad tradicional, defensores de la familia, la propiedad privada y la religión.

  • Clases Medias de Pequeñas y Medianas Ciudades:

    Beneficiadas directamente de las depuraciones masivas al finalizar la Guerra, entre funcionarios, maestros, universitarios y militares republicanos. De la misma mentalidad que los anteriores, a la que se añadía la nostalgia del orden público.

Además de estos apoyos sociales, el Ejército y el Clero constituyeron una categoría aparte, cuyo poder e influencia impregnaban todos los aspectos de la vida política, social y cultural de España.

  • El Ejército:

    Buena parte de los militares que detentaron puestos de responsabilidad en el régimen fueron colaboradores directos de Franco durante la Guerra: Varela, Moscardó, Muñoz Grandes, Carrero Blanco. Otros se distanciaron o fueron apartados por el propio Caudillo (Queipo de Llano, Yagüe). Su presencia fue disminuyendo, pero siempre ocuparon las carteras militares.

  • El Clero:

    El clero recibió todo tipo de ayudas y prebendas de un Estado que se declaró oficialmente católico y asumió la defensa de la religión y el mantenimiento de la Iglesia como asuntos prioritarios.

La oposición y la protesta no se manifestaban, pues la represión sistemática, el miedo a la delación, la miseria generalizada, el hambre y el hundimiento moral de los derrotados lo impidieron durante muchos años.

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