La Crisis del Antiguo Régimen y la Guerra de Independencia (1808-1814)
A finales del siglo XVIII, el liberalismo comenzó su expansión en Europa. Sin embargo, en España este proceso fue más tardío y estuvo marcado por la intervención constante del ejército en la política. El liberalismo español nació a causa de la invasión francesa, que impulsó dos vías distintas:
- El Estatuto de Bayona, concedido por José I.
- El proceso constituyente de Cádiz, que desembocó en la primera constitución escrita de España.
Causas de la Guerra de Independencia
Las causas de la Guerra de Independencia están ligadas a la política exterior de Carlos IV y la influencia de su valido, Godoy. Tras la ejecución de Luis XVI en 1793, España entró en guerra contra Francia, resultando en una derrota y la firma de la Paz de Basilea, que convirtió a España en aliada de Francia frente a Inglaterra. Siguieron varios tratados, por los que tropas francesas entraron en España con el pretexto de invadir Portugal, pero terminaron ocupando posiciones estratégicas en la península.
La crisis interna culminó con el Motín de Aranjuez, la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en Fernando VII.
El Reinado de José I Bonaparte
Napoleón aprovechó la situación y, tras llevar a Carlos IV y Fernando VII a Bayona, logró que ambos renunciaran al trono, proclamando rey a su hermano José I Bonaparte. Para ganar apoyos, José I otorgó el Estatuto de Bayona, el cual fue un régimen autoritario, con tímidas reformas ilustradas. Su gobierno contó con el apoyo de los franceses.
Desarrollo de la Guerra de Independencia
La Guerra de Independencia comenzó el 2 de mayo de 1808 con el levantamiento madrileño contra los franceses, brutalmente reprimido por Murat. El conflicto puede dividirse en cuatro fases:
Fase 1: Avance francés y derrota en Bailén (1808)
- Surgen las Juntas Provinciales y la Junta Central.
- La victoria española en Bailén obliga a José I a retirarse y supone la primera gran derrota de Napoleón en Europa.
Fase 2: Intervención directa de Napoleón
- Napoleón entra en España con la “Grand Armée”, vence en Tudela, Burgos y Somosierra, y restablece a José I en Madrid.
- Tras su marcha a finales de 1808, los franceses dominan casi toda la península salvo Cádiz.
Fase 3: Guerra de guerrillas (1809-1811)
- Grupos irregulares formados por soldados, campesinos y civiles desgastan al ejército francés gracias a su movilidad y conocimiento del terreno.
Fase 4: Ofensiva final (1812-1813)
- Los rusos obligaron a Napoleón a retirar tropas.
- Wellington derrota a los franceses y avanza desde Portugal.
- Tras victorias en Arapiles, Madrid es liberada, y en Vitoria y San Marcial los aliados fuerzan la retirada definitiva de José I.
- El Tratado de Valençay reconoce a Fernando VII como rey.
Consecuencias de la Guerra
La guerra dejó:
- Entre 300.000 y 1.000.000 de muertos.
- Una grave crisis económica: destrucción de infraestructuras, ruina agrícola y manufacturera.
- El exilio de más de 10.000 franceses.
Culturalmente, Goya reflejó el horror del conflicto en obras como “La carga de los mamelucos”, “Los fusilamientos del 3 de mayo” y “Los desastres de la guerra”. Además, el debilitamiento de España favoreció los procesos de independencia americana (1817-1824).
En conclusión, la Guerra de Independencia supuso la restauración del absolutismo con la vuelta de Fernando VII, pero dejó sembrada de forma irreversible la semilla del liberalismo en España.
Las Cortes de Cádiz y la Primera Constitución Española
Durante la Guerra de Independencia se desarrolló paralelamente un proceso político decisivo: la creación de la primera constitución escrita de España. Mientras el país combatía a los franceses, un grupo reducido de ilustrados aspiraba a impulsar una auténtica revolución burguesa y establecer un nuevo modelo político basado en principios liberales.
El Origen de las Cortes
En 1808, tras la marcha de la familia real, surgieron Juntas Provinciales de Defensa en numerosas ciudades. Poco después se creó en Aranjuez la Junta Central Suprema, integrada por 34 miembros y presidida por Floridablanca, que se convirtió en el máximo organismo de gobierno durante la guerra. Debido al avance francés, la Junta se trasladó primero a Sevilla y finalmente a Cádiz, única ciudad no ocupada.
Allí surgió el debate sobre la convocatoria de Cortes: los sectores progresistas la apoyaban para redactar una constitución, pero la postura conservadora se impuso inicialmente, dando lugar a una Regencia de cinco miembros. Sin embargo, la presión popular llevó finalmente a convocar las Cortes.
Composición y Tendencias de las Cortes de Cádiz
Las Cortes de Cádiz se abrieron el 24 de septiembre de 1810 y funcionaron hasta 1814. Sus primeras sesiones tuvieron lugar en la Isla de León y, desde 1811, en la iglesia de San Felipe Neri de Cádiz. La guerra dificultó el proceso electoral, por lo que muchas provincias enviaron substitutos residentes en la ciudad. Esto provocó que la Cámara resultara más liberal de lo previsto.
Según Manuel Tuñón de Lara, la mayoría de los diputados pertenecía al estado llano: profesionales, funcionarios, clérigos y militares, con escasa presencia de la nobleza y ninguna representación campesina ni femenina. En las Cortes coexistieron tres tendencias:
- Los liberales: defensores de reformas radicales y de la soberanía nacional.
- Los jovellanistas: partidarios de combinar la tradición española con el modelo británico.
- Los absolutistas: defensores del retorno a la monarquía absoluta.
Ya en sus primeras sesiones, las Cortes proclamaron principios fundamentales como la soberanía nacional, el reconocimiento de Fernando VII como rey constitucional, la estructura unicameral y la obligación de jurar fidelidad a las Cortes.
La Constitución de 1812: “La Pepa”
El resultado de su labor fue la Constitución de 1812, aprobada el 19 de marzo (día de San José), conocida como La Pepa. Consta de 348 artículos distribuidos en 10 títulos.
Principios Fundamentales de “La Pepa”
- Establecía la soberanía nacional (Título I).
- Amplia declaración de derechos, como la igualdad ante la ley y la libertad de pensamiento e imprenta, manteniendo la religión católica como única oficial.
- Consagraba la separación de poderes: el rey ejercía el Ejecutivo, las Cortes unicamerales el Legislativo (mediante sufragio universal masculino indirecto), y los tribunales el Judicial.
- Regulaba la elección de ayuntamientos, la reforma fiscal mediante un impuesto proporcional, el fortalecimiento del ejército mediante el servicio militar obligatorio y la creación de escuelas para alfabetizar a toda la población.
- Prohibía reformar la Constitución durante los ocho primeros años.
Aunque era una constitución avanzada para su tiempo e influyó en posteriores textos españoles y europeos, tuvo escasa vigencia real debido a la guerra y al desconocimiento generalizado entre la población. Aun así, supuso un hito histórico como primera constitución del país. Las Cortes también aprobaron leyes complementarias, como la abolición de los señoríos jurisdiccionales, una nueva desamortización y medidas económicas de corte liberal.
En 1814, con el regreso de Fernando VII, los liberales esperaban que jurara la Constitución, pero el rey la anuló de inmediato, junto con las Cortes y sus leyes, restableciendo el absolutismo. Desde entonces, los liberales intentaron recuperar el proyecto mediante pronunciamientos militares, manteniendo viva la memoria del camino iniciado en Cádiz.
El Reinado de Fernando VII: Absolutismo y Lucha Liberal (1814-1833)
Durante la Guerra de Independencia se produjo un vacío de poder que permitió la revolución liberal de las Cortes de Cádiz. Aunque esta sembró la base del constitucionalismo en España, Fernando VII, hijo de Carlos IV, se convirtió después en su principal opositor.
El Sexenio Absolutista (1814-1820)
Al regresar al trono por el Tratado de Valençay (1813), comenzó el Sexenio Absolutista (1814-1820). En 1814 recibió el apoyo de los diputados absolutistas mediante el Manifiesto de los Persas, y el 4 de mayo disolvió las Cortes y anuló la Constitución de 1812.
Paralelamente, en América se intensificó el proceso de emancipación iniciado durante la guerra, logrando la independencia países como Paraguay, Argentina o Chile. A nivel interno, el régimen absolutista reforzó los privilegios estamentales y desarrolló una fuerte represión contra liberales y afrancesados. Muchos militares liberales participaron en sociedades secretas y protagonizaron numerosos pronunciamientos.
El Trienio Liberal (1820-1823)
Uno de esos levantamientos triunfó en 1820: el pronunciamiento de Riego en Las Cabezas de San Juan, dando inicio al Trienio Liberal (1820-1823). Riego proclamó la Constitución de 1812 y la rebelión se extendió hasta obligar a Fernando VII a jurarla.
Se decretó una amnistía, regresaron los exiliados y los liberales ganaron las elecciones. Las nuevas Cortes impulsaron reformas profundas:
- En política: Elección de ayuntamientos y diputaciones, creación de la Milicia Nacional, un nuevo Código Penal y una división provincial.
- En lo socioeconómico: Abolición de la jurisdicción señorial, reducción del diezmo, libertad industrial y supresión de los gremios.
- En lo eclesiástico: Disolución de conventos y desamortización de tierras del clero regular.
No obstante, la resistencia absolutista, el veto del rey y la falta de cambios reales para el campesinado provocaron tensiones. Surgieron divisiones entre moderados y exaltados. Finalmente, la oposición de la Europa absolutista fue decisiva: en el Congreso de Verona, la Santa Alianza autorizó la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis, que en 1823 restauraron fácilmente el poder absoluto. Todo el marco legal del Trienio fue anulado.
La Década Ominosa (1823-1833)
Comenzó entonces la Década Ominosa, marcada de nuevo por la represión, ejemplificada en las ejecuciones de Mariana Pineda y Torrijos. El régimen vivió entre dos presiones: evitar reformas para no favorecer al liberalismo o aceptarlas para fortalecer el Estado. Finalmente, Fernando VII aprobó una amnistía e hizo reformas de Hacienda, destacando la labor de López Ballesteros.
Mientras tanto, continuó la disolución del imperio: tras Ayacucho España perdió sus últimos territorios continentales, conservando solo Cuba, Puerto Rico y algunas posesiones del Pacífico. El descontento absolutista radical alimentó las partidas realistas, ligadas a Carlos María Isidro, hermano del rey.
El Problema Sucesorio y el Inicio del Conflicto
El problema sucesorio comenzó cuando Fernando VII tuvo una hija, Isabel, en 1830. Para asegurar su herencia promulgó la Pragmática Sanción, que anulaba la Ley Sálica. Se formaron dos bandos:
- Los carlistas: partidarios de Carlos y del absolutismo.
- Los isabelinos: apoyados por los liberales y María Cristina.
Tras la muerte del rey en 1833, Isabel fue reconocida como heredera con su madre como regente, mientras Carlos se autoproclamó rey e inició una insurrección: comenzaba así la primera guerra carlista.
Conclusión del Reinado
En conclusión, el reinado de Fernando VII estuvo marcado por el choque constante entre absolutismo y liberalismo. Este problema impidió afrontar cuestiones clave como la crisis económica o la pérdida del imperio, y abrió una división política que volvería a estallar en las guerras carlistas.
