Definición de Imperialismo y Colonialismo
Cuando decimos imperialismo, estamos hablando de un sistema económico que aparece en la segunda mitad del siglo XIX debido al gran desarrollo industrial de los países europeos, que les impulsaba a buscar nuevos mercados para sus productos y materia prima barata. Esta nueva fase de la historia europea se caracteriza por una calma política (inicialmente) en las relaciones internacionales, así como por una consolidación y crecimiento en los aspectos económicos.
Los continentes que más posibilidades ofrecían a los colonizadores eran África y Asia, debido fundamentalmente al atraso económico y cultural de sus habitantes. Para ello, pensaron justificar el “plan de invasión” en la discutible idea de “superioridad racial y cultural”, lo que suponía la destrucción de las culturas tradicionales de los países colonizados. A la vez que la metrópoli explotaba los recursos naturales de la colonia, también lo hacía con los nativos, imponiendo una total dominación económica, política y cultural.
Por colonialismo tradicional se entiende una manifestación del imperialismo, donde la explotación del país se produce a través de una ocupación material del territorio, imponiendo por la fuerza las leyes y la cultura de la metrópoli. En este concepto tradicional es imprescindible que se dé la ocupación material del territorio. En cambio, el neocolonialismo es una forma diferente y nueva de colonización puesta en práctica por EE. UU. en América Latina y posteriormente en el resto del mundo. Consiste en la explotación económica, a través de las grandes compañías u otros sistemas más complejos, de países políticamente independientes. (Finalmente, podemos hablar del imperialismo ideológico).
Causas y Justificaciones del Imperialismo
(Razonables o no)
Causas Económicas
Por un lado, la crisis de 1873, con un descenso de los precios, inclinó a las potencias al proteccionismo, suscitando la necesidad de encontrar nuevos mercados que no estuvieran protegidos. Inglaterra, Holanda, Bélgica, etc., encontraron en otros continentes un campo propicio para sus capitales (ferrocarriles, préstamos, instalaciones portuarias…) a la vez que hallaron materias primas para sus industrias.
Causas Demográficas
El excesivo y repentino aumento de población europea podría haber provocado superpoblación y sus consiguientes tensiones. Entre 1850 y 1914, la población se duplicó en Europa, lo que produjo tensiones en algunos países por carecer de la explotación adecuada de sus recursos. Esta “población sin futuro” tenía un recurso relativamente fácil: emigrar a los respectivos territorios que su propio país les ofrecía. (Análisis de la expresión «hacer las Américas»). Estamos hablando de la nada despreciable cifra de cuarenta millones de europeos que emigraron fuera del continente, alentados por conseguir sus sueños de supervivencia, de riqueza o de grandeza.
Causas Técnico-Políticas
También llamadas “factores de prestigio” que hicieran olvidar la vergüenza de otras derrotas, como es el caso de Francia. Por otro lado, los barcos de vapor, que habían ampliado su capacidad y podían ir más lejos, necesitaban tener depósitos de carbón distribuidos por todo el mundo para poder avituallarse. Deberían ser puntos costeros en diferentes partes del mundo (inicio de la colonización). Fue el capital privado quien comenzó estas inversiones iniciales y posteriormente se unieron o implicaron los Estados, lo que supuso no ya un simple punto costero, sino el mayor volumen posible de territorio.
Causas Ideológicas
Todas las potencias querían salir de Europa, crecer, olvidar todos los problemas y engrandecerse. Pretextos: la religión fue uno de los más socorridos, sobre todo en los Estados confesionales. «Evangelizar al pobre indígena del mundo perdido» era un argumento que no se discutía. La Iglesia luterana fue la pionera y más aplastante. Pretendía con ello, desde su supuesta responsabilidad de hombre blanco, mejorar el nivel de vida del indígena, que avanzara, aunque esto no supusiera la felicidad para los colonizados. La Iglesia Católica fue muy reacia a implicarse en la colonización durante la primera fase, dado que aún pesaba la imagen que había dado durante el descubrimiento de América. Pero viendo que el luteranismo le podía quitar adeptos, territorios, etc., se lanzó también a la “aventura” de la colonización, lo cual empeoró aún más la situación.
Darwinismo Social
Característico del caso inglés y latente en las demás potencias. La recién promulgada teoría de «La evolución de las especies» causó furor e impacto en las clases altas. Lo que Darwin argumentó sobre la forma en que las especies animales han ido sobreviviendo y mejorando sus hábitos de vida a lo largo de la historia, muchos ideólogos burgueses no tardaron en aplicarlo a la especie humana. Argumento “intelectual” que justificaba a los países más ricos, más modernos… a tener derecho para seguir creciendo aunque fuera a costa de las clases inferiores, más arcaicas o no industrializadas. (Este aspecto será imprescindible cuando hablemos de la raza aria y la selección de la especie, uniéndolo al “superhombre” de Nietzsche).
Interés Científico
El romanticismo que envolvía a la burguesía acomodada, así como el nuevo descubrimiento de las Ciencias Naturales (Biología, Geología, Anatomía, Botánica…) despertó el ansia del saber y el sueño con mundos vírgenes e idílicos. Descubrir, categorizar, cartografiar, analizar y describir nuevas especies animales, plantas y territorios sería una empresa más en la que también invertir capitales sobrantes de los nuevos ricos.
Grupos de Presión
Sobre todo ejércitos, militares que deseaban actuar y hacer «prácticas» de entrenamiento (con otras razas), dado que en ese momento no había conflictos en Europa, pero podía haberlos, como de hecho ocurriría en pocos años. Los ejércitos «sirven a la Nación», lo que era una causa más que razonable, «y digna de mención honorífica», en la que invertir dinero y enrolar (entretener) al excedente de población dispuesto a derramar hasta la última gota de sangre por la Patria.
Formación de los Imperios Coloniales
Hay que advertir que cada país participante en el fenómeno colonial realizó un proceso o modalidad diferente:
Modalidades de Formación
- Por conquista: Países dotados de notables adelantos militares. Junto a tropas europeas se emplearon cuerpos armados indígenas. No olvidemos la importante flota marítima inglesa que le permitió transportar personal y armas con relativa facilidad a casi todas las partes del mundo.
- Por organización: En cuestiones administrativas, no podían tomarse todas las decisiones desde la metrópoli; se debían acumular resortes y poderes en los gobernantes y procónsules. A ciertas compañías privilegiadas se les encargó organizar las colonias y explotar sus recursos. Surgirán asociaciones con cuadros administrativos indígenas, dominios, protectorados, que respetaban y reducían la política interior al gobierno local, mientras que la política exterior y el ejército eran controlados por la metrópoli.
- Por explotación: Se produjo una asimilación aduanera, de forma que entre la metrópoli y la colonia no había aranceles, mientras que las tarifas proteccionistas mantenían alejados los productos de otros países. La colonia siempre estaría en situación de inferioridad: proveía de materias primas y era obligada a comprar productos manufacturados. No se les permitía industrializarse, ya que eso supondría dotarlas de autonomía comercial y la metrópoli dejaría de venderles sus productos.
Los Grandes Imperios Coloniales
El Imperio Británico
Se anticipó a las restantes potencias, pues existía -a menor escala- desde los tiempos de la descomposición del Imperio Español. Hacia 1850, Gran Bretaña disponía de:
- Escalas comerciales por todo el mundo (desde los siglos XVII, XVIII y XIX): Gibraltar, Corfú (Grecia)…
- Establecimientos comerciales en la costa africana (centros de trata de esclavos): Gambia…
- Colonias de plantación: Antillas, Honduras, Guayana…
- Colonias de población blanca: Canadá, Australia, Nueva Zelanda, África del Sur.
- Un caso típico: India, explotada hasta 1858 por la Compañía de las Indias Orientales.
En 1876, el Imperio británico llegó a ocupar el 20% de la superficie de la tierra (equivalente a 22,5 millones de km²) sobre la cual vivía casi la cuarta parte de la población mundial. Sus colonias proporcionaban de todo (algodón de la India, té de Ceilán…). Entre todas, habrá una especial que marcará mucho a Inglaterra y que será eje del imperio: la India, con la que aseguró su comercio en 1875 mediante la construcción del Canal de Suez y más tarde la ocupación de casi todo Egipto.
Hubo un momento cumbre que desató el furor y la pasión colonizadora de los ingleses: la rebelión indígena que en 1858 hizo caer a la Compañía de las Indias Orientales; una vez reprimida la rebelión, la administración se centralizó en Londres y la reina Victoria fue coronada emperatriz de la India en 1876. A principios del siglo XX, su extensión sería de 33,5 millones de km² y casi 400 millones de habitantes. Hubo un momento en que se replanteó frenar el avance colonial por miedo a Bismarck, pero se alió con Francia y Rusia para continuar sin temor.
Las primitivas posesiones de África (Gambia, Sierra Leona, Costa de Oro (Ghana) y El Cabo) perdieron interés para los británicos con motivo de la abolición de la esclavitud en la primera mitad del siglo XIX. Su interés aquí había sido el comercio de esclavos vendidos a buen precio a los propietarios de plantaciones americanas. No obstante, fueron plataforma para su objetivo primordial: abarcar desde El Cairo hasta El Cabo.
Problemas: Francia pretendía a la vez conquistar desde la costa oriental a la occidental. Los franceses fueron obligados a retirarse y Sudán se convirtió en dominio anglo-egipcio, comunicándose con el Índico por Kenia, Uganda y Somalia. En África del Sur, tuvo que luchar contra los bóers (antiguos colonos holandeses establecidos en el Transvaal) y aunque los derrotó, les concedió cierta autonomía administrativa.
Tipos de Territorios Británicos
El Imperio Inglés estaba formado por:
- Dominios (o de asimilación, con población blanca): Terranova, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Eran los preferidos para la emigración británica y por su identidad cultural y económica con la metrópoli, se les facilitó la concesión de un estatuto especial con autonomía política y administrativa. Les unía la misma Corona, amén del control en sus finanzas y comercio exterior.
- Protectorados: Como Egipto y Sudán, que conservaban los gobiernos indígenas pero mantenían la ocupación militar de la metrópoli. (Se respetaba la autoridad local, pero solo en política interior).
- Colonias: Todos los demás territorios (Nigeria, Uganda, Kenia, Somalia, Birmania, Malasia…), a los que no se les reconocía ningún tipo de derechos. (No se respetaba nada).
- (Asociación: mantenía la administración indígena) – Nota: Este punto puede requerir clarificación contextual.
El Imperio Colonial Francés
En la expansión colonial francesa se distinguen varias fases:
- La época de Luis Felipe de Orleans: Se realizó la ocupación de Argelia, convirtiéndola en centro de inmigración para colonos franceses y, a la vez, en granero (trigo) de Francia.
- La época de Napoleón III (Segundo Imperio): Fue la fase colonial más importante. Francia pretendió conquistar Egipto, pero fue derrotada por Gran Bretaña. Sin embargo, dado que el ingeniero que construyó el Canal de Suez (Lesseps) era francés, consiguió establecer un protectorado sobre Egipto. También ocupó Gabón (Congo francés) y algunos archipiélagos de Oceanía. Asimismo, en territorio asiático, ocupó la Cochinchina (sur de Vietnam) y estableció un protectorado sobre Camboya.
- La III República: En esta fase se completó el imperio colonial. Ocupó Túnez, lo que motivó la protesta italiana, y se inició la penetración en el Sáhara a partir de Senegal y Argelia. Perdió su protectorado en Egipto, pero logró entrar en la zona ecuatorial al oeste de Sudán y Argelia. Se llegó a un acuerdo entre Francia e Inglaterra por el que los derechos sobre Egipto serían para Inglaterra y sobre Marruecos para Francia. Esto provocó la protesta de Bismarck, que deseaba poseer las minas del Rif.
En 1906 se convocó la Conferencia de Algeciras (Inglaterra, Francia, Alemania y España), donde se estipuló la independencia marroquí bajo el protectorado de las grandes potencias europeas, reconociendo mayor influencia a Francia. Ésta realizó una ocupación efectiva, por lo que surgió de nuevo el enfrentamiento con Alemania. En un nuevo acuerdo se terminó de hacer el reparto de África: España controlaría el norte de Marruecos; Francia obtuvo un protectorado sobre casi todo el territorio marroquí; y Alemania recibió de Francia una extensa franja del Congo francés que se unió al Camerún.
En 1887, se apropió de la Unión Indochina (Laos, Vietnam y Camboya) más la actual Tailandia. A finales del siglo XIX se apoderó de Madagascar.
Una diferencia importante entre la política francesa y la inglesa fue el intento francés de asimilar a las aristocracias nativas y de imponer en las colonias el sistema de administración centralista de la metrópoli. Trató con más benevolencia a sus colonos que Inglaterra, aunque a la hora de abandonar las colonias, esta última fue más diplomática y optó por la vía amistosa.
Hasta 1870, Francia tan solo tenía un millón de km² en colonias; a principios del siglo XX, tenía 10,5 millones. Proporcionalmente, creció mucho más que Inglaterra gracias a tres motivos impulsores: las sociedades geográficas con vocación civilizadora, la lengua (considerada como la única culta) y la capacidad de las finanzas de Francia.
El Colonialismo Alemán
El gobierno de Bismarck fue uno de los primeros en darse cuenta de la importancia económica de las colonias. Aprovechando el prestigio del II Reich, convocó una Conferencia (Conferencia de Berlín, 1884-1885) para reunir a las naciones implicadas en África. Aquí se establecieron normas para la ocupación y se repartieron o confirmaron territorios africanos. Cabe destacar la concesión del Congo a título personal a Leopoldo II de Bélgica.
Al margen de esta Conferencia y apoyándose en su poder, Bismarck estableció protectorados en Namibia, Camerún, Togo y Tanzania, así como en diversas islas del Pacífico (Palaos, Marianas y Carolinas, compradas a España en 1899). Realizó la ocupación por la fuerza de la ciudad china de Tsingtao, lo que le permitió participar en el mercado chino.
El Imperialismo Ruso
Tuvo tres líneas de expansión, que en realidad fueron anexiones fronterizas:
- Hacia el Mediterráneo, a expensas del Imperio Turco (Balcanes), frenada por las potencias de Europa occidental.
- Hacia la India, ocupando el Turquestán en Asia Central. Inglaterra le frenaría.
- Hacia China, con la ocupación de Manchuria, Port Arthur y Darién.
Los intereses rusos chocaron con los japoneses, que ya estaban establecidos en Corea. Esto provocó la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, que marcó el comienzo de la hegemonía japonesa en Extremo Oriente.
La Expansión Japonesa
Coincidió con su desarrollo industrial y su deseo (necesidad) de introducirse en el continente, lo que le llevó a dos guerras:
- La chino-japonesa (1894-1895), de la que consiguió Formosa (Taiwán).
- La ruso-japonesa (1904-1905), conquistando el sur de la isla de Sajalín y los protectorados de Manchuria y Corea.
El Imperialismo Estadounidense
EE. UU. no llegó a controlar vastos territorios coloniales al estilo europeo, pero sus inversiones capitalistas y su influencia política (neocolonialismo) se extendieron por gran número de países, especialmente en América Latina. A partir de 1915 se colocó en el primer puesto entre las potencias económicas del mundo. Cuando vieron peligrar sus intereses, no dudaron en utilizar la fuerza armada. En 1898, su victoria en la guerra contra España le permitió anexionarse Guam, Filipinas y las islas Hawái, más el control económico de Cuba y Puerto Rico.
Hay que destacar su intervención en Panamá con motivo de la construcción del canal. Panamá pertenecía a la República de Colombia, pero quería independizarse. Los norteamericanos apoyaron el movimiento independentista panameño después de que Colombia rechazara sus condiciones para construir el canal. Panamá se convirtió en república independiente en 1903, y EE. UU. obtuvo la soberanía a perpetuidad sobre la Zona del Canal.
Otras Potencias Coloniales
- Bélgica: Consiguió el Congo (formalmente Estado Libre del Congo), otorgado a título personal a Leopoldo II, no a Bélgica. (Nota: Esto se debió a la problemática que presentaba la cuenca del río Congo. En su orilla derecha estaban los franceses y en la desembocadura los portugueses. En el Congreso de Berlín se determinó la existencia de un «Estado libre y neutral» donde todas las naciones podían ejercer su comercio).
- Holanda: Modernizó sus explotaciones en Indonesia (Indias Orientales Holandesas).
- Portugal: Controló Angola, Mozambique y parte de Guinea (Guinea-Bisáu, Cabo Verde).
- España: Recibió la colonia de Guinea Ecuatorial, el Sáhara Occidental y el protectorado sobre el norte de Marruecos.
- Italia: Ocupó parte de Somalia y Eritrea, así como un protectorado sobre Abisinia (Etiopía). Tras ser derrotada en Abisinia (Batalla de Adua, 1896), posteriormente (1911-1912) se anexionó Libia (Tripolitania y Cirenaica) tras una guerra con el Imperio Otomano, convirtiéndola en colonia italiana.
Consecuencias e Impacto del Colonialismo
La cultura europea influyó en las colonias, difundiendo conocimientos técnicos e ideológicos que, paradójicamente, fueron los que prepararon el proceso de emancipación posterior. Pero la cultura europea no se implantó de forma pacífica; los colonizadores no respetaron los derechos de los indígenas, que fueron considerados de raza inferior en todos los aspectos.
Económicamente, las colonias fueron para la metrópoli una fuente de materias primas baratas y mercados cautivos, aunque la inversión inicial en infraestructura (vías férreas, carreteras, etc.) pudo ser costosa. La rentabilidad a largo plazo para las metrópolis fue, en general, altísima. Aparte de los beneficios económicos, uno de los aspectos importantes fue la función de «válvula de escape» para aliviar la saturación de población en las metrópolis.
En las colonias se generaron sociedades duales, donde convivían (yuxtapuestas, separadas en barrios…) sistemas diferentes a nivel político, económico, ideológico, religioso…, que en cada lugar tendrían su propia evolución y problemática hasta lograr la independencia. Se trazaron fronteras artificiales que a menudo separaban grupos étnicos o unían a otros tradicionalmente enfrentados, generando conflictos futuros.
El balance del colonialismo es un tema sumamente polémico. Si bien hubo cierta modernización en infraestructuras y administración en algunas colonias, esta se realizó en beneficio de la metrópoli y a costa de la explotación de los recursos y la población local. Si creemos en la máxima «el fin no justifica los medios», no podemos admitir como válido y beneficioso el colonialismo tal y como se llevó a la práctica. Los métodos utilizados fueron, en la mayoría de las veces, violentos, racistas y profundamente inhumanos, dejando un legado complejo y a menudo doloroso en los países descolonizados.