Joaquín costaren oligarquía y caciquismo iruzkina

1. LOCALIZACIÓN Tipo de texto:


 según la fuente es un texto histórico secundario; según la forma es un fragmento de una obra  literaria y según el tema es político.

Autor:

individual (Joaquín Costa, político y líder del “Regeneracionismo”). 

Destino:

está dirigido a un colectivo y su finalidad es pública. 

Época:

1901, Madrid.

2.- ANÁLISIS

 El tema central es la crítica al caciquismo y a la falsificación electoral que propiciaba el sistema turnista y las principales ideas hacen referencia a los componentes del sistema y su forma de actuar. Ampliamoa brevemente cada una de estas ideas. En primer lugar, el autor cita los tres elementos que, en su opinión, integran el sistema de gobierno. Los primeros componentes son los “oligarcas” o primates, ricos, poderosos e influyentes que ocupan los altos cargos y las posiciones más prestigiosas de cada partido formando, según palabras del mismo autor la “plana mayor”. Según Joaquín Costa, el sistema se veía reducido a estos elementos que manténían postrada a la nacíón. Los caciques y oligarcas, también conocidos como clase gobernante o directora se distribuían en partidos. El único objetivo de esta corrupción era el favorecer al partido al que correspondía gobernar según el turno pacífico. 

3.- CONTEXTUALIZACIÓN

En Enero de 1874, el general Pavía protagonizó un golpe de Estado que disolvíó las Cortes y puso fin a la I República. En Diciembre de ese mismo año, otro pronunciamiento, esta vez del general Martínez Campos en Sagunto, provocó la proclamación de Alfonso XII, hijo de Isabel II, como Rey de España, con Antonio Cánovas del Castillo, como su máximo defensor. Con la reposición de los Borbones se inició el periodo de la Restauración (1874-1923) con el “sistema canovista” como forma de Gobierno. Este gobierno trataba de regresar al periodo anterior a la Revolución de 1868, al periodo de la Uníón Liberal. Para ello, Cánovas, defendía la necesidad de una Constitución moderada y flexible, símbolo del equilibrio, que estableciera la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes. De esta manera el orden político y público quedarían garantizados. El sistema canovista se basó en dos pilares: la Constitución de 1876 y el bipartidismo turnista. Por un lado, el partido conservador de Cánovas y, por otro, el fusionista de Sagasta. Fue promulgada en Junio de 1876, establecía la “soberanía compartida” (Cortes y Rey) y una práctica política basada en la existencia de unos partidos oficiales que aceptasen los reglamentos de la legalidad constitucional. Serían partidos de “notables” elegidos por sufragio censitario. Compraban votos y manipulaban las elecciones y las decisiones de gran parte del electorado para favorecer al partido al que le correspondiese gobernar. En algunas ocasiones, recurren al “pucherazo” o falsificación del censo y el resultado electoral. Añadamos la semana trágica de 1909, la crisis de 1917 y la muerte de los líderes (Cánovas y Sagasta) que no encontraron sustitutos capaces de formar mayorías estables para el parlamento. 

4.- CONCLUSIONES

Finalizaremos nuestro comentario con unas breves conclusiones:

A pesar de que España ya podía considerarse como un Estado Liberal, el caciquismo del sistema canovista se encargó de someter a gran parte del país base de la democracia que se supónía era la nacíón.

Joaquín Costa, quiso mostrar sus ideales criticando y denunciando la corrupción del sistema.

Sus principios políticos e ideológicos le llevaron a colocarse como líder de un movimiento político contrario al sistema canovista, el ”Regeneracionismo”, que defendía la necesidad que tenía España que “reiniciar” su vida desde otros fundamentos para alcanzar el desarrollo y prosperidad necesaria.


EL SISTEMA CANOVISTA


El pronunciamiento de Martínez Campos en Diciembre de 1874 significó la restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. El político clave de esta etapa fue Antonio Cánovas del Castillo, líder del que, durante el Sexenio Revolucionario, se había denominado partido alfonsino, y auténtico organizador del sistema de la Restauración. Sin embargo, para conseguirlo Cánovas no tuvo reparos en establecer un sistema político, social y económico denominado caciquismo, y que no era otra cosa que el falseamiento del sistema político mediante el control de las elecciones y de los electores.

2.1.- La Constitución de 1876

El primer paso que se dio para consolidar la Restauración fue la redacción de una nueva Constitución; se convocaron elecciones generales a Cortes Constituyentes, aunque en realidad la Constitución fue redactada por una asamblea de 39 notables que plasmaron las ideas de Cánovas en un texto que fuese aceptable por los dos grandes partidos del país. La Constitución de 1876 estuvo en vigor hasta 1931 y con tan sólo 89 artículos es la más breve de la historia constitucional española: En la constitución se establecía la soberanía compartida entre Rey y Cortes y se concedían amplios poderes al monarca: derecho de veto, nombramiento de ministros, potestad de convocar, suspender o disolver las Cortes sin autorización del gobierno, iniciativa legislativa y el mando supremo del ejército.

– Poder legislativo:

las Cortes eran bicamerales y estaban formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado.

– Derechos individuales:

fueron considerablemente recortados con respecto a la Constitución de 1869 y podían ser suspendidos arbitrariamente por el gobierno.

– Libertad religiosa:

la Constitución de 1876 restablecíó la confesionalidad católica del Estado, aunque se permitía la práctica privada de otras religiones.

2.2.- Los partidos políticos de la Restauración

El sistema político de la Restauración se basaba en la existencia de dos grandes partidos, el Conservador y el Liberal, que coincidían ideológicamente en lo fundamental, pero asumían de manera consensuada dos papeles complementarios. Ambos partidos defendían la monarquía borbónica, la Constitución de 1876, la propiedad privada y la consolidación del Estado liberal, unitario y centralista. A imitación de los partidos del régimen isabelino, tampoco eran partidos de masas ya que en ellos participaba una pequeña parte de la población, perteneciente siempre a las élites y la clase media, y sus actuaciones estaban determinadas más por los intereses personales de sus miembros que por el interés general. El Partido Conservador se organizó alrededor de su líder, Antonio Cánovas del Castillo, y aglutinó a los sectores más conservadores y tradicionales de la sociedad (a excepción de los carlistas y los integristas más radicales. El Partido Liberal, fundado en 1880, tenía como principal dirigente a Práxedes Mateo Sagasta y reuníó a antiguos progresistas, unionistas y algunos ex republicanos moderados. Al margen del sistema quedaron los carlistas, los nacionalistas vascos y catalanes y, posteriormente, los partidos obreros y republicanos. Para el ejercicio del gobierno se ponía en práctica el turno pacífico o alternancia regular en el poder entre los dos partidos dinásticos. El turno en el poder quedaba garantizado porque el sistema electoral funcionaba al revés que en un sistema democrático. En el sistema de la Restauración, cuando el partido en el gobierno sufría un proceso de desgaste político y perdía la confianza de las Cortes, el monarca llamaba al jefe del partido de la oposición a formar gobierno. Entonces, el nuevo jefe de gabinete convocaba elecciones con el objetivo de construirse una mayoría parlamentaria suficiente para ejercer el poder de manera estable.

2.3.- Turnismo y caciquismo

Cuando la oposición consideraba que el gobierno no cumplía las normas, el rey podía nombrar presidente al líder del partido opositor, que inmediatamente disolvía el parlamento y convocaba elecciones, que siempre ganaba el partido gobernante. 



Muchas veces el cacique era el gran propietario agrario, el terrateniente, o en algunos casos su administrador, que daba trabajo en sus tierras  a los jornaleros, o arrendaba sus tierras a campesinos fieles.Con este sistema corrupto y manipulador Cánovas consigue mantener el poder político siempre en manos de uno de los dos partidos dinásticos. Mientras tanto, las clases sociales populares así como otros partidos quedan excluidos de este sistema de poder. 

OLIGARQUÍA Y CACIQUISMO EN Extremadura


En el caso extremeño, el funcionamiento del sistema caciquil y oligárquico alcanzó sus mayores cotas de eficacia. En Extremadura, el 80% de la población vivía en el campo. La mayoría de los campesinos eran jornaleros sometidos a duras condiciones de trabajo, salarios bajos y paro estacional por lo que se veían obligados a someterse a la voluntad de los caciques locales que normalmente eran los grandes propietarios, o sus administradores, de quienes dependía que pudiesen tener más o menos días de trabajo. A pesar de la supervivencia de células republicanas, como demuestra la fallida sublevación de militares republicanos en Badajoz en 1883, Extremadura quedó completamente sometida al sistema caciquil. De hecho, ni la implantación del sufragio universal masculino, que por fin dio el derecho al voto a los más pobres, cambió la situación, completamente dominada por los viejos aristócratas, grandes terratenientes, labradores ricos y profesionales liberales (abogados sobre todo) que siempre representaron a la regíón en Madrid. Por debajo de estos representantes elegidos se situaban los caciques locales, diseminados por las poblaciones, quienes atraían el voto a la opción elegida según el turno, gracias a su preeminencia socioeconómica y llegado el caso usando todo tipo de maniobras. Fuera del sistema tan sólo los republicanos, en la provincia de Badajoz, consiguieron alguna representación testimonial. Ni las organizaciones obreras ni mucho menos el regionalismo, muy poco relevante en nuestra regíón, tuvieron cabida en los años finales del Siglo XIX.

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