La Conquista Musulmana de la Península Ibérica y los Reinos Taifas

La Conquista Musulmana de la Península Ibérica

La conquista musulmana de la Península tenía un contexto de crisis del reino visigodo y expansión del Islam. Tras la muerte del rey Vitiza en 710, Rodrigo se proclama rey e inicia un periodo de luchas internas por el control del reino visigodo. Una de las facciones solicita ayuda a los musulmanes, en el 711 un ejército al mando de Tariq entra en la península y derrota a Rodrigo en la batalla de Guadalete. Los musulmanes controlan casi toda la península y la denominaron Al-Andalus. Su rápida expansión, favorecida por la debilidad del reino visigodo y por los pactos, se ve frenada por las batallas de Covadonga y Poitiers. El emirato dependiente de los califas Omeya de Damasco (711-756) tiene su capital en Córdoba.



Los Reinos Taifas

Tras la muerte de Almanzor, el califato de Córdoba se desintegra en pequeños estados independientes llamados taifas. Enfrentados por el dominio territorial y debilitados frente al avance de los reinos cristianos, pagaban parias. En 1085, Alfonso VI de Castilla conquistó Toledo. Los principales taifas reclamaron el auxilio de los almorávides, que vencen a Alfonso VI en Sagrajas en 1086, reunifican Al-Andalus y lo incorporan a su imperio. Su poder se debilitó formándose unos segundos reinos de taifas. Facilitó la entrada de los almohades, que disolvieron los segundos taifas. Su victoria en Alarcos impulsó a Alfonso VIII de Castilla a promover una alianza entre los reinos cristianos en Las Navas de Tolosa en 1212. Unos terceros reinos de taifas desaparecieron bajo el dominio cristiano, excepto el reino nazarí de Granada fundado por Ibn Nasr y tributario de Castilla. Apoyado en una próspera economía, una densa red urbana y estratégica posición, mantendrá su independencia hasta 1492, cuando Boabdil rinde Granada a los Reyes Católicos, poniendo fin a 781 años de musulmanes en la península.



Economía

Al-Andalus se integró en la economía musulmana. En agricultura se mejoraron los sistemas de regadío y nuevos cultivos. Se desarrolló la ganadería equina y ovina. En artesanía destacan la cerámica, orfebrería, textil y cuero. Un activo comercio interior y exterior se apoyó en el dinar de oro y el dirham de plata. Las ciudades de Al-Andalus fueron centros de una intensa vida política, religiosa, comercial y cultural.



Sociedad

La sociedad era heterogénea, con la religión como elemento diferenciador. Entre los musulmanes, los árabes formaron la élite. Bereberes y muladíes ocupaban una posición inferior. La minoría cristiana y los judíos vivían en las ciudades. Los esclavos eran numerosos. Al-Andalus tuvo un gran desarrollo cultural que fusionó aportaciones del mundo musulmán oriental con los legados griego, bizantino, persa e indio. El árabe, lengua oficial, convivió con el latín y el hebreo. Destaca la poesía de Ibn Hazm y el zéjel. En el campo del pensamiento destacaron Averroes y Maimónides. Hubo avances en medicina, matemáticas, astronomía y botánica. Mezquitas, palacios, etc. forman parte del patrimonio cultural de Córdoba y Granada.



Los Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana

En las áreas cantábricas y pirenaicas, entre los siglos VIII y X, surgieron los primeros núcleos de resistencia cristiana. Tras la batalla de Covadonga en 722, surge el Reino Astur en torno a Pelayo. Alfonso III trasladó la capital a León, formándose el Reino de León en 910. El Condado de Castilla se independizó con Fernán González. El Reino de Pamplona en el siglo IX con Íñigo Arista; emergerá el reino de Navarra, alcanzando su máxima expansión con Sancho III. En 1035 se forma el reino de Aragón con Ramiro I. Los Condados Catalanes, integrados en la Marca Hispánica carolingia, alcanzan su independencia en el siglo XI con Borrell II. Las etapas de la Reconquista se desarrollan al mismo tiempo que el proceso de repoblación. En los siglos VIII-X, se llega hasta el Duero. En el siglo XI y la primera mitad del XII, León y Castilla ocupan el valle del Tajo, Aragón y los Condados Catalanes ocupan el valle del Ebro, y el reino de Portugal expande hacia el sur. En la segunda mitad del siglo XII y hasta 1212, León y Castilla controlan Extremadura y la submeseta sur, pero los almohades frenan el avance en Alarcos. Aragón llega hasta Teruel. Tras la victoria en las Navas de Tolosa en 1212, Fernando III de Castilla y León se apodera de Córdoba, Sevilla y Jaén, Jaime I de Aragón conquista Mallorca y Valencia, y Portugal ocupa el Algarve. La repoblación se realiza por repartimiento.



Los Reinos Cristianos

La principal autoridad de los reinos cristianos era el monarca, asesorado por la Curia Regia. La autoridad del rey estaba limitada por el poder de la Iglesia y la nobleza, los privilegios de las ciudades y las competencias de las Cortes. En 1188 se celebraron en León las primeras Cortes y posteriormente se convocaron en Aragón, Cataluña o Valencia. El régimen señorial fue un modelo político y social basado en las relaciones de dependencia personal entre el Rey y sus súbditos más poderosos. Los súbditos estaban obligados a guardar lealtad y prestar ayuda militar al rey, quien a cambio entregaba señoríos a sus vasallos. La sociedad estaba dividida en tres estamentos: nobleza y clero como estamentos privilegiados, y el estado llano compuesto por campesinos, artesanos, comerciantes y una débil burguesía. Coexistieron distintos grupos no siempre de forma pacífica.



Organización Política en Castilla

Existían dos instituciones comunes: el Consejo Real y las Cortes. Cada reino contaba con organismos propios. El reino de Castilla, unido con León bajo Fernando III en 1230, buscaba el fortalecimiento del poder real y la centralización. El objetivo de dar uniformidad jurídica al reino se plasmó en las Partidas de Alfonso X y el Ordenamiento de Alcalá. Las instituciones propias fueron las audiencias o Tribunales de Justicia (Chancillería Real de Valladolid) y la Hacienda. El territorio se dividía en Merindades y la administración local se imponían los concejos y corregidores. Se desencadenaron guerras civiles por el fortalecimiento del poder real que encontró la oposición de la nobleza y el clero. La Corona de Aragón era una confederación de reinos, cada uno con sus propias instituciones y leyes, estableciéndose una monarquía pactista (Privilegio General, 1283). Las instituciones políticas incluían audiencias, diputaciones generales o generalidades con función fiscal y judicial, y el Justicia Mayor de Aragón. El virrey representaba al rey en los reinos. El territorio se dividía en veguerías y los municipios quedaban en manos de las oligarquías locales. En Navarra, la presión territorial que ejercían Aragón y Castilla vinculó a los monarcas de Oriente francés. Era una monarquía pactista con instituciones propias como la Cámara de Comptos y la Diputación de los Tres Estados.

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