La crisis del régimen liberal italiano

2.2 Las bases sociales del fascismo

Los partidos fascistas nunca lograron un respaldo popular total, pero su base social, minúscula al principio, se fue incrementando paulatinamente hasta alcanzar en algunos países una gran fuerza (casos de Alemania e Italia). El fascismo resultó a sus primeros seguidores entre oficiales y combatientes desmovilizados tras la Primera Guerra Mundial cuya adaptación a la vida civil se hizo difícil. También contó con el apoyo de jóvenes activistas y ROMánticos, impresionados por la guerra y frustrados por la del sistema liberal.
Después se sumaron miembros de las clases medias afectados por la crisis económica y temerosos de la expansión del comunismo; y un importante sector de la clase obrera, que encontró atractivo el mensaje extremista y violento del fascismo. El fascismo también contó con el apoyo de los grandes empresarios y terratenientes. En principio, estos financiaron a las organizaciones fascistas para usarlas como fuerzas de choque frente a socialistas y comunistas. Más tarde, las ayudaron para favorecer la instauración de un poder ejecutivo fuerte, capaz de reorganizar la economía, superar la crisis y detener la agitación obrera. Cuando los movimientos fascistas eliminaron de sus programas la demagogia revolucionaria anticapitalista, los respaldaron totalmente. La toma de poder por el fascismo y el nazismo no puede explicarse sin los apoyos que recibíó de las propias instituciones del Estado liberal: el ejército y la policía toleraron e incluso colaboraron en las acciones violentas que las organizaciones fascistas realizaban para atemorizar a sus enemigos y conquistar el poder.

LA Italia FASCISTA: La crisis del régimen liberal italiano

El final de la guerra tuvo en Italia graves efectos económicos y sociales. Tras la desmovilización de los soldados, el número de los desempleados se elevó a dos millones y la inflación se disparó hasta el punto de que el coste de la vida en 1919 era cuatro veces superior al de 1913. Italia se vio envuelta en una oleada de huelgas obreras para lograr el aumento de salarios y la reducción de la jornada laboral a 8 horas. También estallaron múltiples revueltas de las ligas de campesinos pobres, exigiendo la división de los latifundios y el reparto de las tierras. En los años 1919 y 1920, durante el llamado < bienio=»» rojo=»»>, las huelgas se extendieron y dieron lugar a ocupaciones de fábricas y de tierras. Esto atemorizó a los empresarios y terratenientes, así como a amplios sectores de la clase media, ante la amenaza de que se produjera una revolución de tipo bolchevique.  Además, la guerra había acrecentado la crisis del sistema de monarquía liberal y parlamentaria y de los partidos tradicionales (conservadores y liberales). En 1913 se había implantado el sufragio universal masculino y esto provocó un fuerte crecimiento de los partidos de masas (Partido Socialista y Partido Popular, de signo católico), mientras que los partidos liberales perdieron apoyo. El Partido Socialista Italiano no logró aunar a las masas obreras debido a las continuas fricciones entre sus dos sectores: los reformistas, partidarios de colaborar con grupos de izquierda liberal en el Parlamento, y los maximalistas, que defendían la revolución. La brecha entre ambas facciones se abríó con fracaso del movimiento revolucionario de 1920, y en 1921, la corriente maximalista fundó el Partido Comunista de Italia. A la inestabilidad se sumaba la frustración por los resultados de la Primera Guerra Mundial, en la que Italia luchó al lado de los aliados. El hecho de que no se cumpliesen las promesas que los demás aliados habían hecho a ese país provocó la indignación de los nacionalistas, que reivindicaban Fiume (Rijeka). El poeta D`Annunzio, junto a un grupo de excombatientes –arditi- y algunas unidades amotinadas del ejército, ocuparon dicha ciudad, pero el Gobierno italiano los obligó a evacuarla por la fuerza.

LA MARCHA AL PODER DEL FASCISMO

El fundador del fascismo fue Benito Mussolini, que paso de liderar el ala radical del Partido Socialista a convertirse en nacionalista extremo y director del periódico II Popolo d’Italia, desde el que exigía una agresiva política exterior y una dura política anticomunista dentro de Italia.En 1919 Benito Mussolini fundo en Milán los Fascios Italianos de Combate, un grupo paramilitar de carácter ultranacionalista cuyos miembros se identificaban por su camisa negra. Su núcleo principal era muy heterogéneo: antiguos anarquistas y sindicalistas revolucionarios, socialistas partidarios de la intervención en la guerra ligados a Mussolini, ultraderechistas, nacionalistas y excombatientes de las tropas de asalto. Los fascistas se erigieron en defensores a ultranza de las reivindicaciones nacionalistas dentro de un programa socialista revolucionario.Una de sus primeras acciones violentas, ejecutada por los escuadritas, fue la destrucción, en 1918, de las oficinas del diario socialista AVANTI, porque consideraban que difundía sentimientos antinacionalistas.El movimiento fascista era aun minoritario en 1919-1920. Pero, ante la creciente desconfianza de los italianos hacia el régimen parlamentario, logro aumentar sus apoyos sociales: parte de las clases medias, los empresarios de la gran patronal italiana, los terratenientes y propietarios agrícolas, así como la complicidad de sectores del ejército y de la policía. Todos ellos vieron en el movimiento fascista un instrumento de orden que prometía poner fin a los conflictos sociales y al socialismo revolucionario.Mussolini, consciente de la necesidad de consolidar estos apoyos, cambio de táctica. Por un lado, abandono su tendencia revolucionaria y preparo al fascismo para la lucha parlamentaria; para ello, en 1921 transformo los ascios en el Partido Nacionalista Fascista. Por otro, el fascismo se convirtió en un movimiento de represión de las organizaciones obreras y campesinas. Organizo escuadras de combate que atacaban las sedes de los partidos de izquierda, los sindicatos y las cooperativas. La violencia, junto al desplazamiento a la derecha, fue el instrumento para alcanzar el poder.En Agosto de1922 los socialistas promovieron una huelga general contra la violencia fascista. Pero la huelga fue un fracaso y acabo favoreciendo a Mussolini.En Octubre de 1922, en una reuníón del mando fascista en Nápoles, se decidíó la Marcha sobre Roma de los escuadritas con el objetivo de exigir un Gobierno con un mínimo de seis ministros fascistas.Los fascistas no habrían logrado el poder sin la connivencia de las fuerzas del Estado. Pero la responsabilidad directa fue del rey Víctor Manuel III, quien se negó a sancionar al Estado de sitio presentado por su primer ministro, lo que hubiese frenado la insurrección fascista. El 29 de Octubre, el rey envió un telegrama a Mussolini solicitándole que formara Gobierno.

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