La Crisis del Sistema de la Restauración en España (1902-1923): Revisionismo y Descomposición Política

1. Contexto General y el Revisionismo Político

Tras la muerte de Alfonso XII en 1885, su hijo Alfonso XIII asumió el poder al alcanzar la mayoría de edad en 1902. La crisis del 98 impulsó diversas medidas de regeneración política del sistema, conocidas como *revisionismo político*, aunque sin la intención de alterar la estructura política turnista. Este revisionismo fue intentado tanto por los conservadores como por los liberales.

El rey desempeñó un papel activo en la política, interviniendo especialmente en los nombramientos del Ejército. Su desprestigio fue en aumento debido a su intervencionismo político y a los escándalos particulares protagonizados por la camarilla de los administradores de sus negocios. Vicente Blasco Ibáñez fue uno de sus principales críticos, atacándolo mediante panfletos y artículos.

H3. Los Retos de la Clase Política

El principal reto de la clase política fue ampliar la participación ciudadana, pero conservando la neutralización de las masas (evitando los excesos en sus peticiones de justicia social e igualdad). Otros desafíos clave incluyeron:

  • Reformar el Estado adaptándolo a un país sin colonias.
  • Reconducir la influencia de los militares.
  • Neutralizar los nacionalismos periféricos.

A pesar de algunos sinceros intentos de reforma del sistema, y de otros no tan sinceros, los cambios fueron mínimos. Esta inmovilidad redundó en una radicalización política y social que, a la larga, condujo a la crisis del sistema y de la propia monarquía.

H3. Inestabilidad y Renovación de Liderazgos

Se produjo una renovación de los líderes políticos:

  • Conservadores: Silvela y Maura (y posteriormente Polavieja).
  • Liberales: Moret (convencido librecambista, a quien se enfrentaban las burguesías proteccionistas) y Canalejas (asesinado en 1912).

El rey mantuvo las prácticas turnistas: gobiernos conservadores (1902-1905), liberales los dos años siguientes, conservadores otros dos, liberales entre 1909-1913, etc. Ningún gobierno superó los tres años. Este fue un momento de inestabilidad interna de los partidos: cada vez que un gobierno entraba en problemas, se desataban las luchas internas en ambas formaciones.

Las llamadas “crisis orientales” (en alusión al Palacio de Oriente) se refieren a los momentos en que el Rey, disconforme con alguna medida de gobierno (sobre todo en el campo militar), promovía un cambio de gabinete.

2. Los Gobiernos Conservadores y la “Revolución desde Arriba”

Los gobiernos conservadores intentaron el entendimiento con el regionalismo catalán moderado (dado el creciente triunfo electoral de los nacionalistas) y la reafirmación del peso social de la Iglesia. Promovieron una mayor limpieza electoral (con sustos como el éxito de los republicanos en algunas grandes capitales en 1903, que tanto molestó al rey).

Pretendían, sin conseguirlo, una “revolución desde arriba”, es decir, llevar a cabo reformas antes de que estas surgieran por medios revolucionarios. Así, se aprobó la Ley de Reforma Electoral (1907), que, sin embargo, no eliminó el caciquismo. También se implementaron políticas económicas intervencionistas para fomentar la producción industrial y el comercio exterior. Además, se potenció la legislación social y se reguló el descanso dominical, con la intención de mitigar el radicalismo obrero.

H3. El Proyecto de Maura y la Cuestión Catalana

Maura propuso a los nacionalistas catalanes una solución pactada. Alfonso XIII viajó a Barcelona para mejorar su imagen, y sufrió un atentado por parte de un anarquista, ante el cual la *Lliga* se derechizó. También se llevó a cabo la reforma de la Ley de Administración Local, dejando la puerta abierta a las mancomunidades (en 1914 se constituyó la Mancomunidad catalana, asamblea de las cuatro provincias).

H3. La Crisis de Marruecos y la Semana Trágica (1909)

El principal problema exterior que debió abordar el gobierno conservador fue el de Marruecos, donde existía un interés por las minas de hierro (operaba la Compañía Española de Minas del Rif). Se pretendía fortificar los puestos de avanzada lejos de Melilla, lo que provocó choques con grupos rifeños.

En 1909, un ataque a los operarios que instalaban el ferrocarril, y poco después el desastre del Barranco del Lobo en el Gurugú, con más de 200 bajas españolas, llevaron a Maura a decidir movilizar a los reservistas (personas que ya habían terminado el servicio militar, muchos de ellos casados y con hijos).

La oposición de los obreros a ir a Marruecos desencadenó la Semana Trágica de Barcelona en 1909 (en otros lugares la protesta se sofocó pronto). En Barcelona, el sentimiento antimilitarista desembocó en una huelga general violenta, caracterizada por:

  • Barricadas y asaltos a armerías.
  • Incendios en conventos e iglesias.

El Gobierno declaró el estado de guerra y la censura de prensa. Hubo 75 muertos entre la población (además de 3 militares) y dos mil detenciones (incluido Pablo Iglesias). Se ejecutó al maestro anarquista Francisco Ferrer y Guardia (impulsor de la *Escuela Moderna*, un modelo de enseñanza laica y comprometida con la conciencia de clase), como forma de dar un escarmiento.

3. Los Gobiernos Liberales y la Secularización

Los liberales debieron hacer frente a la agitación social manifestada en 1905, años de hambruna en Andalucía, Valladolid, Vigo y Barcelona. Respondieron mediante un plan de medidas sociales:

  • Jornada laboral de 9 horas.
  • Desarrollo de obras públicas para aminorar el paro.
  • Creación de un Instituto de Trabajo (que finalmente no se implementó).
  • Propuesta de un sistema fiscal con progresividad en la imposición sobre la renta.

También admitieron el derecho a la huelga, y algunas medidas de legislación laboral para protección de las condiciones de mujeres y niños, cierta cobertura sanitaria y supresión del impuesto de consumos. Sin embargo, estas medidas no atrajeron al proletariado, cada vez más radicalizado.

H3. El Fracaso de la Secularización

Los liberales fracasaron en el intento de avanzar hacia la secularización del Estado (que no contaba con el apoyo del Rey): propusieron matrimonios civiles y entierros laicos, y la sustitución del juramento por la promesa. Los conservadores anularon estas medidas.

Sin duda, la medida más polémica (incluso dentro del partido) fue la conocida como “Ley del Candado”, que impedía que entrasen en España nuevas comunidades religiosas que contasen con más de un tercio de las personas extranjeras. Contó con la oposición de Roma, ante lo que los liberales radicalizaron su discurso, permitiendo manifestaciones anticlericales y retirando al embajador del Vaticano.

También profundizaron en medidas de descentralización administrativa y consintieron la existencia de escuelas laicas y la coeducación.

H3. La Ley de Jurisdicciones (1906)

Bajo presión del Rey, se aprobó la Ley de Jurisdicciones en 1906, que ponía bajo jurisdicción militar las ofensas orales o escritas a la unidad de la patria, la bandera y el honor del ejército. Esta ley supuso un grave recorte a la libertad de expresión. El desencadenante había sido la crítica antimilitarista de la revista catalana *Cu-Cut*.

4. Descomposición del Sistema (1913-1923)

A partir de 1913 y hasta 1923, se observa una creciente descomposición del sistema de la Restauración. La inestabilidad política llevó a que no se pudieran aprobar los presupuestos. Los partidos debieron contentar a sus propias facciones también en la formación de gobiernos, produciéndose un permanente baile de líderes.

H3. Impacto de la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial (en la que España se mantuvo neutral) generó contrabando, especulación y nuevos ascensos de negocios y fortunas. Hubo una intensificación de la producción industrial y del comercio destinados a abastecer a las potencias en guerra, no siempre acompañada de inversiones a largo plazo, y también notables cambios en los sistemas de producción.

Sin embargo, como se evidenció en 1917, este aumento de la fortuna de los grandes industriales y el aumento general de precios no se correspondió con la mejora de salarios del proletariado.

H3. Presión Obrera y Fracaso Reformista

La presión del movimiento obrero fue en aumento, con una huelga ferroviaria en 1916 y protestas de UGT y CNT contra la carestía de alimentos. Por su parte, el ministro de Hacienda fracasó en el intento de establecer una contribución sobre los beneficios extraordinarios de la guerra. Este fracaso fue una muestra de la grave incapacidad del sistema para regenerarse, ya que la presión de los poderes fácticos (la Corona, el Ejército y el Parlamento) fue un obstáculo insalvable.

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