La crisis final del sistema y la revolución de 1868 en España

La crisis final del sistema

La radicalización del autoritarismo desde 1863 acabó con el sistema liberal y provocó una inestabilidad gubernamental. La exclusión de Isabel II fue causada por republicanos, demócratas y progresistas. En 1866, la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil se convirtió en una revuelta popular en Madrid y fue reprimida. El gobierno de Narváez cerró las cortes e implantó una dictadura. Esto empeoró por culpa de la crisis de subsistencias de 1866, que provocó aumento de los precios y descontento popular. Los progresistas y demócratas firmaron el pacto de Ostende para acabar la monarquía de Isabel II, formar un gobierno provisional, convocar cortes constituyentes, con sufragio universal masculino, se incorporaron los unionistas con altos cargos militares.

Las causas de la revolución de 1868

A partir de 1866, las crisis económicas y políticas hicieron el fin de la etapa de prosperidad. La crisis financiera no era rentable, cuando acabó el periodo de construcción, el volumen de tráfico puso al descubierto que los ferrocarriles producían escasos rendimientos. La crisis industrial provocada por precio de algodón, a raíz de la guerra de EEUU. La crisis de subsistencias por malas cosechas derivó en escasez de trigo y aumento de precio. Hacia 1868, la población tenía motivos para hacerle frente al sistema isabelino pero este partido moderado en el poder reaccionó reprimiendo las protestas, cerrando las cortes y gobernando por decreto. El pacto de Ostende desembocó el levantamiento no solo contra el gobierno sino también contra la propia monarquía.

La revolución de 1868

El 18 de septiembre, la escuadra concentrada en Cádiz al mando de brigadier Juan B. Topete, inició la revuelta con el apoyo de los generales Prim y Serrano. Bajo el lema ‘Viva España con honra’, pedía la participación de los ciudadanos para defender la libertad y se anunciaba la formación de un gobierno provisional. En las ciudades se produjeron levantamientos, con fuerte presencia de demócratas y republicanos, se formaron juntas revolucionarias. El 28 de septiembre, la derrota en la batalla de Alcolea de las fuerzas gubernamentales llevó a la dimisión del gobierno y provocó el exilio de la reina Isabel II.

El gobierno provisional y la constitución de 1869

Prim encabezó el gobierno provisional formado por progresistas y unionistas que disolvió las juntas, su objetivo era la iniciativa política dejase de estar en la calle y en las juntas revolucionarias, fuera de alcance de demócratas y republicanos y pasase a las nuevas instituciones. Se convocaron elecciones con sufragio universal masculino para mayores de 25 años. Dieron victoria a la coalición de gobierno que tenía el apoyo de unionistas, progresistas y demócratas. La constitución de 1869 proponía un régimen de derechos y libertades. Así mismo se reconocía la libertad de religión, también establecía la soberanía nacional y unas cortes compuestas por el senado. Fijaba una monarquía parlamentaria y el rey no tenía derechos a veto.

Las reformas económicas

Se estableció una regencia, que recayó en el general Serrano mientras que Prim fue designado jefe del gobierno. El ministro Laureano Figuerola impulsó una reforma arancelaria, que redujo la protección a los productos nacionales. Se ensayó una reforma fiscal para la contribución política y suprimir los consumos, estableció la peseta como moneda nacional. La ley de minas de 1871 puso a la venta de yacimientos de minería metálica a distintas compañías de capital inglés.

Las dificultades de la regencia

El nuevo gobierno se encontró con la oposición de carlistas, que defendían la monarquía tradicional, que se fueron agrupando bajo el liderazgo de Cánovas del Castillo. Esto derivó en una intensa conflictividad social, el campesinado sobre todo en Andalucía pretendía un reparto de tierras. Se inició en Cuba un movimiento independentista que desencadenó una guerra que se prolongó durante 10 años.

La monarquía de Amadeo de Saboya

El estado español se definía como una monarquía parlamentaria entonces, Prim tuvo que buscar un nuevo rey y ese fue Amadeo de Saboya que pertenecía a la dinastía de Italia. Fue propuesto a las cortes, Amadeo I llegó a España el 30 de diciembre de 1870, 3 días después del asesinato del general Prim, el 2 de enero fue proclamado rey. La aristocracia isabelina apostó por la restauración de los Borbones, mientras que una parte del ejército no expresó fidelidad al nuevo rey, la iglesia también expresó su hostilidad a un Saboya. Serrano presidió el 1 gobierno de la monarquía. Los enfrentamientos de estos 3 grupos provocaron una gran inestabilidad. Finalmente la coalición gubernamental se desintegró.

Los movimientos de oposición

El problema más importante fue los fuertes movimientos de oposición, bajo la dirección de Cánovas de Castillo organizaron la restauración de los Borbones en la persona de Alfonso XII. Los carlistas, promovieron una nueva guerra en defensa del trono de Carlos VII. En Cuba se convirtió en una guerra colonial, el conflicto fue dirigido por un sector de criollos que aspiraba reformas políticas y económicas, el gobierno intentó introducir algunas reformas, pero se encontró con fuertes oposiciones de los españoles. Hubo revueltas de los sectores populares descontentos con unas reformas insuficientes. Ello favoreció el aumento de la influencia del internacionalismo y radicalización de conflictos. El estallido de 2 guerras y su desacuerdo con algunas resoluciones del ejecutivo, Amadeo I renunció al trono, el 10 de febrero de 1873.

El proyecto constitucional federal de 1873

Las nuevas cortes se abrieron el 1 de junio y el gobierno es presidido por Pi y Margall. Cuyo lema era orden y progreso. Elaboraron un nuevo proyecto de constitución, establecía la soberanía popular con sufragio universal masculino y unas cortes bicamerales con senado y congreso, declaraba la libertad de culto y separación de iglesia y estado. El cambio más radical fue la estructura del estado, la nación española se componía de 17 estados, entre ellos Cuba y Puerto Rico.

Las guerras y el cantonalismo

La proclamación de la república había acelerado y animado al conflicto carlista, y que pasó a unas cuantas partidas armadas, con un auténtico ejército y dominio de diversos territorios. La guerra en Cuba en 1868 se extendió y la república fue incapaz de frenarla. Las autoridades y funcionarios españoles eran gran parte favorables a la solución monárquica. La sublevación cantonal fue el conflicto más grave, El cantonalismo era un fenómeno complejo en el que se mezclaban las aspiraciones autonomistas propiciadas en las nuevas ideas internacionalistas. El 12 de julio de 1873 se proclamaba el cantón de Cartagena, que se constituía en estado independiente y proclamaba la república federal en España, a partir de aquí se proclamaron cantones en Sevilla, Cádiz, Granada, etc. El presidente Pi y Margall se sofocó con las revueltas de armas y dimitió, sustituido por Nicolás Salmerón, que inició una acción militar contra el movimiento cantonalista, que fue rápidamente sofocado y que duró hasta 1874. Salmerón dimitió y se lo sucedió a Emilio Castelar, republicano unitario de carácter conservador, que consiguió plenos poderes de las cortes, que no tardó en cerrar, permitió restablecer la autoridad y reorganizar el ejército frente a los carlistas, pero al reabrirse las cortes el 2 de enero de 1874, le retiraron la confianza por 120 votos contra 100.

El fin de la república

La derrota de Castelar abrió la puerta a un nuevo gobierno federal. Precipitó el golpe de estado del general Pavia, impuso sin encontrar resistencias políticas ni populares, el poder pasó a una coalición de unionistas y progresistas encabezada por el general Serrano, que impuso un régimen autoritario: disolvió las cortes, suspendió las garantías constitucionales y legalizó a los grupos federales. En 1874, el general Martínez Campos encabezó un pronunciamiento que proclamó rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II.

Un nuevo régimen político

La restauración de la monarquía fue promovida por políticos conservadores, hombres de negocios y militares de alta graduación que compartían unos mismos intereses y una misma idea del estado. El nuevo régimen fue diseñado por Cánovas del Castillo, con el objetivo de superar los problemas de la monarquía: el intervencionismo del ejército y la cantidad de enfrentamiento políticos. No se trataba de un sistema democrático porque no reconocía el sufragio universal masculino. Creación de un sistema bipartidista, conservadores y liberales se alternasen por turno dinástico.

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