El Imperio de Carlos V: Conflictos Internos y Consolidación del Poder
1.1. El Patrimonio de Carlos V
A la muerte de Isabel la Católica, la reina estableció que su heredera era su hija Juana. Sin embargo, dudando de su estabilidad mental y capacidad, y desconfiando de las intenciones y políticas de su marido (Felipe el Hermoso), estableció que el rey Fernando el Católico administraría y gobernaría Castilla en su nombre, al menos hasta que Carlos cumpliera los 20 años.
La nobleza castellana no apoyó a Fernando, y este optó por retirarse a Aragón y contraer segundas nupcias. El gobierno de Castilla quedó entonces para Felipe I, pero murió repentinamente, lo que llevó a que Fernando fuese nombrado regente. Carlos había permanecido en Flandes, donde fue educado por su tía. Muerto Felipe, y nombrado el Cardenal Cisneros regente, las cortes castellanas volvieron a llamar a Fernando para ejercer la regencia, y su hija Juana fue encerrada en Tordesillas por su padre.
En aplicación del testamento de Isabel la Católica, le sucedió Carlos. Carlos I se convertiría en el monarca más poderoso de Occidente y obtendría derechos a la corona imperial, convirtiéndose en Carlos V de Alemania. Cada uno de los territorios mantendría su autonomía, sus leyes y sus instituciones, unidos solo en la persona del monarca. Poco a poco, Carlos haría de la Corona de Castilla el centro de su poder.
1.2. Las Revueltas: Comunidades y Germanías
Los comienzos de Carlos I como rey no fueron fáciles:
- Cuando llegó a Villaviciosa, no hablaba castellano.
- Venía acompañado de consejeros extranjeros.
- Parecía dispuesto a obtener recursos para financiar sus aspiraciones a la corona imperial de su abuelo, mientras que sus consejeros pretendían enriquecerse.
Cuando consiguió el nombramiento imperial al año siguiente, se marchó para hacerse cargo de él, dejando en sus reinos un descontento que se plasmaría en la revuelta de las Comunidades de Castilla y la de las Germanías.
La Revuelta de las Comunidades (Castilla)
Fue originada por la sublevación de varias ciudades castellanas que se autodenominaban «Comunidad». Se opusieron al poder de los grandes señores y expulsaban a los corregidores que dominaban los concejos. Los comuneros no pretendían destronar al rey Carlos, sino poner una serie de limitaciones a su poder. Los comuneros formaron un ejército y se enfrentaron a las tropas reales. Tras algunos triunfos comuneros, los hombres del rey los derrotaron en Villalar, y sus tres líderes principales fueron ejecutados al día siguiente. Las ciudades más responsables sufrieron una durísima represión.
La Revuelta de las Germanías (Aragón)
Algo parecido a lo de las Comunidades ocurrió en Aragón, donde sectores populares se sublevaron, dirigidos sobre todo por gente del pueblo que se sentía oprimida por la nobleza, contra la que se rebelaron. Los insurrectos se consideraban hermanados por sus problemas, por lo que el movimiento recibió el nombre de Germanías.
2. La Política Exterior del Emperador Carlos V
El objetivo principal de Carlos I en política exterior era defender la herencia recibida contra sus tres grandes enemigos, para lo cual contó con una serie de medios heredados de los Reyes Católicos y mejorados por él.
Los tres grandes frentes de conflicto fueron:
- Francia (por la hegemonía en Europa).
- El Imperio Turco (por el control del Mediterráneo y Centroeuropa).
- Los príncipes protestantes alemanes (por la unidad religiosa del Imperio).
2.1. Las Guerras contra Francia
Carlos I luchó contra Francia en una serie de guerras intermitentes. El país vecino intentó romper el cerco al que estaba sometido por Carlos. El principal escenario de las guerras fue Italia. Francia llegó a aliarse incluso con los turcos islámicos, mientras que España contó con Inglaterra como aliada. Los estados italianos se aliaron con uno u otro según les convino.
El resultado final global fue favorable a España. Las consecuencias de las guerras fueron:
- Conquistas territoriales en Italia: Incorporación a la Corona de España del Ducado de Milán.
- Aumento del prestigio militar: Las tropas españolas se labraron la fama de ser las mejores de Europa gracias a sus victorias.
- Ruina financiera: Toda esta gloria militar fue muy costosa de financiar, y Carlos I se endeudó gravemente.
2.2. Guerra contra los Turcos
El Imperio Turco de Solimán el Magnífico vivía un momento de esplendor y amenazaba los dominios de Carlos I en Centroeuropa y en el Mediterráneo, apoyando a los piratas berberiscos. Mientras su hermano se encargaba de la defensa de Austria y Alemania, Carlos se encargaba de la zona mediterránea.
2.3. Guerra contra los Protestantes Alemanes
Martín Lutero consiguió difundir sus ideas por el centro y norte de Alemania, obteniendo la adhesión de muchos príncipes alemanes. Carlos I condenaba las teorías de Lutero, pero no quería romper del todo con los protestantes porque también eran súbditos suyos. Solicitó la convocatoria de un concilio que resolviera las diferencias entre católicos y protestantes.
Los príncipes protestantes alemanes formaron la Liga de Esmalcalda para defender sus intereses. Cuando se convocó el concilio en Trento, se celebró con constantes interrupciones debidas a guerras y epidemias. El Concilio de Trento impulsó la Contrarreforma católica y selló la ruptura total con los protestantes.
La única alternativa para Carlos era la guerra, presentándola como la lucha contra unos príncipes rebeldes que fueron derrotados en Alemania. Sin embargo, la victoria de Carlos no resolvió nada, y al final hubo que pactar, llegándose a la Paz de Augsburgo (1555), que estableció el principio cuius regio, eius religio (la religión del príncipe es la religión del territorio).
3. La Monarquía Hispánica de Felipe II: Consolidación y Conflictos Internos
3.1. Las Nuevas Condiciones del Reinado
Felipe II fue un rey poco viajero. De su padre también heredó los objetivos de su reinado: defender el catolicismo y las posesiones heredadas, que daban a España la hegemonía en Europa en aquellos años.
Para llevar a cabo su labor, tomó una serie de decisiones clave:
- Establecer la capitalidad fija de su reino en Madrid.
- «Hispanizar» la política: Todas las decisiones serían adoptadas por un monarca de formación castellana. Felipe hablaba solo castellano, portugués y latín.
- Dar mayor peso a lo religioso en la política.
- Aumentar el autoritarismo político y religioso, lo que provocó algunas rebeliones en sus dominios, aunque respetó mucho las instituciones de sus reinos.
