La Guerra Civil Española (1936-1939): Fases, Evolución Política y Legado Histórico

Fases Militares de la Guerra Civil Española (1936-1939): Evolución Política, Económica y Consecuencias

La sublevación del día 17 de julio en la guarnición de Melilla fue continuada a lo largo del día 18 en distintos puntos de España: Navarra, Álava, Castilla y León, Galicia y varias regiones del área de Aragón y Andalucía, además de Marruecos, Canarias y Baleares. Sin embargo, la acción conjunta de militares leales al gobierno y organizaciones obreras consiguió sofocar la rebelión en las grandes ciudades del país, salvo en Sevilla, lo que provocó el fracaso del golpe de Estado. Los sublevados no se rindieron y organizaron una guerra relámpago para conquistar Madrid, dando comienzo entonces la Guerra Civil.

Fases de la Guerra

1. Objetivo Madrid (Julio 1936 – Marzo 1937)

En estos meses, los sublevados intentaron tomar Madrid en varias acciones diferentes. Las tropas dirigidas por el General Mola avanzaron desde Navarra hacia Madrid, pero fueron detenidas por los milicianos de la Sierra de Guadarrama. Franco tuvo que aerotransportar, con ayuda alemana, al Ejército de África hasta Sevilla y, desde allí, tomó Badajoz. Sin embargo, en lugar de avanzar rápidamente a Madrid, se desvió hacia Toledo para liberar a los sitiados del Alcázar, lo que permitió a la Junta de Defensa, dirigida por el General Miaja (nombrado por el gobierno que ya se había instalado en Valencia), proteger la capital con los milicianos de las Brigadas Internacionales y los tanques soviéticos. Los sublevados intentaron dos maniobras envolventes para tomar Madrid en febrero y marzo de 1937 (batallas del Jarama y de Guadalajara), pero fracasaron. Los sublevados se dieron cuenta entonces de que la guerra no se resolvería tan rápidamente, lo que obligaba a cambios de estrategia. No obstante, el cerco sobre Madrid continuó durante toda la guerra.

2. Frente Norte (Marzo 1937 – Octubre 1937)

Tras el fracaso de Franco en la campaña sobre Madrid, cambió la estrategia e inició una ofensiva en el norte. El objetivo era hacerse con el control de las industrias y materias primas de la zona y eliminar el frente de retaguardia que impedía volcar el esfuerzo en Madrid.

El 30 de marzo de 1937, las tropas del General Mola (quien moriría dos meses después en un accidente de aviación) iniciaron la ocupación de Vizcaya con una tenaz resistencia por parte del ejército vasco. La ocupación se realizó mediante acciones conjuntas tierra-aire, que luego se emplearían en la Segunda Guerra Mundial. La aviación alemana e italiana bombardearon poblaciones como Durango o Guernica, símbolo del nacionalismo vasco. El 19 de junio cayó Bilbao; los restos del ejército vasco pasaron a Santander, que fue anexionada, y poco después incorporaron Asturias, desapareciendo el frente norte.

Entre mayo y septiembre, el general Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor republicano, ordenó una ofensiva sobre Brunete para tratar de aliviar la presión sobre Madrid y obligar a los sublevados a retirar tropas del frente norte, pero fracasó.

3. La Marcha hacia el Mediterráneo y el Final de la Guerra (Octubre 1937 – Abril 1939)

Tras la pérdida de la zona cantábrica, el Estado Mayor republicano necesitaba con urgencia recuperar la iniciativa. En diciembre de 1937, el general Rojo lanzó un ataque contra Teruel con 40.000 soldados, consiguiendo tomar la capital a principios de enero de 1938, tras combates muy duros. A finales de febrero de ese mismo año se produjo el contraataque franquista y los sublevados lograron recuperar la capital.

En marzo de 1938, el ejército franquista lanzó una ofensiva sobre el frente de Aragón, ocupando Lérida. El 15 de abril llegaron al Mediterráneo, a la altura de Vinaroz. Franco prosiguió hacia el sur con la intención de ocupar Valencia, consiguiendo únicamente Castellón. La zona republicana quedó dividida geográficamente.

La llegada franquista al Mediterráneo produjo una grave crisis interna en el gobierno republicano. El general Rojo preparó un ataque de gran envergadura para contrarrestar la sensación de derrota y frenar el avance del enemigo. Así comenzó la Batalla del Ebro, cuando el 24 de julio las tropas republicanas salieron de Cataluña y consiguieron cruzar el Ebro. Fue la batalla más dura de la guerra (con aproximadamente 100.000 muertos) y, pese a sus conquistas iniciales, el ejército republicano fue empujado a sus posiciones de inicio cuatro meses después, tras haber perdido gran cantidad de hombres y material, además de sus escasas opciones de victoria.

En enero de 1939, Franco lanzó una ofensiva sobre Cataluña, provocando el éxodo de miles de republicanos hacia Francia, entre ellos Azaña (presidente de la República) y Negrín (presidente del gobierno). Negrín defendía la resistencia a ultranza, confiando en que el inicio de la Segunda Guerra Mundial provocara un cambio en la situación. Ante la imposibilidad de mantener la resistencia, el 5 de marzo el general Casado dio un golpe de Estado contra el gobierno republicano (apoyado por ciertos sectores del PSOE) e intentó negociar con Franco una rendición con condiciones. Franco rechazó la propuesta y, aunque la República controlaba todavía un territorio considerable, la descomposición interna provocó que el 1 de abril de 1939 finalizara la guerra.

Evolución Política y Económica en las Dos Zonas

La Zona Republicana

Desde los primeros días de la guerra, la zona republicana se caracterizó por tres elementos fundamentales:

  • La quiebra del aparato estatal: A partir del momento en el que el gobierno de José Giral ordenó la distribución de armas a las organizaciones políticas y sindicales, se crearon comités y organismos populares que ejercieron el poder real y controlaron la vida ciudadana.
  • La revolución popular económica y social: Protagonizada por los anarquistas, comunistas y socialistas, el Estado republicano intentó controlar la colectivización de la propiedad, sobre todo en el campo andaluz y en la industria catalana.
  • La falta de unidad interna: El enfrentamiento entre las fuerzas políticas y sindicales provocó tensiones y crisis de gobierno que dificultaron y debilitaron el funcionamiento político y militar.

El gobierno de Giral, desbordado por la revolución popular y por el avance de los sublevados, dio paso en septiembre de 1936 al gobierno presidido por el socialista Francisco Largo Caballero, en el cual participaron las fuerzas del Frente Popular, los partidos catalanistas y vascos, y poco después los anarcosindicalistas. Sus objetivos eran recuperar la autoridad del Estado, ganar la guerra y rehacer la legalidad republicana. Los fracasos militares y los sucesos de mayo en Barcelona en 1937 (enfrentamiento entre los defensores de la revolución social y los que daban prioridad a ganar la guerra) provocaron la caída de Largo Caballero y su sustitución por el socialista Juan Negrín. El nuevo gobierno (sin participación anarcosindicalista) tenía como objetivo fundamental ganar la guerra y reafirmar la autoridad del Estado, contando con la ayuda constante del Partido Comunista. Negrín trató de negociar una rendición sin represalias de los vencedores, pero Franco la rechazó.

La Zona Sublevada (Nacional)

En la zona sublevada, al principio también existió una multiplicidad de poderes, pero rápidamente se crearon las bases del nuevo Estado a través de:

  1. Concentración del poder en torno a Franco: En julio de 1936, los militares sublevados constituyeron en Burgos la Junta de Defensa Nacional, que asumió los poderes del Estado y decretó el estado de guerra. Meses después, se estableció la jefatura o mando único militar y político, cargo que recayó en Franco, quien se convirtió en jefe del Estado, de gobierno y generalísimo de las fuerzas militares.
  2. Unificación política: Se unificaron los grupos políticos que habían apoyado el levantamiento (falangistas y carlistas) en un partido único, a través del Decreto de Unificación, del que surgió la FET de las JONS.
  3. Configuración del nuevo régimen: A principios de 1938, Franco presidió el proceso de constitución de un régimen autoritario de carácter personal. Entre sus primeras leyes se encuentran el Fuero del Trabajo y leyes de control ideológico como la Ley de Prensa, volviendo a la censura. Se llevó a cabo una profunda contrarrevolución, y para consolidar el triunfo, el régimen recurrió a la represión mediante fusilamientos y encarcelamientos.

Consecuencias Económicas, Sociales y Costes Humanos

[El documento original concluye aquí, omitiendo el desarrollo de este apartado.]

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