La Historia de España: Recorrido Cronológico de la Prehistoria a los Borbones (Siglo XVIII)

Las Raíces. La Hispania Romana

2. La Prehistoria en la Península y sus etapas. Atapuerca

La Prehistoria abarca desde el origen del ser humano, hace unos 5 millones de años, hasta la invención de la escritura, hace unos 6.000 años.

2.1. Edad de la Piedra

  • Paleolítico: Se prolongó hasta hace unos 10.000 años. Los seres humanos eran nómadas, se dedicaban a la caza y la recolección, inventaron el fuego, fabricaron los primeros utensilios de piedra y demostraron creencias religiosas y capacidad artística.
  • Mesolítico: Etapa de transición entre el Paleolítico y el Neolítico.
  • Neolítico: Empezó hace unos 10.000 años y se difundió durante unos 6.000. Aparecieron la agricultura y la ganadería, lo que llevó al sedentarismo, la cerámica y la fabricación de tejidos.

2.2. Edad de los Metales

El Cobre: Los indicios de fundición hallados en Cerro Virtud (Almería) confirman la antigüedad de su uso y la existencia en España de varios focos de fabricación de cobre (sur peninsular). Las gentes que emplearon por primera vez este metal (Los Millares, Almería) mostraron a la vez avances en la agricultura y en la fabricación de cerámica con la elaboración del vaso campaniforme. La agricultura facilitó la creación de núcleos de carácter preurbano. Se utilizaron megalitos o grandes piedras para señalar el lugar de los enterramientos, conocidos como dólmenes.

El Bronce: Desde el año 1800 a.C. comenzó a usarse el bronce (cobre y estaño). Su producción se concentró en El Argar (Almería). Se utilizó para la fabricación de armas y herramientas, que eran objetos distintivos de rango en una sociedad cada vez más jerarquizada. En una etapa posterior se pretendió mejorar el utillaje y el armamento. Se desarrolló el comercio del cobre, desde el mar del Norte hasta Gibraltar. Esa etapa de perfeccionamiento del cobre coincidió con ciertas innovaciones culturales: el arado tirado por animales, los poblados estables y la creación de campos de urnas, amplios cementerios de grandes vasos de cerámica que contenían las cenizas de los difuntos.

El Hierro: Hacia el año 1200 a.C. empezaron a llegar a la península los pueblos celtas, que poseían una organización sociopolítica, unos rasgos culturales y una lengua comunes. Procedentes del interior de Europa, se instalaron en áreas desde el Sistema Ibérico hacia el sur y oeste de la península. Trajeron las técnicas de fabricación de objetos de hierro, que los fenicios y griegos estaban introduciendo en las áreas andaluza y levantina.

2.3. El Proceso de Hominización: *Homo Antecessor* de Atapuerca

El Proceso de Hominización se define por:

  • Rasgos físicos: Capacidad para andar sobre dos piernas, para elaborar un lenguaje y la capacidad craneal.
  • Rasgos culturales: La fabricación de utensilios, el uso del fuego, el enterramiento de muertos y las manifestaciones artísticas.

Los primeros pobladores de la península llegaron de África hace aproximadamente un millón de años. Entre ellos se encontraban los grupos humanos de la sierra de Atapuerca (Burgos). Allí se han hallado los fósiles más antiguos de Europa, así como huesos de osos cavernarios y otros carnívoros. Los restos humanos encontrados en Atapuerca corresponden al *Homo habilis* africano y al *Homo antecessor*. Este último formaría parte del tronco general del *Homo erectus* y es un pre-Neandertal. Hace unos cien mil años el *Homo antecessor* dio paso al hombre de Neandertal u *Homo neanderthalensis*. Setenta mil años más tarde, apareció el *Homo sapiens sapiens* u Hombre de Cromañón, responsable de la aniquilación de los neandertalenses. Su desaparición pudo deberse a un genocidio o a una mezcla con los recién llegados.

2.4. Formas de vida en la Prehistoria: instrumentos, actividades y creencias

Paleolítico: Las comunidades humanas del Paleolítico eran nómadas, conocían el fuego y vivían de la recolección de frutos silvestres, la caza y la pesca, que realizaban en grupos de fuerte cohesión tribal. Los hombres de Neandertal fueron los primeros en enterrar a sus muertos. El hombre de Cromañón plasmó su sensibilidad artística en el arte rupestre de la región cantábrica (cuevas de Altamira y La Garma), en las cuales pintaron bisontes, caballos, ciervos y cabras.

Neolítico: Hacia el año 5000 a.C. la población peninsular y la de las islas Baleares empezaron a beneficiarse de la revolución neolítica. Hizo su aparición la domesticación de animales, la agricultura y la fabricación de objetos de cerámica y tejidos. La producción de alimentos y la población aumentaron. Surgieron núcleos estables puesto que se volvieron sedentarios, lo que conllevó a la división del trabajo, las jefaturas políticas y la propiedad privada de los excedentes. A esta época pertenece el arte rupestre levantino, que se caracterizó por la monocromía y la representación de la figura humana y los animales, casi siempre en movimiento (por ejemplo, en los yacimientos de Cogull y La Valltorta).

3. Los pueblos prerromanos y las colonizaciones históricas

3.1. Población prerromana de la Península: Íberos y Celtíberos

En el primer milenio a.C. habitaban la península ibérica los pueblos prerromanos. Se clasifican en:

  • Íberos: Se hallaban en el este y sur. Eran los pueblos de la cultura ibérica, más urbanos y mercantiles que los del interior. Su representante más notable fue Tartessos, de gran riqueza minera y desarrollo agrícola y comercial. Su desaparición estuvo probablemente ligada a una disminución de la producción metalúrgica. Tenían una cultura más desarrollada.
  • Celtíberos: La influencia de los colonizadores era muy débil, y en cambio, más fuerte la de los pueblos celtas provenientes de Europa. La mezcla de caracteres celtas e íberos en sus rasgos explica que a esos pueblos agrícolas se les llame celtíberos. Eran más belicosos.
  • Los pueblos del norte: Desde Galicia hasta el Pirineo Central, se dedicaban a la ganadería y tenían costumbres más arcaicas.

3.2. Tribus en que se subdividían y formas de vida. Tartessos

  • Íberos: Turdetanos, Bastetanos, Contestanos…
  • Celtíberos: Lucenses, Astures, Cántabros, Vascones, Lusones, Bracarenses, Vacceos, Arévacos, Vetones, Lusitanos, Carpetanos…

3.3. Los pueblos colonizadores: Fenicios, Griegos y Cartagineses

Los fenicios empezaron a ejercer su influencia desde el siglo IX a.C. Se situaron en la costa andaluza, donde fundaron Cádiz (*Gadir*) y Almuñécar. Se interesaron por las explotaciones mineras de Riotinto (Huelva) y por el comercio con Tartessos. Los griegos avanzaron a partir del año 600 a.C. por la costa mediterránea de la Península Ibérica. Fundaron Ampurias y Rosas. Desarrollaron un intenso comercio con Tartessos. Los griegos conservaron textos literarios referentes a su expansión. La acción colonizadora de los cartagineses fue menos importante. Se interesaron por Ibiza. La presencia cartaginesa en España solo cobró importancia por motivos relacionados con su lucha con Roma, dos siglos más tarde.

Fenicios y griegos llegaron a Iberia como comerciantes. Buscaban metales, pero se interesaron también por las pesquerías y por la sal. A cambio, impulsaron la vida urbana y legaron a los pueblos peninsulares los alfabetos griego y fenicio, la acuñación de moneda, el torno del alfarero, nuevos cultivos como el olivo y un estímulo a formas políticas más avanzadas, menos tribales. La influencia de los colonizadores sobre los pueblos del interior y del norte fue muy limitada.

4. La Conquista Romana

4.1. Las Guerras Púnicas: Cartago frente a Roma

Los romanos comenzaron su expansión por la península Itálica a comienzos del siglo IV a.C. Más tarde, romanos y cartagineses firmaron un tratado de no agresión. En 264 a.C., se rompió el acuerdo y comenzó la Primera Guerra Púnica. El conflicto se saldó con la victoria de Roma: Cartago tuvo que abandonar Sicilia y Cerdeña y perdió su hegemonía marítima en el Mediterráneo occidental.

Cartago trató de afianzar su presencia en la península ibérica. En 237 a.C., los cartagineses desembarcaron en Cádiz y empezaron a controlar tanto los pueblos del sur como las explotaciones mineras de Sierra Morena. Amílcar amplió su área de dominio hacia la costa mediterránea y fundó la fortaleza de Akra Leuke (Alicante). Su sucesor, Asdrúbal, fundó en el año 228 a.C. Cartagonova (Cartagena) y firmó con los romanos un tratado que fijaba el río Ebro como límite norte del dominio cartaginés. Aníbal, sucesor de Asdrúbal, no respetó el acuerdo y decidió continuar su avance hacia el norte. Esto desencadenó la Segunda Guerra Púnica, lo que provocó que los romanos acabaran con el dominio cartaginés. Los romanos, interesados en las riquezas de la península, se decidieron a ocuparla.

4.2. La conquista romana: resistencia celtíbera: Viriato, Numancia

Cuando los romanos decidieron extender su dominio al conjunto de la Península, comenzaron sus complicaciones porque coincidió con otros conflictos bélicos, pero sobre todo, por la decidida resistencia de los pueblos peninsulares del oeste, centro y norte. Su estrategia se basó en una guerra de guerrillas contra las legiones romanas. Esa fue la forma de las guerras lusitanas y las guerras celtibéricas, vinculadas entre sí por las acciones de Viriato. Este caudillo se convirtió, junto con la ciudad de Numancia, en el mito de la resistencia hispana contra Roma. Cien años después, las guerras cántabras volvieron a reeditar las viejas imágenes de la resistencia. Destaca Julio Escipión Emiliano. Solo cuando Roma logró vencer a cántabros, astures y galaicos, el emperador Augusto dio por concluida la conquista de Hispania.

4.3. Tito Livio dice que Hispania fue la primera provincia conquistada pero la última sometida

4.4. Hispania provincia romana: divisiones administrativas

Cuando los romanos conquistaron la Península la dividieron en provincias. La primera división se hizo en dos partes: *Hispania Citerior*, por estar más cerca de Roma, e *Hispania Ulterior*, por estar más alejada. En tiempos de Augusto se dividió Hispania en tres provincias:

  • Tarraconense, con capital en Tarraco.
  • Lusitania, con capital en Emerita Augusta.
  • Bética, con capital en Itálica. Esta última fue la que más perduró.

En una tercera división se dividió la provincia Tarraconense en *Tarraconensis*, *Gallaecia* y *Cartaginensis*.

4.5. La explotación económica: agricultura, metales, esclavos

Agricultura: Los cereales como el trigo no podían competir con los de Egipto o el norte de África, pero sí que aventajaban a las otras provincias del imperio. El cultivo de la vid tenía sus áreas más extensas en la Bética y en Tarragona. El aceite de oliva, especialmente el de la Bética, fue el producto estrella de Hispania. La demanda del aceite explica la expansión del olivo. Con los romanos fue ocupando el valle del Ebro y muchas comarcas situadas al sur del Sistema Central. La agricultura de la Hispania romana se basaba en la explotación del trigo, la vid y el olivo (tríada mediterránea de secano). La producción agrícola se generaba en los grandes latifundios trabajados por esclavos. Junto a la agricultura de secano, consta también la existencia de regadíos. En las regiones menos fértiles para la producción agrícola se desarrolló la ganadería.

Metales: El oro y la plata se recogían en grandes cantidades. El oro se extraía de los montes de Sierra Morena y, sobre todo, del noroeste de Hispania, como el yacimiento de Las Médulas (El Bierzo, León). La plata se buscaba en la región de Cartagena. El plomo aparecía en las minas cántabras. El cobre se explotaba en Riotinto, el estaño en tierras de Galicia y el norte de Portugal, y el cinabrio en Almadén. La mano de obra esclava aseguró la extracción de grandes cantidades de mineral.

Esclavos: Los esclavos eran los habitantes de las ciudades indígenas que, tras haber sido ocupadas por los romanos, se habían sublevado contra ellos. Los altos funcionarios los vendían a mercaderes y estos los enviaban a los mercados de esclavos. Muchos quedaron en regiones donde el trabajo servil estaba más desarrollado, especialmente en La Bética (Andalucía). En otros casos fueron vendidos a La Galia o a Italia. La perspectiva de la esclavitud explica que, durante la conquista, en algunas aldeas y ciudades, sus habitantes prefirieran el suicidio a la rendición.

Economía monetaria: El denario romano y sus divisiones en moneda de cobre se convirtieron en la unidad monetaria. Conforme la conquista romana había ido avanzando, aumentó también el número de ciudades hispanas que acuñaban moneda. Desde mediados del siglo I d.C., la acuñación municipal de la moneda desapareció.

5. El Proceso de Romanización

5.1. El Legado romano: la lengua latina. El derecho romano

El Legado Romano: La organización territorial de la península, el alto papel otorgado a la ciudad y la creación de una red de comunicaciones fueron instrumentos que aseguraron la romanización de Hispania. Entre los resultados de esta hay que contabilizar cuatro legados que han marcado la historia de España. El primero: la idea de la Historia de Roma como historia de progreso. Pese a la dureza de la conquista y el rigor de la esclavitud, la obra de Roma sigue viéndose como un avance social, cultural y político, respecto a las sociedades indígenas. Los otros tres legados son: la lengua, el derecho y la religión.

La Lengua Latina: El triunfo del latín supuso la desaparición de las lenguas prerromanas, de las que solo sobrevivió el vasco. Era la lengua a la vez oficial y privada, sirvió de vehículo de expresión de las creaciones de los intelectuales hispanos y constituyó el sustrato de los idiomas romances que se formaron entre los siglos VII y XII.

El Derecho Romano: Además de regular la convivencia de una sociedad más compleja que las indígenas, el derecho romano constituyó el instrumento que simbolizaba las relaciones de tipo público entre los habitantes del imperio y el Estado. Este derecho romano, modificado durante la Edad Media, es todavía hoy una base sustancial de nuestro ordenamiento jurídico.

5.2. La religión: los dioses de la mitología. La expansión del cristianismo

Al principio las autoridades respetaron los cultos de los pueblos indígenas de Hispania. Algunas de las deidades indígenas se confundieron con las de los romanos, que, a su vez, las habían heredado de los griegos. La tolerancia de las autoridades en materia religiosa exigía a cambio el culto al emperador como elemento de cohesión de los habitantes del imperio. Esta actitud de tolerancia se vio comprometida cuando nació el cristianismo. La nueva religión se oponía tanto a los dioses de los pueblos prerromanos como al culto al emperador, lo que motivó su persecución. Pese a ello, el cristianismo se fue difundiendo. El cristianismo llegó a la Península Ibérica a mediados del siglo II. Después del Edicto de Milán (313 d.C.), se autorizó a la Iglesia a realizar culto público. Uno de sus jefes, Osio de Córdoba, intervino en la redacción del Credo en el Concilio de Nicea (325 d.C.). En el año 380, el emperador romano Teodosio dispuso que el cristianismo fuera la única religión oficial del imperio. Entonces, la Iglesia de Hispania creó provincias, presididas por un arzobispo.

Las provincias se dividieron en diócesis, que estaban gobernadas por un obispo. Junto a esa iglesia secular, otras personas que aspiraban a una vida de oración y penitencia empezaron a crear pequeños monasterios. Fueron el embrión de la iglesia regular.

6. Caída del Imperio Romano. El Reino de los Visigodos

6.1. Los pueblos bárbaros invaden el Imperio de Occidente

A comienzos del siglo V, la crisis interna se agravó por la entrada de los germanos. Los primeros fueron los suevos, los alanos y los vándalos, que en el año 409 cruzaron el paso de Roncesvalles. Entonces las autoridades romanas establecieron un acuerdo con los visigodos. El acuerdo consistía en que estos se encargarían de poner freno al avance de los otros germanos en la península. Cuando en el 476 el Imperio Romano dejó de existir en el occidente del Mediterráneo, Hispania quedó repartida de la siguiente forma:

  • En el noroeste, en la antigua provincia de Gallaecia, se establecieron los suevos, formando el Reino de los Suevos.
  • En el resto de Hispania se establecieron los visigodos, formando el Reino de los Visigodos (414).

La mayoría de la población estaba constituida por hispanorromanos y solo una minoría por los dirigentes germanos correspondientes. Los visigodos profesaban el arrianismo, que era una herejía del cristianismo.

6.2. Los visigodos se establecieron en el sur de las Galias y en Hispania

El reparto entre suevos y visigodos se mantuvo durante ochenta años. A mediados del siglo VI, los bizantinos ocuparon el litoral sur de Hispania. En el norte, los suevos y las gentes de los valles cántabros y vascos aprovecharon la situación para proclamar su independencia del reino visigodo. Pero más tarde, en el año 570, los visigodos procedieron al control del territorio peninsular y a la unificación social, jurídica, religiosa y cultural de sus habitantes.

6.3. La monarquía visigoda: de Ataúlfo a Don Rodrigo (414 – 711)

Reyes visigodos destacados: Ataúlfo, Alarico II, Leovigildo, Recaredo, Recesvinto, Wamba, Don Rodrigo.

La monarquía visigoda era electiva, por lo que se producían numerosas luchas por el poder. Escogieron Toledo como capital y los reyes gobernaban con plenos poderes, pero disponían de un *Aula Regia* que los aconsejaba. Algunos de los reyes visigodos más importantes del reinado visigodo fueron:

  • Ataúlfo.
  • Alarico II (los francos le obligaron a cruzar los Pirineos).
  • Leovigildo (venció a los suevos, unificó Hispania y estableció la capital en Toledo).
  • Recaredo (estableció la unidad religiosa, convirtiendo a los visigodos al cristianismo en el Tercer Concilio de Toledo).
  • Recesvinto (mandó publicar el *Fuero Juzgo*).
  • Wamba.
  • Don Rodrigo (fue invadido por los musulmanes en la batalla de Guadalete, 711).

6.4. Visigodos e hispanorromanos. El Fuero Juzgo

Las aristocracias, tanto la de origen romano como la de origen visigodo, poseían numerosas y extensas propiedades rurales. Su explotación estaba todavía en manos de los esclavos. Estos ya no eran producto de las conquistas, sino que se caía en la esclavitud a causa de las deudas o de las represiones y confiscaciones de carácter político. Junto a los esclavos, comenzó a crecer una población de colonos. Habían sido antes propietarios de pequeñas explotaciones, pero decidieron encomendarse a un gran propietario que los defendía con sus ejércitos privados. Como consecuencia, fueron proliferando las relaciones de dependencia entre la mayoría de los habitantes del reino y la minoría de las aristocracias. Estas fueron imponiendo sus decisiones en los sucesivos Concilios de Toledo. El control de la monarquía, la defensa de los privilegios de los poderosos y la persecución sistemática de esclavos fugitivos y de judíos se convirtieron en un verdadero programa político de la aristocracia. Ya no se les llamó esclavos, sino siervos.

El Fuero Juzgo: El rey Recesvinto promulgó en el año 654 el código llamado *Liber Iudiciorum*, que recogió en buena parte el derecho romano, no en vano, los visigodos eran los germanos más romanizados. El dominio visigodo en Hispania constituyó una prolongación debilitada del romano.

Al-Ándalus y la Reconquista

2.1. Al-Ándalus: La Conquista Musulmana de la Península Ibérica. Emirato y Califato de Córdoba

La llegada musulmana se debió a la crisis interna de la monarquía visigoda y a la expansión del Islam. La muerte de Witiza y la llegada al trono de Don Rodrigo provocaron una guerra civil, que fue aprovechada por los musulmanes.

Dirigidos por Táriq, los musulmanes derrotaron a Don Rodrigo en la batalla de Guadalete (711). En unos tres años conquistaron la Península, excepto las zonas montañosas del norte. La rapidez se debió a la desaparición del ejército visigodo y a la ocupación mediante dos sistemas: rendición incondicional y pactos o capitulaciones*. Los pueblos invasores eran árabes y bereberes* del norte de África.

Al-Ándalus pasó por distintas fases en su organización política desde el siglo VIII al XI:

  • Emirato* dependiente del Califato Omeya de Damasco (711-756).
  • Emirato independiente de Bagdad (756-929), obra de Abd-al-Rahman I. Etapa de luchas internas entre árabes y bereberes y revueltas de muladíes y mozárabes contra el poder cordobés.
  • Califato de Córdoba (929-1031). Abd-al-Rahman III se proclamó califa* (líder político y religioso). Con al-Hakam II se inició un periodo de esplendor cultural y paz con los cristianos. Almanzor (finales del siglo X) suplantó a Hisham II, iniciando un periodo de campañas militares. A su muerte, el Califato decayó, hasta su división en taifas* en 1031.

Glosario de Términos

  • *Capitulaciones: Pacto por el que se permitía la presencia de población musulmana bajo dominio cristiano (mudéjares) a cambio de respetar sus propiedades, religión y leyes bajo ciertas condiciones.
  • *Bereberes: Habitantes del norte de África antes de la llegada del Islam, de carácter nómada y pastoril.
  • *Taifas: Palabra árabe que significa bandos y que designaba a los pequeños reinos en que se dividió Al-Ándalus hasta en tres ocasiones: en 1031, al abolirse el Califato; en torno a 1140, al debilitarse el imperio almorávide; y tras la derrota de los almohades, en 1212, en las Navas de Tolosa.
  • *Emirato: Circunscripción territorial que integra un califato. Estaba gobernado por un emir.
  • *Califa: Deriva del término árabe *jalifa*, y es el nombre que adoptaron los sucesores del profeta Mahoma. Los califas poseían el poder religioso, político, civil y judicial sobre la comunidad musulmana. Representaban a Alá y gozaban de un poder absoluto.

2.2. Al-Ándalus: Reinos de Taifas. Reino Nazarí

Con el levantamiento popular de 1031 y el destierro del último califa, Hisham III, los distintos gobernadores se proclamaron independientes, dando lugar a los reinos de taifas. Los enfrentamientos entre ellos propiciarían el avance cristiano (Reconquista). Las primeras taifas presentaban rasgos comunes:

  • Distribuidas por familias y etnias, aglutinándose las más débiles en torno a las más fuertes.
  • Políticamente eran muy débiles, pagando parias* a los cristianos a cambio de protección militar.
  • A pesar de la debilidad política, fue una etapa de esplendor cultural.

A finales del siglo XI, las taifas se vieron incapaces de frenar el avance cristiano (Alfonso VI de Castilla conquista Toledo), por lo que pidieron ayuda a los almorávides (1090), guerreros bereberes norteafricanos que lograron reunificar Al-Ándalus.

En 1145 los almorávides sucumbieron, naciendo las segundas taifas, en las que tendrá lugar la invasión de los almohades (1146), frenados por los cristianos en las Navas de Tolosa (1212); dando inicio a las terceras taifas, que irían siendo conquistadas a excepción del de Granada.

El Reino Nazarí de Granada (1237-1492), fundado por Muhammad I, estaba dividido en tres *coras* (Elvira, Rayya y Pechina). Pagaban parias a Castilla y reconocían vasallaje a su rey. En 1492 fueron incorporados a Castilla.

*Parias: Tributo que pagaban los reinos musulmanes a algunos reyes cristianos con la finalidad de obtener protección militar y no ser atacados. Perduró desde el siglo XI hasta finales del siglo XV.

Los Primeros Núcleos de Resistencia y Modelos de Repoblación

El primer foco de resistencia cristiana se inició al vencer Don Pelayo a los musulmanes en Covadonga (722), naciendo así el Reino Astur, consolidado por Alfonso III. Ordoño II trasladó la capital a León (siglo X), dando lugar al Reino de León; en su parte oriental se formó el Condado de Castilla, que se independizó con el conde Fernán González (siglo X). En el Pirineo occidental, la familia Arista formó el Reino de Pamplona. En el Pirineo central surgieron los condados de Sobrarbe, Ribagorza y Aragón (anexionado a Pamplona durante el siglo X). El Pirineo oriental (condados catalanes) dependía de los carolingios, hasta su independencia (iniciada con Vifredo el Velloso y lograda con Borrell II).

De los siglos XI al XIII se desarrollan las principales etapas de la Reconquista. En el siglo XI Castilla se unió a León, naciendo el Reino Castilla-León; y el de Aragón, unido a Pamplona. En el siglo XII Castilla y León se separaron, nació el Reino de Portugal, Pamplona se independizó (pasando a llamarse Navarra); y se unieron Aragón y Cataluña con Ramón Berenguer IV formando la Corona de Aragón. En el siglo XIII, la victoria en las Navas de Tolosa (1212) marcó un gran avance. En Castilla, Alfonso IX conquistó Extremadura; Fernando III conquistó Murcia e inició la conquista de Andalucía, finalizada por Alfonso X. Para Aragón, Jaime I conquistó Baleares y Valencia. Solo quedó Granada hasta 1492.

La repoblación durante la Reconquista se realizó con distintos modelos:

  • Del siglo VIII al XI: la presura.
  • En la primera mitad del siglo XII: la repoblación concejil.
  • En la segunda mitad del siglo XII: la repoblación de órdenes militares.
  • En el siglo XIII: repartimientos de tierras.

La Diferente Evolución y Organización Política de las Coronas de Castilla, Aragón y Navarra

Castilla y Aragón tuvieron modelos de gobierno diferentes:

Corona de Castilla

Castilla era una monarquía unitaria en la que el rey mantenía la autoridad debido al escaso poder de las Cortes y a la aceptación del origen divino de la autoridad. Se produjo un fortalecimiento de la autoridad de la monarquía frente a la nobleza y al clero. La nobleza intentó rebelarse contra esta creciente autoridad, marcando la vida política de los siglos XIV y XV las luchas nobiliarias y los intentos por controlar a los reyes castellanos.

La crisis política estuvo marcada por la rebelión continua de la nobleza contra la autoridad creciente de los monarcas. En Castilla la nobleza se organizaba en bandos enfrentados, mientras la Corona contaba con el apoyo de las ciudades. En el siglo XIV estalló una guerra civil entre Pedro I el Cruel y su hermanastro Enrique de Trastámara (Enrique II, hijo bastardo de Alfonso XI) quien, con el apoyo de la nobleza y el alto clero, derrotó a Pedro I, iniciándose la dinastía de los Trastámara (1369).

Esta guerra supuso un importante triunfo de la nobleza al recompensar Enrique II de Trastámara con generosas concesiones a quienes le habían apoyado (creación de nuevos señoríos jurisdiccionales). En definitiva, los nobles adquirieron tanta fuerza que incurrieron en constantes abusos de poder, que derivaron en continuos enfrentamientos con la monarquía a lo largo del siglo XV. El reinado de Enrique IV (1454-1474) fue complicado. Los principales conflictos tuvieron como pretexto la cuestión sucesoria que se agravaría a su muerte (entre Juana, apodada la Beltraneja, y su tía, Isabel la Católica, hermanastra de Enrique IV), que llevaría a otra guerra civil.

Organización Política Castellana

Alrededor del rey se creó una corte (nobles al servicio del rey, burócratas, etc.), que no tenía capital fija, a partir de la cual tuvo lugar el desarrollo institucional y el proceso de centralización del poder real:

  • El Consejo Real: Órgano que se ocupaba de asesorar al rey. Estaba formado por nobles, eclesiásticos y expertos en leyes.
  • Las Cortes: Órgano de representación estamental, formada por los representantes de la nobleza, del clero y de las ciudades. Una de sus competencias era la concesión de impuestos solicitados por la Corona a cambio de atender las peticiones de sus miembros. Tenían un importante papel consultivo, aceptaban impuestos y juraban respetar al heredero.
  • La Audiencia: Órgano supremo de justicia, solo supeditado al rey. En principio era itinerante, pero en el siglo XV fijó su sede en Valladolid con el nombre de Chancillería.
  • Se reforzó la Hacienda, con recaudadores encargados de los ingresos fiscales, principal soporte del fortalecimiento de la monarquía.
  • El principal instrumento de control de la monarquía sobre los municipios lo representó la figura del corregidor, cuya función era representar a la Corona en los municipios, aparte de poseer funciones judiciales y militares.

Corona de Aragón

La Corona de Aragón era una confederación de territorios (Aragón, Cataluña, Baleares y Valencia), cada uno con leyes e instituciones propias que compartían un mismo rey. Era además una monarquía pactista, en la que la autoridad del rey se veía limitada por las Cortes de cada reino y el monarca debía comprometerse a mantener las leyes y a respetar las costumbres de cada reino antes de tomar posesión del cargo. En la Corona de Aragón también fueron dos siglos de inestabilidad constante, donde la nobleza era más fuerte y forzaba a la Corona a negociar.

En el siglo XV una crisis sucesoria (tras morir Martín I sin descendencia) dio lugar, por el Compromiso de Caspe (1412), a la entrada de la dinastía Trastámara en la Corona de Aragón, con Fernando I.

Estructura Política Aragonesa
  • Había Cortes en cada uno de los reinos y eran órganos de control de la Corona: el monarca necesitaba su consentimiento para temas importantes y tenía que reunirlas periódicamente.
  • Existía una comisión permanente de cada una de las Cortes que se encargaba de supervisar el cumplimiento de los acuerdos en el periodo en el que estas no estaban reunidas: las Diputaciones (*Generalitat* en Cataluña).
  • En el Reino de Aragón se creó el cargo de Justicia de Aragón, que juzgaba las disputas entre los nobles y el rey y cuya función principal era la defensa de los fueros del reino frente a posibles pretensiones autoritarias de la monarquía.
  • La autoridad real estaba representada en los distintos territorios por virreyes que actuaban en su nombre.
  • Los municipios fueron cayendo progresivamente bajo el control de las oligarquías urbanas. Así, el gobierno municipal estaba integrado por: un delegado (nombrado por el rey), los magistrados (funciones ejecutivas, *consellers* en Barcelona) y una asamblea o consejo municipal (órgano asesor, *Consell de Cent* en Barcelona).
  • Había, como en el reino de Castilla, Consejo Real y Audiencia.

Navarra

Encerrado por Castilla y Aragón, no tuvo posibilidades de expansión territorial hacia el sur, por lo que inició un acercamiento a Francia desde fines del siglo XIII hasta el siglo XIV. Lo que supuso la llegada de dinastías francesas al reino (Juana II y su esposo Felipe de Évreux). En 1425 Juan de Aragón fue proclamado rey de Navarra al estar casado con Blanca de Navarra, frenando así el predominio francés. Las disputas con su hijo Carlos (Príncipe de Viana y heredero del reino a la muerte de su madre en 1441) llevaron a una guerra civil en 1451. Carlos fue apoyado por los nobles de las montañas (*beamonteses*, por su líder Beaumont) y Juan por los nobles del llano o *agramonteses* (por su líder Agramont). Tras la muerte de Carlos, Juan I de Navarra y II de Aragón (desde 1462) gobernó el reino hasta 1471. A su muerte, Navarra se separó de Aragón y nuevamente se orientó hacia Francia (fue gobernada por la casa de Foix), lo cual llevó a que Fernando el Católico conquistara el debilitado reino y lo incorporara a Castilla en 1512, ante la posibilidad de un matrimonio entre el heredero de Navarra con una hija del rey de Francia.

La Monarquía de los Reyes Católicos y los Austrias

Los Reyes Católicos: Unificación Territorial e Institucional

La conquista del Reino Nazarí y la incorporación del Reino de Navarra

El reino musulmán de Granada era una fuente continua de conflictos a pesar de que sus emires se declarasen vasallos de Castilla y tributasen por ello. Conseguida la unión de los dos grandes reinos peninsulares y finalizada la contienda de sucesión en Castilla, los Reyes Católicos (RRCC) orientaron sus esfuerzos a la conquista de Granada, con la intención de completar la unidad peninsular; es probable también que percibieran la necesidad de orientar el carácter belicista de la nobleza contra los musulmanes. Además de la nobleza, participó en la conquista la Santa Hermandad, que aportó hombres y dinero. La guerra comenzó en 1482 aprovechando el incidente de la toma de Zahara por parte de Granada. A la victoria castellana contribuyeron las luchas internas en Granada entre bandos rivales y el enfrentamiento del emir, Muley Hacén, su hermano Muhammad el Zagal y su hijo Boabdil. Fue una guerra más de asedios que de batallas campales. La última campaña fue el asedio de la ciudad de Granada que duró casi un año. Finalmente, el emir Boabdil negoció en secreto la rendición y unas generosas capitulaciones que solo se respetaron al principio. Los musulmanes que optaron por no emigrar fueron obligados a convertirse al cristianismo, transformándose así en moriscos, por los decretos de 1501 y 1502. El 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos tomaron posesión de la Alhambra y culminaron el proceso de Reconquista.

La incorporación de Navarra no se produjo hasta después de la muerte de la reina Isabel. El pretexto fue una supuesta conspiración de Navarra y Francia contra Castilla. Esto sirvió de justificación a Fernando para ocupar Pamplona militarmente en 1512. En 1515, en las Cortes de Burgos, Fernando anexionó el reino de Navarra a la Corona de Castilla, aunque conservando sus fueros e instituciones propias.

La integración de las Canarias y la aproximación a Portugal

Antes del acceso al trono de los RRCC se habían incorporado a Castilla, aunque como señoríos particulares: Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro. Con los nuevos monarcas se conquistaron las tres islas restantes: Gran Canaria, La Palma y Tenerife. La conquista de estas islas se efectuó por el sistema de capitulaciones. Se establecía un contrato con capitanes y eclesiásticos para que llevaran a cabo la conquista y evangelización de los territorios en nombre de la monarquía, cuyo papel se reducía a autorizar y controlar la empresa. Estos territorios no pasaron a ser señoríos, sino que permanecieron como tierras de realengo, es decir, bajo dominio directo de la Corona. Las islas empezaron a adquirir importancia por el cultivo de la caña de azúcar y por su lugar estratégico como etapa en la ruta hacia América.

La población nativa, muy mermada por las guerras, asimiló rápidamente la cultura de los conquistadores con los que se mezcló sin conflictos. En cuanto a la rivalidad de Portugal por la conquista de las Canarias, se empezó a resolver desde el final de la guerra de sucesión en Castilla. Por el Tratado de Alcaçovas, Portugal reconoció a Isabel reina de Castilla y los derechos castellanos sobre las islas Canarias. Los RRCC renunciaban por su parte a cualquier otro derecho sobre la Costa africana, Madeira, Cabo Verde o las Azores. Más tarde, el Papa Alejandro VI con su bula *Inter caetera* (1493), establecía la línea divisoria imaginaria a 100 leguas al oeste de las Azores entre España (la zona al oeste de la línea) y Portugal (al este). Pero en 1494, por el Tratado de Tordesillas, la línea se desplazó a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, lo que incluía para Portugal la ruta que bordeaba África y le permitiría la futura ocupación de Brasil.

Los Reyes Católicos y la organización del Estado: instituciones de gobierno

El reinado de los Reyes Católicos presenta rasgos medievales al tiempo que se establecen las bases para un Estado moderno que irán desarrollando sus sucesores. Al aumentar su poder y las competencias del Estado, la administración se fue haciendo más compleja y especializada y requería mayor número de juristas y letrados, en su mayoría pertenecientes a la pequeña nobleza.

Instituciones en Aragón y Castilla
  • En Aragón, existía un virrey o delegado real en cada uno de los reinos con poderes ejecutivos y judiciales. El Consejo de Aragón era un organismo consultivo y a veces actuaba como Tribunal Supremo. En el gobierno de las ciudades Fernando introdujo el sistema de sorteo para la elección de cargos municipales, en un intento de limitar el poder oligárquico.
  • En Castilla, el Consejo Real se convirtió en el órgano más importante y acabó denominándose Consejo de Castilla. Sus miembros se reunían primero en diversos comités que fueron convirtiéndose en Consejos especializados: el de la Inquisición, el de las Órdenes, el de la Hermandad, el de Hacienda y el de Indias.
  • En las ciudades castellanas el representante de la monarquía era el corregidor, que tenía competencias en materias diversas: políticas, administrativas, financieras, etc.
Justicia y Control

En el ámbito de la justicia se desarrollaron las instituciones creadas por sus predecesores. En Castilla existían dos Chancillerías con función de tribunales superiores: una en Valladolid y otra en Granada. Y dos Audiencias: una en Santiago y otra en Sevilla. En la Corona de Aragón, Fernando creó una Audiencia en cada uno de los reinos. Sin embargo, la administración de justicia se vio dificultada por la existencia de señoríos que quedaban fuera de la jurisdicción real y por la gran diversidad de fueros y normas locales confusas y a veces contradictorias entre sí. El único órgano común en los dos reinos era la Inquisición, encargada de velar por la ortodoxia católica, que en ocasiones se convirtió en un instrumento político de la monarquía.

Expansión ultramarina y creación del imperio colonial

Los viajes de Colón a América

El descubrimiento y la conquista de América fue una empresa castellana dirigida a la búsqueda de una ruta alternativa a las Indias Orientales. Cristóbal Colón, probablemente un aventurero y marino genovés, pretendía llegar a las Indias por el oeste, apoyándose en la idea de esfericidad de la Tierra. Hasta que no finalizó la toma de Granada, los RRCC no aceptaron la propuesta de Colón, que firmó un acuerdo con ellos: las Capitulaciones de Santa Fe (17 de abril de 1492). Según estas, obtendría los títulos de almirante, virrey y gobernador de las tierras descubiertas y se beneficiaría de la décima parte de las riquezas obtenidas. Colón partió del Puerto de Palos el tres de agosto de 1492 y el 12 de octubre llegó a las Antillas, a la isla de Guanahaní, a la que denominó San Salvador. Después descubrió Cuba y La Española y regresó a la península. Colón realizó tres viajes más entre 1493 y 1504. Parece que murió con la convicción de que había llegado cerca de las costas occidentales de Asia.

Otros navegantes que emprendieron los llamados viajes menores exploraron las costas de América del Sur; como el florentino Américo Vespucci, que afirmó que no pertenecían a Asia. Un cartógrafo alemán asignó al continente el nombre de América en 1507. Tras el primer viaje de Colón se reconocieron los derechos de la monarquía castellana sobre las tierras descubiertas y sobre las que se pudieran descubrir más allá de una línea imaginaria a cien leguas al oeste de las Islas Azores y de Cabo Verde, según el arbitraje papal de Alejandro VI y por el Tratado de Alcaçovas (1479) entre Castilla y Portugal. Pero los portugueses ante los nuevos acontecimientos no estaban satisfechos y los RRCC, interesados en mantener buenas relaciones con el reino vecino, propiciaron un nuevo acuerdo mediante la firma del Tratado de Tordesillas (1494) que desplazó la línea divisoria a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. Lo que permitió a Portugal la ocupación de Brasil. A partir de entonces se procedió a la exploración y colonización sistemática del continente.

Conquista y colonización de América

Durante el reinado de Carlos I se procedió a la exploración y colonización del continente americano. La conquista se realizó mediante expediciones particulares en las que los conquistadores firmaban capitulaciones con la Corona, en las que se fijaban los objetivos y el reparto del botín. Destaca la conquista del Imperio azteca de México por Hernán Cortés, entre 1519 y 1521, que aprovechó el descontento de los pueblos sometidos por los aztecas para controlar el Imperio e imponer una administración eficaz, al tiempo que enviaba varias expediciones que le permitieron ampliar el territorio. La otra gran conquista del periodo es la del Imperio inca de Perú, explorado y finalmente sometido por Pizarro y Almagro entre 1531 y 1533.

A estas grandes empresas siguieron otras que fueron ampliando el conocimiento y la ocupación del nuevo territorio: Las tierras de Chile fueron exploradas por Diego de Almagro y por Pedro de Valdivia; Pedro de Mendoza fundó Buenos Aires en 1535; Orellana exploró el Amazonas y Hernando de Soto el Misisipi; etc. En apenas diez años se había explorado casi toda América, desde California hasta el Río de la Plata.

Al principio los conquistadores se dedicaron a extraer la mayor cantidad de oro posible. Pero las fértiles tierras del continente hicieron que comenzaran a llegar colonos dispuestos a instalarse en América. Los colonos eran en su mayoría andaluces, extremeños y vascos, recibían tierras y se les entregaba un grupo de indios (encomienda) teóricamente para ser evangelizados e instruidos, pero que en la práctica fueron obligados a trabajos forzosos. Las minas eran propiedad real y esta concedió su explotación a particulares a cambio de la entrega de la quinta parte de todo el mineral extraído. En ambos casos, el trabajo se basó en la explotación de la mano de obra indígena. Las disposiciones de la Corona para evitar los abusos sobre la población fueron incumplidas de forma sistemática, a pesar de las continuas denuncias del padre Bartolomé de las Casas sobre la explotación a que se estaba sometiendo a los indios. La escasez de población condujo también a un intenso tráfico de esclavos desde África, primero bajo control portugués y, más tarde, holandés.

Los Austrias Mayores (Carlos I y Felipe II)

Durante los siglos XVI y XVII, la dinastía de los Austrias gobernó España y construyó un imperio tan vasto que convirtió a la Monarquía Hispánica en la potencia más influyente del mundo.

Carlos I (1516-1556): El Sueño Imperial

El poder de Carlos I procedía de una compleja herencia familiar:

  • Por parte de su padre, Felipe el Hermoso, recibió los Países Bajos, el Franco Condado y Borgoña.
  • Por parte de su madre, Juana la Loca, heredó los reinos de Castilla y Aragón con sus posesiones mediterráneas y americanas.
  • Al morir su abuelo Maximiliano de Austria, obtuvo los territorios austríacos y los derechos al título de emperador del Sacro Imperio.

El resultado fue un conjunto enorme de territorios muy distintos entre sí, unidos únicamente por la figura del monarca. Para mantener cohesionado ese mosaico, Carlos I se apoyó en dos ideas fundamentales: la defensa del catolicismo como base de unidad y el proyecto medieval de una “monarquía universal”, en la que el emperador representaba la autoridad suprema en los asuntos terrenales, mientras que el papa lo hacía en lo espiritual.

Conflictos Internos

Su llegada a España no fue fácil. Venía criado en Flandes, rodeado de consejeros extranjeros y hablando otras lenguas, lo que despertó rechazo entre las Cortes de Castilla y Aragón. Ese descontento agravó tensiones internas:

  • En Castilla estalló la revuelta de los Comuneros, que cuestionaba la subida de impuestos y la entrega de cargos a extranjeros. La rebelión se extendió por muchas ciudades, pero fue derrotada en Villalar en 1521.
  • Al mismo tiempo, en Valencia y Mallorca surgió la revuelta de las Germanías, un conflicto social entre artesanos y nobles agravado por tensiones con los moriscos. También acabó siendo aplastada.

Estos dos episodios reforzaron la autoridad del rey y le demostraron que necesitaba apoyarse más en los territorios hispánicos, que eran la base más sólida de su poder.

Política Exterior de Carlos I

Carlos I se implicó en una política exterior marcada por tres grandes frentes:

  1. Francia: Rival directa del proyecto de monarquía universal. Ambos países compitieron por el control de Italia y de los territorios de Borgoña y Flandes. Aunque Carlos obtuvo importantes victorias como la de Pavía (1525), donde capturó al rey Francisco I, la rivalidad continuó durante todo su reinado.
  2. Imperio Otomano: Amenazaba Europa central desde los Balcanes y el Mediterráneo gracias al apoyo de los piratas berberiscos. Carlos intentó frenar ese avance con campañas como la conquista de Túnez, aunque sin lograr una solución definitiva.
  3. El Protestantismo: El frente más grave fue el crecimiento del protestantismo en el Sacro Imperio. Muchos príncipes alemanes adoptaron la Reforma de Lutero, rompiendo la unidad religiosa que Carlos consideraba esencial para su monarquía. Aun ganando batallas como Mühlberg, tuvo que aceptar la Paz de Augsburgo en 1555, que reconocía la libertad religiosa de los príncipes y suponía el fracaso de su ideal de unidad cristiana.

Cansado y enfermo, renunció al poder y dividió sus dominios: el título imperial y Austria pasaron a su hermano Fernando, mientras que España, América, Italia y los Países Bajos quedaron en manos de su hijo Felipe II.

Felipe II (1556-1598): La Hegemonía Católica

Felipe II heredó un imperio inmenso y decidió gobernarlo desde una capital fija, Madrid, a partir de 1561. Su política se concentró en dos objetivos fundamentales: defender el catolicismo y mantener la hegemonía de la Monarquía Hispánica. Aunque gobernaba una estructura muy diversa, España era el núcleo del poder, y el rey dirigía personalmente la administración mediante un sistema muy complejo de consejos especializados.

Conflictos Internos

En el interior tuvo que hacer frente a varias crisis importantes:

  • La rebelión de los moriscos de las Alpujarras (1568-1570), provocada por las restricciones impuestas a sus costumbres y por la sospecha de que podían colaborar con los turcos o los piratas berberiscos. Terminó con una dura represión y la dispersión masiva de los moriscos.
  • En Aragón, los conflictos entre los privilegios forales y la autoridad del rey estallaron con el caso de Antonio Pérez, que provocó disturbios en Zaragoza hasta que intervino el ejército real.
  • A estos problemas se sumaban tensiones como el bandolerismo en Cataluña y los repetidos colapsos financieros provocados por los enormes gastos militares.
Política Exterior de Felipe II

Felipe II se enfrentó a tres conflictos decisivos:

  1. Imperio Otomano: El choque con los turcos alcanzó su punto culminante en la batalla de Lepanto en 1571, donde la Liga Santa, dirigida por Juan de Austria, frenó la expansión otomana en el Mediterráneo.
  2. Rebelión de los Países Bajos: Estalló en 1566 por motivos políticos y religiosos. A pesar de la dureza del Duque de Alba y los éxitos de Alejandro Farnesio, las provincias del norte —Holanda y Zelanda— consiguieron independizarse de facto y formar las Provincias Unidas, que se convertirían en una potencia marítima rival de España.
  3. Inglaterra: Los ataques corsarios, el apoyo inglés a los rebeldes de Flandes y la rivalidad religiosa llevaron a Felipe II a intentar invadir Inglaterra con la Armada Invencible en 1588. Aunque la batalla naval no fue tan desastrosa como se cuenta, la operación fracasó por problemas logísticos y por las tormentas, y supuso un golpe político para la monarquía.
Organización Institucional de los Austrias

La organización institucional de los Austrias mantenía la estructura creada por los Reyes Católicos. La monarquía era el elemento de unión entre territorios muy distintos, cada uno con sus leyes y Cortes propias. El sistema polisinodial funcionaba mediante consejos territoriales y temáticos, y un Consejo de Estado que trataba los asuntos más delicados. Aunque las Cortes seguían existiendo, su poder disminuyó porque el monarca tomaba la mayoría de decisiones. Un problema importante fue la venta de cargos públicos, que, aunque proporcionaba ingresos rápidos, deterioraba la calidad de la administración.

El declive de la monarquía se haría más visible con los Austrias Menores, y uno de los símbolos más claros de esa decadencia fue la batalla de Rocroi (1643), en Flandes, donde los tercios españoles fueron derrotados por primera vez en una gran batalla campal. Esta derrota no solo tuvo consecuencias militares, sino que marcó el fin del prestigio casi invencible que España había mantenido desde el siglo XVI.

Los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II)

En síntesis, los Austrias Menores se caracterizan por la decadencia del poder real, el creciente papel de validos, los problemas financieros y sociales internos, y la pérdida de la hegemonía internacional que había alcanzado España con los Austrias Mayores.

Felipe III (1598-1621): La Pax Hispánica y los Validos

Tras la muerte de Felipe II en 1598, subió al trono su hijo Felipe III. No tenía interés en gobernar activamente y delegó gran parte del poder en un valido, el Duque de Lerma, que se convirtió en la verdadera autoridad política. El valido controlaba todos los aspectos del gobierno y utilizó su posición para enriquecerse y crear una extensa red de clientelismo.

Problemas y Política

Durante su reinado, los principales problemas internos fueron la crisis financiera heredada de Felipe II y la expulsión de los moriscos en 1609. La expulsión se justificó como una medida religiosa y de seguridad, aunque tuvo consecuencias graves: muchas comarcas de Valencia y Aragón quedaron despobladas, afectando a la economía y a la estructura social. En política exterior, Felipe III adoptó una postura pacifista: firmó la Paz de Londres con Inglaterra en 1604 y la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas en 1609. Este periodo de relativa tranquilidad internacional se conoce como la *Pax Hispánica*.

Felipe IV (1621-1665): El Conde-Duque de Olivares y la Crisis de 1640

Al morir Felipe III, subió al trono Felipe IV en 1621. Estuvo tutelado por su valido, Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares, quien asumió la dirección efectiva del gobierno. Olivares intentó aplicar reformas profundas: buscó centralizar el poder, unificar políticamente los distintos reinos de la Monarquía Hispánica y mejorar la administración y el ejército mediante la Unión de Armas. Este plan pretendía repartir las cargas militares y fiscales entre todos los territorios según su población y riqueza, creando un ejército permanente de 140.000 hombres. Sin embargo, las reformas encontraron una fuerte resistencia en los distintos territorios, que defendían sus privilegios forales.

La Crisis de 1640 y el Fin de la Hegemonía

La década de 1640 representó una crisis profunda:

  • Cataluña se rebeló en el famoso *Corpus de Sangre*, apoyada por Francia.
  • Portugal proclamó su independencia bajo Juan IV de Braganza.
  • Otras rebeliones estallaron en Andalucía, Nápoles y Sicilia.

En política exterior, Felipe IV mantuvo una postura ofensiva: reanudó la guerra con las Provincias Unidas y participó en la Guerra de los Treinta Años. Sin embargo, la Monarquía Hispánica sufrió derrotas importantes: Rocroi (1643) y las Dunas (1639), y finalmente tuvo que aceptar la independencia de las Provincias Unidas en la Paz de Westfalia (1648) y ceder territorios a Francia en la Paz de los Pirineos (1659). Estas derrotas marcaron el fin de la hegemonía española en Europa.

Carlos II (1665-1700): El Problema Sucesorio

Finalmente, en 1665 subió al trono Carlos II, un rey enfermizo y mentalmente débil, lo que dejó el gobierno en manos de regentes, validos o ministros. Durante su reinado, la autoridad del Estado se debilitó progresivamente, y la aristocracia y la Iglesia ampliaron sus privilegios. Aunque la economía mejoró ligeramente, las revueltas sociales no desaparecieron, como la Segunda Germanía en Valencia o el Motín de los Gatos en Madrid. En política exterior, España perdió importantes territorios europeos, como el Franco Condado cedido a Francia en 1678.

El problema más grave fue la sucesión: Carlos II no tuvo descendencia y su muerte en 1700 puso fin a la dinastía de los Austrias. Tras largas negociaciones y presiones internacionales, dejó como heredero a Felipe de Borbón, que se convirtió en Felipe V, dando inicio a la dinastía de los Borbones en España.

La España Borbónica y el Nuevo Orden Europeo

4.1. La Guerra de Sucesión Española y el Sistema de Utrecht

Guerra de Sucesión: una contienda civil y europea

La muerte sin descendencia de Carlos II (1700) originó un conflicto internacional en torno a dos candidatos al trono: el archiduque Carlos, de la rama austríaca de los Habsburgo, y el Borbón Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y designado por Carlos II como su heredero.

Las potencias europeas, temerosas de la unión en una misma corona de España y Francia, se organizaron en la Alianza de la Haya, por la cual el archiduque Carlos de Austria contaba con el apoyo de Austria, Holanda, Inglaterra y a la que se unirán Portugal y Saboya. Empieza así una Guerra de Sucesión (1702-1714) con dos dimensiones: una internacional, entre las potencias europeas, y otra nacional o civil, dentro de España.

  • En España tuvo lugar una guerra civil: los reinos de la Corona de Aragón apoyaron mayoritariamente al candidato austriaco (al temer la práctica centralista borbónica), mientras que Castilla, Navarra y País Vasco apoyaron a Felipe de Anjou.
  • El archiduque Carlos de Austria al principio fue avanzando hacia Castilla, pero Felipe V se hizo con los reinos de Valencia y Aragón tras la batalla de Almansa (1707). Desde ese momento se abolieron los fueros, Cortes e instituciones de Valencia y de Aragón. La guerra continuó hasta 1714 debido a la resistencia de Cataluña.
  • En el plano internacional la Alianza de la Haya se enfrentó contra España y Francia. Las fuerzas estuvieron bastante equilibradas, pero en 1711 el archiduque Carlos se convirtió en emperador austriaco al morir su hermano. Sus aliados, Inglaterra y Holanda, pasaron en ese momento a ver con temor la posible unión de España y Austria. Y así, desde 1713 se empezó a negociar la paz.

La Paz de Utrecht y el nuevo equilibrio europeo

Los tratados de Utrecht (1713) y Rastadt (1714) supusieron el fin de la guerra y significaron un nuevo orden europeo con estas características:

  • El reconocimiento internacional de Felipe V como rey de España, a cambio de su renuncia a unir las coronas de Francia y España.
  • España perdió todos sus territorios europeos:
    • Austria recibió Flandes y todas las posesiones italianas (el Milanesado, Nápoles y Cerdeña).
    • El ducado de Saboya se convirtió en reino y anexionó la isla de Sicilia.
    • Portugal conseguía el territorio de Uruguay (la colonia de Sacramento).
    • Inglaterra, la gran vencedora del conflicto, mantuvo Gibraltar y Menorca, conquistadas durante la guerra, y algunos derechos que rompían el monopolio comercial español en la América española, como el asiento de negros (monopolio del comercio de esclavos negros en la América española) y el navío de permiso (autorización para enviar a América un navío al año con 500 toneladas de mercancías para su venta).

Aquella paz marcó el inicio de la hegemonía británica en el mundo. España pasó a un segundo plano, jugando un papel secundario al servicio de los intereses de Francia, que hasta 1700 había sido su enemiga tradicional. En Europa se estableció un equilibrio de poder entre las diferentes potencias, con dos ejes, Viena y París. Es el llamado “Sistema de Utrecht” que estará vigente hasta las guerras napoleónicas.

La política exterior: Los Pactos de Familia con Francia

La política exterior de los Borbones estará condicionada por las consecuencias del Tratado de Utrecht: recuperar Gibraltar y Menorca y conseguir cargos para príncipes de la familia Borbón. Felipe V intentó devolver a España su posición en Europa, para ello pretendió recuperar los territorios mediterráneos (italianos, Menorca y Gibraltar) perdidos por el Tratado de Utrecht. Firmó con Francia los dos primeros Pactos de Familia, frente a Inglaterra, para contrarrestar la superioridad de la flota inglesa y la amenaza británica a las posesiones españolas en las Indias.

  • Por el Primer Pacto de Familia (1733) España participó en la Guerra de Sucesión de Polonia (España y Francia contra Austria y Rusia). A cambio Francia garantizó a España determinadas posesiones italianas y su apoyo en caso de ser atacada por Gran Bretaña. Como resultado de este acuerdo, Carlos (hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, futuro Carlos III de España) fue proclamado rey de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia).
  • Por el Segundo Pacto de Familia (1743) España participó en la Guerra de Sucesión austriaca (España y Francia contra Austria y Gran Bretaña). A cambio de este apoyo a Francia, España obtuvo el ducado de Parma para don Felipe (otro hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio).

Fernando VI llevó a cabo una política de neutralidad frente a las dos grandes potencias, Francia e Inglaterra. En 1753 firmó el Concordato con la Santa Sede con el privilegio de los futuros reyes españoles del patronato regio: elección de cargos eclesiásticos por los reyes.

Carlos III intentó detener la expansión inglesa en las colonias americanas. En 1761 se firmó con Francia el Tercer Pacto de Familia, y España participó:

  • En el último periodo de la Guerra de los Siete Años (1756-1763), apoyando a Francia frente a Inglaterra, por la que España perdió Florida, aunque recibió de Francia La Luisiana en compensación.
  • En la Guerra de Independencia americana (1776-1783), apoyando a los colonos contra Inglaterra. España recuperó Menorca y Florida, pero no Gibraltar.

4.2. Las reformas institucionales: el nuevo modelo de Estado; la administración en América; la Hacienda Real; las relaciones Iglesia-Estado

4.2.1. Las reformas institucionales de la monarquía borbónica. Los Decretos de Nueva Planta

Con la llegada al trono español de Felipe V se inició la dinastía de los Borbones y se pusieron en marcha una serie de reformas dirigidas a imponer el modelo de gobierno y administración francés basado en el absolutismo y la centralización, poniendo fin a la tradicional monarquía descentralizada de los Austrias.

Reformas Políticas
  • Se implantó el absolutismo monárquico. El rey concentraba todos los poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) y su poder se identificaba con el poder del Estado.
  • Entre 1707 y 1716, Felipe V promulgó los Decretos de Nueva Planta, tras la Guerra de Sucesión, para Valencia, Aragón, Mallorca y Cataluña, aplicando el principio de centralismo (España será gobernada desde Madrid) y uniformidad política y jurídica, imponiendo las mismas leyes para todos los reinos y aboliendo los fueros, Cortes, leyes e instituciones propias e implantando las leyes de Castilla para toda España. Solo Navarra y País Vasco conservaron su régimen foral por su fidelidad a Felipe V. Esto supuso la desaparición de los antiguos reinos (salvo el de Navarra), el nacimiento de las provincias en la Península y la aplicación del derecho castellano para todos los súbditos, con la consiguiente anulación de usos y costumbres y de derechos particulares.
  • El castellano será la única lengua oficial y la única utilizada en la administración (excepto en la Sala de Vizcaya de la Chancillería de Valladolid, en la que se permite el uso del euskera).
  • Integración en las Cortes de Castilla de representantes de Aragón, Valencia, Cataluña y Mallorca, convirtiéndose en las Cortes Generales de todo el reino, que apenas se convocarán.
  • En 1713 se estableció la Ley Sálica que impedía reinar a las mujeres.
Reformas Administrativas para una gestión más eficaz
  • El Consejo de Castilla se convirtió en Consejo de Estado, órgano asesor del rey que pasó a asumir las tareas de gobierno, salvo en Navarra. El resto de Consejos vieron reducida su labor a aspectos judiciales y perdieron las atribuciones gubernativas en beneficio de las secretarías de Estado.
  • Se crearon las Secretarías de Despacho o de Estado (Estado, Guerra, Marina e Indias, Hacienda, Gracia y Justicia). En 1787 se estableció la Junta Suprema de Estado (presidida por el titular de esa secretaría), antecedente del Consejo de Ministros: se reunía una vez por semana para coordinar la acción del gobierno de los secretarios.
  • Las Capitanías sustituyeron a los virreinatos (excepto en América), y serán el nivel más alto del poder político y militar territorial. Cada una de ellas tendrá su Audiencia (para cuestiones judiciales). El capitán general representaba el poder absoluto del rey en el territorio.
  • Las Intendencias eran divisiones administrativas –equivalentes a las provincias– que los Borbones crearon siguiendo el modelo francés. A su cargo estaban los intendentes, altos funcionarios que actuaban como delegados territoriales del Gobierno, con amplias y variadas funciones: recaudación de impuestos, orden público, reclutamiento de tropas, etc.
  • Los municipios perdieron autonomía como consecuencia del centralismo borbónico. Se mantuvo la figura del corregidor. Con Carlos III, apareció el Procurador Síndico Personero, elegido para defender los intereses del pueblo.
  • Se crearon Reales Academias de Artes y Ciencias y Sociedades de Amigos del País.
Regulación Económica y Militar
  • Regulación económica: Se limitaron los privilegios de la Mesta; se estableció la libertad de circulación de mercancías en el interior de España; control de la Deuda Pública y emisión de Vales Reales; realización del primer Catastro o registro de bienes (Catastro de Ensenada).
  • En el ejército: Los tercios fueron sustituidos por regimientos acuartelados por todo el país para controlar el territorio. Con Carlos III se estableció la bandera de los buques de la Armada (base de la actual bandera nacional), el servicio militar obligatorio mediante el sistema de quintas, la organización del ejército en armas (infantería, caballería, artillería…), y unas Ordenanzas que regularon la vida militar hasta el siglo XX.

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