La religion en los reinos cristianos

10. Tolerancia e intolerancia en los reinos cristianos
A. El mantenimiento de la convivencia entre las tres religiones:Buena parte de la población musulmana permaneció en las regiones conquistadas como súbditos de los reyes cristianos. Eran los llamadosmudéjaresque conservaron su religión, sus mezquitas, sus leyes y su lengua. A cambio estaban obligados a pagar un impuesto personal al rey.Algunos mudéjares convivían en las ciudades con cristianos y judíos, creando sus propios barrios llamadosmorerías.Desempeñaban sus oficios tradicionales mostrándose como hábiles artesanos. Pero la mayoría vivía en el campo, en comunidades, como colonos sometidos a los grandes señores.Losjudíosconstituían una minoría reducida, y eran considerados siervos del rey al que debían pagar un impuesto anual. Hasta su expulsión, a fines del siglo XV, se les permitía su culto, sus sinagogas, sus libros sagrados y su lengua.Casi siempre estuvieron bajo la protección del monarca, sobre todo aquellos que se habían especializado en actividades financieras, profesionales (médicos) o los que eran intelectuales. Pero su actividad como recaudadores y administradores de impuestos del rey y de la nobleza, o como usureros o prestamistas, despertó el odio y la envidia popular hacia ellos.B. La Baja Edad Media: se rompe la toleranciaHasta el siglo XV, las relaciones entre cristianos y mudéjares fueron buenas en general. Pero a partir de ese siglo, se redoblaron las medidas restrictivas contra esa minoría.Tras la conquista de Granada en 1492, el número de musulmanes se incrementó. Las capitulaciones de rendición estipulaban que los musulmanes conservarían sus derechos. Pero la política de conversiones y los atropellos de los cristianos provocaron una rebelión en Granada reprimida con violencia.En1502un decreto real les obligaba a convertirse o bien emigrar al norte de África. Muchos se quedaron, principalmente en los territorios orientales de la Península, aunque seguían manteniendo su lengua y sus costumbres. A éstos se les llamómoriscos, es decir, musulmanes convertidos.Más violento, si cabe, fue el hondosentimiento antijudío que se desató en los siglos XIV y XV. A sus actividades como recaudadores de impuestos y prestamistas, se unía un rechazo popular por haber crucificado a Cristo. Cuando acontecían penalidades (epidemias), se les acusaba de desatar la ira divina y se realizaban importantes matanzas, como las ocurridas a finales del siglo XIV.Esta impopularidad y las fuertes presiones de influyentes sectores de la Iglesia, sobre todo deltribunal religioso de la Inquisición, forzaron su expulsión en 1492, pasando sus bienes a manos de los Reyes Católicos.C. Una cultura monástica
Las manifestaciones culturales en los reinos cristianos durante los primeros siglos ofrecen un acusado contraste en relación con el esplendor de al-Ándalus. En aquellos son más pobres y modestas, encontrándose limitadas a la Corte o a la Iglesia. La mayor parte de la población es analfabeta y vive en un entorno rural.Como en el resto de la Europa cristiana sobresalen los monasterios como centros culturales. En losnúcleos occidentales la emigración de mozárabes procedentes de al-Ándalus aportó un importante número de manuscritos latinos y visigodos. Con ello trataron de consolidar su independencia, no sólo política sino también cultural, de los cristianos andalusíes. Incluso llegaron a romper con laIglesia mozárabe, de origen visigodo, que tenía su sede en Toledo. Estos monasterios se fueron extendiendo desde León(Sahagún) hasta Castilla y La Rioja(San Millán de la Cogolla).En losnúcleos orientales la influencia del vecino reino de los francos fue mayor, tanto en lo cultural como en lo religioso.En ambos casos se produjeron aportaciones hispano-musulmanas. En este sentido destaca la labor cultural emprendida en el monasterio catalán deSanta María de Ripoll.En estos primeros siglos se empezaron a hablar todas laslenguas romances de la Península Ibérica. Incluso aparecen los primeros documentos escritos de lo que ya se considera castellano o catalán.
D. El Camino de Santiago:

A comienzos del siglo XI, se extendió por toda Europa lamoda de hacer peregrinaciones, es decir, viajar hacia determinados templos cristianos en los que se conserva el cuerpo de algún santo o santa u objetos que le habían pertenecido en vida. Pero de todas las iglesias y monasterios la deSantiago de Compostela, después de la de Roma, se convirtió en la meta preferida de los peregrinos. Además, a Santiago se le atribuía el poder de curar enfermedades.Santiago de Compostela seria durante la Edad Media el objetivo de millones de peregrinos que desde diferentes lugares de toda Europa llegaban a alguna de las cuatro ciudades francesas de donde partían las rutas; desde allí y por caminos sembrados de numerosos monasterios, iglesias y hospederías iniciaban elCamino de Santiago.Peregrinar y, en general, viajar en la Edad Media era unaempresa peligrosa. 
El recorrido de la ruta del Camino de Santiago oruta jacobea podía durar unos cinco meses si se realizaba desde el centro de Europa.Los caminos, además del mal estado que presentaban, eran inseguros. A pesar de que los peregrinos gozaban de la protección de los reyes, a menudo eran victimas de lossalteadores. 
Peroel deseo de venerar al apóstol, símbolo de la Cristiandad, les impulsaba a sortear toda clase de peligros y penalidades. Cuando llegaban a Santiago de Compostela adquirían una concha ovieira, testimonio de haber alcanzado su meta religiosa.La afluencia de estos peregrinos a los reinos cristianos peninsulares tuvo una importanterepercusión: 
llegaron artesanos y mercaderes de otros países, los cuales se asentaron en antiguas ciudades romanas u otras de nueva creación, dando un impulso al desarrollo urbano de esta época.

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