La Restauración Borbónica en España (1876-1898): Constitución, Nacionalismos y Crisis Colonial

Características Esenciales de la Constitución de 1876

El proyecto constitucional, diseñado por Cánovas, es una fusión del moderantismo isabelino (Constitución de 1845) y de los principios políticos constitucionales del sexenio revolucionario (Constitución de 1869). La Constitución de 1876 ha sido la más duradera de la Historia de España, estuvo vigente desde 1876 hasta 1923. Su mayor logro fue la estabilidad, de la que había carecido el país desde 1808.

  • Se trata de un texto breve (89 artículos), ambiguo y flexible, que surgió como una síntesis entre las dos constituciones precedentes, las de 1845 y 1869. Es de carácter conservador y la forma en que se elaboró muestra el espíritu de partida: el pacto, lo que explica su durabilidad.
  • La soberanía es compartida entre las Cortes y el rey.
  • El mayor protagonismo lo tiene la monarquía, que regula los tres poderes y actúa como árbitro y moderador del sistema político. Aunque garantiza la separación de poderes, no hay una clara separación entre legislativo y ejecutivo, ya que el rey tenía un poder hegemónico sobre las Cortes: tenía autoridad para disolverlas, nombra al presidente del gobierno y a los ministros, tiene derecho de veto, posee la iniciativa legislativa y es el mando supremo de las Fuerzas Armadas. El gobierno debe contar con la confianza no solo de las Cortes, sino también del rey.
  • Las Cortes tienen dos cámaras: Congreso y Senado. Los diputados del Congreso son elegidos (sin concretar el tipo de sufragio). Por su parte, el Senado tiene una composición triple: senadores por derecho propio, vitalicios por designación y elegidos por corporaciones y grandes contribuyentes.
  • El derecho al sufragio se dejaba pendiente al no precisar el sistema de votación (censitario o universal masculino); este último se legisló en 1890.
  • Se reconocen los derechos individuales básicos (reunión, expresión y asociación).
  • El Estado se define como católico, pero existe tolerancia religiosa.
  • Poder judicial: Unidad de fueros y códigos. Supresión de los fueros vascos.
  • Administración local: Pierde independencia por el centralismo.

Origen y Evolución de los Nacionalismos y Regionalismos Periféricos

El Nacimiento de Regionalismos y Nacionalismos Periféricos

Los movimientos surgieron en Cataluña, País Vasco, Galicia, Valencia y Andalucía.

  • Su origen está en los movimientos culturales, alentados por el romanticismo, que rescataban y recuperaban del pasado medieval lenguas marginadas por el castellano, costumbres autóctonas y la memoria colectiva idealizada de cada reino.
  • Todos defienden la realidad histórica y plural de España que el liberalismo suprimió imponiendo un nacionalismo español, y critican el centralismo uniformizador del Estado liberal. Pero hay diferencias en cuanto a sus aspiraciones finales, que van desde la creación de instituciones propias o incluso el logro de la autonomía administrativa para las regiones, hasta otras más radicales que defienden la independencia de sus territorios, a los que consideran auténticas naciones.
  • Son movimientos muy heterogéneos donde participan grupos ideológicos muy diferentes. Se diferencia una corriente nacionalista conservadora y antiliberal, partidaria de recuperar los antiguos fueros, y otra corriente progresista, federalista y republicana.
  • Los efectos de la industrialización y los cambios económicos del siglo XIX afectaron al equilibrio de algunas regiones y su manera de ver la realidad nacional.

Nacionalismo Catalán (Catalanismo)

  • Sus raíces están en el movimiento cultural de recuperación de la lengua y cultura catalana (la *Renaixença*, 1830), en el republicanismo federal, en el carlismo y en la demanda de proteccionismo económico frente al gobierno de Madrid.
  • Las Bases de Manresa (1892) son el primer programa del catalanismo, un intento de unificar todas las agrupaciones catalanistas en torno a un nacionalismo conservador basado en los principios de orden, tradición, religión y propiedad. Cuenta con el apoyo de la burguesía catalana.
  • En 1901 se crea el primer partido catalanista, la Lliga Regionalista, liderada por Cambó y Prat de la Riba, una opción conservadora y moderna de las clases medias.

Nacionalismo Vasco

  • Sus orígenes están en el movimiento foralista, reivindicador de la vuelta al antiguo ordenamiento jurídico y el rechazo al proceso industrializador que rompía la sociedad tradicional vasca.
  • En 1895 Sabino Arana crea el PNV (Partido Nacionalista Vasco). Defiende los valores católicos y antiliberales, la integridad cultural y étnica del pueblo vasco, puesta en peligro por la abolición de los fueros y la industrialización que provocó a finales de siglo la llegada de inmigrantes no vascos (despectivamente denominados *maketos*). Su lema se resume en “Dios y ley vieja”. Plantea la independencia política, aunque posteriormente oscila entre el independentismo radical y la integración autónoma.

Nacionalismo Gallego

  • Es más tardío que los anteriores. Surge como una reacción contra el atraso y marginación social de Galicia, entre pequeños grupos de intelectuales de tendencias tradicionalistas y liberal-democráticas. Entre sus líderes está Martínez Murguía. Reivindican la descentralización administrativa y el uso de la lengua gallega sin llegar a crear un partido político. Sus apoyos sociales son escasos, en medio de una población pobre y de base agraria, falta de una clase media influyente. El galleguismo carece de proyección política a finales de siglo.

El Movimiento Obrero y Campesino Español (Finales del Siglo XIX)

Las dos corrientes ideológicas más destacadas en España entre los obreros y el campesinado van a ser el anarquismo y el socialismo:

  • Los anarquistas se oponían a la participación política y se dividían en diferentes grupos y tendencias regionales, y entre los partidarios de organizar sindicatos legales (anarcosindicalistas) y los que practicaban el terrorismo individual. A cada acto terrorista, el gobierno responde con una fuerte represión contra todo el anarquismo.
  • Los núcleos marxistas-socialistas están organizados desde 1879 en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), un partido minúsculo, liderado por el tipógrafo Pablo Iglesias, con escasa implantación territorial que solo tiene fuerza en Madrid, Valladolid, País Vasco y Asturias. Hasta 1910 no conseguirá su primer diputado en las Cortes.

Las Primeras Reacciones y Organizaciones Obreras

  • A lo largo del siglo se mantienen las protestas de tradición centenaria como los motines o algaradas populares. Los motivos son variados: la subida de precios, la falta de alimentos, el reclutamiento militar. Se van politizando a lo largo del siglo.
  • A medida que algunas zonas se industrializan, aparecen las primeras protestas espontáneas de obreros industriales, que son reacciones contra las máquinas (ludismo), que destruyen sus puestos de trabajo.
  • Los primeros intentos de organización obrera anteriores a 1868 son clandestinos y están vinculados a los sectores progresistas radicales, y más tarde a los demócratas y republicanos. Se crean las primeras sociedades de socorros mutuos (agrupaciones de trabajadores que de forma solidaria aportan dinero a un fondo común para cubrir la pérdida del trabajo o la disminución de los ingresos de los asociados), como la Asociación de Protección Mutua de Tejedores de Algodón (1840). Al principio solo buscan la ayuda mutua, pero pronto adoptan un carácter cada vez más reivindicativo.
  • Durante el Bienio Progresista surgen las primeras huelgas en Cataluña. En 1855 la huelga general tiene como objetivo presionar a empresarios y al gobierno progresista para que se legalicen las asociaciones obreras. La Ley del Trabajo de 1856 recoge ciertas mejoras sociales (media jornada para los niños, máximo de diez horas para los menores de 18 años), pero limita el ámbito de las asociaciones (solo pueden ser locales) y el número de sus integrantes (no pueden tener más de 500). A partir de entonces, los dirigentes obreros comprenden que los progresistas no van a defender su causa, pasando a alinearse con los demócratas y los republicanos.
  • Las actividades de las sociedades obreras dependían de quien gobernase: los moderados las reprimían constantemente, mientras que los progresistas eran permisivos. Las movilizaciones obreras, abiertamente politizadas, participan en el derrocamiento final de Isabel II. La actuación de los obreros será decisiva en la Revolución de 1868.

Durante el Sexenio Democrático (1868-1874)

  • Se crea un clima de libertad, que coincide con el primer intento de coordinación del movimiento obrero a nivel internacional, la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), que nace en Londres en 1864. Dentro de la AIT hay dos formas de entender el movimiento obrero: la de los seguidores de Marx (marxistas o socialistas), y la de los seguidores de Bakunin (anarquistas). Ambos están de acuerdo en destruir la sociedad capitalista e instaurar una sociedad igualitaria, pero difieren en los caminos para llegar hasta ella.

Diferencias Ideológicas

Los marxistas:

  • Utilizan el juego parlamentario burgués.
  • Crean partidos obreros.
  • Buscan conquistar el poder y establecer la dictadura del proletariado para socializar los medios de producción y acabar con las clases sociales. Una vez hecho esto, podría desaparecer el Estado.

Los anarquistas:

  • Contrarios a cualquier tipo de participación política.
  • Defienden acciones individuales, directas y subversivas contra la sociedad burguesa.
  • Buscan una revolución que suprima las clases y el Estado desde el principio.
  • El obrerismo español sigue las tesis anarquistas dentro de la AIT.
  • Los primeros núcleos españoles de la AIT se crean en Madrid y en Barcelona. En 1868, Bakunin envía a España a Fanelli, un anarquista italiano, con el objetivo de organizar la sección española de la Internacional. En 1870 se celebra en Barcelona el Primer Congreso Obrero Español y se constituye la Federación Regional Española (FRE) de la AIT, próxima a las tesis anarquistas de Bakunin, mayoritarias en Cataluña, que rechazan colaborar o aliarse con los partidos burgueses. El obrerismo abandona las filas republicanas y demócratas y se pasa al anarquismo, que se convierte en la ideología obrera dominante en Cataluña, Valencia y entre los jornaleros andaluces.
  • Cuando en 1871, los anarquistas son expulsados de la AIT, la mayoría de dirigentes obreros en España son seguidores de Bakunin; solo hay un grupo marxista en Madrid, encabezado por Pablo Iglesias.
  • Durante el reinado de Amadeo I, se reprime al obrerismo: se prohíben reuniones y huelgas, se cierran periódicos obreros y se detienen a varios líderes. En 1873 la AIT tenía 25.000 afiliados, un tercio de ellos catalanes; estaba claramente implantada entre los obreros textiles, los de la construcción, las artes gráficas y gran parte del campesinado jornalero andaluz.
  • En los últimos meses de la I República, Serrano disuelve la FRE (AIT) acusándola de impulsar y apoyar las revueltas cantonales.

Con la Restauración Borbónica en 1874

Con la Restauración Borbónica, el movimiento obrero pasa a la clandestinidad. A partir de 1881, hay mayor permisividad y aparecen partidos y sindicatos obreros que se oponen frontalmente al sistema político de la Restauración. El movimiento obrero permanece marginado del sistema político de la Restauración y fuertemente dividido:

El Anarquismo (Mayoritario)

El peso del anarquismo es mayoritario y se localiza en Andalucía y Cataluña. Dentro del anarquismo hay dos tendencias:

  • El anarquismo colectivista de Bakunin, que defiende la acción sindical sobre la revolucionaria.
  • El anarcocomunismo de Kropotkin, defensores de métodos terroristas para lograr el triunfo de la revolución.

El sindicalismo anarquista funda la Federación de Trabajadores de la Región Española en 1881 (FTRE). Desarrolla una acción sindical moderada. Convierten el 1 de mayo en un día reivindicativo, exigiendo la jornada de 8 horas. Su estrategia política es la huelga general solidaria.

El terrorismo anarquista se impone a partir de los años 1890. Su estrategia política consiste en la acción violenta. En el campo andaluz (1883), el movimiento de la Mano Negra, una especie de sociedad secreta, atenta contra cosechas y propiedades. En Cataluña se impone la estrategia terrorista denominada “propaganda por el hecho”. En la década de 1890 se suceden atentados con bombas (Liceo de Barcelona) y asesinatos (Cánovas).

La fuerte represión contra el anarquismo tras estas acciones violentas y la división interna llevan a la extinción de la FTRE en 1888. El sindicalismo anarquista es desarticulado.

Los Núcleos Socialistas (Minoritarios)

Aún en la ilegalidad, nace en 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), partido liderado por el tipógrafo Pablo Iglesias que rechaza toda colaboración con los partidos burgueses. Forma parte de la II Internacional Obrera. Tiene escasa implantación territorial; su fuerza está allí donde existe un obrerismo cualificado, en Madrid, Valladolid, País Vasco y Asturias. Hasta 1910 no conseguirá su primer diputado en las Cortes.

En 1888, nace un sindicato obrero ligado al partido, la Unión General de Trabajadores (UGT). Sus bases fundamentales son las sociedades de oficios madrileñas en torno a la Casa del Pueblo y las sociedades de obreros metalúrgicos y mineros del norte de España (obreros del metal y mineros del hierro de Vizcaya, mineros del carbón de Asturias). Este sindicalismo tiene una dirección más centralizada que la anarquista y sus tácticas de lucha son mucho más moderadas.

La Tercera Guerra Carlista (1872-1876): Origen, Desarrollo y Repercusiones

La Tercera Guerra Carlista se desarrolló en España entre 1872 y 1876, entre los partidarios de Carlos, duque de Madrid, pretendiente carlista con el nombre de Carlos VII, frente a los gobiernos del Sexenio (Amadeo I, de la I República) y de Alfonso XII. Esta guerra civil se desarrolló sobre todo en las Provincias Vascongadas, Navarra y Cataluña. También se alzaron algunas partidas poco activas por Andalucía, así como en el resto del territorio peninsular, especialmente en áreas montañosas.

Origen

La Revolución Gloriosa de 1868 había obligado a Isabel II a abdicar. Se instauró entonces en España un régimen democrático liderado por el rey Amadeo I de Saboya. Muchos moderados contrarios a este gobierno creyeron en don Carlos como una opción ante el anticlericalismo incipiente, que empezaba a preocupar a los sectores más católicos. Buena parte de estos conservadores se pasaron al bando carlista, que se convirtió en 1871 en la tercera fuerza más votada en el parlamento. En 1872, las elecciones les hicieron perder a los carlistas trece escaños en medio de acusaciones de fraude, lo que les hizo sentir que la vía democrática no era suficiente, y que solo un nuevo alzamiento haría recalar a don Carlos en el trono.

Desarrollo

  • El levantamiento se produce y rápidamente las partidas carlistas son derrotadas por el ejército gubernamental, resistiendo solo en algunos focos de Cataluña.
  • En 1873, la proclamación de la I República y los conflictos políticos internos, el movimiento insurreccional cantonalista y la Guerra de Cuba permiten al carlismo aumentar su capacidad de resistencia bajo forma de partidas en Aragón, Valencia y Cataluña, llegándose a fijar la capital en Estella, donde Don Carlos formó un gobierno con carteras ministeriales.
  • En 1874, el golpe de Pavía y el inicio de la República Ducal de Serrano permitieron algunos éxitos gubernamentales como la liberación del sitio de Bilbao, aunque se fracasó ante la conquista de Estella y se mantuvieron partidas carlistas en zonas del interior de España como Extremadura y Ciudad Real.
  • En 1875, el inicio del reinado de Alfonso XII llevó a Cánovas a negociar con don Carlos el matrimonio del rey Alfonso con la hija del pretendiente, zanjando la cuestión dinástica, pero dichas negociaciones fracasaron. Se inició una serie de operaciones militares contra Álava y Cataluña a cargo de un reforzado ejército realista, que acabó controlando el territorio ocupando una de las plazas fuertes del carlismo catalán, Seo de Urgell.
  • En 1876 se inicia el asalto de las posiciones navarras, conquistándose la capital Estella en febrero de 1876, saliendo Don Carlos al exilio y poniéndose fin a la guerra.

Repercusiones

  • Para las provincias vascongadas y Navarra, el final de esta guerra supuso la definitiva desaparición de parte de los fueros. El fin del gobierno foral en el País Vasco hizo que el gobierno de Antonio Cánovas pactase el llamado Primer Acuerdo Económico Vasco, en el que se seguía dando cierta libertad económica a esta región, permitiendo a las autoridades locales recaudar ellos mismos los impuestos. Estos cambios dieron lugar a un gran crecimiento económico e industrial del País Vasco, que se convirtió en una de las regiones más avanzadas e industrializadas del país.
  • Desde el punto de vista político, la derrota de 1876 no supuso su desaparición como opción política. Se sitúan a la derecha de los partidos dinásticos. Sufren fuertes divisiones internas:
    • Los que serán apoyados por la jerarquía católica y se adaptan a la vida política: La Unión Católica participará en algunos de los gobiernos de Cánovas.
    • Los que rechazan el régimen de la Restauración: la derrota y posterior supresión de los fueros aumentó el sentimiento fuerista vasco, dando lugar años después a la creación del Partido Nacionalista Vasco en 1895 por Sabino Arana, que defendería las ideas católicas del carlismo y, de manera independiente de este movimiento, que propugnaba el regionalismo, pasaría a defender el nacionalismo.
  • Desde la óptica gubernamental, la victoria legitimó aún más el gobierno de la Restauración, que zanjó la cuestión dinástica. Por otro lado, se respetó con honores a todos los condecorados por el otro bando y dejó establecidos como nobles del reino a todos los nobles que su rival había ennoblecido. La tercera guerra civil del siglo XIX acabó con una asimilación del bando perdedor sin hacer agravios al vencido, intentando incorporar al carlismo político dentro del juego político.

La Política Española y el Problema de Cuba

El Imperio Colonial Ultramarino Español

  • El Imperio colonial, tras la pérdida de la América continental a principios del siglo XIX, estaba formado por dos grandes islas del Caribe, Cuba y Puerto Rico, las Islas Filipinas en el Pacífico occidental y un conjunto de islotes y pequeños archipiélagos dispersos por este océano. En la segunda mitad del siglo XIX, comenzó el proceso de separación de estos territorios de la metrópoli, dentro del contexto internacional del auge del imperialismo europeo y el creciente expansionismo de Estados Unidos, convertido ya en gran potencia industrial y militar.
  • La situación de Cuba y Puerto Rico presentaba unos rasgos coloniales muy peculiares: ambas islas, situadas en las cercanías de Estados Unidos, tenían una vida económica basada en la exportación, con el azúcar de caña y el tabaco como principales productos. Aportaban a la economía española un flujo continuo de beneficios.
  • Todo esto se debía a las duras leyes arancelarias que Madrid imponía a esas colonias. Constituían un mercado cautivo, obligadas a comprar las carísimas harinas castellanas y textiles catalanes, e impedidas de exportar azúcar a Europa o Estados Unidos, privadas además de toda capacidad de autogobierno.
  • La dependencia de España se mantuvo únicamente por el papel que cumplía la metrópoli asegurando con sus tropas y administración la explotación esclavista en beneficio de una reducidísima oligarquía.
  • Esa ineficaz política con respecto a Cuba conllevaría que en 1895 se produjera la insurrección nacionalista que dio lugar a la última guerra cubana, que primero enfrentó al ejército español con los independentistas nativos, y más tarde se produjo la intervención directa de EE. UU., que significaría la pérdida en 1898 de Cuba y del resto de las colonias que aún mantenía España.

Insurrección e Independencia Cubana

En política exterior, los gobiernos de la Restauración aspiran a permanecer al margen de las grandes alianzas internacionales y concentrarse solo en sus asuntos internos, manteniendo la soberanía española sobre los territorios de ultramar, e intervenir, solo si es necesario, en el Norte de África.

Comienza la Insurrección: Guerra Larga o de los Diez Años (1868-1878)

  • En 1868 comenzaron en Cuba los movimientos autonomistas, cuando se produjo una sublevación popular dirigida por Manuel de Céspedes (el “Grito de Yara”) que dio comienzo a la lucha por la abolición de la esclavitud en las plantaciones azucareras y por la autonomía política. En la insurrección influyó el ejemplo de la abolición de la esclavitud en Estados Unidos tras la Guerra de Secesión (1861-1865). Asimismo, influyó el proyecto hegemónico de Estados Unidos sobre el Caribe, que implicaba el desplazamiento de España del área como potencia de segundo orden.
  • Esta primera guerra dura hasta 1878 y concluyó con la Paz de Zanjón, por la que el general Martínez Campos se comprometió a conceder a Cuba formas de autogobierno. Pero estas promesas de autonomía no se cumplen y se retrasa la abolición de la esclavitud (1886). El monopolio comercial de España en Cuba era muy productivo para la industria catalana y vasca, los harineros castellanos, los azucareros y comerciantes españoles residentes en Cuba. Ninguno quería saber nada de autonomía.
  • Por otra parte, en Puerto Rico se produce un proceso similar.

Guerra de Independencia Cubana (1895-1898)

  • El independentismo cubano vuelve a resurgir. La Guerra de Independencia Cubana (1895-1898) se inicia con un levantamiento en la zona oriental de la isla con el llamado el “Grito de Baire”. Recibe apoyos económicos de EE. UU. Los líderes independentistas son principalmente José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo.
  • Las fuerzas militares de ambos bandos:
    • Los efectivos militares españoles: Importantes contingentes militares se envían a la isla, dirigidos por Weyler y Martínez Campos. Las levas de soldados para Cuba afectan a las clases más humildes que no pueden pagar para evitar el reclutamiento.
    • Los independentistas cuentan con un fuerte apoyo popular. Utilizan tácticas guerrilleras. Ambos bandos estaban igualados hasta la intervención de los EE. UU.
  • Mientras tanto, en Filipinas: Surge un movimiento independentista dirigido por Emilio Aguinaldo (1896). La situación está controlada hasta el momento que EE. UU. interviene.
  • La intervención de los EE. UU. en el conflicto:
    • EE. UU. ambiciona Cuba y Puerto Rico. Un extraño incidente, la voladura del acorazado estadounidense *Maine* (1898), fondeado en el puerto de la Habana, le da el motivo, al culpar a España del incidente. La campaña de prensa americana a favor de la guerra da paso a la declaración de guerra (25-04-1898).
    • El gobierno Sagasta acepta el enfrentamiento. A pesar del convencimiento del desastre al que se enfrentaban, lo ve como un mal menor para salvar el sistema político de la Restauración. La prensa juega también aquí una campaña a favor de la guerra; hay una creencia desmedida en la superioridad española. Solo los socialistas y algunos republicanos están en contra de la guerra con EE. UU.
    • El desarrollo de la guerra es muy rápido. La flota americana destruye a la flota española del Pacífico en Cavite (Filipinas, el 1 de mayo), y la escuadra española del Atlántico en Santiago de Cuba (Cuba, el 3 de julio).
  • Tratado de París (10-12-1898): España pierde sus últimas colonias. Reconoce la independencia de Cuba. Cede a EE. UU. las Filipinas, Isla de Guam y Puerto Rico. Vende a Alemania islas en el Pacífico: Carolinas, Marianas y Palaos.

Consecuencias de la Crisis de 1898 en España

Ámbito Político

  • El desastre militar y diplomático de 1898 frente a EE. UU. no provoca ningún cambio político: El sistema político de la Restauración queda desprestigiado ante la opinión pública, pero se mantiene gracias a la firme alianza entre conservadores y liberales, dispuestos a mantener la alternancia política y garantizar la supervivencia del régimen. Se sustituirán las colonias perdidas por una mayor presencia colonial en África. Quedará un fuerte resentimiento entre los militares contra los políticos por haberlos utilizado a sabiendas de que era una guerra perdida de antemano.
  • Crece un fuerte antimilitarismo entre las clases populares, ya que a la guerra solo han ido los que no tenían recursos para pagar por no acudir a filas. El movimiento obrero hace campaña contra este reclutamiento injusto, provocando un sentimiento de rechazo de los militares hacia la clase obrera.

Ámbito Económico

  • Los efectos económicos del 98 se dejan sentir en la pérdida de unos mercados seguros para la industria y la producción agrícola.
  • Se produce un fuerte déficit económico de la hacienda pública.
  • Hay un aumento de impuestos y el regreso al proteccionismo económico.

Ámbito Ideológico

  • Una profunda crisis moral e ideológica: La sociedad española siente abatimiento y frustración tras el desastre. Para los intelectuales españoles, la derrota ha puesto de manifiesto el atraso de España. Se abre un profundo debate sobre los defectos que padecía la nación española y sus posibles soluciones.
  • Aparece así un importante movimiento intelectual, el Regeneracionismo, que critica el sistema de la Restauración y sus prácticas políticas. Aspira a moralizar la gestión pública, reformar el Estado, fomentar la riqueza y el desarrollo económico, impulsar la enseñanza, mirar hacia el futuro y cerrar las glorias del pasado. Los resultados prácticos de este movimiento regenerador fueron escasos.
  • El republicano Macías Picavea fue un precursor del movimiento regeneracionista, como se aprecia en su obra *El problema español* (1891). Distinguimos varias vertientes dentro del regeneracionismo:
    • El regeneracionismo social y económico reúne el malestar de las clases “productoras”, pequeños y medianos empresarios, obligados a pagar más impuestos tras el desastre del 98, que no se sentían representados dentro del régimen de la Restauración. Su ideólogo, Joaquín Costa, propone reformas económicas y educativas que se resumen en el lema “despensa y escuela”.
    • En el aspecto político, el regeneracionismo aspira a sacar a España de la podredumbre y hundimiento moral causado por la “vieja política” y transformarla en una auténtica democracia. En 1900, Joaquín Costa promueve la *Unión Nacional*, intento de organización política de las clases productoras para conseguir llegar al poder y reorganizar la vida pública. Plantean un programa regeneracionista, pero no logra convertirse en una tercera fuerza política frente a los dos grandes partidos dinásticos, disolviéndose en 1903. Fracasado su intento de convertirse en partido político, el movimiento se centrará en el análisis intelectual del sistema de gobierno (Costa, en su informe sobre *Oligarquía y caciquismo*).
    • El regeneracionismo intelectual y literario: Representado por Baroja, Unamuno y R. Maeztu. Expresan un profundo pesimismo existencial en sus reflexiones sobre la decadencia de España, sentimiento que se extiende a la literatura de la Generación del 98. Redescubren Castilla desde una perspectiva trágica. Es la “Castilla en escombros” que es preciso despertar, regenerar y recuperar.

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