La Revolución Liberal en el Reinado de Isabel II: Regencias y Guerra Civil
El Carlismo
A la muerte de Fernando VII, se inicia la regencia de la reina María Cristina, ya que su hija Isabel solo contaba con tres años. La reina debe hacer frente al carlismo. Los carlistas eran quienes defendían el trono para Carlos María Isidro, hermano del difunto rey, y apoyaban un Estado confesional católico, el absolutismo político y la vigencia de los fueros. El carlismo tuvo un fuerte arraigo en el norte de España. Su principal líder fue Tomás Zumalacárregui. Este fue quien consiguió sus mayores éxitos, conquistando varias zonas del norte, pero murió intentando conquistar Bilbao. A partir de ese momento, el carlismo perdió fuerza y, más tarde, Espartero puso fin a la amenaza carlista mediante el Convenio de Vergara en 1839. Las bases de este acuerdo fueron:
- Mantener los fueros vascos y navarros.
- Conceder una amnistía.
- Permitir que los oficiales carlistas mantuvieran su grado.
De esta manera se logró alcanzar una paz, aunque el carlismo resurgiría en diferentes momentos a lo largo de los siglos XIX y XX.
La Regencia de María Cristina
Tanto la reina como el gobierno de Cea Bermúdez eran de convicciones absolutistas, aunque eran conscientes de la necesidad de introducir algunos cambios. Para la defensa del trono, la reina se vio en la obligación de aliarse con los liberales, permitiendo que estos formaran parte del gobierno.
Las medidas del gobierno de Cea Bermúdez fueron:
- Conceder una amplia amnistía.
- Disponer la realización de reformas administrativas siguiendo la línea afrancesada, como el planteamiento de la división de España en las actuales provincias, llevada a cabo por Javier de Burgos.
Cea Bermúdez no estaba dispuesto a convocar las Cortes, por lo que dimitió y le sucedió Martínez de la Rosa. Este era un liberal moderado y sus objetivos fueron:
- Acabar con la guerra civil.
- Convocar las Cortes a través del Estatuto Real, una especie de carta otorgada.
Esto supuso la cantidad mínima de liberalismo. Las Cortes estaban formadas por dos cámaras: la cámara alta o Estamento de Próceres, que integraba a las antiguas y nuevas aristocracias; y el Estamento de Procuradores, cuyos miembros eran elegidos a través de criterios muy restrictivos y donde se articulaba la oposición. Debido a que no existía un verdadero poder legislativo y a unos sucesos ocurridos en Madrid, Martínez de la Rosa fue sustituido por Mendizábal en 1835. Este era un liberal exaltado y tenía una serie de compromisos:
- Acabar con la Guerra Civil.
- Sanear la Hacienda.
- Consolidar las instituciones liberales.
De esta manera se estableció un gobierno de liberales exaltados, cuyo principal problema fue el pluralismo. En esta época, gracias a Olózaga, los exaltados pasaron a denominarse progresistas. Mendizábal disolvió las Cortes y gobernó por decretos, llevando a cabo la desamortización. La reina no estuvo de acuerdo, por lo que Mendizábal cayó y el gobierno pasó a manos de Istúriz. Este era un moderado y durante su gobierno tuvo lugar la Sargentada de la Granja, donde unos exaltados obligaron a la reina a firmar un decreto que proclamaba la Constitución de 1812. Istúriz fue sustituido de nuevo por los progresistas, quienes derogaron el Estatuto Real y promulgaron la Constitución de 1837 gracias a un acuerdo entre moderados y progresistas. Sus características fueron:
- La implantación del sufragio censitario.
- La conservación del bicameralismo y la convocatoria anual de las Cortes.
- Una verdadera capacidad legislativa, aunque los decretos debían llevar la firma del rey.
- La institucionalización de la Milicia Nacional.
La Regencia de Espartero
En los años siguientes, se rompió el acuerdo entre progresistas y moderados, aunque en el país se produjo una cierta recuperación demográfica y económica.
También tuvo lugar una ruptura entre la reina y los progresistas debido a la promulgación de la Ley de Ayuntamientos. Esta ley tuvo como consecuencia un motín contra la reina y su exilio a París. De esta manera, en 1840, se formó un gobierno presidido por el general Espartero. Espartero era progresista y las características de su gobierno fueron:
- Acentuación de la línea anticlerical.
- Aceleración de la desamortización.
- Crecimiento de la Milicia Nacional.
- Supresión de la Ley de Ayuntamientos.
- Adopción de medidas descentralizadoras.
Espartero tenía una manera muy autoritaria de dirigir el gobierno. Era partidario del librecambio y en 1841 impuso un arancel que resultó muy nocivo para la burguesía catalana. Por ello, tuvo lugar una insurrección en Barcelona y la reacción de Espartero fue bombardear la ciudad. De esta manera, en las elecciones no resultaron elegidos sus amigos y partidarios. En el nuevo gobierno tuvo lugar una alianza entre progresistas y moderados, por lo que Espartero dimitió.
La Época de Isabel II
La Década Moderada
En 1843 declararon a Isabel mayor de edad. Durante su reinado tuvo lugar una recuperación demográfica y un desarrollo moderado de la economía. Tras la caída de Espartero, Narváez, jefe del partido moderado, se encargó de la situación política, pero en un principio dejó el gobierno a Olózaga, que era progresista. Este intentó disolver las Cortes moderadas y convocar elecciones, pero para ello coaccionó a la reina para que firmara y cayó, siendo sustituido por González Bravo, un moderado. Este tuvo que sofocar distintos movimientos progresistas y fundó la Guardia Civil y disolvió la Milicia Nacional. Cuando el país estuvo pacificado, Narváez tomó el poder. Dentro de los moderados había ciertas divisiones:
- La Unión Nacional, que defendía una reconciliación de todos los españoles.
- Los Monistas, con una ideología distante de los extremos (el carlismo y la revolución).
- La Unión Liberal, que defendía el pacto con los progresistas.
Se promulgó, además, la Constitución de 1845, cuyas características fueron:
- Senadores vitalicios y nombrados por la Corona.
- Supresión de la Milicia Nacional.
- Soberanía del rey junto con las Cortes.
Los moderados fueron grandes administradores, ya que multiplicaron los organismos públicos, creando el Banco de España y llevando a cabo una reforma fiscal que saneó la Hacienda. En 1849 se formó el partido demócrata, una escisión del partido progresista.
Durante esos años Narváez gobernó de forma dictatorial, por lo que fue sustituido por Bravo Murillo. Este fue el primer tecnócrata y sus logros fueron: un plan de ferrocarriles, puertos y carreteras; la construcción de barcos de vapor; la construcción de escuelas y hospitales; y el saneamiento de la Hacienda. Además, firmó un Concordato con la Santa Sede, lo que supuso el fin de la ruptura con la Iglesia. En cambio, debido a su empeño en querer elaborar una Constitución más conservadora, en 1852 dimitió.
El Bienio Progresista
El constitucionalismo español surgió con una serie de malformaciones:
- Una conformación oligárquica del poder político.
- Una suplantación del sufragio.
- Una confusión entre el poder civil y el militar.
- Los partidos políticos no respondían a la función representativa.
En el partido moderado se practicaba el exclusivismo, que consistía en la no aceptación de la alternancia, por lo que los progresistas no podían acceder al gobierno y llevaban a cabo pronunciamientos.
En julio de 1854 tuvo lugar el Pronunciamiento de Vicálvaro, dirigido por el general O’Donnell. Este defendía un moderantismo sin corrupción y la alternancia política. Fundó la Unión Liberal, cuyo secretario fue Cánovas del Castillo. Tras el pronunciamiento, proclamaron el Manifiesto de Manzanares, en el que se pedía un gobierno verdaderamente liberal, transparencia política, la bajada de impuestos y el restablecimiento de la Milicia Nacional. La reina decidió llamar a Espartero y en esta época tuvo lugar lo que se conoce como el Gobierno de los Dos Cónsules, ya que O’Donnell exigió también formar parte del gobierno. La labor del gobierno fue:
- Elaborar la Constitución de 1856, más progresista, pero que no se promulgó.
- Desarrollar una desamortización civil dirigida por Pascual Madoz y una aceleración de la desamortización eclesiástica, lo que supuso una ruptura de nuevo con la Iglesia.
- Desarrollar una intensa actividad económica, ya que se aprobaron la Ley de Sociedades Anónimas, la Ley de Ferrocarriles y la idea de abrirse a inversiones extranjeras.
La acción del gobierno dio lugar al fracaso de la Revolución Industrial. Además, se produjeron las primeras protestas sociales, creándose en otoño de 1854 el primer sindicato llamado Unión de Clases, que consiguió reducir la jornada laboral. En julio de 1855 tuvo lugar la primera Huelga General. Por ello, Espartero decidió dimitir.
La Época de la Unión Liberal (1856 – 1868)
En esta época hubo una alternancia entre unionistas y moderados. O’Donnell quería que la Unión Liberal fuera un partido de ancha base y en 1858 se creó la bandera de la Concordia. Pero como el partido no tenía propuestas y actuaciones concretas, fue presionado, por lo que O’Donnell dimitió en 1856.
Los moderados promulgaron la Ley Moyano, regulando la enseñanza en tres niveles y estableciendo distintas carreras universitarias. Los progresistas y moderados realizaron levantamientos, por lo que la reina llamó a O’Donnell. O’Donnell convocó elecciones y ganó por mayoría, manteniéndose en el gobierno durante cinco años. Durante esta época se activó la política internacional y la economía fue muy favorable, creándose un equilibrio conocido como la Belle Époque. Hubo una fuerte entrada de dinero extranjero, produciendo, entre otras, inversiones en las redes de carreteras y ferrocarriles y una triplicación del comercio exterior. El sosiego se rompió debido a la amenaza de progresistas y demócratas. Debido a la actitud de la reina, O’Donnell se exilió, por lo que Isabel solo contó con el apoyo de los moderados. La reina se encontró además con una serie de complicaciones, que serían la muerte de Narváez y O’Donnell, por lo que el trono estaría más desprotegido. Los unionistas se aliaron además con los moderados y progresistas, lo que explica el éxito de la Revolución de 1868.