La Segunda República Española: Reformas, Bienio Radical-Cedista y Guerra Civil

El Bienio de la CEDA y del Partido Radical

La Segunda República española (1931-1936) experimentó un periodo reformista inicial que llegó a su fin con las elecciones de noviembre de 1933, dando paso al Bienio radical-cedista (1933-1936). Durante este período, la CEDA y el Partido Radical de Lerroux triunfaron en las elecciones y formaron un gobierno.

Se aplicó un programa de rectificación legislativa que paralizó las reformas agrarias y militares, devolvió la enseñanza a la Iglesia y bloqueó los Estatutos de autonomía, generando tensiones con la Generalitat catalana. En 1934, la polarización política creció, con la CEDA de Gil Robles y los monárquicos de Renovación Española en el lado derecho, y la izquierda republicana reconstruyéndose en torno a Azaña. Sin embargo, el movimiento obrero se radicalizó, preparando una revolución ante la posibilidad de que la CEDA llegara al poder.

La revolución de octubre de 1934 marcó el momento más crítico de la Segunda República, con enfrentamientos callejeros y una insurrección popular en Asturias, Cataluña y el País Vasco. El gobierno respondió con una represión militar que resultó en más de mil muertos.

En la segunda etapa del Bienio (1934-1936), el gobierno enfrentó constantes crisis. La CEDA se debilitó, surgiendo el Bloque Nacional de Calvo Sotelo a su derecha. La crisis culminó en octubre de 1935 con el escándalo del estraperlo, que llevó a la dimisión de Lerroux y a la convocatoria de elecciones para febrero de 1936. En enero de 1936 se formó el Frente Popular, una coalición de republicanos, socialistas, nacionalistas, el POUM y comunistas.

Tras ganar las elecciones, el Frente Popular implementó un programa reformista que incluyó amnistía para los insurrectos de 1934, la sujeción del Banco de España al interés público, la reforma del Tribunal de Garantías Constitucionales y reformas educativas y agrarias. Sin embargo, las tensiones internas y la agitación política llevaron a un clima de violencia creciente.

La conspiración contra el gobierno del Frente Popular se gestó entre militares y líderes monárquicos. El 17 de julio de 1936, la sublevación militar en Marruecos desencadenó la Guerra Civil Española, enfrentando a las fuerzas sublevadas con las leales al gobierno republicano. Desde Canarias, Franco voló a Tetuán para ponerse al mando del ejército «africano», mientras el levantamiento se ponía en marcha en la Península. En pocos días, ante el fracaso del levantamiento en las principales ciudades de España, el enfrentamiento entre las fuerzas sublevadas y las leales al Gobierno se convirtió en una guerra civil.

Causas de la inestabilidad política durante el Bienio Radical-Cedista

  • La Iglesia descontenta con las reformas religiosas y educativas
  • Sectores del ejército recurren a la conspiración como respuesta a la situación política
  • Huelgas de obreros y campesinos, y ocupaciones de tierras, por la lentitud y problemas en la implementación de la reforma agraria
  • Incidentes violentos, (Casas Viejas, Cádiz en 1933)

El gobierno entró en crisis y Manuel Azaña dimitió, Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones para noviembre de 1933

El Bienio Reformista

Durante el Bienio Reformista (1931-1933) en España, Niceto Alcalá Zamora fue el primer presidente de la República y Manuel Azaña ocupó el cargo de presidente del gobierno. Este gobierno, respaldado por todos los partidos del Gobierno Provisional excepto los radicales de Alejandro Lerroux, continuó implementando el programa de reformas iniciado tras la proclamación de la República en abril de 1931.

Principales reformas

  • Reforma de las autonomías: en respuesta a la proclamación de la República Catalana por parte de Esquerra Republicana, se aprobó en 1932 el Estatuto de Cataluña. Este estatuto reconocía a los catalanes el derecho a un gobierno autónomo (Generalitat), con su propio presidente y parlamento. En el País Vasco, el estatuto de autonomía no tuvo éxito.
  • Reforma militar: objetivo modernizar el ejército: Se aprobó la Ley Azaña (1931), que permitía a los generales y oficiales retirarse, si no juraban fidelidad a la Segunda República; En las Capitanías Generales se pusieron militares de confianza; Se creó el cuerpo de Guardias de Asalto (garantizar orden público); Sometimiento al poder civil con la supresión de leyes e instituciones.
  • Reforma agraria: objetivo de abordar las desigualdades en el medio rural. Esta reforma, aprobada mediante la Ley de Bases de la Reforma Agraria, enfrentó la oposición de los terratenientes y la antigua nobleza. Se creó Instituto de Reforma Agraria (IRA), encargado de expropiar tierras con previa indemnización aunque fondos eran insuficientes y generó protestas campesinas.
  • Reformas religiosas: Se llevó a cabo una política de separación entre la Iglesia y el Estado; Se disolvió la Compañía de Jesús y se confiscaron sus bienes; Se prohibió a las Órdenes religiosas participar en la Educación; Se estableció el matrimonio civil y el divorcio.
  • Reformas sociales: se instituyó la jornada de ocho horas, el derecho de huelga.
  • Reforma educativa: creación de escuelas, institutos, bibliotecas ambulantes… con dificultades presupuestarias; educación liberal y laica, con un modelo de escuela mixta, pública, obligatoria y gratuita; Se suprimió la religión católica como asignatura provocando el rechazo frontal de la derecha y de la Iglesia; La Institución de Libre Enseñanza diseñó un plan educativo; Se crearon las Misiones Pedagógicas. Esto tuvo apoyo de los intelectuales reflejando en el pensamiento de la Generación del 27 destacando a José Ortega y Gasset y Gregorio Marañón.

Oposición al gobierno republicano-socialista

La oposición al gobierno republicano-socialista se concretó alrededor de:

  • Partidos de derecha: José María Gil Robles funda la CEDA, una coalición de partidos católicos que obtiene apoyo de las clases medias, grandes terratenientes, pequeños y medianos propietarios, y la alta burguesía; José Antonio Primo de Rivera establece la Falange Española, un partido de inspiración fascista destacando por sus enfrentamientos callejeros con la izquierda. En 1937, se fusiona con los Tradicionalistas, formando FET y de las JONS, el único partido permitido durante la dictadura de Franco; Otros partidos monárquicos y autoritarios como Partido Carlista

Evolución política y económica en las dos zonas

Durante la Guerra Civil Española, la zona republicana continuó operando bajo la Constitución de 1931, pero se vio dividida por tensiones internas y revueltas sociales, mientras que en el bando rebelde, liderado por Franco, se consolidó un régimen militar y político unificado.

En la zona republicana, tras el levantamiento militar, diversos intentos de establecer un gobierno estable fracasaron debido a la revolución organizada por sindicatos como la UGT y grupos anarquistas como la CNT y la FAI, que actuaban independientemente del Gobierno central. Este período estuvo marcado por una represión indiscriminada contra políticos de derecha, miembros del clero y otros sectores conservadores de la sociedad. Largo Caballero intentó formar un gobierno de unidad nacional para ganar la guerra, pero sus esfuerzos se vieron obstaculizados por la falta de consenso y los enfrentamientos internos. Posteriormente, Negrín asumió el liderazgo y propuso una política de resistencia a ultranza frente a Franco. Sin embargo, la caída de Cataluña en 1939 y las conspiraciones internas, como la liderada por el coronel Casado, llevaron a la rendición final sin lucha y al fin de la guerra civil.

En contraste, en la zona sublevada, Franco consolidó su autoridad y unificó el mando militar y político, estableciendo un gobierno de corte fascista. Se implementaron medidas autoritarias que suprimieron el pluralismo político y restauraron el catolicismo como religión oficial. Esto incluyó la creación de sindicatos verticales y la promulgación de leyes represivas, como la legalización de la pena de muerte.

A nivel internacional, la Guerra

Civil Española atrajo la atención y el apoyo de diversas potencias extranjeras. Las potencias fascistas, lideradas por Mussolini y Hitler, brindaron un apoyo crucial a Franco, tanto por razones estratégicas como ideológicas. Italia buscaba expandir su influencia en el Mediterráneo, mientras que Alemania veía en Franco un aliado contra el comunismo y una oportunidad para debilitar a Francia. Por otro lado, la Unión Soviética se comprometió a ayudar a la República, no solo por su oposición al fascismo, sino también para desviar la atención de Hitler de sus fronteras y promover sus propios intereses estratégicos. México ofreció apoyo diplomático y refugio a exiliados republicanos. En contraste, las democracias occidentales adoptaron una política de neutralidad, influidas por el deseo de evitar un enfrentamiento directo con las potencias fascistas y preocupadas por su propia seguridad. Esta actitud se reflejó en el Pacto de No Intervención y en la Ley de Neutralidad de Estados Unidos. En resumen, la Guerra Civil Española estuvo marcada por divisiones internas, apoyo externo desigual y una dimensión internacional compleja en la que se entrelazaron los intereses estratégicos y las ideologías de las potencias extranjeras, contribuyendo a la victoria final del bando nacional liderado por Franco.

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