La Segunda República Española: Transformación, Desafíos y el Camino a la Guerra Civil (1931-1936)

Introducción

La instauración del régimen republicano se debió al agotamiento del sistema político de la Restauración y la incapacidad de la monarquía de Alfonso XIII de asumir sus errores durante la Dictadura de Primo de Rivera. El 14 de abril de 1931 se proclamó la República ante el entusiasmo de un pueblo que aspiraba a la democracia. Fue el segundo intento verdaderamente democrático tras el fracaso del Sexenio Democrático. El fracaso se debió a la fuerte tensión entre las fuerzas sociales, las cuales estaban enfrentadas, como en Europa, por un contexto económico problemático (la crisis de 1929) que acabaría desembocando en la Guerra Civil.

Desarrollo

La Proclamación de la Segunda República

En España había surgido una sociedad que exigía la modernización política, pero pervivía una mayoría tradicional, agraria y rural. Mientras en Europa, el parlamentarismo entraba en crisis debido al régimen soviético, al fascismo y a la crisis de 1929. Tras la dictadura de Primo de Rivera, Alfonso XIII intentó volver a la normalidad constitucional. El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales y los resultados se interpretaron como un plebiscito sobre la monarquía. El 14 de abril se proclamó la II República y Alfonso XIII partió al exilio desde Cartagena. Se formó un Gobierno Provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora.

La Constitución de 1931

Las elecciones a Cortes Constituyentes dieron el triunfo a la coalición entre el PSOE y los republicanos de izquierda. Los grupos conservadores fracasaron electoralmente, por lo que las Cortes presentaban una semblanza más progresista de lo que era el país. La Constitución del 9 de diciembre de 1931 configuraba un régimen parlamentario, democrático, laico y abierto que recogía la función social de la propiedad. Se definía como una «República democrática de trabajadores en la que la soberanía estaba en el pueblo» con sufragio universal (voto de la mujer por primera vez en 1933) y una Ley Electoral que beneficiaba a las mayorías. Se reconocían derechos individuales, sociales y económicos y una mención a la reforma agraria.

El Bienio Reformador (1931-1933)

Niceto Alcalá Zamora, elegido presidente de la República por las Cortes, encargó a Manuel Azaña presidir un Gobierno republicano-socialista. Llevó a cabo las siguientes reformas:

  • La Reforma Agraria

    La Ley de Reforma Agraria pretendía acabar con el latifundismo y satisfacer la demanda de los jornaleros sin tierras, mediante la expropiación de grandes fincas y su redistribución entre los campesinos. Para ello creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA). Sin embargo, estas reformas fueron muy lentas y produjeron un descontento entre los terratenientes y los jornaleros, dando lugar a menos asentamientos de los previstos. Esto provocó sucesos como los de Casas Viejas.

  • La Reforma Laboral

    La reforma laboral fue promovida por el ministro de Trabajo Largo Caballero, de la UGT. Llevó a cabo por primera vez una legislación en el campo, promulgó la Ley de Contratos de Trabajo, la Ley de Jurados Mixtos, la Ley de Laboreo Forzoso, la Ley de Accidentes del Trabajo y estableció una jornada de 8 horas en el campo.

  • La Reforma Militar

    Por su parte, la reforma militar fue dirigida por Azaña, buscaba modernizar el Ejército y subordinarlo al poder civil, lo que no gustó a los militares y desembocó en el golpe de Estado de Sanjurjo en 1932. Redujo el número de oficiales, cerró la academia de Zaragoza, creó la Guardia de Asalto y puso fin a la Ley de Jurisdicciones.

  • La Reforma Educativa

    La reforma educativa tenía por objetivo crear un Estado laico y moderno. Marcelino Domingo promovió una educación pública obligatoria, laica y mixta basada en la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Se hizo un plan de formación del profesorado y más escuelas e intelectuales participaron en las Misiones Pedagógicas. Además, se impulsó la enseñanza secundaria y universitaria.

  • Las Congregaciones Religiosas y la Laicidad

    A las Congregaciones religiosas se les prohibió impartir enseñanza, lo que unido a otras medidas como el matrimonio civil, la expulsión de los jesuitas o el divorcio, llevó al distanciamiento entre la Iglesia y la República. Esto produjo la quema de conventos y acabó con la contribución al culto y clero.

  • La Reforma Territorial

    Respecto a la reforma territorial, se aprobó el Estatuto de Autonomía en 1932 para Cataluña y en 1936 para el País Vasco, y se hicieron proyectos de autonomía en Galicia y Andalucía.

La Caída del Gobierno de Azaña

Fue debida a la gran oposición por parte de las fuerzas conservadoras. Además, la crisis económica provocó conflictos sociales. La FAI promovió huelgas en las ciudades e insurrecciones rurales proclamando el comunismo libertario. Los incidentes más graves se dieron en Casas Viejas, donde la Guardia de Asalto protagonizó una matanza entre los campesinos sublevados. La oposición pidió la dimisión de Azaña y Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones.

El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)

El Triunfo Radical-Cedista y las Elecciones de 1933

Las elecciones de 1933 dieron el triunfo a las candidaturas de centro y derechas: Partido Radical de Lerroux y la CEDA, ya que la ley electoral favorecía a las coaliciones. Sin embargo, la izquierda se encontraba fragmentada y la llamada de la CNT a la abstención determinó su derrota. Además, la participación de las mujeres favoreció el voto conservador. El presidente de la República mandó formar Gobierno a Alejandro Lerroux, quien presentó una «política de rectificación» para anular las reformas del bienio anterior.

La Revolución de Octubre de 1934

Lerroux no tuvo más remedio que incluir a tres ministros de la CEDA en el Gobierno, lo que determinó la «Revolución de Octubre» de 1934. El presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. En pocos días, la Generalitat fue suspendida y Companys encarcelado. En Asturias se produjo una auténtica revolución social dirigida por los socialistas, a los que se unieron comunistas y anarquistas, que proclamaron la República Socialista de Mieres. Fue duramente reprimida por unidades de la Legión, dirigidas por Franco. La revolución de 1934 fue un preludio de la Guerra Civil.

La Caída del Gobierno de Lerroux

Tras la «Revolución de Octubre», las actuaciones de los gobiernos fueron muy impopulares: una nueva Ley Agraria (contrarreforma), suspensión del estatuto de autonomía de Cataluña y del País Vasco, nombramiento de Franco como Jefe del Estado Mayor… En septiembre de 1935 Lerroux dimitió y Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó elecciones tras breves gobiernos, más el escándalo del Estraperlo.

El Gobierno del Frente Popular (1936)

Las elecciones del 16 de febrero de 1936 pusieron de manifiesto la división de la sociedad española. La izquierda se unió en el Frente Popular, coalición de los partidos republicanos de izquierda con socialistas y comunistas (la CNT colaboró más tarde). La derecha quedó dividida entre el Bloque Nacional de Calvo Sotelo, la CEDA y la Falange Española. El Frente Popular consiguió pocos votos más que el centro-derecha, pero la Ley Electoral le otorgó la victoria y Alcalá Zamora encargó formar Gobierno a Manuel Azaña.

Manuel Azaña fue elegido presidente tras la destitución de Alcalá Zamora por las Cortes, pasando la presidencia del gobierno a Santiago Casares Quiroga (nacionalista). Se puso en marcha el programa del Frente Popular: amnistía para los presos de la Revolución de 1934, vuelta a las reformas del primer bienio, y alejamiento de aquellos sospechosos de dar un golpe de Estado.

La radicalización social y política iba en aumento, al igual que los enfrentamientos violentos. El 12 de julio fue asesinado por falangistas José del Castillo, teniente de la Guardia de Asalto y socialista, y al día siguiente sus compañeros asesinaron a Calvo Sotelo, líder de la oposición monárquica. Es la señal que estaban esperando algunos militares para dar el golpe de Estado.

Conclusión

La Segunda República Española (1931-1936) emprendió una serie de reformas necesarias para España a pesar de la desfavorable coyuntura internacional, dominada por la crisis económica y el auge de ideologías totalitarias como el comunismo en la URSS, el fascismo en Italia y el nazismo en Alemania. En este contexto, fue imposible llevar a cabo las reformas destinadas a la democratización. La polarización política y el temor a la extensión del comunismo llevó a un grupo de militares a dar un golpe de Estado, que abrió las puertas de una guerra civil. La Dictadura de Primo de Rivera había gobernado sin reformas, mientras que los republicanos quisieron reformar e innovar, pero gobernaron con grandes dificultades.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *