La Transición Española: Establecimiento de Preautonomías e Integración Europea

Establecimiento de las Preautonomías en Cataluña y el País Vasco

Tras la muerte de Franco, cuyo régimen se basaba en la idea de una España unida y centralizada, las reclamaciones para el reconocimiento de los nacionalismos históricos aumentaron. El proceso de construcción del Estado de las Autonomías tuvo dos etapas:

  • La etapa preautonómica, en la que se concedió una autonomía provisional a los territorios cuyos representantes políticos lo solicitaran.
  • La etapa autonómica, con la Constitución ya aprobada, que implicó la elaboración de los estatutos de autonomía de todas las Comunidades que se constituyeron. La mayoría siguieron el artículo 143, a excepción de las tres nacionalidades históricas (Cataluña, País Vasco y Galicia), Navarra y Andalucía, que siguieron el artículo 151, que en principio permitía alcanzar un mayor autogobierno.

Los favorables resultados de las candidaturas nacionalistas vascas y catalanas en las elecciones de junio de 1977, obligaron al gobierno de Adolfo Suárez a afrontar definitivamente el problema de las autonomías históricas de estos territorios. Sin embargo, en tanto no se estableciese en la nueva Constitución el marco jurídico en que debían desenvolverse los nuevos gobiernos autónomos, solo quedaba la posibilidad de restablecer parcialmente las instituciones regionales disueltas por el franquismo.

El caso de Cataluña

La Generalitat de Cataluña, tras la caída de la Segunda República, se había mantenido en el exilio y en 1977 estaba presidida por Josep Tarradellas. El gobierno mantuvo conversaciones con la Generalitat en el exilio y, en septiembre de 1977, decretó su restablecimiento. Un mes después, Tarradellas regresaba a Barcelona como presidente.

El caso del País Vasco

En el País Vasco hubo cierto retraso por el terrorismo de ETA y porque el nacionalismo vasco exigía incorporar a Navarra. En enero de 1978 se constituyó el Consejo General Vasco, integrado por los partidos políticos con representación parlamentaria. Sin embargo, gran parte de la asamblea de parlamentarios vascos consideraba imprescindible para la pacificación del territorio una negociación sobre las exigencias de ETA: el derecho de autodeterminación, la retirada de la Policía Nacional y su sustitución por una policía autóctona. Así, en contra de lo que esperaba el Gobierno, la preautonomía del País Vasco no consiguió acabar con las actuaciones de ETA.

Con la Constitución, ambos estatutos fueron aprobados por las Cortes y refrendados posteriormente en sus respectivos territorios. En 1980 Cataluña y País Vasco celebraron sus primeras elecciones autonómicas y comenzaron a disfrutar de autonomía en numerosas competencias. Posteriormente, el proceso se extendió al resto de territorios, a menudo en un contexto de tensiones territoriales.


La Integración de España en Europa

Anteriormente, la CEE había rechazado a España por el carácter antidemocrático del régimen de Franco, aunque sí llegó a firmar un Acuerdo Económico Preferencial en 1970. Muerto el dictador, la UCD retoma las negociaciones en 1977, pero las presiones francesas aplazarían la entrada española, ya que pretendían salvaguardar su agricultura de la competencia española. Por el contrario, Alemania se mostraba favorable. La obtención del visto bueno para la entrada en la OTAN en 1982 ayudó a desbloquear la situación.

Proceso de Adhesión

Finalmente, el PSOE alcanzó la integración plena mediante el Tratado de Adhesión firmado el 12 de junio de 1985 junto con Portugal, que entraría en vigor el 1 de enero de 1986. El ingreso se preparó en una primera etapa del gobierno socialista en la que el reajuste económico fue la nota predominante. El objetivo del mismo no era otro que atajar la crisis latente y preparar a España para el citado ingreso en la CEE.

Consecuencias para España

A cambio de su ingreso, España tuvo que hacer grandes concesiones económicas, reduciendo su producción agropecuaria hasta alcanzar unos cupos establecidos para no saturar un mercado común, libre y sin fronteras, pero obtuvo ventajas políticas y económicas al caminar, junto a los países de su entorno, hacia una Europa unida. Coincidiendo con el ingreso en la CEE, España inicia una etapa de relanzamiento económico que se extenderá hasta principios de los 90.

La política de integración europea prosiguió su curso y en 1992 se firmó el Tratado de Maastricht, por el que se creaba la UE en sustitución de la CEE. En ese mismo año España atravesó una etapa de esplendor de su imagen en el exterior asociada a la celebración de dos grandes eventos como los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla. España tuvo que reducir su deuda y tomó medidas impopulares. España consiguió beneficiarse de los fondos de cohesión destinados a los miembros de la UE con menos recursos.

Los criterios de Maastricht fueron finalmente satisfechos durante el período de bonanza económica del primer gobierno del PP, aunque a costa de aplicar severas medidas de austeridad. Pudo así entrar en la Unión Económica y Monetaria europea y adoptar el euro, que se puso en circulación física sustituyendo a la peseta en 2002, así como incorporarse a otro tipo de ventajas económico-sociales que implican la pertenencia a la Unión Europea, entre los que destacan el comercio de bienes y servicios, la movilidad del capital y la movilidad de la mano de obra.

La situación actual de España dentro de la UE es una posición intermedia, entre los países más avanzados y los que han ido ingresando en los últimos años. La incorporación de nuevos países, con niveles socioeconómicos más bajos, trae consigo una disminución de las ayudas que recibía España.

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