La Guerra Civil Española (1936-1939): Origen y Desarrollo
El Estallido del Conflicto y la Sublevación Militar
Tras el asesinato, el 12 de julio de 1936, del teniente de la Guardia de Asalto Castillo, y el 13 de julio de 1936, de José Calvo Sotelo, uno de los líderes monárquicos y conservadores, se aceleró la conspiración militar que buscaba acabar con la República. El 17 de julio de 1936 se sublevó la guarnición de Melilla. Aunque el golpe militar fue un fracaso parcial, ya que parte del Ejército y de las fuerzas del orden (como la Guardia Civil y la de Asalto) permanecieron fieles a la República, el golpe de Estado triunfó en varias zonas clave.
Zonas de Triunfo y Fracaso del Alzamiento
El golpe de Estado triunfó en:
- Marruecos, donde el general Francisco Franco asumió el mando del Ejército de África (Regulares y Legión).
- Galicia, Castilla y León, Extremadura, Álava, Navarra, Canarias y Baleares, y algunas ciudades de Andalucía.
Por otro lado, el golpe de Estado fracasó en Madrid, Cataluña, Levante, Vizcaya, Guipúzcoa, Asturias, y el centro-sur y sudeste de España.
Mientras que en la zona sublevada dominaba la actividad agraria, en la zona republicana prevalecía la industrial, manteniendo bajo su control las grandes zonas económicas e industriales del país.
Balance de Fuerzas e Interpretaciones del Conflicto
En cuanto al balance de fuerzas inicial, ambos bandos mantuvieron un equilibrio. Los soldados fieles a la República sumaban unos 130.000, mientras que los soldados nacionales contaban con unos 145.000, destacando los 47.000 que pertenecían al Ejército de Marruecos. Aproximadamente el 80% de los oficiales se sumó a la sublevación. En el lado republicano, se tuvo que improvisar un nuevo ejército que incluyó a las milicias populares de ideologías de izquierdas. Al bando sublevado se sumaron las milicias falangistas y carlistas.
Dos Visiones de la Guerra
Desde julio de 1936 surgieron dos interpretaciones distintas sobre el conflicto:
- Zona Sublevada: La guerra era vista como una Cruzada contra el comunismo, necesaria para salvar a España de los anarquistas, comunistas, socialistas, masones y separatistas.
- Zona Republicana: La lucha se enfocaba en defender los logros de una república democrática y terminar con el fascismo, que se estaba extendiendo por toda Europa.
La Internacionalización del Conflicto
Rápidamente, el conflicto se internacionalizó. El bando republicano recibió un duro revés tras la declaración de No Intervención y el Comité de Londres en agosto de 1936. Gran Bretaña y Francia acordaron la neutralidad y la prohibición de enviar material de guerra a España.
Apoyos al Bando Republicano
El Gobierno de la República, que esperaba la ayuda de grandes países, solo contó con el apoyo de la Unión Soviética (principalmente aviones, carros de combate y armamento) y, en menor medida, de México. Este apoyo soviético vinculó a la España Republicana al comunismo, según la opinión pública internacional y la propaganda franquista.
Destacó la ayuda que llegó al bando republicano en forma de Brigadas Internacionales: unos 40.000 voluntarios de más de 30 países, de ideología comunista, que vinieron a luchar contra la propagación del fascismo en el continente europeo.
Apoyos al Bando Sublevado
El bando sublevado recibió ayuda masiva de Italia y Alemania, pagadera en materias primas y minerales. Alemania envió fuerza de aviación profesional (la Legión Cóndor), e Italia envió a España unos 40.000 soldados. Esta ayuda fue decisiva en los primeros compases de la guerra para transportar al Ejército de Marruecos a la península.
Las Principales Etapas Militares (1936-1939)
El conflicto desembocó en una larga guerra de tres años, marcada por varias fases decisivas.
H4. La Batalla por Madrid (1936)
El objetivo inicial de los sublevados era conquistar Madrid. Para ello, el general Mola y Franco confluyeron en la Batalla de Madrid. Franco ya había sido nombrado Generalísimo de los ejércitos y Jefe del nuevo Estado sublevado.
La Batalla de Madrid fue un conjunto de acciones militares que, a lo largo de cinco meses, imposibilitaron la toma de la capital por parte de los sublevados, gracias a la resistencia republicana en batallas como la del Jarama o la de Guadalajara.
H4. La Campaña del Norte (1937)
Tras la Batalla de Guadalajara, el objetivo de Franco cambió: renunció a la conquista inmediata de Madrid y se propuso conquistar el norte de España. A finales de marzo se inició el ataque a Vizcaya por parte del general Mola, a lo que le siguió el trágico bombardeo de Guernica por la aviación alemana.
Para rebajar la presión en el Norte, la República organizó dos ofensivas sin éxito: Brunete (al oeste de Madrid, julio de 1937) y en Aragón (agosto-septiembre de 1937).
H4. La Batalla de Teruel y la División Republicana (1938)
Durante 1938, ambos bandos se esforzaron por llevar la iniciativa. Franco se preparó para una nueva ofensiva sobre Madrid, aunque la operación no se llevó a cabo ante el ataque republicano sobre Teruel, que derivó en la conquista republicana de la ciudad en enero, dirigida por el general Vicente Rojo. Tras ello, Franco ordenó la contraofensiva y reconquistó Teruel en febrero.
A continuación, se desató una nueva ofensiva franquista sobre el valle del Ebro, con el objetivo de alcanzar la costa del Mediterráneo y dividir en dos el territorio republicano. El territorio republicano quedó partido, dejando a Cataluña aislada.
H4. La Batalla del Ebro y el Fin de la Guerra (1938-1939)
La República respondió con una gran ofensiva conocida como la Batalla del Ebro, desarrollada entre julio y noviembre de 1938. Esta fue la última gran batalla del conflicto y acabó con la victoria franquista, marcando el hundimiento definitivo de la República. La batalla dejó casi 100.000 bajas entre ambos bandos, diezmando profundamente al Ejército republicano.
Tras la Batalla del Ebro, Franco dirigió su ofensiva contra Cataluña, que cayó prácticamente sin resistencia. Manuel Azaña, presidente de la República, cruzó la frontera con Francia.
El presidente del Gobierno, Juan Negrín, ofreció a Franco un acuerdo de paz basado en los llamados Trece Puntos de Negrín, que el Generalísimo rechazó, exigiendo la rendición incondicional de la República. Negrín impulsó nuevas ofensivas del ya fatigado ejército republicano, contando apenas con la ayuda de los comunistas, partidarios de continuar el conflicto a toda costa.
El 5 de marzo, el coronel republicano Casado dio un golpe de Estado contra el gobierno de Negrín con el objetivo de negociar la rendición y el final de la guerra, pero también fracasó ante la persistencia de Franco de admitir únicamente la rendición incondicional. Finalmente, las tropas franquistas entraron en Madrid el 28 de marzo de 1939, sin apenas resistencia. El 1 de abril de 1939, Franco informaba a todo el país de que la guerra había terminado.
La Política en la Retaguardia
H4. La Fragmentación en la España Republicana
Tras la sublevación militar, el presidente de la República, Manuel Azaña, encargó a José Giral la formación de un nuevo gobierno, integrado por republicanos de izquierdas. En septiembre de 1936, Azaña entregó el gobierno al socialista Largo Caballero, quien formó un gabinete amplísimo que incluyó a representantes de todas las ideologías que apoyaban a la República, incluyendo por primera vez a ministros anarquistas.
Este gobierno tuvo que abandonar Madrid ese año por la llegada de las tropas sublevadas, trasladándose a Valencia. En el seno de este gobierno surgieron profundas diferencias que afectaron el devenir del bando republicano:
- Para una parte de la C.N.T., la F.A.I. y el P.O.U.M., lo esencial era la revolución proletaria para ganar la guerra contra el fascismo.
- Para la mayor parte del P.S.O.E., los comunistas y la U.G.T., lo prioritario era fortalecer al Estado para poder ganar la guerra primero.
Los enfrentamientos llegaron a su culminación en mayo de 1937 con combates dentro del propio bando republicano (los Sucesos de Mayo). Este conflicto terminó con la caída de Largo Caballero, formándose un nuevo gobierno dirigido por Juan Negrín. Su gobierno terminó sin poder revertir el devenir de la guerra, lo cual derivó en la sublevación del Coronel Casado al final de la misma.
H4. La Unificación en la España Nacional
Mientras tanto, en la España nacional, desde un primer momento se logró una excepcional homogeneidad en torno a un mando único, que a partir de septiembre de 1936 fue entregado a Francisco Franco por la Junta de Defensa Nacional. Su proclamación tuvo lugar en Burgos, ciudad que funcionó como capital de la España franquista hasta el final de la guerra.
Franco promovió la unificación de las dos grandes ideologías que apoyaron la causa sublevada: el falangismo y el carlismo. Para ello, estableció el Decreto de Unificación en 1937, por el que constituyó un partido único con el nombre de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (F.E.T. y de las J.O.N.S.), fusionando falangistas y carlistas. Franco reunió en su persona todo el poder: el del Ejército, el del Gobierno del nuevo Estado y el del nuevo partido único del régimen.
Consecuencias de la Guerra Civil Española
Las consecuencias del conflicto fueron devastadoras en todos los ámbitos:
H4. Consecuencias Demográficas y Sociales
- Fallecidos: Se estima medio millón de fallecidos, incluyendo las víctimas de las actividades represivas (asesinatos llevados a cabo en la retaguardia de ambos bandos). Estas represalias fueron significativas y dramáticas durante los primeros meses del conflicto, siendo más numerosas en el bando sublevado a medida que conquistaba más territorio.
- Exilio: Una gran cifra de exiliados políticos, que se calcula alcanzó las 300.000 personas, destacando poetas, artistas y científicos que abandonaron España.
- Represión Postguerra: Más de 200.000 personas ingresaron en prisiones o en campos de trabajo forzado.
H4. Consecuencias Económicas y Políticas
- Economía: Las consecuencias en el terreno económico fueron desastrosas, marcadas por la pérdida de las reservas, la disminución de la población activa, la destrucción de las infraestructuras y la caída general del nivel de renta de los españoles.
- Política: La principal consecuencia política fue el establecimiento en España de una dictadura militar autoritaria (el régimen franquista).
