Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial y la aparición de regímenes autoritarios

Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial:

La victoria de los estados democráticos en la Primera Guerra Mundial dio lugar a la desmembración de los imperios autoritarios y adoptaron sistemas políticos de carácter liberal parlamentario como Alemania, Austria, Checoslovaquia, Polonia o Hungría. El sufragio universal masculino se implantó en Gran Bretaña e Italia. Los ingleses y franceses lograron una jornada laboral de 8 horas. En la Europa de 1920, se vivieron difíciles circunstancias económicas, con una gran inflación y el hundimiento de las empresas, acumulación de stocks y aumento del desempleo. Se produjeron huelgas en Gran Bretaña, Francia, Alemania, entre otros países. Los sindicatos y partidos socialistas y comunistas se reforzaron.

Las democracias ante la crisis:

Ante la crisis económica y la agitación social, las democracias buscaron integrar en el sistema al socialismo emergente a través del sufragio universal, lo que facilitó la consolidación de la democracia parlamentaria.

La aparición de regímenes autoritarios:

Eran dictaduras que prometían restablecer el orden, exaltaban el nacionalismo y apoyaban a grandes propietarios, ejército o iglesia para combatir el avance de ideas socialistas y comunistas. En 1920, Hungría se convirtió en una dictadura y en 1926 lo hicieron Polonia, Lituania y Portugal. En 1933, Dolfus se convirtió en canciller de Austria y en 1934 se establecieron regímenes autoritarios en Letonia y Estonia. En la década de 1930, Grecia, Rumania y Bulgaria también se convirtieron en dictaduras. En España, el general Primo de Rivera protagonizó un golpe de estado en 1923 y estableció una dictadura que luego pasó a ser una República democrática. En Italia, el partido nacional fascista liderado por Mussolini llegó al poder en 1922, y en Alemania, el partido nazi liderado por Hitler también se hizo con el poder.

Fascismo:

Hace referencia al modelo político de Italia y Alemania en el periodo de entreguerras. Actualmente, designa una reacción violenta y autoritaria contra la igualdad de ciudadanos. Sus principios incluyen el nacionalismo exacerbado con el racismo, la exaltación del estado por encima de los derechos y libertades individuales, el rechazo al liberalismo y la democracia, el culto al líder y la oposición a la tradición racionalista y materialista.

La crisis de posguerra:

Durante la Primera Guerra Mundial, el costo de vida en Italia subió más que los salarios y el nivel de vida disminuyó. Las organizaciones obreras intentaron recuperar el poder adquisitivo perdido, lo que llevó a movimientos huelguísticos y a la violencia. En el campo, se desarrolló un movimiento de ocupación de tierras de grandes propietarios. En el ámbito político, la monarquía constitucional atravesaba una inestabilidad. El régimen constitucional fue contestado por el partido socialista, que se dividió en el partido comunista italiano de Antonio Gramsci y el partido popular. Además, el nacionalismo exaltado se hizo presente debido a la frustración tras la Primera Guerra Mundial, ya que las promesas de tierras irredentas no se cumplieron y quedaron bajo el control de la Sociedad de Naciones.

Formación del partido nacional fascista:

En 1919, Mussolini, un militante socialista expulsado del partido, fundó los Fasci di Combattimento, que tenía un programa populista y nacionalista. Mussolini transformó los Fasci en el partido nacional fascista, que se presentó como una alternativa al comunismo y a la bolchevización de Italia. Mussolini dotó a su partido de un programa nuevo, defensor de la propiedad privada, con un fuerte nacionalismo y un proyecto expansionista y militarista en la política exterior. Las bases del partido se nutrieron de sectores obreros descontentos con la situación política y social, especialmente la pequeña burguesía atemorizada ante la crisis y el ascenso de las fuerzas revolucionarias obreras. Las escuadras fascistas protagonizaron numerosos actos de violencia social, atacando a políticos, ayuntamientos y periódicos de izquierda, con el objetivo de atemorizar a la población. En 1921, se asesinaron a 600 personas. El Partido Nacional Fascista creció.

La marcha sobre Roma y la llegada al poder:

El partido nacional fascista demostró que contaba con una buena organización en la huelga de septiembre de 1922. Los fascistas comunicaron al gobierno que si no podían sustituirlos, tomarían el poder por la fuerza. Las escuadristas se encargaron del funcionamiento de los servicios de correos, trenes y autobuses, ganándose el apoyo de la clase media. Finalmente, llegaron al poder con la marcha sobre Roma en octubre de 1922. Los fascistas ocuparon edificios públicos de la capital y tomaron el control de instituciones y comunicaciones en el norte de Italia. El rey Víctor Manuel III pidió a Mussolini que formara un nuevo gobierno. Así se estableció una dictadura fascista, resultado de un proceso de restricción de libertades entre 1922 y 1924, y se consolidó tras el asesinato de Matteotti en 1924, en el que estuvieron implicados fascistas. Mussolini obtuvo plenos poderes y silenció a la oposición.

La dictadura fascista:

Mussolini, el Duce, quería establecer en Italia un régimen totalitario en el que el estado y el partido nacional fascista quedaran identificados. La ley de Mussolini le otorgó todos los poderes como jefe de gobierno. La ley Rocco prohibió todos los partidos y sindicatos en 1934. Los sindicatos fueron integrados en 22 corporaciones. En 1928, el parlamento se desprendió del gran consejo fascista, encargado de elegir a sus miembros. Se formaron la Cámara de los Fasci y de las Corporaciones. Las autoridades provinciales y municipales eran nombradas por el gobierno y elegidas por los fascistas. Se creó una policía política y una organización de vigilancia y represión del antifascismo. El régimen logró atraer a la Iglesia Católica, firmando los Pactos de Letrán en 1929, en los que el Papa Pío XI reconoció el Reino de Italia y Roma como capital, y el estado otorgó una renta anual al Vaticano. Se promovió la remilitarización y se inició una campaña para recuperar los territorios irredentos. La política expansionista fascista implicaba la posesión de territorios coloniales en Europa.

Un fuerte dirigismo económico:

Se caracterizó por un fuerte intervencionismo estatal, el proteccionismo a la industria nacional y la tendencia a la autarquía económica. En 1933, se creó el Instituto para la Reconstrucción Industrial para ayudar a las empresas con dificultades. El estado tomó el control de sectores importantes de la economía y en 1934 se adoptaron políticas proteccionistas y se estableció un control de los intercambios. El fascismo invirtió en obras públicas para frenar el desempleo. El vínculo entre el sector privado y estatal benefició a la oligarquía identificada con el partido nacional fascista. Los salarios disminuyeron y el desempleo aumentó.

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