Las Etapas Fundamentales de la Primera Guerra Mundial

Introducción a la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial, un conflicto global que se extendió de 1914 a 1918, se desencadenó tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo el 28 de junio de 1914. Este evento precipitó la declaración de guerra de Austria-Hungría a Serbia, activando una compleja red de alianzas que involucró a las principales potencias mundiales.

Alemania, aliada de Austria-Hungría, había anticipado un conflicto en dos frentes contra Francia y Rusia. Para evitar una guerra prolongada en ambos frentes simultáneamente, desarrolló el Plan Schlieffen. Este plan estratégico buscaba una victoria rápida sobre Francia mediante un ataque masivo y veloz a través de Bélgica neutral, antes de que Rusia pudiera movilizar completamente sus fuerzas. El paso de las tropas alemanas por Bélgica violó su neutralidad y provocó la entrada del Reino Unido en la guerra, que había garantizado la independencia belga.

La guerra se desarrolló en distintas fases, marcadas por cambios en la estrategia y la tecnología militar.

Etapa 1: La Guerra de Movimientos (1914)

La fase inicial de la guerra en 1914 se caracterizó por grandes ofensivas y movimientos rápidos de tropas, de ahí su nombre. En el frente occidental, Alemania lanzó su ataque a través de Bélgica hacia el noroeste de Francia con el objetivo de tomar París. Las fuerzas alemanas avanzaron rápidamente, llegando a situarse a solo treinta kilómetros de la capital francesa.

La respuesta francesa, centrada en la defensa de París, culminó en la Primera Batalla del Marne. Las fuerzas francesas, apoyadas por la Fuerza Expedicionaria Británica, lograron detener el avance alemán y forzaron su retirada parcial. Esta batalla fue crucial, ya que frustró el Plan Schlieffen y marcó el fin de la guerra de movimientos en el frente occidental, dando paso a la guerra de trincheras.

En el frente oriental, Rusia lanzó ofensivas contra Prusia Oriental (Alemania) y Galitzia (Austria-Hungría). Aunque inicialmente tuvieron cierto éxito, las fuerzas alemanas lograron frenar el avance ruso en la Batalla de Tannenberg, infligiendo una derrota significativa al ejército ruso. Mientras tanto, las ofensivas austrohúngaras contra Serbia fracasaron. Estos acontecimientos en ambos frentes pusieron fin a la fase inicial de movimientos rápidos.

Etapa 2: La Guerra de Posiciones o de Trincheras (1915-1916)

Tras el estancamiento en el frente occidental, la guerra se transformó en una guerra de desgaste, caracterizada por la construcción de extensos sistemas de trincheras que se extendían desde el Mar del Norte hasta la frontera suiza. Ambos bandos lanzaban ofensivas masivas con la esperanza de romper las líneas enemigas, pero a menudo resultaban en enormes pérdidas humanas con escasos avances territoriales.

Nuevas Armas y Tecnologías

Durante esta fase, cobraron protagonismo nuevas armas y tecnologías diseñadas para superar las defensas de las trincheras:

  • Tanques: Introducidos por los británicos, aunque inicialmente poco fiables, demostraron su potencial para romper las líneas enemigas.
  • Aviones: Utilizados inicialmente para reconocimiento, evolucionaron para el combate aéreo y el bombardeo.
  • Submarinos: Empleados principalmente por Alemania para atacar el comercio marítimo aliado.
  • Gases Tóxicos: Utilizados por primera vez a gran escala por los alemanes, llevaron al desarrollo de máscaras de gas.

Expansión del Conflicto

En 1915, la guerra se expandió con la entrada de nuevos países:

  • Para la Entente (Aliados): Japón, Italia (tras el Tratado de Londres en 1915, que le prometía territorios), y Portugal.
  • Para los Imperios Centrales: Bulgaria y el Imperio Otomano.

La entrada del Imperio Otomano abrió nuevos frentes en el Cáucaso y el Mar Negro. Destaca la Batalla de Gallipoli (1915-1916), una campaña de la Entente para controlar los Dardanelos que terminó en una costosa derrota.

Batallas Clave de Desgaste

En el frente occidental, las ofensivas de 1916 ejemplifican la brutalidad de la guerra de trincheras:

  • La Batalla de Verdún (febrero-diciembre 1916): Una gran ofensiva alemana que buscaba desangrar al ejército francés. Terminó con enormes pérdidas para ambos bandos y sin un avance decisivo alemán.
  • La Batalla del Somme (julio-noviembre 1916): Una ofensiva aliada (principalmente británica y francesa) para aliviar la presión sobre Verdún. Fue una de las batallas más sangrientas de la historia, con más de un millón de bajas, y tampoco logró romper el frente de manera significativa.

En el mar, la única gran batalla naval fue la Batalla de Jutlandia (mayo-junio 1916), entre las flotas británica y alemana. Aunque tácticamente inconclusa, fue una derrota estratégica para Alemania, ya que su flota de superficie permaneció confinada en puerto el resto de la guerra.

Etapa 3: 1917, El Punto de Inflexión

El año 1917 fue crucial y marcó un punto de inflexión en la guerra debido a dos acontecimientos principales:

La Entrada de Estados Unidos

Alemania, sufriendo un bloqueo naval británico, intensificó su guerra submarina, declarando la guerra submarina total. Esto implicaba atacar cualquier barco, incluidos los de países neutrales, que se dirigiera a Gran Bretaña. El hundimiento de barcos mercantes estadounidenses y, especialmente, el descubrimiento del Telegrama Zimmermann (un mensaje alemán a México proponiendo una alianza contra EE.UU. a cambio de territorios perdidos) provocaron la indignación pública en Estados Unidos.

El 6 de abril de 1917, Estados Unidos declaró la guerra a Alemania. La entrada de una potencia industrial y demográfica como EE.UU. proporcionó a los Aliados un impulso económico y militar decisivo, aunque sus tropas tardarían meses en llegar al frente en número significativo.

La Revolución Rusa y la Salida de Rusia

Mientras tanto, en Rusia, la guerra había exacerbado las tensiones internas. El descontento popular por las enormes pérdidas, la escasez y la ineficacia del gobierno zarista llevó a la Revolución de Febrero de 1917, que resultó en la abdicación del zar Nicolás II y el establecimiento de un Gobierno Provisional.

El Gobierno Provisional, liderado por figuras como Aleksandr Kerensky, decidió continuar la guerra, lo que aumentó el descontento. Esta situación fue aprovechada por los bolcheviques, liderados por Lenin, quien regresó a Rusia con ayuda alemana (que buscaba desestabilizar a su enemigo en el este). Tras la Revolución de Octubre de 1917, los bolcheviques tomaron el poder con la promesa de poner fin a la guerra.

El nuevo gobierno bolchevique firmó el Tratado de Brest-Litovsk con las Potencias Centrales en marzo de 1918. Este tratado fue muy desfavorable para Rusia, que cedió vastos territorios a Alemania y Austria-Hungría, pero permitió a Rusia retirarse del conflicto. La salida de Rusia liberó tropas alemanas del frente oriental, permitiéndoles concentrarse en el frente occidental.

Etapa 4: La Etapa Final (1918)

Con Rusia fuera de la guerra y antes de que las tropas estadounidenses llegaran en masa, Alemania lanzó una serie de grandes ofensivas en el frente occidental a principios de 1918. El objetivo era lograr una victoria decisiva antes de que la balanza se inclinara definitivamente a favor de los Aliados.

Estas ofensivas alemanas iniciales lograron importantes avances, pero no consiguieron romper las líneas aliadas de manera definitiva. Las tropas estaban agotadas y los suministros eran escasos debido al bloqueo.

En el verano de 1918, los Aliados, reforzados por la llegada de tropas estadounidenses frescas y bien equipadas, lanzaron una serie de contraofensivas coordinadas. La Segunda Batalla del Marne (julio-agosto 1918) fue un punto de inflexión, donde el último gran ataque alemán fue detenido y los Aliados comenzaron a empujar hacia atrás.

A partir de agosto de 1918, los Aliados iniciaron la Ofensiva de los Cien Días, una serie de ataques continuos que hicieron retroceder a las fuerzas alemanas en todos los frentes. Las Potencias Centrales comenzaron a colapsar:

  • Bulgaria firmó un armisticio en septiembre.
  • El Imperio Otomano se rindió a finales de octubre.
  • Austria-Hungría, enfrentando desintegración interna y derrotas militares, firmó un armisticio el 3 de noviembre de 1918. El emperador Carlos I abdicó poco después.

Alemania, aislada y con su ejército al borde del motín, solicitó un armisticio. El káiser Guillermo II abdicó y se exilió en los Países Bajos. El Armisticio de Compiègne se firmó el 11 de noviembre de 1918, poniendo fin a los combates en el frente occidental y marcando el final de la Primera Guerra Mundial.

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