Las movilizaciones populares en la transicion democrática desde 1975-1978

1. INTRODUCCIÓN.
La transición fue un proceso político a través del cual España pasó de la dictadura a la democracia después
de la muerte de Franco. En la España de 1975 se daban condiciones bastante favorables para el
establecimiento de un sistema de libertades: los cambios sociales y económicos de la última etapa
franquista y un contexto internacional de expansión de la democracia.
Adolfo Suárez comenzó a desmontar el franquismo valiéndose de las estructuras del Estado. Lo hizo
empujado por la oposición, tras el fracaso de Arias Navarro en su intento de modificar parcialmente el
régimen franquista. La reforma iniciada por Suárez acabó contando con el apoyo de la oposición. La
Constitución de 1978 fue fruto del consenso que se había establecido en la vida política nacional.

2. LA TRANSICIÓN POLÍTICA.
2.1 LAS CARACTERÍSTICAS DE LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA.
Muerto Franco, las Cortes proclamaban Rey a don Juan Carlos 1 de Borbón el 22 de noviembre de 1975; se
iniciaba así una nueva etapa política caracterizada por el esfuerzo en recobrar las IibertadesÇi los derechos
de la democracia. De ahí que se la conozca con el nombre de transición democrática.
El proceso, pese a sus dificultades, se realizó de forma pacífica. Distingamos algunas de sus características
más significativas:
• Aunque parezca paradójico, el éxito de la transición es consecuencia en buena parte, de la
prolongadísima extensión temporal que tuvo la dictadura franquista. Ello dio lugar a que las generaciones
que no habían vivido la Guerra Civil se hallaran en plena madurez hacia 1975, y tuvieran esperanza en
conseguir una renovación política, lejos del fantasma de la guerra, de la intransigencia continuista del
régimen franquista y de la ruptura revanchista.
• Por todos es admitida la enorme importancia que tuvó la decidida voluntad del Rey para sobreponerse al
involucionismo del régimen anterior, mediante el desarrollo de las leyes internas de la monarquía, y para
conseguir la convivencia pacífica de todos los españoles en un régimen de respeto y de tolerancia. Don
Juan Carlos, coincidiendo con su padre Don Juan, se convertía en el motor del cambio, consiguiendo pasar
de una “democracia orgánica” a una “democracia” sin más adjetivos.
• La sociedad española fue la verdadera protagonista del éxito obtenido, ya que había alcanzado un gr
de desarrollo económico y social muy semejante al de sus vecinos europeos, de cuyas libertades
democráticas y desarrollo político quería participar.

2.2 ENTRE EL REFORMiSMO Y LA RUPTURA.
Nadie podría entrever, ni desde la derecha ni desde la izquierda, el papel que el nuevo monarca iba a
desempeñar. La derecha del régimen pensaba aún en la viabilidad del “franquismo después de Franco” y
que sólo eran necesarios unos retoques institucionales, pero sin renunciar a los “principios fundamentales”
del mismo; la monarquía recién instaurada y de nuevo cuño, personificada en un rey que creían con poca
personalidad, hará posible la realidad del “todo ha quedado atado y bien atado” que preconizaba el
difunto caudillo. Tampoco la izquierda creyó en las posibilidades del joven Rey, al que llamó Juan Carlos “el
Breve”.
La oposición democrática tomó la iniciativa política e impulsó movilizaciones reivindicativas, que
defendían la llamada ruptura democrática, y definió una alternativa unit aria entre todas las fuerzas
antifranquistas. Uno de los primeros organismos unitarios había sido la Asamblea de Cataluña (1971), en la
que participaban todos los grupos de oposición catalanes. El primer organismo con implantación en toda
España, fue la Junta Democrática (1974), cuyo núcleo dirigente era el PCE. En 1975 también se habían
formado, alrededor del PSOE, la Plataforma de Convergencia Democrática. Tras la muerte de Franco, se
unieron las dos en Coordinación Democrática. La propuesta política de este organismo se expresaba en la
fórmula de ruptura democrática, es decir, un procedimiento constituyente que, a través de un gobierno
provisional y unas elecciones generales constituyentes, pusiera las bases de un nuevo sistema político.
Don Juan Carlos, sin embargo, optó por una monarquía democrática, constitucional y parlamentaria a la
que habría que llegar mediante un resuelto programa de reformas realizado desde arriba y desde la
legalidad. Un programa que, en principio, no contaba ni con el apoyo de la derecha del régimen ni con el
de la izquierda. La derecha estaba refugiada en su “búnker” y dominaba todavía los principales resortes del
poder; la izquierda, muy dividida, abogaba por la ruptura democrática.
La evolución de los acontecimientos iría imponiendo, a unos y a otros, la necesidad ci e alcanzar un
consenso. Así, de la derecha surgirían personalidades aperturistas y reformadoras; mientras que la
izquierda, pese a ser rupturista y republicana, acabará por aceptar la monarquía democrática.

2.3 EL GOBIERNO DE ARIAS NAVARRO.
El Rey encontró en Torcuato Fernández Miranda, antiguo profesor y sutil conocedor del ordenamiento
político vigente, el hombre ideal para realizar la reforma democrática deseada desde la legalidad. Ahora
bien, condicionado por los poderes fácticos, tuvo que confirmar a Carlos Arias Navarro como presidente
de Gobierno y conformarse con nombrar a Fernández Miranda como presidente de las Cortes.
El gobierno de Arias despertó una gran expectación, y reflejaba en su composición un cierto equilibrio
entre la ortodoxia franquista, el reformismo y el neutralismo de los técnicos. También estaban presentes
los aperturistas y dos figuras casi desconocidas: Adolfo Suárez y Rodolfo Martín Villa, hijos del régimen,
pero “topos” de Fernández Miranda.
Carlos Arias se mostró incapaz de realizar los cambios, anunciados por el Rey demandados por la oposición
de izquierdas. Su discurso en las Cortes decepcionó a muchos, pues mantenía firmes los principios
esenciales del régimen franquista y sólo anunciaba tímidas reformas; además, se limitaba la legalización de
los partidos, excluyendo al PCE de la misma, y se negaba la aplicación de una amplia amnistía.
En estas circunstancias se discutió en las Cortes una nueva Ley de Asociaciones que obligaba a reformar el
Código Penal. En su defensa, Adolfo Suárez se manifestó como un hábil orador y político. El Rey, mientras
tanto, viajaba por Europa y Estados Unidos y empezaba a dar una imagen de lo que podía ser la nueva
España. Pero los sucesos de Montejurra -un enfrentamiento entre dos bandos carlistas, saldado con dos
muertos y varios heridos-, los atentados de ETA y las presiones a que se ve sometido, obligan a Carlos Arias
a presentar su dimisión al Rey el 1 de julio de 1976.
2.4 EL PRIMER GOBIERNO DE ADOLFO SUÁREZ.
Adolfo Suárez fue nombrado Presidente del Gobierno, de forma sorprendente, pues no se la veía como la
persona más apropiada para salir del atolladero político y llevar a cabo el programa de reformas. Con ¡a
ayuda del Rey, el nuevo gobierno iba a convertirse en protagonista de una época de la Historia española, al
conseguir desmantelar todas las estructuras políticas y sindicales del régimen anterior e instalar la
democracia plena en España.
El primer paso se dio en noviembre de 1976, cuando las antiguas Cortes franquistas aprueban la Ley para
la Reforma Política, que creaba unas Cortes bicamerales elegidas por sufragio universal. Además, el 15 de
diciembre, el programa de reformas del Gobierno fue mayoritariamente aprobado en un referéndum.
Los partidos políticos empezaron a desenvolverse con facilidad, el PSOE aceptó la monarquía, y el Sábado
Santo 9 abril de 1977, el PCE era legalizado. El 15 de junio de 1977 se convocaban elecciones generales,
celebradas pacíficamente y con gran participación.

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