La Sociedad Colonial y sus Conflictos
En el origen de nuestra formación social, se encuentra un conflicto étnico, que consistió en la imposición de la civilización occidental sobre los pueblos americanos. Hubo intensas luchas e insurrecciones de indígenas y esclavos africanos, quienes resistían la dominación y fueron antecedentes importantes de la Revolución Independentista.
Los Pueblos Autóctonos y su Legado
El legado de los pueblos originarios, aquellos que ocupaban el continente americano antes de la Conquista Europea, sobrevive en nuestra cultura. Consideramos también el aporte social de los africanos introducidos forzosamente y de sus descendientes.
Los pueblos indígenas subsisten como comunidades con su propia lengua y tradiciones. De ellos provienen nuestras costumbres, saberes y creencias, nuestra cultura en términos generales.
Según José María Rosa, cuando los españoles se adueñaron de nuestras tierras, los mestizos conformaban la capa superior de la sociedad americana, y debajo de ella sobrevivió la masa indígena sometida, así como otros pueblos bravíos que resistieron la Conquista. Agrega que, si bien los españoles impusieron su religión, idioma, costumbres y organización política, persiste la manera de ser y pensar aborigen, e incluso los mismos españoles adoptaron modalidades de distinto tipo de aquellos contra quienes combatían.
Podemos caracterizar y clasificar las culturas indígenas más importantes en tres áreas principales:
La Región Noroeste
- Dominación incaica, que impuso la lengua quechua. Entre los pueblos agricultores más avanzados estaban los diaguitas o calchaquíes, quienes fueron sometidos por los españoles.
- En la zona cuyana habitaban los huarpes, y en Córdoba los comechingones.
- Se difundió la encomienda, por la cual las tribus quedaban bajo la protección del encomendero.
- En el Alto Perú se aplicaba la mita, donde cada comunidad estaba obligada a suministrar temporalmente trabajadores para las minas.
La Región Litoral
- Se extendía sobre esta zona la cultura guaraní. Las Misiones Jesuíticas los incorporaron en un conjunto de aldeas y estancias, donde se capacitaban en la elaboración de artesanías. La provincia de Misiones, bajo un sistema de autogobierno que impedía el ingreso de autoridades virreinales, mantuvo su identidad cultural.
La Región Pampeana y Patagónica
- Predominó la cultura de araucanos o mapuches, oriundos de Chile. En el área cordillerana, los pehuenches, y en el espacio patagónico, los tehuelches. Estos grupos se convirtieron en excelentes jinetes, cazadores y criadores de ganado.
La Población Afrodescendiente y la Esclavitud
El sistema de trabajo esclavista se reimplementó en América como consecuencia de la Conquista. Comenzaron esclavizando a indígenas y luego a africanos.
El rendimiento laboral de los afrodescendientes era superior al de los aborígenes, por factores culturales e inmunidad a enfermedades europeas. Se calcula que, mediante el tráfico esclavista, se introdujeron en América más de 10 millones de personas de diversas etnias africanas.
Algunos lograban que su amo les diera la libertad, pero el principal medio de evasión era la fuga o el cimarronaje. Los cimarrones eran bandas de salteadores o comunidades refugiadas.
La Colonización Hispánica y el Régimen de Castas
En el continente americano, los grupos de esclavos y libertos afrodescendientes, indígenas, mestizos o pardos, y españoles, experimentaron intensos intercambios culturales. Tanto a nivel racial como cultural, el mestizaje en América alcanzó una magnitud sin precedentes.
Población y Mestizaje en América Colonial
Buenos Aires fue refundada en 1580, trayendo consigo mestizos que formaron el núcleo inicial de la población.
Desde tiempos de la Conquista, los españoles obtuvieron mujeres indígenas de diversas maneras: por secuestro, esclavitud, compra, regalo o como prenda de amistad.
A partir de la incorporación de esclavos afrodescendientes, abundó el contacto entre mujeres blancas e indígenas, debido a la escasez de mujeres afrodescendientes. Aquellas a las que esclavizaban debían complacer sexualmente a sus amos.
El derrumbe de la población indígena fue provocado por el sometimiento, la desarticulación de sus culturas y poblaciones, y las nuevas enfermedades traídas de Europa y África. Esta serie de hechos contribuyó al mestizaje. Además, muchas mujeres indígenas optaban por unirse con españoles, asegurando así su descendencia.
En el siglo XVII, la población indígena comenzó a recuperarse a la par de una inmigración europea. La dominación hispana fue estableciendo un régimen de castas que inferiorizaba y dividía a diversos grupos étnicos “no blancos”.
El Concepto de Pureza de Sangre
En los países ibéricos, la condición nobiliaria se heredaba (o se adquiría por méritos guerreros o civiles) y se vinculaba con la denominada “limpieza de sangre”, que consistía en no haber ejercido profesiones viles o serviles.
Aparecieron entonces los estatutos de limpieza de sangre, y se expulsó a los judíos de España y Portugal. Era requisito esencial ser “cristiano viejo”, ya sea para acceder a profesiones, estudios y carreras, o para pertenecer a una familia distinguida. Además, era obligatorio probar la pureza de sangre mediante un expediente formal con testimonios verídicos que aseguraran no tener mezcla de judíos, moros, gitanos, paganos ni otros “defectos” raciales o legados en su persona o generaciones. En cualquier caso, esto permitía situarse un escalón más arriba dentro de la jerarquía social.
La pureza de sangre sirvió para que los sectores más numerosos, los mestizos, no ascendieran socialmente.
El Régimen Legal de las Castas
Existían dos categorías básicas: españoles e indígenas.
El primer grupo incluía a españoles peninsulares y criollos, así como a los mestizos legítimos. Dentro de este grupo se destacaba la aristocracia colonial, conformada por familias españolas distinguidas, altos funcionarios y criollos ricos, a los que se les llamaba “gente decente”.
El estatus legal del indígena establecía que fueran gobernados por sus propias autoridades, respetándose sus antiguas costumbres. Pagaban tributo y realizaban trabajos forzados como la mita. Estaban exentos del diezmo eclesiástico, alcabalas y servicio militar. No podían usar armas de fuego ni espada, y eran considerados “gente sin razón”.
Los niños hijos de esclavas y blancos quedaban sujetos a la esclavitud que heredaban de su madre. Sin embargo, existían excepciones en las cuales los soldados podían comprar la libertad de sus hijos, o se concedía la libertad a los hijos nacidos de la unión de eclesiásticos y esclavas.
Se prohibía el acceso de mestizos a posiciones como protector de indígenas, notario público o cacique.
La Iglesia necesitaba sacerdotes que hablaran el idioma nativo, por lo que el Papa permitió la ordenación de “ilegítimos y mestizos”, pero Felipe II solo otorgó el beneficio a aquellos mestizos que fueran legítimos.
Los mulatos, zambos y libertos afrodescendientes eran considerados de “nacimiento vil”; se les hacía pagar tributo, y estaba prohibido ingresar a gremios, transitar por las calles luego de oscurecer, llevar armas o tener sirvientes. No podían acceder a cargos públicos, solo a la milicia, en unidades especiales.
La política de separación racial contemplaba que cada grupo habitara lugares diferentes.
El Virreinato del Río de la Plata
En el marco de la declinación del Imperio Español, en el siglo XVIII, ocupó el trono la Casa de Borbón. En este periodo se creó el Virreinato del Río de la Plata.
Las Reformas Borbónicas
Las Reformas Borbónicas trataron de revertir la decadencia del Imperio Español. El monopolio comercial era una traba para la evolución de las colonias. La riqueza monetaria que se obtuvo por medio de la extracción de oro y plata de posesiones americanas fue utilizada para la importación de bienes de otros países de Europa.
Se dio importancia a fomentar la producción y a liberalizar hasta cierto punto el comercio, por lo cual se debían eliminar restricciones e impuestos.
En 1767, fueron expulsados los jesuitas de España y las Indias, ya que era la única forma de eliminar el poderío económico y la influencia política e intelectual de esta orden.
Otra iniciativa fue crear el Virreinato del Río de la Plata, desmembrando el Virreinato del Perú. Esto sucedió como una estrategia comercial y militar para ejercer un control de lo que sucedía al sur del país, donde llegaban buques extranjeros apoderándose del territorio americano perteneciente a España y sus recursos.
El nuevo Virreinato, con capital en Buenos Aires, sustituía la ruta comercial del Pacífico por una comunicación atlántica más directa.
Se reordenó la administración territorial, creando intendencias y gobernaciones.
Creación y Consolidación del Virreinato del Río de la Plata
En 1777, bajo el mando de Pedro Cevallos, se despachó desde España una expedición naval que atacó el sur de Francia y demolió el puerto de Colonia, instalando la capital en Buenos Aires.
El Virreinato abarcó 5 regiones:
- Intendencia de Buenos Aires
- Paraguay
- Salta del Tucumán
- Alto Perú
Buenos Aires, como puerto de entrada y salida del comercio con el Alto Perú. Cevallos ordenó la liberalización parcial del monopolio comercial, aboliendo impuestos y reduciendo tasas aduaneras. En los años siguientes, el comercio se incrementó de manera notoria y aumentaron también las importaciones.
La ciudad creció, y el virrey Vértiz, que reemplazó a Cevallos, realizó mejoras urbanas. Facilitó la circulación de periódicos, se aceleró la inmigración desde España y se acrecentó la población porteña. Siglos anteriores, el comercio estaba en manos de portugueses, pero ahora predominaban los españoles.
Este sector era el que controlaba en gran medida el cabildo y tenía su propia cámara gremial, el consulado, otorgada para patrocinar el progreso económico.
La Rebelión de Túpac Amaru II
La rebelión de Túpac Amaru fue a causa de la reacción contra la explotación de los indígenas. Sometían a los indígenas a labores sobrehumanas, extenuantes, a tal punto que solo un pequeño porcentaje volvía con vida a sus hogares.
Por este motivo, José Gabriel Condorcanqui, mayormente conocido como Túpac Amaru II, organizó una gran insurrección en la cual se proclamaba un nuevo reino americano independiente.
El acto inicial fue el ahorcamiento del corregidor de la provincia de Tinta, Antonio de Arriaga, a quien los conspiradores habían secuestrado días antes. Contaban con una gran cantidad de mestizos y, además, solicitaron el apoyo de los españoles americanos con el objetivo de eliminar los abusos contra los “naturales y criollos”.
Pero los ejércitos que se habían mandado desde España contaban con mayor armamento y disciplina militar, por lo que Túpac Amaru y su familia terminaron prisioneros y condenados a muerte.
El 18 de mayo de 1781, al inca, le cortaron la lengua y lo ataron a cuatro caballos para que tironearan de él y así descuartizarlo. Pero este último atroz acto no salió según lo planeado. Entonces lo asesinaron a hachazos para luego quemarlo.
Las Guerras de Independencia y la Formación de Nuevas Naciones
La independencia de las colonias americanas se produjo con la revolución burguesa mundial. Esta era, según Eric Hobsbawm, una doble transformación: económica, con eje en Inglaterra por la Revolución Industrial, y política, con centro en Francia.
La Política Británica en Sudamérica
Frente a la declinación de dos imperios, el español y el portugués, surgían como potencias Inglaterra y Francia, que se disputaban la supremacía en el mundo occidental. Las colonias hispanoamericanas se vieron influenciadas por las ideas de la Revolución Francesa: la libertad, la igualdad y los derechos del hombre y del ciudadano. Por parte de Inglaterra, las instituciones políticas y económicas. Los intereses económicos de las viejas y nuevas potencias veían a las colonias americanas como una presa para sus ambiciones de dominio. Inglaterra quiso expandir su imperio utilizando una combinación de viejas y nuevas formas de colonialismo. Las Invasiones Inglesas son un ejemplo del primer tipo, utilizando la violencia por medio de la conquista militar.
Gran Bretaña había practicado una política mercantilista y monopólica. Cuando ya no le fue útil, abandonó la teoría mercantilista. A comienzos del siglo XIX, la Revolución Industrial de Inglaterra multiplicaba su capacidad productiva, pero se restringía el área donde podía colocar las mercaderías. Había perdido las colonias norteamericanas, y Napoleón le privó de importantes mercados. Aunque los ingleses lograron destruir la flota francesa y española, Napoleón tenía vastos recursos para amenazar con invadir las islas británicas.
Las Invasiones Inglesas al Río de la Plata
En 1806, Estados Unidos prohibió ciertas importaciones británicas y Napoleón completaba el Bloqueo Continental, por lo cual se realizó la Primera Invasión Inglesa al Río de la Plata.
El comodoro Popham conocía el descontento de los patriotas sudamericanos con el dominio de la Corona Española. Por lo tanto, descartó la idea de conquistar toda Sudamérica y buscó puntos estratégicos para obtener ventajas comerciales. La ocupación de los puertos del Plata, Buenos Aires y Montevideo, era el modo de controlar el acceso a las minas del Alto Perú, a Chile y Perú.
Frente a la desorganización de la defensa militar, las tropas británicas tomaron fácilmente la ciudad de Buenos Aires. Pero el comportamiento de los ingleses defraudaría las expectativas de los criollos, por este motivo se alzaron contra los invasores.
Tras la Reconquista de Buenos Aires, la dominación por parte de la Corona Española quedó en tela de juicio y, a su vez, los patriotas buscaban independizarse.
En 1807, la Segunda Invasión logró tomar Montevideo, pero fracasó en ocupar Buenos Aires. Las milicias, con la ayuda de la ciudad, lograron demostrar nuevamente que no estaban dispuestos a aceptar el coloniaje inglés. Además, se probaron a sí mismos que tenían las fuerzas suficientes para expulsar a los españoles.
A partir de entonces, la política británica comenzó a orientarse a la penetración comercial e influencia económica, mediante la diplomacia.
Los Revolucionarios de 1810: Moreno y Belgrano
Moreno, Belgrano y Castelli fueron los más patriotas dentro de la Primera Junta, que definieron los objetivos de la causa de la emancipación.
El Plan de Operaciones realizado por Moreno llevaba a cabo la movilización del pueblo por la independencia. Plantea la revolución continental y la insurrección de la Banda Oriental, donde Artigas y sus gauchos debían levantar a las masas rurales y liberar a los indígenas, esclavos y mestizos, que formaban las denominadas «castas» en ese entonces.
Belgrano y el Proyecto de Monarquía Incaica
Belgrano, descendiente por el lado materno de una mestiza, fue conmovido por los sucesos de la Revolución Francesa. Con ideas de liberalismo revolucionario, se inclinó por la forma monárquica y constitucional como la más apropiada para gobernar a los pueblos americanos.
Fue propulsor de reformas como la distribución de tierras a los agricultores, la tecnificación de la producción, el fomento de las actividades manufactureras y comerciales, la enseñanza técnica, la organización del crédito público, entre otras.
Explicaba las ventajas de una política industrial y proteccionista. Pensaba que la forma más ventajosa de exportar era manufacturar las producciones. Además, expresaba que la importación de mercancías extranjeras impedía el progreso, llevaba a la ruina a la Nación y esto finalizaba en una pérdida para el Estado.
A causa de la Revolución, Belgrano tomó el papel de jefe militar y procuró llevar a cabo sus ideas de progreso social. Incorporó a los guaraníes en su ejército y dictó un reglamento para los pueblos de las Misiones que les reconocía la igualdad civil y política, los eximía de tributos, prohibía castigos y mandaba distribuirles tierras gratuitamente y construir escuelas.
Su entrada en Paraguay fue rechazada y sufrió una derrota militar. Pero los jefes criollos dieron en 1811 su propio golpe contra el gobernador realista, declarándose independientes de la metrópoli e integrándose con las demás provincias del Río de la Plata.
Belgrano volvió entonces como diplomático y luego se hizo cargo del Ejército del Norte, donde venció a los realistas en Tucumán y en Salta.
En 1816 se sancionó la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica. Belgrano propuso como forma de gobierno una monarquía atemperada que restableciera la dinastía Incaica. La mayoría de los diputados accedieron.
Belgrano alegó la importancia de ganar a las masas indígenas para la causa. La soberanía de un descendiente de los incas, el más calificado, Juan Bautista Túpac Amaru, hermano del jefe de la rebelión, sería acompañado por un régimen representativo, con una asamblea electiva y una regencia como poder ejecutivo.
San Martín apoyó la iniciativa, pero los representantes porteños buscaban posponer el debate. Podían aceptar una monarquía constitucional, pero no bajo un rey indígena. No querían ampliar la base social de la revolución.
Artigas y el Movimiento Federalista
Artigas aprovechó sus conocimientos de baqueano y su experiencia como gendarme rural para organizar las guerrillas patriotas. Como líder de la Banda Oriental, levantó un programa de confederación y fundó el movimiento popular del federalismo que se extendió por el interior de las Provincias Unidas.
El artiguismo fue una expresión radical de la Revolución, apoyada en la movilización de milicias montoneras. Estas, según vio Sarmiento, representaban la insumisión de la campaña ante la ciudad, frente al poder de las élites que anteponían sus intereses al proyecto independentista proclamado como causa común.
La Guerra de Montoneras y el Liderazgo de Artigas
Artigas, héroe legendario entre los gauchos e indígenas de la Banda Oriental. Dedicado al contrabando de ganado en Brasil, burlando el régimen español, defendía el medio de vida tradicional de los paisanos y las tribus. Después de frustrados intentos de combatirlo, las autoridades virreinales optaron por ofrecerle un indulto para que ocupara un cargo de vigilancia en una región.
Artigas, entonces, estaba disconforme con los ataques a los indígenas que emprendieron algunos jefes españoles.
En 1811 viajó a Buenos Aires para ponerse a las órdenes de la Junta y volvió con el grado de Teniente Coronel. El primer foco revolucionario en la Banda Oriental fue promovido en Mercedes, adaptándose a distintos sujetos que eran propuestos en el Plan de Operaciones. A partir de allí se organizaron las primeras Montoneras.
En las fuerzas de Artigas se destacaron algunos miembros de su familia. Artigas fue ascendido a Coronel cuando derrotó a los españoles en Las Piedras junto a su millar de jinetes. Pero en el sitio a Montevideo quedó subordinado a Rondeau, ya que sostenía mayor confianza con los dirigentes porteños. Allí comenzaron los desacuerdos que terminaron por enfrentarlo al Gobierno de Buenos Aires, cuando el triunvirato de Rivadavia no se adhirió a la lucha independentista junto con los realistas, los portugueses y las potencias europeas.
Artigas obtuvo éxito en partidas guerrilleras. A fines de 1811 convocó también a los indígenas bravos. Entonces, varios grupos charrúas acompañaron su ejército o actuaron como aliados. Sirvieron como espías, lo auxiliaron para obtener abastecimientos, hostilizaron la invasión de los portugueses e incluso reforzaron el sistema de combate. Artigas atacó en Belén, con una fuerza mixta de 500 blandengues y 450 indígenas.
Durante el sitio de Montevideo, Artigas se enfrentó con Manuel de Sarratea, quien al mando de las fuerzas porteñas maniobró para desplazarlo, incluso atentando contra su vida. Artigas comenzó por cortar a Sarratea los auxilios de Buenos Aires, le hizo escasear los abastecimientos y, además, le sustrajo caballos y bueyes, dejándolo inmovilizado frente a la ciudad de Montevideo. Así es como se manejaba: primero hacía propaganda, segundo alejaba las haciendas de donde se situaba su enemigo y luego lo despojaba de las caballadas. Artigas estableció una alianza con varios gobiernos provinciales, por lo que se situó en un campamento junto a tribus indígenas, en el que los visitantes se asombraban del predominio de las costumbres de los gauchos.
Dada la escasez de recursos, hubo episodios de bandolerismo. Llegaron protestas de que faenaban ganado con y sin dueño, por lo que reclamaban mayor control en el comercio montevideano. Los saqueos y confiscaciones habían iniciado años atrás por las autoridades españolas contra los patriotas; las continuaron los invasores portugueses y las fuerzas de Buenos Aires, diezmando los ganados y destruyendo estancias y poblaciones.
Las acciones de las montoneras eran de lucha social y de revancha contra la clase alta. En 1815, el cabildo imputó al “Pardo” Encarnación por haber distribuido ganado y tierras a su arbitrio. Artigas defendía a los paisanos que ocupaban las estancias de una familia contrarrevolucionaria. El cabildo amenazó con desalojarlo y Encarnación pidió el clamor general. Prevalecían entonces los enemigos del sistema frente a los que perdieron todo lo que tenían y dieron sus vidas por defender la patria.
Andrés Guacurarí, un guaraní adoptado por Artigas, fue su brazo armado en la zona de Misiones disputada por los portugueses, paraguayos y rioplatenses. Estos indígenas constituían otro sector marginado de sus poblados. En 1818, el protector envió a Guacurarí a sofocar Corrientes, donde aplastó a las tropas que lo enfrentaron y tomó la capital. Esto se transformó en un escándalo, ya que fueron los aborígenes quienes intervinieron para solucionar problemas públicos locales, y no la clase principal porteña. Luego de este episodio, los indígenas recuperaron esclavos indígenas y apresaron a los hijos de las familias a las que estos estaban sirviendo, reteniéndolos durante una semana para que las madres que clamaban por ellos sintieran lo que habían sufrido las madres guaraníes.
El Proyecto Federalista de Artigas
El proyecto de Artigas surgió como consecuencia de los desencuentros con los gobiernos porteños y la desconfianza hacia los dirigentes de Buenos Aires, quienes tendieron a entenderse con los españoles y portugueses.
El artiguismo asumía los principios liberales y republicanos de la emancipación. Buscaban la libertad de los gauchos y la orientación democrática de la Revolución. Artigas se interesó por el sistema federal norteamericano. Su programa era organizar el poder político basado en los derechos de la representación de los individuos y de las regiones, todos en pie de igualdad.
En 1813, se proyectó una constitución provincial y se eligieron diputados a la Asamblea Constituyente. Artigas les exigía la independencia de la Corona Española y de la familia de los Borbones, y establecer un régimen republicano y federalista.
La Asamblea rechazó los planteos federalistas, por lo que esto condujo a la formación de la Liga Federal con las provincias de: Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, Córdoba, la Banda Oriental y las Misiones bajo el protectorado de Artigas.
Elaboraron un segundo proyecto para la provincia oriental donde se declaraban los derechos esenciales de las personas y se establecía que el pueblo tenía derecho a alterar el gobierno para tomar medidas. Establecía además la educación pública universal como responsabilidad del Estado y obligación de los padres, y que los ciudadanos tuvieran acceso a la justicia y a la elección de funcionarios de gobierno, ya que el poder reside en el pueblo.
Igualdad y Reforma Social en el Artiguismo
Existía una gran preocupación por parte de Artigas por impartir justicia con un sentido igualitario. Los pueblos indígenas tenían como principal derecho la elección de administradores y no debían ser excluidos por ser indígenas.
Estos principios igualitarios se reflejan en todas las acciones de Artigas. Existía la necesidad de repoblar y poner en producción los campos destruidos por la guerra, motivo por el cual dictó el Reglamento de Tierras de 1815, el que establecía un nuevo orden rural. Se buscaba recuperar la ganadería, poblar y distribuir la propiedad con el criterio de que “los más infelices sean los más privilegiados”. Las tierras no ocupadas y las confiscadas a “los malos europeos y peores americanos” se debían repartir como donación, privilegiando a los afrodescendientes libres, zambos, indígenas y criollos pobres. Además, se preveía la adhesión de “vagos” al servicio de las armas. La obligación de trabajar conllevaba consigo la posibilidad de adquirir una tierra. La aplicación de este reglamento afectó a gran cantidad de personas y fue conflictiva. La independencia se tornaba amenazante para los grupos dirigentes. En Buenos Aires, el Directorio de Pueyrredón optó por consentir la invasión portuguesa a la Banda Oriental para liquidar ese peligro. Artigas fue traicionado por sus subordinados y en 1820 se refugió en Paraguay, donde el gobernador era adversario del centralismo porteño. Pero por su desconfianza se negó a ver a Artigas y le impuso que se aislara. Finalmente, se le brindó el reconocimiento que merecía allí, como en el Uruguay, y hasta su muerte se rehusó a volver a su tierra natal.
La Guerra de Independencia: San Martín y Bolívar
San Martín se empeñó en alcanzar la liberación de todos los pueblos sudamericanos. Combatió las discriminaciones de castas, buscando integrar a los indígenas, a los afrodescendientes y a los gauchos en la causa revolucionaria. La guerra emancipadora tenía como propósito final abatir el bastión realista peruano. San Martín venció a los españoles en Chile, mientras Simón Bolívar culminaba su campaña emancipadora de la Gran Colombia. Los libertadores se aproximaban al mismo escenario donde debieron ponerse de acuerdo para lograr la victoria.
El Proyecto Americano de San Martín
San Martín era hijo de madre guaraní; esta era su motivación íntima para su regreso al país. Él manifestaba que también era indígena y que formaba parte del partido americano, cuando los caciques pehuenches se comprometieron a ayudarlo a cruzar los Andes.
La Logia Lautaro, el partido secreto de San Martín, marchaba al Perú mientras San Martín comunicaba a los pueblos incaicos el proyecto liberador de restituirles los derechos que les habían negado los opresores de su suelo.
Nombrado gobernador de Cuyo, San Martín se ocupó de organizar su Ejército Libertador, reclutando e incorporando como soldados a los paisanos, gauchos y esclavos afrodescendientes. Estos últimos, al ser incorporados, ganaban la libertad por sus servicios militares. El gobierno provincial dirigió todos los recursos de la economía para proveer al ejército. En Chile, la junta patriota fue desplazada dictatorialmente por José Miguel Carrera. Las tropas realistas recuperaron el control del país. San Martín tuvo un enfrentamiento con Carrera, quien se había refugiado en Mendoza y lo expulsó.
En 1817, el ejército traspuso la cordillera, y San Martín logró derrotar a los realistas. Los españoles sorprendieron a los patriotas en Cancha Rayada, pero estos vencieron finalmente en Maipú.
La situación estaba dominada. San Martín no aceptó el poder político para dedicarse a sus objetivos militares; por lo tanto, O’Higgins ejerció el cargo de Director Supremo, confiscando bienes a los realistas y decretando la igualdad de derechos de los indígenas. Gobernó junto a aristócratas que imposibilitaron sus reformas igualitarias y resistieron el financiamiento de la expedición al Perú.
En 1819, el Directorio de Buenos Aires ordenó a San Martín regresar con sus tropas para enfrentar la rebelión, pero él desobedeció y procuró mediar ante Artigas. No estaba de acuerdo con lo que podía causar un sistema federalista. Cuando el Directorio fue derrotado y disuelto por los artiguistas del Litoral, San Martín reunió a sus oficiales y se convirtió en comandante del Ejército de los Andes. El Ejército Libertador se embarcó hacia Perú. Se anunciaba el propósito de unir a Argentina, Chile y Perú y restituir los derechos de los indígenas.
El Protectorado del Perú
San Martín logró una negociación con los jefes realistas en la que le permitió ocupar la capital sin dar batalla. Declaró entonces la Independencia del Perú y asumió el cargo de Protector.
Para vencer a los realistas había que movilizar a los pueblos y, en Perú, las circunstancias eran más difíciles. Los patriotas no tenían la misma fuerza que en otras regiones.
El campesinado indígena soportaba la explotación del tributo y los servicios personales.
Entre otras reformas, el Protectorado de San Martín clausuró la Inquisición, suprimió los tributos y servicios forzados y abolió la denominación de “indio”, trató de extender la educación pública respetando las culturas indígenas y protegió los monumentos arqueológicos.
Las victorias de Simón Bolívar permitieron organizar la República de la Gran Colombia. Entonces, se firmó un pacto de “unión, liga y confederación” entre Colombia y Perú.
Desde Lima, San Martín envió a su emisario Gutiérrez de la Fuente a pedir auxilio a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Los caudillos federales respondieron afirmativamente, pero el gobierno de Buenos Aires se rehusó a respaldar el Ejército de los Andes. La independencia que juró el grupo dirigente de Lima no era sostenida ni capaz de fundar la república ni de construir una nación por los abismos de castas. La independencia requería de la “clase principal” criolla, pero estos tenían ideas europeas.
El marqués de Torre Tagle, a quien San Martín delegó el gobierno durante meses, era un exrealista que luego volvería a cambiar de bando. José de la Riva Agüero repudiaba a San Martín, a quien los hacendados le temían ya que los obligaba a mantener a los esclavos y el ganado que les había quitado para el ejército. Conspiraban contra San Martín, por lo que los oficiales no entendían su negociación con los jefes españoles liberales y le reprochaban indecisión. En medio del caos económico y con el ejército inactivo, el tiempo también conspiraba en su contra.
El Encuentro entre Bolívar y San Martín
Simón Bolívar había logrado la independencia de las provincias del ex Virreinato de Nueva Granada. La revolución iniciada en 1810 tuvo como resultado grandes costos humanos y sufrió graves derrotas cuando los españoles reconquistaron aquellos territorios. Bolívar había tenido que refugiarse en Haití y, en su regreso, se comprometió a liberar y ganar para la causa a los esclavos afrodescendientes, e incorporó también a sus fuerzas a los llaneros venezolanos. Su campaña culminó con la victoria de Boyacá; luego fue designado presidente de la República de la Gran Colombia.
En 1821, Bolívar obtenía el triunfo en Carabobo, expulsando a los realistas del territorio venezolano.
San Martín y Bolívar eran del “partido americano”, por la liberación y la unión continental. San Martín veía desgastado su poder en Lima al no lograr derrotar a los realistas sin el aporte de Bolívar. La conjunción de un ejército comandado por estos dos era una problemática, por lo que era necesario dejar a cargo a Bolívar en la guerra contra los realistas.
Riva Agüero en Lima expulsó del gobierno a Monteagudo. Este sería poco después presidente del Perú. Monteagudo colaboraría con Bolívar, pero terminó asesinado en Lima.
En 1822, San Martín presentó la renuncia para que los peruanos resolvieran. Pero la república no iba a alterar el predominio de la aristocracia terrateniente; solo progresarían, aparentemente, difundiendo la propiedad privada y perjudicando a los indígenas.
Bolívar entró en Lima asumiendo dictatorialmente. Sus fuerzas derrotaron a los españoles y proclamaron la República de Bolivia, separándose de las Provincias del Plata.
El plan de Bolívar de unir a las excolonias hispánicas no fue aceptado por los gobiernos de Buenos Aires. México, Centroamérica, Perú y Colombia aprobaron el proyecto de confederación, pero luego no fue ratificado por los gobiernos.
Bolívar hizo abolir la Constitución y gobernó dictatorialmente en Bogotá; la oposición conspiró para asesinarlo. En 1830 renunció y se retiró enfermo.