Orígenes del Movimiento Obrero: Sindicatos, Ludismo y Socialismo

Orígenes del Movimiento Obrero: Primeras Asociaciones

Primeras Asociaciones de Trabajadores

Las primeras asociaciones de trabajadores surgieron en Gran Bretaña, país pionero en el proceso de industrialización. Su origen se remonta a las antiguas organizaciones gremiales.

Inicialmente, estas asociaciones estaban prohibidas, como lo establecían el Código Napoleónico (1804) y las Combination Acts (Leyes de Asociación) británicas. El motor principal del asociacionismo obrero fue la defensa colectiva de las condiciones salariales y laborales de un oficio y la búsqueda de su mejora. El derecho de asociación y reunión fue finalmente reconocido en Gran Bretaña en 1824.

Un papel fundamental lo jugaron las Sociedades de Socorros Mutuos, cuya finalidad era auxiliar a sus afiliados en caso de accidente, enfermedad o muerte. Además, operaban como «cajas de resistencia» para hacer frente al desempleo o a los momentos de huelga.

El Sindicalismo y los Trade Unions

Surgen los sindicatos, asociaciones de trabajadores fundadas para la defensa de sus intereses. Un ejemplo clave son los Trade Unions (1825), que comenzaron como asociaciones de oficios para prestar ayuda a sus miembros en caso de grave necesidad. Su financiación se basaba en aportaciones económicas de los afiliados, que luego se utilizaban para pensiones y diversas subvenciones.

Durante la década de 1830, los Trade Unions se expandieron más allá de los límites de un solo oficio o localidad, dando paso a un sindicalismo de ámbito estatal. En 1834, Robert Owen reunió varios sindicatos de oficio en una gran federación que alcanzó tal éxito que fue ilegalizada por el gobierno. Esta fue la primera organización sindical unificada en toda Gran Bretaña.

El fracaso de esta iniciativa unificadora llevó a los líderes del movimiento obrero a plantearse la necesidad de explorar otras vías, en este caso políticas, lo que se concretó en el Cartismo. El principal instrumento de presión de los sindicatos es la huelga. Aunque tolerados, los Trade Unions no se constituyeron legalmente hasta 1871.

El Ludismo: La Rebelión contra las Máquinas

El ludismo fue un movimiento de protesta, surgido entre 1779 y 1802, dirigido principalmente contra las máquinas textiles. Su nombre proviene de Ned Ludd, un trabajador que, según la leyenda, fue el primero en romper el bastidor de su telar como acto de protesta.

Este movimiento obrero se caracterizó por las acciones organizadas de los trabajadores británicos, que destruían la maquinaria que consideraban una amenaza para sus puestos de trabajo. La introducción de nuevas máquinas en la actividad productiva suponía:

  • El despido de trabajadores.
  • Una bajada general de los salarios.
  • La pérdida de valor de la cualificación artesanal tradicional.
  • La sustitución del trabajo de varios obreros por una máquina más rápida y eficiente.

El Cartismo: La Lucha por los Derechos Políticos

El cartismo fue un importante movimiento de masas cuyo auge se produjo entre 1838 y 1848. Su principal objetivo era conseguir derechos políticos para los trabajadores.

En 1838, la Asociación de Trabajadores de Londres envió al Parlamento del Reino Unido la «Carta del Pueblo» (People’s Charter), que incluía las siguientes reivindicaciones:

  • Sufragio universal masculino para hombres mayores de 21 años sin antecedentes penales.
  • Establecimiento del voto secreto.
  • Creación de distritos electorales equitativos para asegurar una representación justa.
  • Elecciones anuales al Parlamento.
  • Asignación de un sueldo anual para los diputados, que posibilitase a los trabajadores el ejercicio de la política.
  • Abolición del requisito de propiedad para ser miembro del Parlamento.

Los defensores del cartismo creían que, al alcanzar el poder político, los trabajadores podrían adecuar las leyes a sus intereses de clase, buscando la democratización del Estado. Sin embargo, el Parlamento británico rechazó las peticiones de la Carta en 1839, 1842 y 1848, y reprimió las huelgas y los intentos de insurrección de los sectores más radicales.

Legado del Cartismo

A pesar de no lograr sus objetivos inmediatos, el cartismo no fue un fracaso rotundo:

  • Constituyó una experiencia fundamental para la clase obrera, siendo el primer gran ensayo de organización política obrera.
  • Su acción forzó al gobierno británico a articular una legislación con un elevado contenido social, como la «Ley de las Diez Horas», que redujo la jornada laboral para mujeres y niños.
  • Contribuyó a forjar una mayor conciencia de clase y a impulsar la lucha por una mayor representación popular en el Parlamento.

Las Grandes Corrientes Ideológicas del Movimiento Obrero

El Socialismo Utópico

El socialismo utópico agrupa un conjunto de doctrinas que, en oposición al capitalismo, buscaban la colectivización de los medios de producción para suprimir las diferencias entre clases sociales y lograr una organización más racional de la sociedad. Se identifica por la voluntad de concebir comunidades ideales y criticaba las injusticias y la explotación de la sociedad capitalista del siglo XIX.

Propugnaba una sociedad sin explotadores ni explotados, donde reinara la felicidad y la armonía, aprovechando la industrialización y el trabajo colectivo de modo igualitario. El término «utopía» alude a un plan o sistema idealista y optimista. Estos pensadores estaban muy influenciados por las ideas de la Ilustración, especialmente por la obra de Rousseau.

Principales Pensadores Utópicos

  • Charles Fourier: En la década de 1820, propuso la creación de falansterios, comunidades basadas en sociedades cooperativas de producción y consumo.
  • Robert Owen: Defendió la creación de «granjas cooperativas» y un sistema económico alternativo basado en la cooperación.
  • Saint-Simon: Creía que el progreso humano se obtendría mediante el desarrollo económico. Proponía que la sociedad fuera regida por una élite de intelectuales, científicos y sabios, una «tecnocracia».
  • Pierre-Joseph Proudhon: Denunció la propiedad privada como el origen de la desigualdad. En su obra más conocida, ¿Qué es la propiedad?, afirma célebremente: «la propiedad es un robo». Sus ataques a las instituciones y sus posturas antiautoritarias lo convierten en uno de los precursores del anarquismo.

La Organización Internacional de los Trabajadores

Con el tiempo, surgió la necesidad de unir a las diversas corrientes del movimiento obrero en una organización supranacional.

La Primera Internacional o AIT (1864-1876)

La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), o Primera Internacional, fue el primer gran intento de unificación. En ella estuvieron representadas casi todas las corrientes del movimiento obrero: marxistas, anarquistas, cartistas, etc. Una de las figuras clave en su creación y desarrollo fue Karl Marx.

Sin embargo, la AIT entró en crisis debido a las profundas diferencias ideológicas internas, especialmente el enfrentamiento entre los marxistas (liderados por Marx) y los anarquistas (liderados por Mijaíl Bakunin). Estas tensiones, sumadas al fracaso de la Comuna de París en 1871 (el primer ensayo de gobierno obrero), precipitaron su fin. Tras la expulsión de los anarquistas, la AIT se disolvió finalmente en 1876.

La Segunda Internacional (1889-1916)

La Segunda Internacional se fundó en 1889, coincidiendo con el primer centenario de la Revolución Francesa. A diferencia de la AIT, estuvo formada exclusivamente por partidos y sindicatos socialistas de inspiración marxista. Entre sus principales protagonistas destacaron Karl Kautsky, Lenin y Rosa Luxemburgo.

Algunos de los partidos socialistas más importantes fueron el PSOE de Pablo Iglesias en España y el Partido Laborista Británico. Entre los sindicatos, destacaron la CGT (Confederación General del Trabajo) en Francia y la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) en España, aunque esta última era de ideología anarcosindicalista.

Una de las principales reivindicaciones de la Segunda Internacional fue la jornada laboral de ocho horas. Para promoverla, se acordó convocar la primera manifestación de carácter internacional el 1 de mayo de 1890, dando origen al Día Internacional de los Trabajadores.

La Crisis y la División del Socialismo

La Segunda Internacional también entró en crisis, fundamentalmente debido a los enfrentamientos entre dos grandes tendencias:

  • La tendencia comunista o revolucionaria: Liderada por figuras como Largo Caballero en España, Rosa Luxemburgo en Alemania y Lenin en Rusia. Consideraban que la única forma de acabar con el capitalismo era a través de la revolución, viendo la Revolución Rusa de 1917 como un modelo a seguir.
  • La tendencia reformista, revisionista o socialdemócrata: Encabezada por Eduard Bernstein en Alemania, Aleksandr Kérenski en Rusia e Indalecio Prieto en España. Proponían optar por la vía electoral y parlamentaria, participando en las democracias burguesas para, desde el poder, reformar los aspectos más negativos del capitalismo.

Esta división culminó con la creación de la Tercera Internacional (o Internacional Comunista) en 1919 por parte de los comunistas, mientras que los socialdemócratas refundaron la suya en 1923 como la Internacional Obrera y Socialista.

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