Porque fracaso el absolutismo en Inglaterra

Ransformaciones en el antiguo régimen:


En la segunda mitad del Siglo XVIII se produjeron cambios económicos, sociales, ideológicos y políticos que, finalmente, llevarían a una serie de procesos revolucionarios que pusieron fin al Antiguo Régimen. Muchos de estos cambios hubieran sido impensables sin la extraordinaria influencia que ejercíó la corriente cultural denominada Ilustración’.

La economía europea vivíó una fase de expansión durante el Siglo XVIII, especialmente en la segunda mitad. Las actividades económicas experimentaron diversas transformaciones.
La agricultura constituía la actividad predominante, porque seguía siendo la principal fuente de riqueza y el trabajo al que se dedicaba la mayoría de la población. El cultivo más extendido eran los cereales.
En algunos lugares como los Países Bajos, parte de Alemania y, sobre todo, Inglaterra la producción agrícola aumentó gracias al retroceso del barbecho y la introducción de nuevas técnicas, como la rotación de cultivos, la siembra de plantas industriales, como el algodón, y la expansión de cultivos más productivos, como el maíz y la patata. Estas mejoras favorecieron el crecimiento de la población y, por tanto, aumentó la demanda de alimentos, lo que, a su vez, estimuló el desarrollo agrícola.
La producción artesanal siguió dominada por los gremios, pero estos fueron perdiendo importancia por el auge de la industria domiciliaria, sobre todo en Inglaterra, y de las grandes manufacturas reales, dedicadas a la elaboración de productos de lujo (tapices, telas de seda…).
El comercio interior se intensificó gracias a la mejora de las comunicaciones fluviales (construcción de canales, sobre todo en Inglaterra), y terrestres (apertura de nuevos caminos, especialmente en Francia y España). El comercio exterior crecíó debido al desarrollo del transporte marítimo. Las mayores ganancias se obténían del comercio colonial, ya que las colonias proporcionaban recursos importantes (metales preciosos, como oro y plata, materias primas, alimentos…); además, eran mercados donde se vendían los productos europeos. El comercio internacional estuvo controlado, principalmente, por comerciantes británicos.



La población y la sociedad
Durante el Siglo XVIII la población europea aumentó de forma considerable: de unos 130 millones de habitantes a comienzos del siglo, se pasó a unos 190 millones al final del mismo. Las razones de este crecimiento demográfico fueron la mejora de la alimentación, la higiene y la medicina (lentos progresos en la cirugía, difusión de medicamentos, como la _imina para combatir la malaria…).
La sociedad, aunque mantuvo su organización en estamentos, experi- m,entó algunas transformaciones:
La nobleza perdíó parte de su influencia política, pero siguió disfrutando de sus privilegios económicos y sociales. Su riqueza procedía de las rentas de sus tierras.
n El clero mantuvo su enorme influencia social, pero se vio presionado por los monarcas, que le hicieron pagar algunos impuestos, y por los intelectuales, que eran partidarios de una sociedad más laica.
En el tercer estado, la burguésía continuó su ascenso social. La alta burguésía (grandes comerciantes, financieros, industriales…) se enriquecíó. Además, intentó asimilarse a la nobleza comprando tierras, que proporcionaban prestigio, y cargos asociados a un título nobiliario, y a través de matrimonios con los nobles. En otros casos, los burgueses recibieron títulos nobiliarios de los reyes como compensación por los servicios prestados a la corona. La pequeña burguésía estaba formada por funcionarios, comerciantes urbanos, etc. Los artesanos empeoraron su situación.
La mayoría de los campesinos vivía en la pobreza. En Europa occidental aumentó el número de propietarios libres y arrendatarios, aunque también eran abundantes los braceros o jornaleros. En el este de Europa se manténía la servidumbre del campesinado.
3 Inglaterra revoluciones y parlamentarismo
En el Reino Unido’, el absolutismo monárquico fracasó. El rey
Carlos I quiso gobernar sin tener en cuenta al Parlamento’, y la oposición política se radicalizó en manos de la burguésía y los grupos populares. Se desencadenó una revolución y en 1642 estalló la Guerra Civil entre los realistas, que defendían al rey, y los parlamentarios. Carlos I fue derrotado, condenado a muerte y ejecutado en 1649 (Primera Revolución inglesa)
.
A continuación, se instauró la república en Inglaterra, dirigida por Oliver Cromwell. Tras once años de gobierno republicano, en 1660 se restauró la monarquía en la persona del rey Carlos II, a quien le sucedíó Jacobo 11. Este monarca era de religión católica y practicó una política absolutista, lo que provocó que gran parte de sus súbditos ofrecieran la corona a su hija María, casada con Guillermo de Orange (ambos eran protestantes).
En 1688 estalló la Segunda Revolución inglesa, conocida como «la Gloriosa», que concluyó con el juramento de Guillermo y María de la Declaración de Derechos (1689), acto por el que se convirtieron en monarcas parlamentarios, es decir, que se comprometían a gobernar de acuerdo con el Parlamento. La ley se colocaba así por encima del rey.
En el Parlamento inglés se formaron dos partidos: los tories, partidarios de defender los privilegios reales (que con el tiempo se convertirían en el partido conservador) y los whigs, que defendían la supremacía del Parlamento sobre los reyes (y que evolucionarían hacia el partido liberal).

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