Principales problemas de la agricultura y medidas impulsadas por Carlos III

Principales problemas de la agricultura y las medidas impulsadas por Carlos III

Los ilustrados querían modernizar la estructura de la propiedad y el crecimiento de la producción agraria

Los ilustrados querían modernizar la estructura de la propiedad, la tierra, también el crecimiento de la producción agraria. El hambre originó amotinamientos, lo que provocó que los intelectuales cortesanos necesitaran una rápida reforma agraria. Olavide, Floridablanca y Jovellanos consideraban que las grandes propiedades que tenían las iglesias y la nobleza eran un problema debido a que estas eran las culpables del atraso del campo, posteriormente éstas encontraron la oposición y pusieron en marcha procesos contra los reformistas.

Las leyes feudoseñoriales provocaban que las tierras estuvieran fuera del mercado y también que fueran explotadas con bajo rendimiento. Existían las tierras no bailarías que se encontraban bajo el mayorazgo, también las eclesiásticas que ya estaban amortizadas y las pertenecientes a los bienes municipales y baldíos que no podían ser parceladas, privatizadas, ni explotadas.

Las mejores tierras no podían ser capitalizadas, vendidas o mejoradas. En una época de crecimiento de población y de aumento de la demanda, se daba una oferta estancada, que provocó la subida de los precios sobre todo en años de malas cosechas. Campomanes, vinculó el progreso del país con el acceso del campesinado a la propiedad de la tierra y también a la desamortización de los bienes eclesiásticos. Carlos III, quiso realizar lo que Campomanes había empezado y repartió tierras comunales entre los campesinos en un innovador programa con fines políticos, pretendía crear una clase campesina dependiente. Esto tuvo éxito en Badajoz, Andalucía y en La Mancha. Cientos de jornaleros obtuvieron tierras y ayudas económicas que los ayudaron a comprarse sus parcelas y sus pequeñas casas. Pablo de Olavide era el responsable del gobierno de Andalucía y trató de corregir el despoblamiento de Sierra Morena tras la colonización de estas tierras. Como refuerzo demográfico fueron instalados 6000 colonos en una treintena de pueblos. En 1775 los nobles y la iglesia abordaron el experimento tras hacer caer a Olivares en manos de la inquisición, esto dio paso a que la reforma agraria se arrinconara y el campesinado sureño fuera desamparado.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 (introducción)

Tras la crisis de 1808, la monarquía quedó en manos de José I Bonaparte, que con tropas francesas tras el tratado de Fontainebleau, ocupó todo el país. Fue apoyado por españoles denominados los afrancesados y junto a ellos creó las bases de un Estado moderno. En 1808, tras el avance francés, las aplicaciones de Bayona y el día 2 de mayo en Madrid, suceden levantamientos antifranceses y también un vacío en el poder debido a esto, se crean juntas provinciales de defensa formadas por la aristocracia, el clero, militares y funcionarios.

En Aranjuez se formó una junta central suprema de 34 miembros presidida por Floridablanca que actuó contra los franceses y llenó el vacío que dejó José I tras su marcha a Francia debido a la guerra de Bailén.

Las Cortes de Cádiz

La formalización de las Cortes de Cádiz fue novedoso para la época, fueron elegidas mediante voto de los varones mayores de 25 años, elegían representantes por provincias. Se convocó una asamblea única y a cada diputado le correspondía un voto. Las nuevas Cortes se reunían en representación de la nación y no del rey. Entre los diputados había eclesiásticos, abogados y funcionarios, pero no había representantes populares. Las sesiones se celebraban en el oratorio de San Felipe Neri, donde había un ambiente muy apasionado. Existía una fuerte división entre los diputados y había diferentes grupos ideológicos, por una parte los liberales que defendían la soberanía nacional, la división de poderes, la igualdad jurídica ante la ley. También apostaban por la desaparición de privilegios del antiguo régimen. Por otro lado, los absolutistas pretendían mantener la monarquía absoluta y el poder del rey sin los límites que marcaba la Constitución. Querían seguir con el antiguo régimen. Y por último, los ilustrados, que eran reformistas moderados, que defendían la soberanía compartida entre el rey y las Cortes. La primera ley de Cortes fue la Constitución de 1812 y el fin del antiguo régimen.

La Constitución de 1812

Se realizó el 19 de marzo, el día de San José, por eso se conoce como la Pepa. Esta recoge muchos de los principios fundamentales que siguen vigentes a día de hoy. En el momento de proclamación significó una ruptura con lo que ya existía. Y los principios fundamentales de la Constitución son:

  • La soberanía nacional, que reside en la nación, como la reunión de todos los españoles. El derecho a establecer sus leyes fundamentales. La nación española es libre e independiente.
  • La separación de los poderes, intenta diferenciar quién hace las leyes, quién las ejecuta y quién juzga. Poder legislativo, poder ejecutivo y poder judicial.
  • Los derechos fundamentales del individuo, libertad de expresión, libertad de prensa, derecho a la integridad física, libertad personal, etc.
  • El catolicismo se proclamó como religión oficial y única.

Causas y desarrollo del proceso de independencia de las colonias americanas

Surge el independentismo y en primer lugar ocurrió por la oposición al control mercantil de la metrópoli que impedía a los criollos comerciar libremente con los competidores y también la reivindicación de un comercio libre.

En segundo lugar, el reformismo de Carlos III tuvo un mayor control sobre la administración colonial, también un envío de funcionarios que desplazaban a los criollos de puestos influyentes y por otro lado, la iglesia americana formó un sector de identidad propia. También era decisivo la ayuda de las colonias británicas del Norte en el material en la economía y la política que prestaron a los movimientos independentistas.

La independencia comenzó en 1806 cuando Francisco Miranda fracasó en el intento de invadir el territorio venezolano. Por otro lado, el Reino Unido deseaba entrar en el mercado colonial de España y atacó Buenos Aires.

Fernando VII abdica y lo sustituye Bonaparte, los españoles rechazaron el cambio y organizaron las juntas locales que preservaron la autoridad del monarca, esto dio paso a problemas, acciones de libertad política y comercial. Tras el vacío del poder de la metrópoli, producido por la guerra contra los franceses, algunas juntas declararon la independencia mientras se daba el fin del imperio español.

Inglaterra, mientras en la península era aliada frente a Francia, en América alentaba las posiciones independentistas de las colonias españolas. Ni el gobierno de España ni las Cortes de Cádiz podían hacer nada contra los independentistas, la lucha generó una guerra civil. Los deseos que ocurrían en este momento de emancipación, enfrentamientos sociales y rivalidad entre el liberalismo y la reacción, dan paso al núcleo de la contienda americana.

Concluida la guerra hispano-francesa, el gobierno de Fernando VII envió un ejército que logró pacificar algunos territorios pero no logró evitar la independencia formal de Argentina en 1816. A partir de este año tuvieron lugar grandes campañas en las que se enfrentaron españoles y patriotas americanos, los jefes militares de estas eran Simón Bolívar y José de San Martín, que aprovecharon la escasez de la corona.

Los triunfos de los libertadores en Colombia y Chile no consiguieron hacer claudicar al rey, que estaba preparando tropas en Andalucía. En 1820, se sublevaron a favor de la Constitución de Cádiz. Los rebeldes prosiguieron su avance hasta liberar en 1824 las tierras de Perú. El miedo a una revolución igualitaria e indigenista mantuvo a los terratenientes, a los burgueses y al alto clero fieles a la metrópoli. Los intentos de reforma agraria y eclesiástica del trienio liberal llevaron a la nobleza y a la iglesia a apoyar el movimiento independentista de Agustín de Iturbide en el año 1822, que se proclamó emperador del nuevo Estado.

Las consecuencias de la independencia fueron el origen de transformaciones en ambas orillas del Atlántico. En España perdió un inmenso mercado y un recurso muy necesario cuando en otros lugares se daba la industrialización. Y durante todo el siglo XIX, las nuevas repúblicas nacidas del desmembramiento de la América hispánica libraron guerras entre sí que fueron conflictos armados que ayudarían a construir nuevas identidades nacionales.

Explicar los elementos fundamentales del sistema político ideado por Cánovas

Una vez aprobada la constitución, comenzó su andadura el sistema canovista, sustentado sobre dos pilares: la soberanía compartida del rey y las Cortes, y la existencia de unos partidos oficiales que aceptaron la legalidad constitucional. Pensaba Cánovas, admirador del modelo inglés, que eran precisos dos partidos respetuosos de la Constitución para acoger la disparidad de criterios y poder turnarse en el gobierno. Estos dos partidos estarían apoyados en un electorado de burgueses relevantes que formaban la clase política del país, puesto que la ley electoral de 1878 había restablecido el sufragio censitario, dejando la participación ciudadana reducida a no más de un 5% de la población.

Cánovas, jefe del partido liberal conservador, precisaba, como elemento de contraste, un partido que se estructurara de acuerdo con la izquierda dinástica, y así convocó al nuevo partido liberal fusionista. La nota predominante de la actividad legislativa fue el reforzamiento del autoritarismo del centralismo político-administrativo, plasmado en la igualdad de códigos y en la igualdad jurídica de todos los ciudadanos. La primera constatación de esto fue la abolición de los fueros de las provincias vascas por una ley de julio de 1876. El procedimiento seguido para esa abolición demostraba quiénes eran los vencedores de la guerra: Cánovas se limitó a comunicar a los representantes de las diputaciones forales su decisión de proponer a las Cortes, para su aprobación, un proyecto de ley que harían extensivas a sus provincias la obligación de prestar el servicio militar y el pago de las contribuciones consignadas en los presupuestos del Estado.

El centralismo, con eje en Madrid, se hizo patente en la reorganización de las diputaciones provinciales y los ayuntamientos. Los alcaldes serían nombrados por el rey, lo que equivalía a ser designados por el gobierno, y que los presupuestos provinciales y municipales deberían ser aprobados por este. En segundo lugar, se restringió la libertad de imprenta al establecer la censura previa a los impresos, lo que significa el control estatal de todos los folletos y periódicos. Censurar todos los libros en los que a la moral y las buenas costumbres concierne, el resultado era que todas las publicaciones, por un medio u otro, estaban reguladas. La ley de imprenta de 1879 extendió la consideración de delito a todo ataque, e incluso a la duda, sobre el sistema político y social de la Restauración.

El turno era una fórmula política que, gracias a la manipulación electoral, daba a ambos partidos la posibilidad de alternarse en el gobierno de forma pacífica. Así, se pactaba de antemano la falsificación. El sistema quedaba asegurado por el liderazgo de los dos partidos centrado en Madrid y por el control del poder local mediante la práctica caciquil, de enorme trascendencia económica y social en una España rural depauperada. Así pues, la práctica política consistía en encontrar un parlamento, falseando la voluntad nacional. Esos candidatos oficiales tenían prácticamente ganada la elección antes de que se realizaran las votaciones. Cuando el pacto se convertía en algo imposible o inseguro, realizaban el hecho que denominaban pucherazo, que consistía en la aplicación de coacción, violencia, fraude, compra de votos, etc.

El caciquismo fue un hecho sociopolítico que se manifestó en España desde mediados del siglo XIX hasta cumplirse el primer tercio del siglo XX, y consistía en el control del poder en determinadas zonas, sobre todo rurales, por personas de gran influencia y prestigio social. Suponía la dependencia personal y el dominio del cacique sobre los campesinos como un auténtico señor de vida y haciendas.

Los caciques eran, en principio, miembros de una élite local o comarcal caracterizada por su arraigo en un medio geográfico, económico y social concreto. Mientras que el funcionario o el diputado era intercambiable y dependían, en última instancia, de Madrid, el cacique permanecía en su territorio y era el único interlocutor real de que disponía el poder político central para entrar en contacto con una realidad en la cual todavía no había acabado de consumarse el proceso histórico del paso del antiguo régimen al nuevo régimen. Eran, por tanto, los más influyentes de la localidad. Los caciques se convertían en dispensadores de favores y prebendas a cambio de votos, en amos y señores de los pleitos rurales y en generadores de un clientelismo de adictos.

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