El Neolítico Peninsular: Características y Transformaciones
Durante el Neolítico, el ser humano protagonizó una serie de transformaciones revolucionarias, ya que sustituyó la economía depredadora por un modelo de economía productora, gracias a la aparición de la agricultura y la ganadería. Esto fue consecuencia de una progresiva sedentarización de los grupos humanos, lo que facilitó un mayor dominio del entorno para su posterior domesticación.
Impacto Social y Tecnológico del Neolítico
- Incremento demográfico y especialización: El desarrollo de la agricultura y la ganadería propició un incremento demográfico y una mayor especialización del trabajo, haciendo que las sociedades se volvieran más complejas y surgieran los primeros rasgos de jerarquización social.
- Tecnología de la piedra: Se sustituyó la piedra tallada por la piedra pulimentada, lo que permitió la confección de útiles más elaborados y diversos.
- Nuevas industrias: Surgió la industria textil, así como la cerámica y la cestería.
En la Península Ibérica, la irrupción del Neolítico se produjo en torno al 4.000 a. C.
Pueblos Continentales y Colonizaciones Mediterráneas en la Península Ibérica
A partir del II milenio a. C., la Península Ibérica experimentó la llegada de diversas civilizaciones que transformaron el panorama cultural y económico.
1. Las Migraciones Indoeuropeas (Cultura de los Campos de Urnas)
A partir del año 1.100 a. C. se produjo la penetración en la Península de pueblos provenientes del norte de Europa, conocidos como indoeuropeos, que presentaban características culturales de tipo céltico. Estos grupos forman parte de la Cultura de los Campos de Urnas.
- Rasgos característicos: Su tipología cerámica y un nuevo rito funerario basado en la incineración de los cadáveres, posteriormente depositados en urnas.
2. La Colonización Fenicia (Desde el 900 a. C.)
En torno al 900 a. C. llegaron a las costas de Andalucía los fenicios, un pueblo procedente del Mediterráneo oriental. Su presencia se relaciona con su intensa actividad comercial y su interés por los abundantes recursos mineros existentes en la región.
- Fundaciones: Fueron responsables de la fundación de Gadir (actual Cádiz), así como de otras ciudades como Malaka (Málaga), Sexi (Almuñécar) o Abdera (Adra).
- Aportaciones: Se debe a los fenicios la generalización del hierro y la introducción de la escritura.
- Religión: Sus creencias religiosas se extendieron entre los pueblos peninsulares, sobre todo los cultos al dios Melqart y a la diosa Astarté.
3. La Presencia Griega (Desde el Siglo VIII a. C.)
A partir del siglo VIII a. C., las distintas polis griegas iniciaron una expansión por el mar Mediterráneo mediante la fundación de colonias en las que buscaban los recursos que escaseaban en sus territorios de origen.
- Asentamientos: En el año 600 a. C., una de estas polis, Focea, creó un asentamiento en Massalia (actual Marsella). Desde allí, establecieron una primera colonia en Emporion (Ampurias) y una posterior en Rhodes (Rosas).
- Influencia: La presencia griega en la Península fue intensa, y los intercambios comerciales con los pueblos autóctonos, abundantes, lo que influyó notablemente en las culturas locales.
4. Los Cartagineses
En el 820 a. C. los fenicios fundaron Cartago en el actual Túnez. Tras la decadencia de las ciudades fenicias, los cartagineses pasaron a controlar las rutas comerciales del Mediterráneo occidental e incrementaron su presencia en la Península, atraídos por su riqueza minera.
El dominio cartaginés del Mediterráneo se vio cuestionado desde el siglo III a. C. por Roma, lo que provocó el enfrentamiento entre ambas ciudades en las llamadas Guerras Púnicas.
- Primera Guerra Púnica (264-241 a. C.): Enfrentó a ambas potencias por el control de Sicilia y se saldó con la victoria de Roma.
Los Pueblos Iberos: Cultura y Sociedad Prerromana
Iberia es el nombre que los griegos dieron a la Península, pero el término ibero hace referencia a un conjunto de pueblos prerromanos que se extendieron por el litoral mediterráneo y entre los valles del Ebro y del Guadalquivir.
Su origen fue el resultado de una evolución a partir de los poblamientos finales del Neolítico, de la Edad del Cobre y de la Edad del Bronce, probablemente relacionados con las primeras oleadas de pueblos indoeuropeos.
Rasgos Comunes de la Cultura Ibera
Pese a ser pueblos diferentes entre sí, presentaban rasgos comunes, muchos de los cuales están relacionados con la intensa influencia que los pueblos colonizadores mediterráneos ejercieron sobre la región:
- Religión: Incorporación de divinidades y ritos fenicios.
- Lengua y Escritura: Lengua influida por las lenguas orientales y un sistema de escritura de ascendencia griega y fenicia.
- Organización Social: Jerarquización social en castas (guerreros, sacerdotes, artesanos).
- Urbanismo: Poblados amurallados, ubicados en zonas elevadas y con calles bien delimitadas, lo que les confería un carácter urbano.
- Arte: Manifestaciones artísticas de gran calidad, con decisiva influencia oriental, tal y como atestiguan ejemplos como la Dama de Elche y la Dama de Baza.
La Civilización Tartésica (1.200 a. C. – Suroeste Peninsular)
A partir del 1.200 a. C. se extendió por el suroeste peninsular la cultura tartésica. Su origen se encuentra en la evolución de las culturas autóctonas del Bronce Final, si bien su máximo esplendor coincidió con la presencia en la zona de los colonizadores mediterráneos, sobre todo los fenicios, que la influyeron de forma definitiva en los planos cultural, social y político.
Características Culturales y Económicas de Tartessos
- Influencia Oriental: Desarrollaron una escritura con clara influencia fenicia (aún no descifrada) e incorporaron algunos de los dioses y ritos religiosos fenicios, así como un modelo social aristocrático también de clara influencia oriental.
- Economía: Practicaban la agricultura y la ganadería, aunque su esplendor económico se fundamentaba en la explotación minera de la plata y el cobre de la zona.
- Comercio: Controlaban las rutas comerciales que conducían al estaño proveniente de las islas británicas.
El estudio de Tartessos se ve limitado por la ausencia de hallazgos arqueológicos concluyentes.
