Resumen del proceso de desamortización y cambios agrarios

TRANSFORMACIONES Económicas


La evolución económica de nuestro país, en este período, se puede dividir en dos etapas: una de mayor estancamiento (18001860), en la que se produjeron descensos permanentes de precios (que perjudicaban el crecimiento económico), guerras y pérdida de las colonias americanas; y otra (1860-1901) de crecimiento más rápido.1. Desamortización y cambios agrarios. Para poder contribuir a la industrialización era imprescindible la transformación de la actividad agraria a través de la reforma del régimen de propiedad (reforma agraria) y la introducción de innovaciones técnicas, de cultivos y de gestión. La reforma de la propiedad: la desamortización La herramienta fundamental para la reforma agraria fue la desamortización, iniciada por Godoy y proseguida por Mendizábal (1836-1837) y Madoz (1855). Este proceso consolidó la estructura latifundista de la propiedad agraria y no creó ninguna clase media en el ámbito rural y tuvo efectos devastadores para los campesinos pobres y los trabajadores agrícolas. Económicamente, influyó en el aumento de la superficie cultivada y en la mejora de la productividad, pero los capitales generados por la venta de propiedades desamortizadas no fueron a parar a la industria sino que se usaron en la agricultura o en deuda pública del Estado.Las innovaciones técnicas de gestión y de cultivos. El modesto, pero sostenido, crecimiento de la producción agraria española se basó, hasta finales de siglo, en el aumento de la superficie cultivada y en la producción de trigo, olivo, vid y leguminosas. Los pastos fueron sustituidos gradualmente por piensos debido al retroceso sufrido por la ganadería trashumante. También aumentó la especialización regional: maíz y patata en el norte, viñedo y cultivos arbustivos y arbóreos en la costa mediterránea (cuyos productos se exportaban hacia Europa} y cereal en el resto de la Península. El aceite, el vino(favorecido por la filoxera francesa) y los cítricos eran los más exportados. A fínales del siglo (1375-1890) y debido a la revolución de los transportes, tuvo lugar una crisis con la llegada al país de agricultura más barata, procedente de Estados Unidos, Canadá, Argentina y Australia; que se añadía a la propia estructura agraria deficiente basada en un minifundismo encosertante o al latifundismo absentista.2. Recursos mineros y fuentes de energía para la industria. Los recursos mineros españoles (hierro en Málaga, Vizcaya y Santander, cobre y pirita en Huelva, plomo en Cartagena, cinc en Asturias) apenas se explotaban antes de la Ley de Minas de 1868 debido a la ausencia de demanda interna y a la falta de recursos económicos y mano de obra. La citada ley facilitó la llegada de capital extranjero para la explotación de minas y la exportación de sus productos. De esta forma. Los minerales (sobre todo el hierro) constituían un tercio de las exportaciones españolas en 1900. Parte de los beneficios obtenidos se reinvirtieron en la Península, en especial en el País Vasco (por el puerto de Bilbao salía el 90 % del mineral). Alrededor de las minas surgieron numerosas industrias y redes de ferrocarriles. Algunos enclaves (como Río Tinto, en Huelva), por el contrario, quedaron desligados del resto de la economía nacional. El carbón, la fuente de energía fundamental en la Revolución Industrial, se concentraba en Asturias y León, pero era escaso, caro y de baja calidad. Su extracción estaba muy protegida por los aranceles, que encarecía los costes de la industria. Resumiendo: los recursos mineros daban beneficios al inversor extranjero pero colaboraban en la balanza comercial y en la llegada de capitales para industria.3. El proceso industrializador fue tardío respecto a Inglaterra y Francia y algo lento. La industria textil algodonera tuvo su área de expansión en Cataluña, donde existía, antes del Siglo XIX, una importante actividad comercial y una cultura manufacturera y artesanal basada en la lana (hasta t77ol; el sector del algodón se desarrolló en esta regíón gracias a la protección arancelaria. Desde finales del Siglo XIX, el sector sufríó una crisis general agravada por la pérdida de las últimas colonias españolas. La industria siderúrgica se establecíó en España junto a las minas de hierro; se crearon fábricas en Málaga (1830-1860), posteriormente en decadencia. Después en Asturias, en el núcleo Mieres-La Felguera (1850-1870), y, por último, en Vizcaya (Altos Hornos y Fábricas, S. A., de 1882; llamada Altos Hornos de Vizcaya desde 1902). OTRAS ACTIVIDADES: Talleres, manufacturas y producción a domicilio formaban un tejido industrial que proporcionaba artículos de consumo imprescindibles para los mercados locales. A finales de siglo, estas pequeñas fábricas permitieron llevar a cabo una incipiente industrialización en las ramas agroalimentaria (harinera, conservera y vitivinícola), química (colorantes para tejidos, explosivos), de fabricación de maquinaria (para la industria textil, herramientas) y de fabricación de transportes (astilleros). La limitada demanda de los nacientes núcleos urbanos se bastaba con este tipo de industrias, que eran las verdaderamente representativas del Siglo XIX español.4. Transportes y comunicacionesLa existencia de una red de transportes y de comunicaciones era vital para la integración de las actividades económicas nacionales. Tradicionalmente, las comunicaciones se habían visto perjudicadas por el relieve peninsular. A estas dificultades se unieron los conflictos bélicos de comienzos de siglo {Guerra de la independencia, guerras carlistas), que interrumpían las comunicaciones. Los avances en la carreteras se impulsaron por el Plan General de Carreteras de fin de siglo (1886), pero sobre todo por el efecto dinamizador con la creación de una red ferroviaria. Esta, con enormes deficiencias (construcción tardía, precipitada, poco planificada y muy dependiente del capital francés), fue impulsada por la Real Orden sobre Creación de Ferrocarriles (18441, que permitíó la construcción de las primeras líneas ferroviarias (Barcelona-Mataró y Madrid-Aranjuez). Luego se promulgó la Ley General de Ferrocarriles (1855), que concedíó grandes privilegios a las Compañías… Francesas.5. Balance: una agricultura que va encontrando mercados exteriores y una industria necesitada de capitales, que provoca la aparición de entidades financieras. España se especializó en exportar materias primas y productos semielaborados; existíó, a lo largo del Siglo XIX, un déficit comercial crónico, financiado por las remesas de dinero enviadas por los emigrantes, las importaciones de capital y los préstamos suscritos en el extranjero por el Estado. Las medidas adoptadas en el comercio fueron mayoritariamente proteccionistas, por los intereses cerealísticos e industriales. La legislación del Bienio Progresista permitíó la creación (1856) de bancos especializados en créditos, y de sociedades de crédito, que podían realizar préstamos a largo plazo. Los bancos financiaron, sobre todo, las compañías ferroviarias y la deuda pública del Estado. Entre ellos estaban los bancos de Barcelona (1844-1922), Santander (1857) y Bilbao (1857). A partir de t874, el Banco de España obtuvo el monopolio de emisión de moneda, y las anteriores pasaron al crédito y financiación. La banca estatal, por su parte, fue decisiva en la economía española: el Banco de San Fernando (L8291, ampliado en 1848 y convertido en 1856 en Banco de España, tenía como objetivo inicial atender las necesidades de financiación del Estado; más tarde, cuando obtuvo el monopolio de emisión de billetes, proporciónó al Estado un cuantioso préstamo para hacer frente a sus deudas. El capital nacional y extranjero invirtió a menudo en deuda pública en lugar de hacerlo en la industria o en la agricultura. El déficit crónico de los presupuestos estatales favorecíó estas inversiones.

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