Tratado de ensenada

Reformas en cada reinado:


Felipe V:

Después de suprimir la autonomía de Aragón y Valencia, Felipe V promulgó el Decreto de Nueva Planta (1716) para Cataluña, consiguiendo así la unificación jurídica de los reinos españoles, que en adelanta se llamaran provincias y estarán gobernadas por un Capitán General. Se suprimíó El Consejo de Aragón, pasando su cometido al Consejo de Castilla, que acabo por fundirse con el Consejo de Estado. Se crearon también cinco ministerios, Estado, Marina, Guerra, Justicia y Hacienda, directamente responsables ante el rey.

En el aspecto interno de su política cabe destacar el desarrollo de la marina española, escuálida desde los últimos Austrias. La política internacional se orientara hacia una alianza con Francia e Inglaterra.

Fernando VI:


Abandonó la política tradicional de alianza con Francia y procuró mantener una estricta neutralidad en sus relaciones internacionales. Para ello, los asuntos de política interior los despachaba el marqués de la Ensenada, partidario de la alianza francesa, mientras que los asuntos internacionales corrían a cargo de José Carvajal, anglófilo. Esta política de neutralidad mantuvo a España alejada de la guerra de los Siete Años (1757).

A diferencia de lo que había sucedido durante el reinado de Felipe V, cuya política estuvo netamente orientada hacia la intervención en Europa, la de Fernando VI estuvo vertida hacia dentro, y tuvo como objetivo primordial la reconstrucción del país. Para Ensenada la base del restablecimiento de la nacíón era el saneamiento de la Hacienda, y a ello dedicó sus mayores esfuerzos: emprendíó una lucha abierta contra los arrendadores de impuestos, procuro reformar la estructura tributaria, y establecíó el real giro, destinado a realizar las transacciones del estado con el extranjero, que antes llevaban a cabo los cambistas, embolsándose fuertes comisiones. Esta labor de saneamiento permitíó aliviar un tanto la presión tributaria que gravita sobre el país, pero Ensenada no pudo llegar hasta donde se propónía, ya que el más importante de sus proyectos, el de la llamada “Única contribución”, tropezó con la oposición de todos los estamentos sociales que beneficiaba de que subsistiera el caos tributario que regia en la corona de Castilla.

Carlos III:


En materia agraria, la reforma se dirigieron hacia la disminución de los bienes vinculados y de eliminar el Mayorazgo, con el fin de abrir las tierras a la libre circulación económica; a limitar los privilegios de la Mesta en beneficio de la agricultura; a favorecer la división de los latifundios, fomentando la pequeña propiedad; la disminución del numero de jornaleros y el aumento de los arrendatario de largo plazo. La mas espectacular de este tipo de realizaciones fue la repoblación de sierra Morena, con el asentamiento de 2500 familias campesina (1767 – 1775).

Respecto a la industria y al comercio, las medidas reformistas son de claro signo burgués: restricción de las prerrogativas de los gremios; libertad de industria y de circulación de toda clase de mercancías, con la supresión de las aduanas y demás trabas inferior; libertad de comercio con América, mediante diversos decretos (1765 – 1778) que suprimieron la economía cerrada de la época anterior y fueron causa de una gran prosperidad para la periferia peninsular y de un aumento extraordinario de los recursos del tesoro. En el campo de la hacienda publica, se buscó racionalizar los impuestos, dotar de regularidad y norma los ingresos de la corona, y hacer que todo el mundo, nobleza y clero incluido, contribuyeran a los gastos públicos. Hay que acentuar el pensamiento de Jovellanos, que es de un claro pensamiento progresista, contra la estructura de los gremios de su época y analiza los puntos que él veía más injustos. Luchaba para que todo trabajador tuviera un trabajo digno, y que los gremios no quitasen ese derecho por excedencia de productos y de mano de obra. También esta en contra que los gremios destruyan el mutuo derecho, que el consumidor tiene de emplear a su favor el trabajo de otro ciudadano, mediante una recompensa establecida por ambos, para obligar al consumidor a servirse solamente de los productos de aquellos maestros que tenían la facultad de trabajar, ya que, estaban unidos a los gremios. Jovellanos defendía la igualdad en el trabajo de las mujeres, estaba convencido que estaban igual capacitadas que los hombres y por eso los gremios no tendrían que darles las artes fáciles y sedentarias.

Otras manifestaciones del espíritu reformista y planificador fueron las innovaciones introducidas en la administración de la justicia y en la organización de la marina y del ejército. Para la difusión del espíritu ilustrado y de los proyectos de reforma, los ministros de Carlos
III apoyaron la fundación de Sociedades Económicas de Amigos del País, que sirvieron de nexo entre los programas del gobierno y las realidades locales.

La política exterior de Carlos III representa la eliminación del pacifismo neutralista, carácterístico del reinado anterior.


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