1890 ( ) sufragio universal mas culino.Primeras manifestaciones del 1 de Mayo.

10.1 Reinado de Alfonso XII: el sistema canovista y la Constitución de 1876


. En 1875 se produce la Restauración Borbónica en la persona de Alfonso XII tras el pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto, la vuelta de los Borbones fue posible por sus promotores: políticos conservadores, hombres de negocios y militares con una misma concepción de Estado: – Defensa del orden social y de la propiedad. – Deseo de la pacificación del país. – Reconocimiento internacional del príncipe Alfonso.

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El verdadero artífice de la Restauración fue Cánovas del Castillo, que hizo firmar a Alfonso XII el Manifiesto de Sandhurst, en donde se ponía a disposición de los españoles y por el que se comprometía a: – Respetar el constitucionalismo, el liberalismo y la religión católica. – Defendía un régimen de carácter civil.

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Tras la dimisión de Serrano, Cánovas formó un gabinete de regencia que incluyó diversas personalidades del arco político, buscando la concordia.

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El conservador
Cánovas del Castillo diseñó un nuevo régimen político con el objeto de superar los problemas de la monarquía de Isabel II: – Carácter excluyente de los partidos cuando alcanzaba el poder. – Proliferación de enfrentamientos políticos.

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Sin embargo, no se trataba de un sistema democrático, porque a diferencia de la etapa del Sexenio, no se reconocía el sufragio universal masculino.

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Fundamentos políticos del sistema canovista.

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Cánovas defendía la existencia de unas “verdades básicas” indiscutibles, porque formaban parte de la propia historia, que constituyeron el eje cronológico de la Restauración. Sus líneas fundamentales eran: – Defensa de la monarquía legítima (los Borbones) como garantía de la estabilidad. – Defensa de la propiedad privada y el orden social. – Identificación de la república con la anarquía y la subversión. – Unidad de la patria y mantenimiento de las colonias. – Equilibrio entre orden y libertad.

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Apoyos políticos de la Restauración.

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El sistema canovista encontró un importante apoyo social: – La nobleza y los terratenientes. – Las élites económicas, entre las que desempeñaron un importante papel provenientes de Cuba. – Parte del ejército, sobre todo los altos mandos, muy valorados por su participación en los diversos conflictos en que estaba inmersa España. – Clases medias urbanas, temerosas de la marea revolucionaria.

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Los partidos antimonárquicos, antiliberales y antinacionales quedaron excluidos, al igual que las masas populares, ya que los resultados electorales se obtuvieron mediante la manipulación y el fraude.

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3.
Los elementos que hicieron posible el sistema de la restauración fueron: a. Una nueva Constitución (1876).
/ b.

La pacificación del país



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El nuevo régimen tuvo estabilidad porque se pusieron fin a las guerras carlistas y a la guerra cubana.

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Fue el primer objetivo del Gobierno para atraerse al pueblo. EL movimiento cantonalista había sido aplastado durante el gobierno de Serrano, pero persistían la Tercera Guerra Carlista y la Guerra de Cuba. – El carlismo: Algunos miembros carlistas reconocieron a Alfonso XII.

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Fueron derrotados, pero, en Cataluña, Aragón y Valencia se mantuvieron muchos problemas. Los carlistas del País Vasco y de Navarra se rindieron en 1876, su derrota implicó la supresión de los fueros e instituciones, lo que alimentó posteriormente el nacionalismo reivindicativo.

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Los territorios quedaron sujetos al pago de impuestos y al servicio militar comunes a todo el estado, pero conservó la autonomía fiscal establecida en los conciertos económicos. – El fin de la Guerra Carlista permitíó enviar mayores refuerzos a Cuba.

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El general Martínez Campos acabó con el conflicto de “la guerra de los diez años” y firmó la Paz de Zanjón, donde se prometía la participación parlamentaria a los cubanos.

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El retraso de estas reformas provocó un nuevo conflicto en 1895, “la Guerra Chiquita” y la posterior insurrección de 1895.
/ c.

El papel del ejército

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El ejército, la corona y los partidos dinásticos fueron los pilares de la Restauración.

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El programa de Cánovas quería terminar con la intervención militar en la vida política. Así pues, había que buscar mecanismos constitucionales que permitieran el acceso al poder de los diferentes partidos liberales. Se establece una supremacía del poder civil sobre el militar. El rey será la cabeza del ejército.

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El poder militar comenzó a ser receloso de la política civil y sobre todo del papel de la prensa, por sus críticas constantes.
/ d.
La creación de partidos que se adaptaron al juego político, turno pacífico de partidos o turno dinástico de partidos: sistema bipartidista en los que los conservadores y liberales se alternan el poder.
/ e. Una tupida red de relaciones que permitíó el control del territorio.
/ f.

La Constitución de 1876 (moderada).
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La constitución quería solucionar el problema de los moderados y su poca participación en el gobierno de Isabel II.

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Soberanía: establece el liberalismo doctrinario (soberanía compartida entre el rey y las Cortes bicamerales). – Derechos: recoge casi todas las conquistas de 1869, pero, su concreción se remitíó a leyes ordinarias, que tendieron a restringirlos, especialmente los derechos de imprenta, expresión, reuníón y asociación. – División de poderes: · Legislativo: las Cortes son bicamerales. El Senado (Cámara Alta), formado por senadores de derecho propio, y el Congreso (Cámara Baja), no se concreta la forma de elección. · Ejecutivo: la Corono tiene la iniciativa legislativa, poder de veto, capacidad para convocar y disolver las cámaras, el mando supremo del ejército y puede nombrar ministros. El rey e inviolable e irresponsable. Son los ministros los que responden ante las Cortes. · Judicial: independencia del poder judicial y unidad de leyes para todo el territorio nacional. Se suprimen los fueros vascos. – El tipo de sufragio quedaba en decisión del gobierno, la Ley Electoral de 1878, de los conservadores, establecíó el voto censitario, limitado a mayores contribuyentes. – El sufragio universal masculino se aprobó en 1890 bajo un gobierno liberal, pero su eficacia se anuló por el fraude y la corrupción electoral. – Religión: se declara la religión católica como oficial del Estado, obligando a éste a la dotación de culto y clero. Se admiten otros credos, siempre que se ajusten a la moral católica. – Carácter centralista del sistema que pone a la Administración local (ayuntamientos y diputaciones) bajo control del gobierno y garantiza la aplicación de las leyes en todo el país al ser suprimidos los fueros vascos.

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La creación de los partidos


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Otro de los pilares fundamentales de la Restauración fue la creación de dos partidos políticos, el Conservador y el Liberal, que se turnaban en el poder, consagrando el bipartidismo. Se turnaban de forma pacífica sin tener que recurrir al apoyo del ejército en forma de pronunciamiento.

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No eran partidos de masas, sino de notables elitistas, con mínimas diferencias ideológicas entre sí.

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Coincidían en la defensa de la monarquía, la Constitución, el capitalismo y el estado liberal, centralista y unitario. – Partido Liberal Conservador, los conservadores: representaba la derecha moderada. Liderado por Cánovas del Castillo hasta su asesinato en 1897 y sustituía al Partido moderado.

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Ideario: · Sufragio censitario. · Exclusividad de la religión católica. · Restricciones a la libertad de cátedra y censura de prensa. · Proteccionismo económico. – Partido Liberal: fundado como “Fusionistas”, representaba la izquierda liberal. Fundado y liderado por Práxedes Mateo Sagasta en 1880, se atrajo a conservadores desencantados, a algunos demócratas y progresistas del Sexenio e incluso a ex republicanos moderados.

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Ideario: · Sufragio universal masculino. · Libertad de cultos. · Libertad de cátedra y de prensa. · Librecambismo.

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Ambos pertenecían a élites económicas fuertes: clase media acomodada, terratenientes y profesionales liberales.

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Políticamente eran muy parecidos, habían firmado un “acuerdo tácito” por el que no podían promulgar una ley que forzase al otro a abolirla cuando regresara al gobierno.

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Al margen del sistema quedaron los carlistas, los nacionalistas catalanes y vascos, y los partidos obreros y republicanos.

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La práctica del sistema, turno regular y pacífico de alternancia: Turnismo y Caciquismo:
Los partidos Conservador y Liberal se turnaban en el poder. – Las elecciones fueron falsificadas. – Cada partido se cimentaba en una red de relaciones personales, los clientes o amigos políticos, que prestaban apoyo a cambio de favores y cargos. A menudo cada dirigente controlaba políticamente una comarca.

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Cuando un gobierno caía en crisis, se sugería al rey el nombramiento de un nuevo gobierno. El nuevo presidente del gobierno era siempre el líder de la oposición y recibía el decreto para la disolución de las cortes y convocaba elecciones, el partido movilizaba a sus clientes que comprobaban o presionaban a los electores ya los locales, falseaban las listas electorales y manipulaban los votos obtenidos.

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El resultado de las elecciones era acordado de antemano por ambos partidos.

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EL Ministerio de Gobernación era el encargado de controlar el proceso electoral a través de los gobernadores civiles y las personalidades locales. Este Ministerio se ocupaba de elaborar el “encasillado” y nombraba a los diputados “cuneros”. Esta lista era mandada a los alcaldes, los encargados de realizar estas prácticas eran los caciques, que llegaron a ejercer un poder paralelo al del Estado.

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Con toda esta trama fraudulenta se evitaba: – Que uno de los partidos monopolizara el poder y que el otro partido tuviera la tentación de recurrir al ejército para obtener el poder mediante un pronunciamiento militar. – Se impedía que los partidos políticos ajenos al régimen pudieran hacerse con el poder.

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Consecuencias de 98


La pérdida de las colonias de ultramar se vivíó en España como un gran desastre. Sumíó a la sociedad y a la clase política en un estado de angustia, frustración y desencanto.

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La prensa extranjera y nacional, presentaba a España como una nacíón corrupta, con políticos incompetentes y con un ejército ineficaz.

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Principales consecuencias: – Pérdidas demográficas, con unos 120.000 muertos. – Pérdidas del mercado colonial. La derrota supuso la repatriación de gran cantidad de capitales españoles, que sirvieron para dinamizar la economía española en los siguientes años. – Se pone de manifiesto la incapacidad del ejército. Más volcado hacia los pronunciamientos internos. – Crecimiento de un antimilitarismo popular, causado por el reclutamiento obligatorio de quienes carecían de recursos. – En política, a pesar del desastre, el turno de partidos consiguió mantenerse. Sagasta es sustituido por Francisco Silvela. Los políticos también llevan a cabo una reflexión y proponen medidas para adecuar el país a la realidad. – Adquieren más fuerza los movimientos nacionalistas, que se expandieron en el País Vasco y en Cataluña. – La principal consecuencia fue la psicológica. Se produce una verdadera crisis de la conciencia nacional y se habla del desastre en cafés, tertulias, prensa…

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Así pues, el desastre y la crisis del 98 fue una crisis moral e ideológica.

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Surge el Regeneracionismo, un movimiento intelectual y crítico capitaneado por Joaquín Costa, que rechaza la restauración y defiende un cambio profundo de España, para acabar con el caciquismo, la corrupción y el analfabetismo.

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La crisis colonial favorece a los movimientos que critican el sistema de restauración y propugnan una modernización de la política, según el pensamiento de Joaquín Costa “escuela y despensa”.

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La Generación del 98 muestra su pesimismo y critica al atraso peninsular. El ejército después del desastre se hizo más autoritario y retornó a la vida política.

10.2 Evolución política durante el reinado de Alfonso XII: el desarrollo de los gobiernos de turno


Entre 1875 y 1898 se sucedieron en el poder de forma pacífica, los conservadores y liberales.

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Hubo 10 elecciones y la victoria fue 6 veces para los conservadores y 4 para los liberales.

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El turno de partidos funciónó, salvo algunas crisis en ciudades como Valencia, Barcelona y Bilbao.

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1. Los gobiernos conservadores (1875-1881):


esta etapa se conoce como la “Dictadura de Cánovas”, debido a su control del partido y del ordenamiento del Estado.

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Las medidas del Gobierno tendieron a consolidar el nuevo régimen mediante la defensa del orden social, de la monarquía y de la propiedad.

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Realizaciones: · Abolición de los fueros vascos, sustituidos por los Conciertos económicos. · Restricción de las libertades: se establece un sufragio muy restringido, se limitan las libertades de reuníón y asociación y se aprueba la “Ley de imprenta”, que consideraba delito cualquier crítica a la monarquía o al sistema de la Restauración. · Aprobación de la “Ley de Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos” para reforzar el centralismo político-administrativo. · Apertura al comercio exterior. · Respecto al exterior, se adoptó una política de recogimientos, evitándose tanto el asilamiento como el compromiso.

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2. Los gobiernos liberales (1881-1884):


Sagasta adopta algunas medidas liberales: · La restauración de las libertades de imprenta y de cátedra. · Concesión de amnistía a los emigrados políticos. · Celebración del aniversario de la primera República.

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Tuvo que enfrentarse a numerosos problemas: · Huelgas y manifestaciones. · Intentonas republicanas. · Desórdenes en el campo andaluz, atribuidos a la organización anarquista “Mano Negra”. · Deterioro de las relaciones diplomáticas Franco-españolas.

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3. EL último gobierno del reinado de Alfonso XII (1884-1885):


Vuelve Cánovas que intenta ampliar la base electoral de su partido, atrayendo al electorado carlista.

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Incrementa la represión gubernamental mediante un mayor control de la prensa y las elecciones.

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La extensión de una epidemia de cólera y la “Cuestión de las Carolinas” (Alemania reclama su dominio) desgastó su gobierno.

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10.3 La Regencia de María Cristina y el turno de partidos. La oposición al sistema. Regionalismo y nacionalismo


En Noviembre de 1885 mere Alfonso XII. Se hace cargo de la regencia su segunda mujer, María Cristina de Habsburgo, embaraza de su tercer hijo.

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La necesidad de garantizar la estabilidad del régimen llevó a Cánovas y Sagasta a firmar el “Pacto de El Pardo”, por el que se comprometían a sostener la regencia, a facilitar el relevo en el gobierno y a respetar la legislación aprobada por cada uno.

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Por este pacto, Cánovas cedíó a Sagasta la jefatura del Gobierno y el turnismo se consagró como la mejor garantía para la preservación del régimen.

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El turno de partidos


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1. El Parlamento largo de Sagasta (1886-1890):


se caracterizó por la consolidación del partido y la aplicación del programa liberal mediante una serie de leyes: · Sufragio universal masculino (1890) para mayores de 25 años. · Ley de Asociaciones (1887): se legalizaron las asociaciones obreras, que se manténían en la clandestinidad. Como consecuencia, surgieron públicamente el PSOE y la UGT. · Ley del Jurado (1888): aspiración clásica del progresismo decimonónico. · Código Civil (1889): consagraba legalmente un orden social fundamentado en la primacía del derecho y la propiedad privada. · Ley Electoral (1890): aprobó finalmente el sufragio universal masculino. · Medidas encaminadas a racionalizar y modernizar el Estado y la Administración. · Abolición de la esclavitud.

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Al ser un partido tan heterogéneo, surgieron disensiones en su seno.

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En política exterior, Sagasta quiso intensificar la presencia española en Marruecos, el Mediterráneo y América. Se vinculó a Italia a través de la Triple Alianza.

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2. El giro conservador. Cánovas. (1890-1892):


lo más carácterístico de esta etapa fue: – El giro proteccionista con la imposición de aranceles para proteger los intereses de las industrias catalana y vasca. – Esta época se vio alterada por las actuaciones del movimiento obrero y los atentados anarquistas.

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3. El regreso de los liberales. Sagasta. (1892-1895):


a este gabinete se le conocíó como el de los “Notables”, por las destacadas personalidades que incluía.

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Gobierna con un programa moderado y prudente de reformas.

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Su principal problema fue la Guerra de Melilla (1893).

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4. Gobierno conservador de Cánovas hasta su asesinato (1885-1897)


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Las disputas sobre la política arancelaria y las reformas en Ultramar pusieron de manifiesto la heterogeneidad del partido, con disputas internas que llevaron a Cánovas a recuperar el poder cuando ya había estallado la Guerra de Cuba.

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El personalismo deterioró a los partidos, que dependían excesivamente de la personalidad de sus líderes, provocando disidencias internas y la descomposición progresiva del sistema.

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La oposición del sistema


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El sistema político de la Restauración marginó a amplios sectores sociales y se benefició de la debilidad de la oposición, formada por un heterogéneo grupo de formaciones, como los movimientos antidinásticos y otros más recientes como el movimiento obrero.

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Los movimientos antidinásticos: fueron inicialmente ilegales, porque no aceptaban la monarquía constitucional. Destacan:

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1. Carlismo


Tras su derrota, el carlismo acentuó su carácter regional, ya que solo mantuvo cierta popularidad en el País Vasco y Navarra, pues la solución canovista a la cuestión religiosa satisfizo al Vaticano. Los carlistas se dividen en 1888 en dos grupos: · Integristas de Cándido Nocedal: que rechazan el régimen de la Restauración. Se enfrentan al pretendiente don Carlos y son expulsados del Partido. · Tradicionalistas: partidarios de fundar un partido político y luchar dentro de la legalidad. Uníón Católica, dirigida por Alejandro Pidal en el partido conservador.

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2. Republicanismo


Vencidos por el golpe militar del general Pavía, se encuentran muy fragmentados tras la experiencia del Sexenio.

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Mejoraron sus resultados electorales en la década de los noventa por el sufragio universal masculino.

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Todos los republicanos compartían: · La República como forma de Estado. · Reformas favorables a los grupos sociales más necesitados. · Fe en el progreso científico y educativo. · Defensa de la laicidad (separación de Iglesia y Estado).

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Divisiones en el republicanismo: – Partido Posibilistas o históricos de Castelar. – Centralistas, de Salmerón. – Partido Republicano Progresista de Ruíz-Zorrilla. – Federalistas, liderados por Pi y Margall.

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Crearon una importante red de casinos, ateneos y tertulias para introducirse en la sociedad civil.

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3. El movimiento obrero:


surge a partir de la Gloriosa, pero hasta finales del siglo los trabajadores estuvieron muy desmovilizados.

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Se distinguen dos tendencias: – Anarquismo: tras ser prohibido un sindicato y pertenecer en la clandestinidad, fue rehabilitado con la Ley de Asociaciones. – Socialismo: el tipógrafo Pablo Iglesias funda en 1875 el Partido Socialista Obrero Español. De ideología marxista y fuerte disciplina interna, era aún un partido pequeño con escasa incidencia electoral.

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El Regionalismo y el Nacionalismo


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La tendencia centralizadora y unificadora de los gobiernos de la Restauración, en la que los políticos consideran el Estado como un patrimonio personal que pretende imponer una cultura oficial castellanizada que ignora la existencia de otras lenguas, provoca que surjan movimientos regionalistas y nacionalistas.  

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El Regionalismo pretendía un cierto nivel de autogobierno en la regíón determinada, estableciendo como límite lo que afectase a la soberanía de España como estado, mientras que el Nacionalismo desborda este límite, lo que no significa independentismo.

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Los Borbones establecen un Estado centralista y uniformador. El liberalismo de la época de Isabel II mantiene este modelo, pero se trata de un centralismo más político y legal que real, ya que se desarrolla un regionalismo comarcal y surge ya el nacionalismo a finales de siglo.

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El movimiento regionalista fue más vigoroso y temprano en Cataluña y el País Vasco, donde existía una burguésía desarrollada, defensora del proteccionismo y una diferenciación lingüística que cimentó el sentimiento nacional. Entre los factores que proporcionaron el nacionalismo se encuentran: – Los movimientos culturales que rescataban la riqueza de las lenguas vernáculas y de las costumbres autóctonas. – Las diferencias económicas entre regiones por la repercusión de la industrialización.

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El Nacionalismo Catalán: el origen del nacionalismo catalán se remonta a las manifestaciones culturales ligadas al Romanticismo y a la “Renaixança” (1830), movimiento que promovíó el uso de la lengua catalana y la recuperación de sus tradiciones culturales. Destaca Jacinto Verdaguer. – Durante el Sexenio emergíó la corriente política del catalanismo en el contexto del federalismo. Durante la Restauración, el catalanismo fue un movimiento minoritario. En esta época destacó la acción de Valentín Almirall, que fundó el Centre Catalá (1882) y envió a Alfonso XII el “Memorial de Greuges” (1885), en el que reivindicaba mayor autonomía, el uso de la lengua catalana y proteccionismo económico.

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Su debilidad se manifiesta al escindirse: – En la “Lliga de Catalunya”, conservadora. – El “Centre Escolar Catalanista”, más liberal. – Más adelante Prat de la Riba fusiónó ambas formaciones, fundando “Uníó Catalanista”.

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Su ideario se recogíó en las “Bases de Manresa”, documento que planteaba una solución autonomista para Cataluña de carácter conservador y tradicionalista. – El catalanismo alcanzará su mayor desarrollo a partir de 1898, con la fundación de la “Lliga Regionalista” (1901) de Prat de la Riba y Francesc Cambó y Puig i Cadafalch.

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El Nacionalismo Vasco: nacíó más tardíamente que el catalán, pero evoluciónó muy deprisa.

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El proceso de industrialización favorece una fuerte inmigración que supuso una ruptura de la sociedad tradicional vasco entre los defensores de la lengua y cultura vasca, los euskeros y los castellanos parlantes “maquetos”.  

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Su fundador fue Sabino Arana, cuya ideología tenía como lema “Dios y ley vieja”. – Criticó la industrialización, porque fracturaba la sociedad tradicional vasco, estaba en contra de los obreros. – Defendíó el cattolicismo antiliberal y anticlerical, la raza vasca frente a los “maquetos” (culpables de la degeneración a causa del mestizaje), el batúa, los fueros, y la independencia para Euskalerría.

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Sabino Arana funda el primer “batzoki” y poco después el “Bizkai Buru Batzar”, origen del Partido Nacionalista Vasco. Este partido será minoritario en que se integra en él la alta burguésía. Oscilará entre el independentismo radical como entidad autónoma.

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El Andalucismo: de raíces históricas y políticas discutidas. 10 años más tarde, durante la Asamblea del Partido Republicano Federal para Andalucía.

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· El Valencianismo: surge como una corriente cultural de reivindicación de la lengua y la cultura propia. Destaca Teodor Llorente y Constantí Llombart.

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El valencianismo político surge con la creación de la organización de Valencia Nova, que promovíó la primera Asamblea Regionalista Valenciana.

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El Aragonismo: surgíó de manos de la burguésía que implusó la defensa del derecho civil Aragónés, la reivindicación de los valores culturales propios y la recuperación ROMántica de los orígenes del reino y de sus instituciones medievales. Sobresale Joaquín Costa.

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10.4 Guerra colonial y crisis de 1898


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Tras la pérdida de sus colonias de América Latina, España intenta mantener los restos de su Imperio colonial: Caribe (Cuba y Puerto Rico), Pacífico (Filipinas, las Carolinas, Palaos, las Marianas) y África (algunos enclaves).

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En Cuba y Puerto Rico hay una importante presencia española y muchos intereses económicos, se cultivaban tabaco y caña de azúcar, constituían un mercado cautivo que se beneficiaba de la metrópoli, y España tenía presencia militar y administrativa.

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En el Pacífico hay poca presencia española, mínimos intereses económicos, el ejército y la administración son escasos, y las órdenes religiosas son abundantes. / La Guerra de Cuba / 1. Antecedentes:
El problema colonial de Cuba constituyó una de las mayores preocupaciones desde el inicio de la Restauración. Aprovechando la Gloriosa los cubanos se sublevan con el “Grito de Yara”, capitaneados por Manuel Céspedes.

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Tras 10 años se firma la paz de Zanjón, por la que Martínez Campos se compromete a negociar la autonomía cubana. Al no cederse, los independentistas se levantan de nuevo en la “Guerra Chiquita”.

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Ambas guerras impulsaron el nacionalismo cubano y favorecieron la penetración económica de los EEUU en la isla.

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España adoptó medidas para normalizar sus relaciones con Cuba: Dar a la isla representación en las Cortes, abolir la esclavitud, fomentar la inmigración, y permitir la formación de los partidos cubanos, el Conservador y el Liberal.

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Pero no introdujo reformas políticas. Los burócratas, comerciantes y azucareros españoles residentes en la isla se negaban a la autonomía.

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2. La Guerra de Cuba y el conflicto con EEUU.
Una nueva guerra estalló en 1895 con el “Grito del Baire” y la proclamación de la libertad de Cuba en el “Manifiesto de Montecristi”: Tras la muerte de Martí, el mando fue asumido por Antonio Maceo y Máximo Gómez. Los rebeldes se extendieron por toda la isla y llegaron a las proximidades de la Habana. La respuesta española fue tratar de sofocar la sublevación lo antes posible y tanto Cánovas como Sagasta manifestaron su voluntad de utilizar todos los recursos humanos y económicos posibles.

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Se envió a la isla a Martínez Campos, quien aplica una política negociadora, pero al fracasar, recurre a una táctica de aplastamiento de la insurrección. Es sustituido por Weyler, que llevó a cabo una guerra de desgaste. – La guerra estalló en Filipinas y en España se rompe el consenso liberal-conservador. Tras la muerte de Sagasta, Cánovas forma un gobierno que intenta un nuevo proyecto de autonomía y sustituye a Weyler por Blanco. – España había intentado por todos los medios evitar un enfrentamiento con los EEUU, sin embargo, en este país la opinión pública era favorable a la intervención militar en Cuba.

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En 1891, España introdujo en Cuba un impuesto a la importación de productos no procedentes de España y esta medida incomodó a EEUU, que quería adquirir azúcar y tabaco.

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El presidente Mackinley hizo una oferta de compra, que fue rechazada. La explosión del Maine en la bahía de la Habana fue el motivo por EEUU para declarar la guerra a España, cuya flota fue derrotada en la batalla de Santiago.

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Puerto Rico. En los años 80 se había desarrollado un movimiento criollo autonomista. Tras estallar la guerra, los estadounidenses desembarcaron en la bahía de Guánica y controlaron toda la isla.

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Filipinas. El descontento con la administración española comenzó a gestarse en los años 60, en los que surge una conciencia nacional, que demanda la igualdad de derechos de filipinos y peninsulares. Hay incluso levantamientos. Entre ellos destaca José Rizal.

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Estalla la insurrección y España envía al general Blanco, pronto sustituido por Polavieja, que ordena ejecutar a Rizal. Polavieja fue sustituido por Fernando Primo de Rivera, que tuvo que hacer frente a una nueva insurrección.

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El tratado de Paz de París: se firma y pone fin la guerra de EEUU y España. España pierde sus posesiones en América y el Pacífico: concede la independencia a Cuba y Filipinas y la isla de Guam.

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Por el tratado Hispano-alemán, España vende a Alemania las Carolinas, y Subutú y Cagayán a EEUU.

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