El Antiguo Régimen: Definición, Características y Crisis
Se denomina Antiguo Régimen al modo de organización política, social y económica que imperó en Europa entre los siglos XVI y XVIII. Se caracterizó por la monarquía absoluta, la sociedad estamental y la primacía de la economía rural.
Sus estructuras entrarían en crisis en la segunda mitad del siglo XVIII por el impulso demográfico y económico, el crecimiento de la burguesía y el desarrollo de las ideas de la Ilustración. Las revoluciones que de ello se derivaron sentaron las bases del Estado liberal y pusieron fin al Antiguo Régimen.
El Antiguo Régimen en España
En España, el Antiguo Régimen quedó constituido, en sus características básicas, durante el reinado de los Reyes Católicos (mencionado en producciones como «Isabel» de RTVE), consolidado con los Austrias durante los siglos XVI-XVII (monarquía autoritaria) y transformado por los Borbones en el siglo XVIII (absolutismo).
La Guerra de Sucesión Española y el Ascenso Borbónico (1700-1714)
El Problema Sucesorio y los Pretendientes al Trono
La muerte de Carlos II «el Hechizado» (1 de noviembre de 1700), sin descendencia directa, supuso el fin de la Casa de Austria en el trono español. Como herencia quedaba un enorme imperio que se extendía por Europa, América, África y Asia, y que, de acuerdo con el testamento del rey Carlos, correspondía a Felipe, duque de Anjou.
Además de Felipe de Anjou, existía otro pretendiente al trono español: el archiduque Carlos de Habsburgo. La mayor parte de las potencias europeas recelaban que los Borbones ocuparan los tronos de Francia y España, lo que supondría la ruptura del equilibrio europeo.
En febrero de 1701, Felipe V hizo su entrada en Madrid. En Castilla fue bien recibido tras el desastroso reinado de Carlos II, y al relacionar el absolutismo borbónico con un centralismo que repartiera los esfuerzos fiscales de la Corona. En Aragón, sobre todo en Cataluña, había un fuerte sentimiento antifrancés. Además, se temía que el modelo absolutista debilitara los derechos forales. Aun así, las Cortes catalanas juraron al nuevo rey a cambio de una licencia para comerciar con América.
Desarrollo de la Guerra de Sucesión (1701-1713)
Esta contienda, que se desarrolló entre 1701 y 1713, fue a la vez:
- Una disputa de alcance europeo: La unión de las Coronas de España y Francia era inaceptable para Inglaterra y Austria. Para combatirla, se constituyó (1701) la Gran Alianza de La Haya contra Luis XIV.
- Una guerra civil (a partir de 1705): Cataluña, Aragón, Valencia y Mallorca se decantaron por el candidato austriaco. En 1707, el ejército borbónico derrotó en la batalla de Almansa a los aliados, ocupando los reinos de Valencia y Aragón.
Mientras tanto, en Europa las tropas francesas eran vencidas.
En 1711 falleció el emperador José I de Austria, siendo sucedido por el archiduque Carlos. Ahora el peligro para el equilibrio europeo era la alianza Viena-Madrid, lo que llevó a holandeses e ingleses a proponer negociaciones de paz.
Resolución del Conflicto: La Paz de Utrecht y el Tratado de Rastadt
En abril de 1713 se firmó la Paz de Utrecht, que alteró significativamente el mapa europeo:
- Felipe V renunció a la Corona de Francia y perdió los dominios europeos de Italia y los Países Bajos.
- Gran Bretaña retuvo Gibraltar (conquistada en 1704) y Menorca. También obtuvo el navío de permiso y el asiento de negros (monopolio del comercio de esclavos).
- Carlos VI de Austria no reconoció inicialmente el acuerdo de Utrecht y siguió guerreando. Finalmente, firmó el Tratado de Rastadt (1714), por el que renunciaba a la Corona de España a cambio del ducado de Milán, el reino de Nápoles y Cerdeña.
Tras estos tratados, la guerra adquirió una dimensión exclusivamente interior. Cuando las tropas austriacas abandonaron Cataluña, las autoridades catalanas decidieron continuar con la resistencia hasta que, el 11 de septiembre de 1714, las tropas borbónicas entraron en Barcelona. Un año después, ocurrió lo mismo con Mallorca, Ibiza y Formentera.
La Política Exterior Borbónica: Los Pactos de Familia con Francia
Ni España ni Francia aceptaron de buen grado los acuerdos derivados de Utrecht y Rastadt, ya que significaban reconocer la creciente hegemonía mundial de los ingleses. Para contrarrestarla, las ramas de la dinastía Borbón firmaron tres acuerdos, conocidos como los Pactos de Familia:
- Primer Pacto de Familia (1733): Firmado por Felipe V con el objetivo de recuperar la presencia del poder español en Italia, una aspiración destacada de la reina Isabel de Farnesio. Francia y España se enfrentaron a Austria.
- Segundo Pacto de Familia (1743): Luis XV de Francia apoyó las aspiraciones españolas en el norte de Italia, aprovechando el contexto de la Guerra de Sucesión Austríaca.
- Tercer Pacto de Familia (1761): Firmado durante el reinado de Carlos III, en el contexto de la Guerra de los Siete Años. Su objetivo era defender los intereses coloniales hispano-franceses en América frente a las aspiraciones británicas. Tras unos inicios desastrosos, Francia y España apoyaron a los colonos norteamericanos en su lucha contra Inglaterra. Esta intervención culminó con la Paz de Versalles (1783), en la que Inglaterra tuvo que reconocer la independencia de los Estados Unidos y devolver Menorca y Florida a España.
Pese a estos éxitos, las continuas guerras mermaron enormemente la capacidad de crecimiento de la economía española.