Introducción: El Trauma del Siglo XX Español
La Guerra Civil de 1936-1939 fue el acontecimiento más traumático de todo el siglo XX español. Sus causas profundas deben buscarse en:
- El progresivo abismo que en los años anteriores se fue abriendo entre “las dos Españas”.
- La aparición en Europa de dos modelos de sistemas políticos dictatoriales: el fascista italiano o el nazi alemán para la derecha; el modelo soviético para un sector de la izquierda.
- La crítica situación económica y social.
- El rápido deterioro del orden público.
- En definitiva, el fracaso del proyecto de la II República de fortalecer un régimen político basado en la democracia.
La causa inmediata fue la conspiración propiciada por un amplio sector del Ejército tras el resultado adverso de las elecciones de febrero de 1936, cuya finalidad era dar un golpe de Estado que les transfiriese el poder de forma más rápida.
Para la derecha, la guerra se vio como una cruzada contra el comunismo; para la izquierda, como la resistencia del pueblo contra el fascismo.
Sublevación Militar y Estallido de la Guerra
El triunfo electoral del Frente Popular supuso una mayor radicalización social y política en España. Azaña, como presidente de la República, y el nuevo gobierno de Casares Quiroga, relegaron a algunos generales derechistas (Goded, Franco y Mola fueron enviados a Baleares, Canarias y Pamplona). Aun así, mantuvieron el contacto, y el general Mola preparó la sublevación, junto a José Antonio Primo de Rivera, algunos diputados de la CEDA y el general Sanjurjo, exiliado en Portugal, que sería quien la dirigiría.
Estos meses anteriores a la guerra se caracterizan por un clima de violencia:
- La extrema derecha aumenta sus afiliados; Falange Española recurre a la violencia callejera, la llamada “dialéctica de los puños y las pistolas”.
- Dentro del sindicalismo, el sector más moderado desaparece frente a las tendencias más radicales.
El objetivo era acabar con el gobierno del Frente Popular y sustituirlo por un Directorio Militar, sin plantearse la forma de gobierno definitiva. No se pensó en la posibilidad de una guerra; se pensó en una acción rápida.
Sublevación y División en Dos Zonas
El asesinato de Calvo Sotelo, como represalia al del teniente Castillo de la Guardia de Asalto, aceleró los acontecimientos. El 17 de julio se inicia el alzamiento en el Marruecos español, esperando la llegada del general Franco. El 18 de julio se extiende a la Península. España quedó dividida en dos zonas enemigas:
- Zona sublevada: La sublevación triunfó en la zona oeste, desde Andalucía occidental hasta Castilla, León, Galicia, Aragón occidental, Navarra, Canarias y Baleares.
- Zona republicana: La rebelión fracasó en la capital, en el norte (País Vasco, Asturias), en la zona del centro y del este (Cataluña, Castilla-La Mancha, Andalucía oriental, Murcia, Valencia).
El aparente equilibrio de fuerzas ocultaba que la República careció inicialmente de unidad y dirección política y militar. La sublevación desencadenó un proceso revolucionario de la clase trabajadora que rompió la estructura misma del Estado. La revolución deshizo el ejército republicano, sustituido por unas fuerzas irregulares y poco disciplinadas, basadas en milicias de partidos y sindicatos.
Desarrollo de la Guerra: Fases Clave
Paso del Estrecho y Actuación de las Columnas
España quedó dividida en zonas. El avance de las tropas de Franco por Andalucía y Badajoz fue rápido tras el traslado de las tropas de África con la ayuda de la aviación alemana. La intención inicial de dirigirse a Madrid fue aplazada para liberar el Alcázar de Toledo, todo un símbolo.
La República careció inicialmente de unidad y dirección. Hasta la primavera de 1937, la República no pudo disponer de un ejército verdaderamente ofensivo.
La Batalla de Madrid
En Madrid confluyen el ejército de Mola y Franco. El 6 de noviembre de 1936, el gobierno abandona Madrid y se traslada a Valencia. La Resistencia, con la ayuda de las Brigadas Internacionales y al grito de “¡No pasarán!”, triunfa.
El Frente se Traslada al Norte
La guerra del verano de 1936 iba a convertirse en una guerra total entre dos ejércitos cada vez mejor equipados y más numerosos.
Represión y Exterminio del Enemigo
Las ejecuciones sumarias en la retaguardia fueron uno de los aspectos más atroces de la contienda civil.
- En la “zona republicana”, las ejecuciones fueron “selectivas”: las víctimas eran fundamentalmente clérigos, patronos y políticos destacados de la derecha.
- En el bando rebelde, fueron masivas, dejando la retaguardia “limpia de enemigos”.
Del Frente Norte a la Batalla del Ebro
A finales de marzo de 1937, la artillería desencadenó un gran ataque sobre el País Vasco. El 26 de abril de 1937, aviones alemanes destruyeron Guernica, capital espiritual de los vascos. Franco lograba otro éxito militar, pero también psicológico.
En julio de 1937, un grupo de obispos hizo público un documento en apoyo del levantamiento militar. La guerra quedaba legitimada en defensa de la religión.
La República reacciona con las ofensivas de Brunete (Madrid) y Belchite (Zaragoza), que fracasan. Toda la franja cantábrica cae en manos del ejército “nacional” en octubre de 1937. Pasan a dominar los principales centros mineros y siderúrgicos del país.
Las tropas franquistas avanzan, alcanzando la costa mediterránea y dejando Cataluña aislada del resto de la zona republicana en julio de 1938.
Alcanzada la costa, Franco ataca Valencia, detenido por una nueva ofensiva republicana: la batalla del Ebro (julio-noviembre de 1938), en un intento de Cataluña de parar la penetración franquista y unir las zonas republicanas. La batalla se perpetúa a lo largo de tres meses, con un gran número de bajas; la balanza se inclinó a favor de Franco, a quien, con el triunfo, se le abrió el paso a la conquista de Cataluña.
De la Caída de Cataluña al Final de la Guerra
El 23 de diciembre de 1938, el ejército “nacional” se lanza sobre Cataluña. Las tropas republicanas apenas pueden resistir unas semanas. La caída de Cataluña obliga al gobierno republicano al exilio. El 5 de febrero, cruza la frontera un ingente número de combatientes y de población civil. Entre los que cruzan, se encuentran Azaña, Companys y Negrín.
Tras la caída de Cataluña, Madrid se convierte en el lugar de una confrontación civil en el seno de la República. El 5 de marzo de 1939, el coronel Casado lleva a cabo un golpe de Estado frente a Negrín, formando el Consejo Nacional de Defensa. Franco no quiso negociar; exigió la rendición incondicional. Sus tropas entran en Madrid el 28 de marzo de 1939.
El 1 de abril de 1939, el general Francisco Franco firmó el último parte de guerra, poniendo fin al conflicto.