El Régimen Franquista: Economía y Sociedad (1939-1975)
El franquismo fue un régimen político de carácter totalitario implantado en España por el general Francisco Franco desde el final de la Guerra Civil en 1939 hasta su muerte en 1975. Al concluir la guerra, la economía se encontraba en una situación ruinosa, agravada por el bloqueo político que sufrió España tras la Segunda Guerra Mundial y su exclusión del Plan Marshall.
Primera Etapa: Autarquía e Intervencionismo (Años 40)
En su primera etapa, se implementó una política de carácter autárquico, basada en el modelo económico fascista (autosuficiencia económica e intervencionismo estatal). Durante los años 40, la escasez de bienes era notable, lo que llevó al Estado a intervenir para racionalizar el consumo, establecer cupos de producción y fijar precios y salarios. Por ello, el Estado impulsó iniciativas como la creación de grandes obras públicas o la fundación del Instituto Nacional de Industria (INI) y la nacionalización de la red ferroviaria (RENFE). Como consecuencia de la decadente situación, el hambre y la miseria, se establecieron las cartillas de racionamiento, vigentes hasta 1952. Dado que estas no solían ser suficientes, proliferaron el mercado negro y el estraperlo.
Segunda Etapa: Apertura y Desarrollismo (Años 50-70)
En los años 50, la economía dio un giro, ya que en 1951 España comenzó a recibir ayudas estadounidenses tras los acuerdos bilaterales. Aun así, los presupuestos deficitarios, el desequilibrio de la balanza comercial y las huelgas y protestas de 1955 obligaron a otorgar la dirección económica a los llamados tecnócratas (ministros vinculados al Opus Dei, partidarios del reformismo económico).
Desde 1959, se inició la etapa del desarrollismo, que supuso la paulatina incorporación de España a los mercados internacionales. Sus objetivos eran mejorar la economía para lograr la estabilidad social. Para ello, los tecnócratas llevaron a cabo el Plan de Estabilización (1959), que buscaba acabar con el intervencionismo y liberalizar el comercio y las finanzas. Este plan se basaba en tres ejes:
- Estabilización de la economía: Reducción del déficit público y la inflación.
- Liberalización interior: Eliminación progresiva del intervencionismo estatal en el mercado.
- Liberalización exterior: Eliminación de aranceles y devaluación de la peseta para fomentar exportaciones y atraer inversión.
Aunque los resultados iniciales provocaron una contracción económica, a partir de 1961 los efectos comenzaron a ser positivos. Se produjo una notable expansión económica gracias a la mejora de la industria, que repercutió en la aparición de nuevas fuentes de ingresos como el turismo masivo, la inversión de capital extranjero y las remesas de la emigración española a Europa (que alivió el paro derivado del éxodo rural). Estos fueron factores determinantes del desarrollismo.
Los Planes de Desarrollo
Se crearon los llamados Planes de Desarrollo Económico y Social para intentar corregir las deficiencias estructurales de la industria y reducir los desequilibrios regionales. Se implementaron tres planes cuatrienales:
- 1964-1967
- 1968-1971
- 1972-1975
Estos planes impulsaron los polos de desarrollo, ciudades que recibieron beneficios fiscales e inversiones para fomentar su industrialización (por ejemplo, Huelva, Vigo, A Coruña, Valladolid, Zaragoza). La actividad económica incentivó la mecanización del campo, potenció la creciente industria (especialmente en Cataluña, Madrid y País Vasco) y contribuyó a equilibrar la balanza comercial.
Problemas del Desarrollismo
El modelo desarrollista, sin embargo, presentaba debilidades:
- Una industria dependiente de la tecnología y la inversión extranjeras.
- Dependencia de la emigración para reducir las cifras de desempleo.
- Un sistema fiscal regresivo que propiciaba el fraude y la evasión de impuestos.
El descenso del crecimiento económico iniciado en 1967 se vio agravado por la crisis del petróleo de 1973.
Transformaciones Sociales
Durante el periodo desarrollista se produjeron profundas transformaciones sociales, impulsadas por el fin del aislamiento internacional y el crecimiento económico. La población aumentó significativamente; gracias a una política pronatalista, se produjo el llamado “baby boom” en los años 60 y principios de los 70. Los movimientos migratorios fueron intensos: el mencionado éxodo rural de los años 40 y 50 (debido a la pobreza rural y la búsqueda de empleo industrial) y la emigración hacia países europeos.
Acontecieron cambios importantes en la estructura de la población activa: disminuyó el sector primario y aumentaron considerablemente los trabajadores de los sectores secundario (industria) y terciario (servicios), consolidando una nueva clase obrera urbana y una creciente clase media. Se promulgaron leyes sociales que extendieron la educación pública, mejoraron las prestaciones sociales y sanitarias (Seguridad Social) y facilitaron, aunque limitadamente, la inclusión de la mujer en el mundo laboral y educativo.
El modo de vida y la mentalidad cambiaron por la influencia de la televisión, el contacto con los turistas y la nueva faceta de una mujer estudiante y trabajadora. El nivel de vida mejoró: los salarios aumentaron y las familias mejoraron su nivel adquisitivo. A finales de los 60, era común poseer electrodomésticos, teléfono, y un vehículo propio (el Seat 600 se convirtió en un símbolo de la época). Durante los 70, las vacaciones de verano en la playa se generalizaron para muchas familias.
No obstante, a nivel político, el final de los años 60 y principios de los 70 estuvo marcado por el inmovilismo del régimen y una persistente represión política.
Oposición Política y Crisis Final del Franquismo (Años 40-1975)
Al terminar la Guerra Civil, el Estado franquista decretó la Ley de Responsabilidades Políticas (1939) y estableció el Tribunal de Orden Público (TOP) en 1963. Mediante estas y otras medidas, se llevó a cabo una dura represión: persecución y encarcelamiento de opositores políticos, depuración de funcionarios y profesionales, marginación de los considerados enemigos del régimen y una estricta censura de ideas contrarias al mismo.
Primeras Formas de Oposición
A pesar de la represión, miembros de los partidos y sindicatos derrotados que no habían sido ejecutados, encarcelados o exiliados, intentaron mantener una oposición clandestina demandando libertades.
- Oposición Monárquica: Inicialmente, los monárquicos partidarios de Don Juan de Borbón (hijo de Alfonso XIII) se acercaron al régimen. Sin embargo, en 1945, con el Manifiesto de Lausana, Don Juan reclamó la restauración de una monarquía constitucional, lo que provocó la ruptura con Franco.
- Los Maquis: Guerrilleros antifranquistas (muchos de ellos excombatientes republicanos) que mantuvieron la lucha armada en zonas rurales y montañosas, especialmente en la década de 1940. Recibieron apoyo del PCE (Partido Comunista de España) y de algunos sectores civiles. La resistencia guerrillera decayó tras el fracaso de la invasión del Valle de Arán en 1944 y la falta de apoyos internacionales, disolviéndose progresivamente entre capturas (muchos fueron ejecutados) y el exilio.
Resurgimiento de la Oposición Social y Política (Años 50-70)
La oposición social fue notable a través de huelgas laborales (como la de tranvías de Barcelona en 1951 o las mineras de Asturias en 1962) y movilizaciones universitarias. Esta oposición aumentó con los cambios sociales derivados del desarrollismo a partir de 1959 y se hizo más organizada y efectiva.
- Movimiento Obrero: A partir de 1962, surgió Comisiones Obreras (CCOO), un sindicato clandestino infiltrado en los sindicatos verticales oficiales, que ganó gran protagonismo en la lucha laboral y política, especialmente al final del franquismo.
- Movimiento Estudiantil: Los universitarios fueron protagonistas en la demanda de libertades democráticas. Surgieron organizaciones como el FLP (Frente de Liberación Popular). Las protestas de 1965 en Madrid acabaron con la expulsión de catedráticos como Aranguren y Tierno Galván. Las revueltas estudiantiles se intensificaron a partir de mayo de 1968, siendo duramente reprimidas.
- Sectores de la Iglesia: La Iglesia Católica, inicialmente un pilar del régimen, experimentó un distanciamiento progresivo, especialmente tras el Concilio Vaticano II (1962-1965). Surgieron los llamados»curas obrero» y figuras críticas con la dictadura, como el cardenal Vicente Enrique y Tarancón.
- Oposición Política Moderada: En 1962, tuvo lugar el llamado “Contubernio de Múnich”, una reunión de políticos españoles de diversas tendencias (liberales, democristianos, socialdemócratas, monárquicos) en el Congreso del Movimiento Europeo. Los asistentes pidieron la democratización del régimen y fueron duramente condenados y represaliados por el franquismo.
- Oposición Política Tradicional (Izquierda): El PSOE (Partido Socialista Obrero Español), liderado desde 1974 por Felipe González, se reorganizó en el interior. El PCE, dirigido por Santiago Carrillo, mantuvo una estructura clandestina más sólida. En 1974, el PCE impulsó la Junta Democrática, y en 1975, el PSOE promovió la Plataforma de Convergencia Democrática. Ambas plataformas se unieron en 1976 en la Coordinación Democrática (conocida como Platajunta), exigiendo una ruptura democrática, libertades políticas, garantía de derechos humanos y amnistía para los presos políticos.
- Nacionalismos: El nacionalismo también constituyó una forma de oposición. En Cataluña, resurgieron partidos como Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). En el País Vasco, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) mantuvo su actividad en la clandestinidad y el exilio.
- Oposición en el Ejército: Surgió la Unión Militar Democrática (UMD), formada por jóvenes oficiales partidarios de reformas democráticas, que fue desarticulada en 1975.
- Terrorismo: Se intensificaron los actos terroristas. ETA (Euskadi Ta Askatasuna), fundada en 1959, incrementó sus atentados mortales a partir de finales de los 60. También actuaron grupos de extrema izquierda como el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) y el GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre).
- Disidencia Cultural: A pesar de la censura, artistas e intelectuales como Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Juan Marsé o Luis Martín-Santos mostraron el descontento social y criticaron el régimen a través de sus obras. La Ley de Prensa e Imprenta de 1966, impulsada por Manuel Fraga Iribarne, eliminó la censura previa pero mantuvo fuertes mecanismos de control y sanción a posteriori.
La Crisis Final del Régimen (1969-1975)
La fase final del franquismo estuvo marcada por la creciente influencia del almirante Luis Carrero Blanco sobre un dictador envejecido y con problemas de salud. En 1969, Franco designó al príncipe Juan Carlos de Borbón, hijo de Don Juan, como su sucesor a título de Rey. Juan Carlos juró los Principios del Movimiento Nacional, generando incertidumbre sobre sus intenciones futuras.
El escándalo Matesa (1969), un caso de corrupción relacionado con exportaciones ficticias, obligó al cese de ministros tecnócratas y de sus oponentes aperturistas (como Fraga y Solís). Esto dio lugar a un gobierno más homogéneo y monocolor, con Carrero Blanco como vicepresidente y figura fuerte, dominado por ministros del Opus Dei. Este gobierno buscaba mantener la unidad del franquismo y frenar la oposición, aunque existía una lucha interna entre los inmovilistas (ultraconservadores) y los aperturistas (partidarios de reformas limitadas).
En junio de 1973, Franco, debido a su avanzada edad, separó por primera vez la Jefatura del Estado de la Jefatura del Gobierno, nombrando a Carrero Blanco presidente del Gobierno. Sin embargo, el 20 de diciembre de 1973, Carrero Blanco fue asesinado en Madrid en un atentado perpetrado por ETA (Operación Ogro). Su muerte descabezó al sector más inmovilista y aceleró la crisis del régimen.
Le sucedió en el cargo Carlos Arias Navarro, un político considerado del sector inmovilista, cuyo nombramiento se produjo en un contexto de crecientes protestas y huelgas. Arias Navarro intentó un tímido aperturismo con el llamado “espíritu del 12 de febrero” (1974), prometiendo una nueva Ley Municipal, la creación de asociaciones políticas (dentro de los límites del Movimiento) y reformas sindicales. Sin embargo, este intento reformista fracasó rápidamente debido a las resistencias internas y a la propia actuación del gobierno: el cese del general aperturista Díaz-Alegría, el conflicto con el obispo de Bilbao, Monseñor Añoveros (por una homilía en favor de la identidad vasca), y la ejecución del anarquista catalán Salvador Puig Antich en marzo de 1974, evidenciaron los límites de la apertura.
En 1975, ante la escalada terrorista, el gobierno aprobó una dura Ley Antiterrorista. En septiembre de ese año, fueron ejecutados cinco miembros de ETA y el FRAP, lo que provocó una oleada de condenas internacionales y la retirada de embajadores europeos.
Política Exterior en la Etapa Final
- Relaciones con Europa: En 1962, España solicitó el ingreso en la Comunidad Económica Europea (CEE), pero fue rechazado por la falta de democracia. En 1970, se consiguió firmar un Acuerdo Preferencial comercial.
- Gibraltar: En 1969, Franco ordenó el cierre de la verja con Gibraltar como medida de presión para reclamar su soberanía, sin éxito.
- Conflicto del Sáhara: En 1975, en plena agonía de Franco, estalló la crisis del Sáhara Occidental. El rey Hassan II de Marruecos organizó la Marcha Verde, una invasión pacífica del territorio. Ante la presión marroquí y la inestabilidad interna, España firmó los Acuerdos de Madrid (noviembre de 1975), por los que cedía la administración del Sáhara a Marruecos y Mauritania, incumpliendo los compromisos de descolonización de la ONU.
El 20 de noviembre de 1975, Francisco Franco falleció, dejando el futuro de España, según sus propias palabras, “atado y bien atado” hacia una monarquía que continuara los principios del régimen, aunque la realidad sería muy diferente.
La Transición a la Democracia (1975-1982)
La Transición española es el proceso de cambio político gradual y pacífico que llevó a España desde la dictadura franquista a un sistema democrático homologable a los de Europa Occidental. Generalmente, se sitúa entre la muerte de Franco en noviembre de 1975 y la victoria electoral del PSOE en octubre de 1982. Fue un proceso impulsado desde arriba por figuras clave como el Rey Juan Carlos I y el presidente Adolfo Suárez, pero contó con un amplio apoyo social y el consenso de las principales fuerzas políticas, en un contexto internacional favorable al fin de las dictaduras en el sur de Europa (Portugal, Grecia).
Los Inicios: Incertidumbre y Primeros Pasos (1975-1976)
Con la muerte del dictador, se plantearon tres alternativas principales para el futuro político de España:
- Continuidad: Defendida por los sectores más inmovilistas del franquismo (el llamado»búnke»), que pretendían perpetuar el régimen con ligeras modificaciones bajo la nueva monarquía.
- Reformismo: Propugnada por sectores aperturistas del régimen y apoyada por el Rey, que buscaba una evolución hacia la democracia utilizando los propios mecanismos legales e instituciones del franquismo.
- Ruptura Democrática: Exigida por la oposición democrática (izquierda y nacionalistas), que reclamaba la liquidación total del aparato franquista y la instauración inmediata de un sistema democrático a través de un gobierno provisional y un proceso constituyente.
Juan Carlos I fue proclamado Rey y Jefe de Estado el 22 de noviembre de 1975. En su primer discurso ante las Cortes franquistas, expresó de forma calculada su intención de ser»el Rey de todos los españole» y de impulsar una»profunda mejora de nuestras institucione», abriendo la puerta a la democratización.
El primer presidente del gobierno de la monarquía fue Carlos Arias Navarro, confirmado por el Rey, quien mantuvo a muchos ministros del franquismo. Su gobierno intentó una reforma limitada (la»democracia a la español»), pero se mostró incapaz de avanzar debido a las tensiones entre reformistas e inmovilistas dentro del propio ejecutivo, la creciente presión de la oposición en la calle (manifestaciones, huelgas) y la dura represión ejercida por el gobierno (sucesos de Vitoria en marzo de 1976, donde la policía mató a cinco trabajadores). La incapacidad de Arias para liderar una reforma creíble llevó al Rey a forzar su dimisión en junio de 1976.
El Gobierno de Adolfo Suárez y la Reforma Política (1976-1977)
Para sorpresa de muchos, el Rey nombró presidente a Adolfo Suárez, un político procedente del Movimiento Nacional pero con fama de pragmático y dialogante. Suárez, con el apoyo clave del Rey y la colaboración de reformistas, democristianos, militares leales y figuras del antiguo régimen dispuestas al cambio, diseñó y ejecutó un audaz proceso de transición hacia la democracia desde la legalidad franquista.
Sus principales acciones fueron:
- Amnistía política: Liberación gradual de presos políticos.
- Legalización de partidos políticos: Se legalizaron la mayoría de los partidos clandestinos, incluyendo decisiones clave y polémicas como la legalización del PSOE (febrero 1977) y, sobre todo, la del PCE (abril 1977, durante la Semana Santa, para minimizar la reacción del ejército).
- Ley para la Reforma Política: Presentada como una»ley fundamenta» más del franquismo, fue aprobada por las Cortes franquistas en noviembre de 1976 y sometida a referéndum el 15 de diciembre de 1976, obteniendo un apoyo masivo. Esta ley fue el instrumento legal que permitió liquidar las instituciones franquistas y convocar elecciones democráticas. Reconocía la soberanía popular, establecía unas Cortes bicamerales (Congreso y Senado) elegidas por sufragio universal y preveía un futuro proceso constituyente.
Este proceso no estuvo exento de tensiones y violencia. A partir de 1977, se agravaron las amenazas terroristas:
- Terrorismo de extrema derecha: Grupos como los Guerrilleros de Cristo Rey o la Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista) buscaban boicotear la transición mediante atentados y violencia callejera. La amenaza de un golpe militar involucionista era constante. Un hito fue el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha (vinculados al PCE y CCOO) en Madrid, en enero de 1977.
- Terrorismo de extrema izquierda: Principalmente el GRAPO.
- Terrorismo de ETA: Que intensificó su campaña de atentados.
El final del gobierno preconstitucional estuvo marcado por la llamada (del 23 al 29 de enero de 1977), con el asesinato de un estudiante por la extrema derecha, el secuestro del general Villaescusa por el GRAPO y el ya citado asesinato de los abogados de Atocha.
Las Primeras Elecciones y la Constitución de 1978
El 15 de junio de 1977, se celebraron las primeras elecciones democráticas a Cortes Constituyentes desde 1936. Los principales partidos que concurrieron fueron:
- Derecha: Alianza Popular (AP), liderada por Manuel Fraga y formada por exministros franquistas; y grupos de extrema derecha como Fuerza Nueva.
- Centro: La Unión de Centro Democrático (UCD), una coalición de democristianos, liberales, socialdemócratas y reformistas del franquismo, liderada por Adolfo Suárez.
- Izquierda: El PSOE (liderado por Felipe González), el PSP (Partido Socialista Popular, de Enrique Tierno Galván, que luego se integraría en el PSOE) y el PCE (liderado por Santiago Carrillo).
- Nacionalistas: Destacaron el PNV en el País Vasco y el Pacte Democràtic per Catalunya (PDC), liderado por Jordi Pujol (germen de CDC), en Cataluña.
El resultado dio la victoria a la UCD de Suárez, seguida de cerca por el PSOE. El PCE y AP obtuvieron resultados más modestos. Estas Cortes elaboraron la Constitución Española, fruto de un amplio consenso entre las principales fuerzas políticas (con la notable excepción del PNV, que pidió la abstención). La Constitución fue aprobada en referéndum el 6 de diciembre de 1978.
Características Principales de la Constitución de 1978:
- Define a España como un Estado social y democrático de Derecho.
- Establece la soberanía nacional, que reside en el pueblo español.
- La forma política del Estado es la Monarquía Parlamentaria. El Rey es el Jefe del Estado, con funciones representativas y simbólicas (mando supremo de las Fuerzas Armadas, sanciona y promulga leyes, convoca y disuelve las Cortes, convoca elecciones), pero el poder efectivo reside en las instituciones democráticas.
- Consagra la unidad de la Nación española, pero reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran (dando lugar al Estado de las Autonomías).
- Incluye una extensa declaración de derechos y libertades fundamentales.
- Establece la aconfesionalidad del Estado, garantizando la libertad religiosa.
- Se basa en la división de poderes:
- Legislativo: Reside en las Cortes Generales (Congreso de los Diputados y Senado).
- Ejecutivo: Corresponde al Gobierno, dirigido por el Presidente, que es elegido por el Congreso.
- Judicial: Administrado por jueces y magistrados independientes, con el Tribunal Constitucional como máximo intérprete de la Constitución y la posibilidad de juicios con jurado popular.
La Organización Territorial: El Estado de las Autonomías
La Constitución estableció en su Título VIII las bases para la descentralización política del Estado. A partir de los buenos resultados electorales de los partidos nacionalistas en 1977 y la fuerte demanda de autogobierno, se inició rápidamente la restauración de la Generalitat de Cataluña (con el regreso del presidente Tarradellas) y la creación de un órgano preautonómico en el País Vasco (Consejo General Vasco). Tras la aprobación de la Constitución, se fueron aprobando los Estatutos de Autonomía de las diferentes regiones.
El país quedó finalmente organizado en 17 Comunidades Autónomas y 2 Ciudades Autónomas (Ceuta y Melilla), cada una con su propio Estatuto, Parlamento (Asamblea Legislativa) y Gobierno autonómico, asumiendo competencias transferidas desde el Estado central. La Constitución establece también los principios de solidaridad y equilibrio económico entre las distintas regiones del territorio español.
Persistencia del Terrorismo
Durante todo el proceso de transición, la violencia terrorista continuó siendo una grave amenaza:
- Extrema derecha: Mantuvo su actividad con atentados y altercados callejeros (Guerrilleros de Cristo Rey, Batallón Vasco Español).
- Extrema izquierda: La acción principal provino del FRAP (hasta su disolución) y sobre todo del GRAPO, con secuestros y asesinatos selectivos (policías, militares, empresarios).
- Nacionalistas radicales: ETA intensificó brutalmente su campaña de atentados durante los años de la Transición (los»años de plom»), buscando desestabilizar el proceso democrático y forzar una negociación política sobre la independencia del País Vasco. ETA se convirtió en el principal actor terrorista y en uno de los mayores desafíos para la consolidación de la democracia española.