El Sistema Político de la Restauración (1874-1923)
El periodo de la Restauración Borbónica en España (1874-1923) se caracterizó por un sistema político ideado por Antonio Cánovas del Castillo para poner fin a la inestabilidad del siglo XIX, marcada por pronunciamientos militares y cambios de régimen. Este sistema buscaba la estabilidad a través de la alternancia pacífica en el poder de dos grandes partidos dinásticos.
Características del Bipartidismo o Turnismo
Este sistema, conocido como turnismo o sistema canovista, se inspiró en el modelo parlamentario inglés para evitar los vacíos de poder. El rey alternaba el nombramiento de presidente de gobierno entre los líderes de los dos partidos principales:
- El Partido Liberal Conservador, liderado por Antonio Cánovas del Castillo, que agrupaba a miembros del antiguo Partido Moderado y de la Unión Liberal.
- El Partido Liberal Fusionista, liderado por Práxedes Mateo Sagasta, que reunía a antiguos progresistas, demócratas, radicales y republicanos.
Estos partidos no eran organizaciones políticas modernas con programas definidos, sino más bien agrupaciones de notables y camarillas provinciales con estructuras débiles, cuyo principal objetivo era controlar el proceso electoral. El rey designaba al presidente del gobierno, le otorgaba la orden de disolución de las Cortes y convocaba elecciones. La misión primordial del nuevo presidente era, por tanto, asegurarse una mayoría parlamentaria.
La Política de Cánovas
Antonio Cánovas del Castillo concibió el sistema de la Restauración basado en la alternancia de dos partidos (inicialmente llamados moderado y progresista, aunque evolucionaron a Conservador y Liberal) para evitar los enfrentamientos pasados y la intervención militar en la política. Ambos partidos debían aceptar pasar a la oposición si perdían la confianza regia o parlamentaria y respetar la legislación aprobada por el partido anterior. El proyecto de Cánovas se sustentaba en tres pilares fundamentales:
- El rey y las Cortes como instituciones históricas y fundamentales.
- El bipartidismo como sistema de alternancia pacífica en el poder.
- Una Constitución moderada (la de 1876) como marco jurídico del sistema.
Características Generales de la Restauración
La Restauración abarca el periodo desde el regreso de los Borbones con Alfonso XII en 1874 hasta el Golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923. Fue un régimen liberal, bipartidista y con un fuerte poder real, diseñado por Cánovas del Castillo. Este sistema marginó a otras fuerzas sociales y políticas emergentes, como los partidos obreros y los nacionalismos periféricos, apoyándose principalmente en la burguesía y las clases propietarias.
El marco legal del sistema fue la Constitución de 1876, caracterizada por el liberalismo doctrinario (soberanía compartida entre las Cortes y el rey) y, inicialmente, el sufragio censitario. No obstante, en 1890 se instauró el sufragio universal masculino. La Constitución reconocía el papel moderador del rey, considerándolo un árbitro político y garante de la alternancia. Se buscaba así poner fin al protagonismo militar en la política española del siglo XIX.
El Caciquismo y el Fraude Electoral (Pucherazo)
El caciquismo fue un elemento clave para asegurar el funcionamiento del turnismo, consistiendo en la manipulación metódica de la voluntad popular y de los resultados electorales. El gobierno no dependía de la libre elección de las Cortes, sino que el gobierno designado «fabricaba» su mayoría en las Cortes.
Cada partido contaba en los distritos electorales con una red de notables provinciales y locales, los caciques. Estos, en connivencia con el gobernador civil nombrado por el nuevo presidente del gobierno, elaboraban las listas de candidatos gubernamentales (el encasillado) y aseguraban su victoria mediante diversas presiones y fraudes. El partido que pasaba a la oposición, aunque perdía la mayoría, mantenía una minoría significativa de diputados.
Cuando el «encasillado» y las presiones no eran suficientes, se recurría al fraude electoral directo, conocido popularmente como pucherazo. Este consistía en alterar el resultado de las elecciones mediante manipulaciones en el recuento de votos, como la apertura de urnas y el cambio de papeletas.
¿Quiénes eran los Caciques?
Los caciques locales y provinciales eran miembros de la oligarquía terrateniente y ejercían presión sobre los electores para obtener su voto. Utilizaban amenazas (como el despido) y controlaban las decisiones municipales que afectaban directamente a los ciudadanos para asegurar la sumisión y el voto favorable a los candidatos designados.
La Constitución de Cádiz de 1812 («La Pepa»)
La Constitución aprobada el 19 de marzo de 1812 en Cádiz, popularmente conocida como «La Pepa», fue la primera constitución liberal de España. Su promulgación tuvo lugar en el contexto de la Guerra de la Independencia (1808-1814), representando la respuesta del pueblo español a la invasión napoleónica. Además, ejerció una notable influencia en América, sirviendo de inspiración para los movimientos de emancipación de las colonias hispanoamericanas.
Contexto Histórico de la Constitución de 1812
Las Abdicaciones de Bayona (1808) de Carlos IV y Fernando VII crearon un vacío de poder en la España no ocupada por los franceses. Para llenar este vacío y organizar la resistencia, se formaron juntas locales y provinciales que asumieron la soberanía. Para coordinar estas juntas, se constituyó la Junta Suprema Central, que posteriormente traspasó sus poderes a un Consejo de Regencia. Este Consejo se estableció en Cádiz, el único territorio libre de ocupación francesa, y convocó allí las Cortes en 1810.
Entre los diputados reunidos en Cádiz, se distinguieron tres corrientes principales: los liberales (partidarios de reformas radicales), los absolutistas (defensores del Antiguo Régimen) y los ilustrados (reformistas moderados). La principal labor legislativa de estas Cortes fue desmantelar las estructuras del Antiguo Régimen e instaurar un sistema político liberal.
Características Clave de la Constitución de 1812
Las características esenciales de «La Pepa» fueron las siguientes:
- Soberanía nacional: La autoridad suprema del Estado residía en el conjunto de la nación, representada por las Cortes.
- División de poderes: Se establecía una clara separación de poderes: el poder legislativo recaía en las Cortes unicamerales, el poder ejecutivo en el gobierno y el rey, y el poder judicial en los tribunales de justicia.
- Nuevo derecho de representación: La nación ejercía su soberanía a través de representantes elegidos por los ciudadanos, no por estamentos. La elección de diputados se realizaba mediante un sufragio universal masculino indirecto.
- Igualdad de los ciudadanos ante la ley: Este principio supuso el fin de los privilegios estamentales característicos del Antiguo Régimen.
- Reconocimiento de derechos y libertades individuales: Se garantizaban derechos fundamentales como la educación, la propiedad privada, la inviolabilidad del domicilio y la libertad de imprenta (con ciertas restricciones).
- Confesionalidad del Estado: Se establecía el catolicismo como la única confesión religiosa permitida en España.
- Organización territorial: El territorio se dividía en provincias y municipios, buscando la unificación administrativa del Estado.
- Creación de la Milicia Nacional: Se creó esta fuerza cívica, organizada por provincias, para reforzar al ejército regular y defender el nuevo Estado Liberal.
Legado y Vigencia de la Constitución de 1812
Por todas estas razones, la Constitución de 1812 se convirtió en el símbolo por excelencia del liberalismo en la historia de España. Aunque Fernando VII la derogó a su regreso en 1814, tras el pronunciamiento de Riego en 1820, se vio obligado a jurarla, dando inicio al periodo conocido como el Trienio Liberal (1820-1823). A pesar de su corta vigencia efectiva, su influencia fue enorme, tanto en España como en Iberoamérica.