El Fin de la Primera Guerra Mundial y la Crisis de Posguerra
La Primera Guerra Mundial, también conocida como la Gran Guerra, tuvo lugar entre 1914 y 1918 y enfrentó a las principales potencias europeas, entre ellas Alemania, Austria-Hungría, Francia, Reino Unido y Rusia. Al finalizar la guerra, Europa quedó devastada, con millones de muertos, ciudades destruidas y economías arrasadas. La firma del armisticio de Compiègne el 11 de noviembre de 1918 marcó el fin de las hostilidades, pero lo que vino después fue una etapa de gran inestabilidad. El periodo de posguerra estuvo marcado por las difíciles consecuencias políticas, sociales y económicas derivadas del conflicto, lo que generó una serie de crisis que afectaron tanto a los países vencedores como a los derrotados.
Consecuencias Políticas y Territoriales
Las consecuencias del fin de la guerra no solo involucraron la firma de tratados, sino también la reconfiguración de las fronteras y el ascenso de nuevos movimientos políticos, como el comunismo y el fascismo. Uno de los principales factores que marcaron el fin de la guerra fue la firma de una serie de tratados de paz, siendo el más importante el Tratado de Versalles (1919). Este tratado, firmado entre Alemania y las potencias aliadas, culpaba exclusivamente a Alemania del conflicto y le imponía severas sanciones, ya que se obligó al país a aceptar la culpa total del conflicto, lo que resultó en enormes reparaciones económicas. Además, Alemania perdió territorio y se le prohibió tener un ejército numeroso. Estas condiciones generaron un profundo resentimiento en la población alemana, lo que más adelante sería aprovechado por movimientos políticos radicales.
En cuanto a las potencias derrotadas, el Imperio Austrohúngaro y el Imperio Otomano fueron desmantelados y sus territorios repartidos entre los países vencedores. En el caso del Imperio Austrohúngaro, surgieron nuevos estados independientes, como Checoslovaquia, Yugoslavia y Hungría. Por su parte, el Imperio Otomano perdió casi todos sus territorios en el Medio Oriente, que fueron ocupados por Reino Unido y Francia bajo el sistema de mandatos de la Liga de Naciones. Este proceso de reconfiguración territorial también dio lugar a tensiones étnicas y conflictos que, en muchos casos, perduraron en las décadas siguientes.
Crisis Económica y Social
El fin de la guerra supuso también una gran crisis económica. El conflicto había dejado a la mayoría de los países europeos gravemente endeudados, con infraestructuras devastadas y una escasez generalizada de bienes de consumo. En Alemania, la situación fue especialmente crítica. La obligación de pagar indemnizaciones de guerra a los países vencedores, junto con los conflictos políticos internos, llevaron a la hiperinflación en 1923. El valor del marco alemán se desplomó de tal forma que los ciudadanos necesitaban enormes cantidades de billetes para comprar productos básicos. Esta situación de caos económico generó un clima de desesperación entre la población alemana, que, sumado al resentimiento por las humillantes condiciones del Tratado de Versalles, favoreció el surgimiento de movimientos radicales como el nazi-fascismo.
La Gran Depresión de 1929 exacerbó la crisis económica mundial. A medida que el comercio internacional se desplomaba y la producción industrial caía, el desempleo alcanzó niveles históricos, afectando no solo a Alemania, sino también a países como Estados Unidos, Francia y el Reino Unido. En muchos países, la incapacidad de los gobiernos para hacer frente a la crisis favoreció la radicalización política. Esto llevó al ascenso de dictaduras autoritarias, como las de Benito Mussolini en Italia (fascismo) y Adolf Hitler en Alemania (nazi-fascismo), quienes prometían soluciones drásticas para los problemas económicos y sociales de sus países.
A nivel social, la Primera Guerra Mundial dejó huellas profundas en las sociedades europeas. La destrucción de la población masculina fue devastadora: millones de jóvenes murieron en combate, y los sobrevivientes quedaron traumatizados, muchos de ellos con graves secuelas físicas y psicológicas. Esto provocó un cambio en el rol de la mujer en la sociedad, pues muchas tuvieron que ocupar puestos de trabajo previamente reservados a los hombres. Este proceso contribuyó al sufragio femenino, que se extendió a varios países tras la guerra.
A nivel político, la situación de incertidumbre y caos fue aprovechada por los movimientos radicales para ganar popularidad. En Rusia, la Revolución Bolchevique de 1917 había establecido el primer estado comunista de la historia, lo que sembró el temor en gran parte de Europa, especialmente entre las clases dominantes. A su vez, los movimientos fascistas encontraron apoyo en sectores conservadores y nacionalistas que se oponían al comunismo. Esto generó un clima de polarización ideológica que marcó la política europea durante las décadas siguientes. La confrontación entre comunismo y fascismo sería una de las principales características de la política internacional del siglo XX.
El fin de la Primera Guerra Mundial marcó el inicio de un periodo de profunda inestabilidad. La Guerra Civil Rusa (1918-1921) entre los rojos (bolcheviques) y los blancos (monárquicos, liberales y opositores al comunismo) acabó con la victoria de los bolcheviques, quienes establecieron el régimen soviético bajo Lenin. La Unión Soviética (URSS), fundada en 1922, se convirtió en el primer Estado socialista de la historia, lo que marcaría un punto de inflexión en la política mundial. Por otro lado, el fin de la guerra y la crisis económica condujeron al ascenso de movimientos totalitarios, especialmente en Italia y Alemania, donde el fascismo y el nazismo ganaron fuerza, en parte gracias a la pobreza, el desempleo y la frustración por las humillantes condiciones de los tratados de paz. Estos movimientos autoritarios serían los responsables, junto con otras causas, del conflicto aún más devastador, que surgió en menos de dos décadas: la Segunda Guerra Mundial. Los problemas heredados de la Primera Guerra Mundial y su etapa de posguerra sentaron las bases para futuros conflictos.
La Revolución Rusa de 1917
La Revolución Rusa de 1917 fue uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX, ya que marcó el fin del régimen zarista y el inicio de un gobierno comunista en Rusia. Esta revolución fue el resultado de una profunda crisis política, económica y social que se agravó con la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial. Durante este proceso, tuvieron lugar dos revoluciones: la de febrero, que derrocó al zar, y la de octubre, que llevó al poder a los bolcheviques liderados por Lenin. En consecuencia, la revolución no solo transformó Rusia, sino que también influyó en el curso de la historia mundial con la creación de la Unión Soviética.
Causas de la Revolución
Las causas de la Revolución Rusa pueden dividirse en políticas, sociales y económicas.
- Ámbito Político: Rusia era una autocracia gobernada por el zar Nicolás II, quien tenía poder absoluto y no permitía reformas democráticas. Además, la Duma, el parlamento, no tenía verdadero poder, y la represión y censura impedían la oposición. A esto se sumaba el descontento dentro del ejército, que creció debido a las grandes derrotas en la Primera Guerra Mundial.
- Ámbito Social: La sociedad rusa estaba profundamente dividida: la nobleza y el clero poseían grandes riquezas, mientras que campesinos y obreros vivían en la miseria. Asimismo, las condiciones laborales en las fábricas eran precarias, y la falta de derechos generaba un gran malestar.
- Ámbito Económico: La economía rusa sufría una grave crisis. La agricultura seguía siendo feudal, con campesinos sin tierras y constantes hambrunas. Al mismo tiempo, la industrialización había crecido, pero de manera desigual, y los obreros vivían en condiciones de explotación. Como resultado, la guerra agravó la situación, causando inflación y desabastecimiento.
Grupos y Partidos Políticos
Es importante destacar los principales grupos y partidos que participaron en este proceso:
- Bolcheviques: Liderados por Lenin, eran un partido de ideología marxista que promovía la dictadura del proletariado.
- Mencheviques: También socialistas, defendían una transición más gradual hacia el socialismo.
- Socialistas Revolucionarios: Representaban al campesinado y la reforma agraria.
- Partidos Moderados: Como los cadetes (liberales constitucionalistas), y los monárquicos, que defendían el zarismo.
La Revolución de Febrero
Con este panorama, se produjo la Revolución de Febrero de 1917. Estallaron huelgas y manifestaciones en Petrogrado debido a la crisis económica y la guerra. Poco después, el ejército se unió a los manifestantes y el zar Nicolás II abdicó el 2 de marzo. A raíz de esto, se formó un Gobierno Provisional liderado por liberales y socialistas moderados, mientras que el Soviet de Petrogrado, una asamblea de obreros y soldados, ganó gran influencia. Sin embargo, este gobierno cometió varios errores: no sacó a Rusia de la guerra, no implementó la reforma agraria y no resolvió la crisis económica.
La Revolución de Octubre y el Poder Bolchevique
Por consiguiente, Lenin regresó del exilio y publicó las Tesis de Abril, en las que exigía “Paz, Pan y Tierra” y “Todo el poder para los soviets”, aumentando el apoyo a los bolcheviques. A continuación, en octubre, los bolcheviques aprovecharon el descontento general y organizaron un golpe de Estado el 25 de octubre (7 de noviembre en el calendario actual). De esta manera, los Guardias Rojos tomaron el Palacio de Invierno y derrocaron al Gobierno Provisional. Después de la insurrección, se proclamó la creación de la República Socialista Soviética de Rusia.
A partir de ese momento, se tomaron varias medidas clave:
- El Decreto de Paz, para salir de la Primera Guerra Mundial.
- El Decreto sobre la Tierra, que expropió tierras de los terratenientes.
- La instauración de un gobierno comunista dirigido por el Consejo de Comisarios del Pueblo.
Además, la oposición política fue eliminada y se estableció una dictadura bolchevique.
El Papel de los Soviets y la Guerra Civil
Otro aspecto fundamental de la Revolución Rusa fue el papel de los soviets, que eran asambleas de obreros, campesinos y soldados. Inicialmente, representaban diversas ideologías, pero tras la Revolución de Octubre quedaron bajo control bolchevique y se convirtieron en la base del nuevo Estado comunista.
Finalmente, la toma del poder no significó la estabilidad inmediata. Como consecuencia, entre 1918 y 1921, Rusia sufrió una guerra civil entre los bolcheviques (Ejército Rojo) y sus oponentes, los blancos (zaristas, liberales y socialistas moderados). Gracias a su organización y liderazgo, los bolcheviques lograron la victoria y consolidaron su poder. En 1922, se creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el primer Estado socialista del mundo, que se convirtió en una potencia global e influyó en el desarrollo de otros movimientos comunistas a lo largo del siglo XX.
En conclusión, la Revolución Rusa no solo transformó el país, sino que también marcó el inicio de un nuevo modelo político y económico que impactó la historia mundial.
El Inicio de los Totalitarismos: Fascismo Italiano y Estalinismo
El Fascismo en Italia
El fascismo surgió en Italia tras la Primera Guerra Mundial, en un contexto de crisis económica, desempleo y descontento social. Durante el Bienio Rojo (1919-1920), hubo numerosas huelgas y ocupaciones de fábricas y tierras, lo que generó temor entre empresarios y terratenientes. Ante esta situación, Benito Mussolini, un antiguo socialista, fundó en 1919 los Fascios Italianos de Combate, un movimiento paramilitar ultranacionalista que utilizaba métodos violentos contra socialistas. Posteriormente, en 1921, el movimiento fascista se institucionalizó con la creación del Partido Nacional Fascista (PNF).
Ascenso al Poder de Mussolini
Gracias al apoyo de la burguesía, la iglesia y sectores del ejército y la policía, Mussolini organizó en 1922 la Marcha sobre Roma, con la que exigió el poder. Como consecuencia, el rey Víctor Manuel III, en lugar de reprimir la insurrección, decidió nombrar a Mussolini primer ministro, lo que facilitó su llegada al gobierno.
Política Interior y Exterior
En cuanto a la política interior, el régimen fascista eliminó la democracia y consolidó un Estado totalitario. Un punto de inflexión fue el asesinato en 1924 del diputado socialista Giacomo Matteotti, quien había denunciado el fraude electoral fascista. A raíz de este suceso, en 1925-1926 se promulgaron las Leyes Fascistísimas, mediante las cuales Mussolini estableció un régimen de partido único, disolvió la oposición y censuró la prensa.
Por otro lado, en el ámbito de la política exterior, el fascismo tenía como objetivo restaurar la grandeza del Imperio Romano y establecer el dominio en el Mediterráneo. Para lograrlo, Mussolini impulsó una política expansionista que incluyó la conquista de Etiopía en 1935 y su participación en la Guerra Civil Española en 1936. Más adelante, en 1939, selló una alianza con Hitler mediante el Pacto de Acero y, finalmente, en 1940, Italia entró en la Segunda Guerra Mundial.
Economía Corporativista y Autarquía
Desde el punto de vista económico, el régimen fascista aplicó un modelo corporativista, que consistía en organizar la economía en gremios controlados por el Estado con el objetivo de eliminar la lucha de clases. En este contexto, en 1927 se aprobó la Carta del Trabajo, la cual regulaba las relaciones laborales bajo el control del fascismo. Asimismo, a partir de 1925, el gobierno impulsó una política intervencionista, promoviendo iniciativas como la Batalla del Trigo, cuyo propósito era alcanzar el autoabastecimiento de cereales y reducir la dependencia de las importaciones. En relación con esta medida, la imagen muestra a Mussolini participando en una cosecha de trigo, lo que formaba parte de la propaganda del régimen para fomentar la autosuficiencia del país.
Sin embargo, tras la crisis de 1929, el Estado optó por la autarquía, promoviendo la concentración industrial y la intervención estatal en la economía. Como parte de esta estrategia, en 1933 se creó el Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI), cuya función era canalizar las inversiones estatales hacia sectores estratégicos. Finalmente, con el objetivo de preparar a Italia para la Segunda Guerra Mundial, el régimen diseñó un programa de rearme y una fuerte inversión en las industrias armamentísticas y productivas relacionadas con la defensa.
Control Social y Relación con la Iglesia
En cuanto al control de la sociedad, el fascismo implantó un sistema de adoctrinamiento total, en el que se promovió el culto a la personalidad de Mussolini y se desarrolló un fuerte aparato propagandístico. Para asegurar la lealtad de las nuevas generaciones, el régimen creó organizaciones juveniles fascistas, a través de las cuales inculcaba valores militaristas y nacionalistas a los jóvenes. Además, el Estado controló la educación, la cultura y los medios de comunicación, estableciendo una estricta censura para evitar cualquier tipo de disidencia. Paralelamente, la mujer fue relegada al papel de esposa y madre, ya que el régimen incentivaba su permanencia en el hogar y desalentaba su incorporación al mercado laboral.
Por último, un aspecto clave de la consolidación del fascismo fue el acuerdo con la Iglesia Católica. En 1929, se firmaron los Pactos de Letrán, mediante los cuales el Vaticano fue reconocido como un Estado independiente, lo que le permitió reforzar la relación entre el régimen y la iglesia, asegurando así su apoyo.
Comparativa Totalitarismos
Tanto el fascismo italiano como el estalinismo fueron regímenes totalitarios que marcaron profundamente el siglo XX. A pesar de sus diferencias ideológicas, ambos se basaron en el autoritarismo, la represión, el control absoluto del Estado sobre la sociedad y el uso de la propaganda para consolidar su poder.
El caso italiano demuestra cómo, en un contexto de crisis, el descontento social y el miedo pueden ser aprovechados por movimientos extremistas que prometen orden y grandeza nacional, pero que a cambio imponen dictaduras que anulan las libertades y derechos fundamentales.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
La Segunda Guerra Mundial, desarrollada entre 1939 y 1945, fue el conflicto bélico más devastador del siglo XX y uno de los más significativos de la historia. Involucró a la mayoría de las naciones del mundo, divididas en dos grandes bandos: las Potencias del Eje (lideradas por Alemania, Italia y Japón) y los Aliados (encabezados por Reino Unido, la Unión Soviética, Estados Unidos, entre otros).
Orígenes y Causas
Este conflicto tuvo sus raíces en el descontento generado tras la Primera Guerra Mundial, especialmente por el Tratado de Versalles, que impuso duras sanciones a Alemania. A esto se sumó el ascenso de regímenes totalitarios en Europa, el expansionismo territorial y la política de apaciguamiento adoptada por las potencias occidentales, que no detuvieron a tiempo a Adolf Hitler.
Desarrollo del Conflicto
La guerra comenzó el 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania invadió Polonia con una táctica de ataque rápido conocida como «Blitzkrieg«. Dos días después, el 3 de septiembre, Reino Unido y Francia le declararon la guerra a Alemania, iniciando formalmente el conflicto. Durante 1940, Alemania ocupó rápidamente varios países, incluyendo Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Bélgica y Francia. Ese mismo año, intentó sin éxito conquistar Reino Unido en la Batalla de Inglaterra.
En 1941, Hitler rompió el pacto de no agresión con la Unión Soviética e inició la invasión del este europeo con la Operación Barbarroja. Ese mismo año, el 7 de diciembre, Japón atacó la base naval de Pearl Harbor, provocando la entrada de Estados Unidos a la guerra.
Entre 1942 y 1943, los Aliados comenzaron a cambiar el rumbo del conflicto. En el Pacífico, Estados Unidos derrotó a Japón en la Batalla de Midway. En Europa, la Unión Soviética logró una decisiva victoria sobre los alemanes en la Batalla de Stalingrado. En 1943, las fuerzas aliadas invadieron Sicilia, lo que llevó a la caída de Mussolini y a la rendición de Italia, que se unió al bando aliado.
En 1944, los Aliados abrieron un nuevo frente en el oeste con el famoso Desembarco de Normandía (6 de junio), que permitió liberar Francia y avanzar hacia Alemania.
El Fin de la Guerra
En abril de 1945, las tropas aliadas y soviéticas llegaron a Berlín. El 30 de abril, Hitler se suicidó en su búnker. Alemania firmó su rendición incondicional el 8 de mayo de 1945, poniendo fin a la guerra en Europa.
En Asia, la guerra continuó hasta que Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto respectivamente. Japón anunció su rendición el 15 de agosto y la firmó oficialmente el 2 de septiembre de 1945, concluyendo así la Segunda Guerra Mundial.
Consecuencias de la Guerra
Este conflicto dejó más de 70 millones de muertos, la mayoría civiles, y destruyó ciudades enteras. Cambió profundamente el equilibrio mundial, con la creación de la ONU en 1945 para evitar nuevos conflictos y el inicio de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Además, reveló el horror del Holocausto, con el asesinato sistemático de seis millones de judíos a manos del régimen nazi.
La Segunda Guerra Mundial fue una lección dolorosa sobre los peligros del totalitarismo, la pasividad internacional y la violencia ideológica, y sus consecuencias marcaron la política, economía y sociedad del mundo durante décadas.
Conceptos Clave y Figuras Históricas
Sistemas Bismarckianos
Tras la unificación de Alemania en 1871, el canciller Otto von Bismarck diseñó una red de alianzas para mantener el equilibrio en Europa. Los sistemas bismarckianos fueron una serie de pactos diplomáticos destinados a aislar a Francia y evitar una guerra generalizada, mediante acuerdos con Austria-Hungría, Rusia e Italia, garantizando así la estabilidad del Imperio Alemán en el continente.
Plan Schlieffen
A comienzos del siglo XX, Alemania preveía la posibilidad de una guerra en dos frentes contra Francia y Rusia. El Plan Schlieffen fue una estrategia militar alemana que proponía atacar rápidamente a Francia a través de Bélgica antes de que Rusia pudiera movilizar sus tropas, pero su fallo en 1914 desencadenó una larga guerra de posiciones.
Paz de Brest-Litovsk
En medio de la Revolución Rusa y el colapso del frente oriental, el nuevo gobierno bolchevique buscó salir de la guerra. La Paz de Brest-Litovsk fue un tratado firmado en 1918 entre Rusia y las Potencias Centrales, mediante el cual Rusia se retiraba de la Primera Guerra Mundial, entregando vastos territorios a cambio de la paz.
W. Wilson
En el contexto del liderazgo aliado durante la Primera Guerra Mundial, el presidente estadounidense Woodrow Wilson destacó por su visión idealista de la posguerra. Propuso los «Catorce Puntos» para establecer una paz justa y duradera y defendió la creación de la Sociedad de Naciones como organismo para evitar futuros conflictos.
Tratado de Versalles
Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, las potencias vencedoras se reunieron en París para diseñar la paz. El Tratado de Versalles de 1919 impuso duras condiciones a Alemania, como la pérdida de territorios, limitación de su ejército y el pago de reparaciones, sentando las bases del resentimiento que llevó a la Segunda Guerra Mundial.
Rosa de Luxemburgo
En el marco de los movimientos revolucionarios marxistas del siglo XX, Rosa Luxemburgo fue una influyente pensadora y militante comunista alemana. Cofundadora de la Liga Espartaquista, criticó tanto al reformismo socialdemócrata como al autoritarismo bolchevique, siendo asesinada en 1919 tras un levantamiento fallido.
Emmeline Pankhurst
Durante la lucha por los derechos de las mujeres en el siglo XX, Emmeline Pankhurst lideró el movimiento sufragista británico. Fundadora de la Women’s Social and Political Union, usó métodos radicales para reclamar el voto femenino y se convirtió en símbolo de la lucha feminista en el Reino Unido.
Sociedad de Naciones
Al terminar la Primera Guerra Mundial, surgió la necesidad de evitar nuevos conflictos mundiales. La Sociedad de Naciones fue un organismo internacional creado en 1919 para promover la paz y la cooperación entre estados, aunque fracasó por su falta de poder real y la ausencia de potencias clave como EE.UU.
Declaración de Balfour
En el contexto de la Primera Guerra Mundial y la política británica en Oriente Medio, la Declaración Balfour de 1917 expresó el apoyo del Reino Unido a la creación de un «hogar nacional judío» en Palestina, lo que generó tensiones con la población árabe local y marcó el inicio del conflicto israelí-palestino.
Domingo Sangriento de San Petersburgo
Este suceso marcó un punto de quiebre en la historia rusa previa a la revolución. El Domingo Sangriento de 1905 fue una manifestación pacífica reprimida violentamente por el ejército zarista en San Petersburgo, provocando numerosas muertes y desencadenando una ola de protestas contra el régimen de Nicolás II.
Lenin
En el marco de la Revolución Rusa, Vladímir Lenin fue el líder de los bolcheviques y figura central en la creación del Estado soviético. Inspirado por el marxismo, dirigió la Revolución de Octubre en 1917, estableciendo una dictadura del proletariado y sentando las bases del comunismo en Rusia.
Trotsky
Figura clave en la Revolución Rusa, León Trotsky fue un revolucionario marxista que organizó el Ejército Rojo y defendió la expansión internacional del comunismo. Enfrentado a Stalin tras la muerte de Lenin, fue finalmente exiliado y asesinado en México en 1940 por orden de sus rivales políticos.
Komintern
En el contexto de la expansión del comunismo tras la Revolución Rusa, la Komintern (Internacional Comunista) fue una organización fundada en 1919 para coordinar los partidos comunistas del mundo y fomentar la revolución proletaria a nivel global, bajo la dirección del Partido Comunista soviético.
Crack del 29
El 24 de octubre de 1929, la Bolsa de Nueva York se desplomó bruscamente. Este evento, conocido como el Crack del 29, fue el inicio de una gran crisis económica mundial, con quiebras bancarias, paro masivo y recesión, que afectó a millones de personas durante toda la década de 1930.
New Deal
Frente a la Gran Depresión, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt implementó el New Deal. Este conjunto de políticas públicas buscaba reactivar la economía mediante inversiones estatales, subsidios, control bancario y programas sociales, sentando las bases del intervencionismo moderno.
Estado del Bienestar
Tras la Segunda Guerra Mundial, muchos países adoptaron el modelo del Estado del bienestar. Se trata de un sistema en el que el Estado garantiza servicios básicos como salud, educación, pensiones y protección social, con el objetivo de reducir desigualdades y asegurar una vida digna para todos los ciudadanos.
Autarquía
En el contexto de los regímenes totalitarios del siglo XX, la autarquía fue una política económica basada en la autosuficiencia nacional. Aplicada por países como la Alemania nazi o la Italia fascista, buscaba reducir la dependencia del comercio exterior mediante el control estatal de la economía y el fomento de la producción interna.
Estalinismo
Tras la muerte de Lenin, Stalin se hizo con el poder en la URSS e impuso un sistema autoritario y represivo. El estalinismo se caracterizó por el culto a la personalidad, los planes quinquenales, la colectivización forzosa del campo y la represión política, como las purgas y los gulags.
Fascismo
Surgido en Italia tras la Primera Guerra Mundial, el fascismo fue un régimen totalitario liderado por Mussolini. Se basaba en el nacionalismo extremo, la violencia política, la eliminación de partidos y sindicatos, y un fuerte control del Estado sobre la sociedad, exaltando la figura del líder y el militarismo.
Nazismo
El nazismo fue la ideología totalitaria implantada por Adolf Hitler en Alemania, caracterizada por el racismo, el antisemitismo, el expansionismo territorial y el rechazo de la democracia. Bajo su mandato, se instauró un régimen dictatorial que desembocó en la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto.
Corporativismo
En los regímenes fascistas como el de Mussolini, el corporativismo fue una organización de la economía donde sindicatos y empresarios estaban controlados por el Estado. En lugar de lucha de clases, se promovía la cooperación dirigida por el gobierno para evitar conflictos laborales.
IRA
En el contexto del conflicto irlandés, el IRA (Ejército Republicano Irlandés) fue una organización armada que luchó por la independencia de Irlanda frente al Reino Unido, y más adelante contra la división del país, utilizando tácticas de guerrilla y terrorismo político.
Frente Popular
En los años 30, ante el ascenso del fascismo, se formaron frentes populares en varios países europeos. Eran alianzas entre partidos de izquierda (socialistas, comunistas y republicanos) para frenar el avance del autoritarismo, como ocurrió en España antes de la Guerra Civil.
Marcha sobre Roma
En 1922, Mussolini y sus seguidores fascistas organizaron la Marcha sobre Roma, una demostración de fuerza que presionó al rey Víctor Manuel III a entregarle el poder. Este acto marcó el inicio de la dictadura fascista en Italia.
Noche de los Cuchillos Largos
En 1934, Hitler ordenó la purga de los líderes de las SA (sección paramilitar nazi) durante la Noche de los Cuchillos Largos. Esta operación consolidó su control absoluto del poder, eliminando a posibles rivales dentro del propio partido nazi.
Pacto Ribbentrop-Mólotov
En agosto de 1939, la Alemania nazi y la URSS firmaron un pacto de no agresión, conocido como Pacto Ribbentrop-Mólotov. Incluía cláusulas secretas para repartirse Polonia y permitió que Hitler iniciara la guerra sin temor a un frente oriental.
Dunkerque
En 1940, durante la invasión alemana de Francia, las tropas británicas y aliadas fueron acorraladas en la ciudad de Dunkerque. La llamada «Operación Dinamo» permitió evacuar a más de 300.000 soldados, lo que fue visto como una retirada milagrosa pese a la derrota.
Pearl Harbor
El 7 de diciembre de 1941, Japón atacó por sorpresa la base naval estadounidense de Pearl Harbor en Hawái. Este hecho provocó la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y marcó el inicio de una nueva fase global del conflicto.
Batalla de Stalingrado
Considerada uno de los puntos de inflexión de la Segunda Guerra Mundial, la Batalla de Stalingrado (1942-1943) enfrentó a las tropas nazis contra el Ejército Rojo. La victoria soviética marcó el inicio del retroceso alemán en el frente oriental.
Batalla del Alamein
En 1942, las fuerzas británicas derrotaron al Afrika Korps de Rommel en la Batalla del Alamein (Egipto). Esta victoria frenó el avance nazi en el norte de África y permitió posteriormente la ofensiva aliada hacia Italia.
Desembarco de Normandía
El 6 de junio de 1944, las tropas aliadas desembarcaron en las costas de Normandía (Francia), en la llamada Operación Overlord. Este fue el inicio de la liberación de Europa occidental del control nazi y un paso decisivo hacia la victoria aliada.
Holocausto
Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen nazi llevó a cabo el Holocausto, el genocidio sistemático de seis millones de judíos y otros grupos perseguidos (gitanos, discapacitados, homosexuales, etc.), principalmente en campos de concentración y exterminio.
Leni Riefenstahl
Fue una cineasta alemana famosa por sus películas de propaganda nazi. Su obra más conocida, “El triunfo de la voluntad”, glorificaba el régimen de Hitler y el nacionalismo alemán, convirtiéndose en un ejemplo clave del uso del cine como herramienta ideológica.
Recursos Visuales y Documentales
Texto: “Tratado de Versalles” (1919)
Este tratado puso fin oficialmente a la guerra entre Alemania y los Aliados. Impuso duras condiciones a Alemania: pérdida de territorios, desmilitarización y el pago de indemnizaciones. Fue muy polémico y considerado una de las causas de la Segunda Guerra Mundial.
Texto sobre el nazismo: “Espacio vital”
Este texto expone la teoría del “Lebensraum” o espacio vital, que justificaba la expansión territorial alemana hacia el este para obtener recursos y territorio para la raza aria. Fue una de las bases ideológicas del imperialismo nazi.
Mapa histórico: El sistema de alianzas antes de la PGM
Este mapa muestra cómo las principales potencias europeas estaban divididas en dos bloques antes de 1914: la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría e Italia) y la Triple Entente (Francia, Reino Unido y Rusia). Su importancia radica en explicar el estallido del conflicto, ya que cualquier enfrentamiento entre dos países arrastraba a los demás, generando una guerra a gran escala.
Gráfica: Evolución de los gastos militares 1905-1914
Esta gráfica representa el aumento del gasto militar en las grandes potencias europeas antes de la Primera Guerra Mundial. Refleja el clima de tensión, rivalidad y carrera armamentística, factores clave para comprender el militarismo que alimentó el conflicto.
Gráficas sobre los planes quinquenales
Estas gráficas muestran los resultados de los planes quinquenales impuestos por Stalin en la URSS, centrados en la industrialización acelerada y la colectivización agrícola. Ayudan a visualizar el crecimiento económico, pero también los desequilibrios y el coste humano del estalinismo.
Texto “La doctrina del fascismo”
Documento ideológico redactado por Mussolini en 1932 donde se definen los principios del fascismo: rechazo a la democracia liberal, exaltación del Estado y del líder, y oposición al socialismo. Es clave para entender la base teórica del régimen italiano.