Inspirado por la Italia de Mussolini, Primo de Rivera quiso volver a un régimen representativo y constitucional para salir de la provisionalidad de la dictadura y convertirlo en un régimen permanente. Así creó el Directorio Civil, integrado por militares y por miembros de la Unión Patriótica.
La Asamblea Nacional Consultiva
- Tenía casi 400 miembros, todos designados desde el poder o elegidos de forma indirecta (no por sufragio universal):
- Una parte de ellos representaba a las provincias;
- Otros eran representantes de la vida nacional (actividades económicas, enseñanza, asociaciones, etc.);
- Una minoría representaba al Estado.
- Fue creada como un órgano consultivo para elaborar una constitución para la Dictadura. Sin embargo, el anteproyecto resultó inaceptable para el dictador, ya que multiplicaba los poderes del rey en contra de la opinión del propio Primo de Rivera.
Política Exterior
En política exterior, Primo de Rivera decidió exigir la incorporación de la ciudad internacional de Tánger al protectorado español y la obtención de un puesto permanente en el Consejo de la Sociedad de Naciones.
Ante la negativa de las potencias hegemónicas de la Europa de la época, Francia y Gran Bretaña, a atender sus demandas, España se retiró de la Sociedad de Naciones en 1926. No obstante, dos años después, acabó regresando al organismo de Ginebra y tuvo que conformarse con una modesta mejora de la posición española en Tánger, que continuó siendo una ciudad internacional.
La Política Económica de la Dictadura
El gran logro del Directorio Civil fue el relanzamiento económico del país, gracias a:
- La coyuntura económica internacional, muy favorable al comercio y a la expansión del capitalismo (los Felices Años Veinte).
- El intervencionismo estatal, que incluyó:
- El proteccionismo arancelario.
- La creación de algunas empresas nacionales fuertes (como Campsa para el petróleo y Telefónica).
- El inicio de un ambicioso plan de obras públicas (construcción de pantanos y obras hidráulicas, mejora de la red de carreteras y ferroviaria, infraestructuras urbanas) financiado con deuda pública, destacando la celebración de las Exposiciones Internacionales de 1929 en Sevilla y Barcelona.
- Una importante reforma fiscal para mejorar la situación de la Hacienda, mediante una complicada maraña de préstamos avalados por el Estado, que no funcionaría por la oposición de los sectores más ricos y por la crisis internacional de 1929. Finalmente, hubo que devaluar la peseta.
La Política Social de la Dictadura
En política social, se notaba un cierto populismo demagógico que, sin embargo, no intentaba solventar los auténticos problemas sociales de España. Por ejemplo, no se llevó a cabo una auténtica reforma agraria para no desairar a la oligarquía terrateniente.
Por otro lado, para controlar a los trabajadores y, al mismo tiempo, protegerlos frente a los patronos y reducir la conflictividad social y laboral, Primo de Rivera incentivó la creación de dos instituciones clave:
- El Consejo Nacional del Trabajo: institución encargada de las leyes laborales y de la protección del trabajador mediante una especie de seguridad social donde se establecían, por ejemplo, la jubilación de los trabajadores, ayudas a familias numerosas y seguros para mujeres embarazadas.
- La Organización Corporativa Nacional:
- Era un conjunto de corporaciones sindicales muy controladas por el Estado.
- Integraba a trabajadores y a empresarios, presididos por un representante del gobierno.
- Servía para fijar salarios y condiciones de trabajo.
- Los socialistas y sus sindicatos colaboraban con este organismo.
La Dictadura emprendió otras muchas medidas de política social, aumentando los gastos en educación, servicios sanitarios, viviendas baratas para los obreros, protección de la emigración, etc. Fue, en definitiva, un periodo de relativa paz social.
La Oposición al Régimen
La oposición al régimen no alcanzó verdadera importancia hasta que el dictador pretendió mantenerse de forma indefinida en el poder (Directorio Civil). Fue entonces cuando pasaron a la acción tanto los partidos republicanos, socialistas y catalanistas (demandando todos ellos un régimen parlamentario), como los intelectuales y los estudiantes universitarios.
Los graves incidentes estudiantiles de 1928 (al verse atacados por la destitución de Unamuno como rector de la Universidad de Salamanca, la clausura del Ateneo de Madrid y un nuevo Proyecto de Reforma Universitaria que daba más poder a la Iglesia) provocaron el cierre de las universidades de Madrid y Barcelona. Un grupo de catedráticos de gran talla abandonaron la docencia a causa de la agresión dictatorial contra la clase intelectual.
La oposición al régimen se acentuó en 1929 en relación con:
- El hecho de que los éxitos de la dictadura estaban ya lejanos.
- La decadencia física de Primo de Rivera.
- La incertidumbre política.
- Las consecuencias económicas del Crack del 29 en España, que hicieron reaparecer los conflictos sociales y las huelgas.
Consecuentemente, y viendo el final próximo, las clases conservadoras, el Ejército y Alfonso XIII fueron retirando también su apoyo inicial al dictador. Así, en enero de 1930, Primo de Rivera dimitió y marchó al exilio a Francia.
El Fin de la Dictadura y el Advenimiento de la República
Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII, preocupado por el auge del sentimiento republicano, quiso retornar a la Constitución de 1876 y encargó la presidencia del nuevo gobierno al general Dámaso Berenguer. Este, en efecto, trató de volver a la situación anterior al golpe como si entre medias no hubiera pasado nada. Aquello fue, según el famoso artículo del filósofo Ortega y Gasset, «el error Berenguer».
La España de 1930 no era ya la de 1923. Era un país más culto, más industrializado y urbanizado.
La opinión política se polarizó:
- Entre los cada vez más partidarios de la república figuraron algunos antiguos monárquicos como Miguel Maura y Niceto Alcalá Zamora, quienes fundaron en febrero de 1930 la Derecha Liberal Republicana y participaron en el famoso Pacto de San Sebastián, de agosto de ese año, que supuso el entendimiento de los diversos grupos republicanos y las fuerzas políticas que estaban al margen del sistema con el objetivo de conseguir la proclamación de la república.
- En cambio, los partidarios y herederos de Primo de Rivera radicalizaron su postura antiliberal en un proceso de fascistización representado por la Unión Monárquica Nacional, creada también en 1930, de la que formaron parte exministros de la Dictadura como José Calvo Sotelo y el propio hijo del dictador, José Antonio Primo de Rivera.
Berenguer, incapaz de enderezar la situación política, dimitió y fue sustituido por un nuevo gobierno del Almirante Aznar, que convocó elecciones, empezando por las municipales, con la idea de volver a la normalidad constitucional. Las fuerzas republicanas consideraron que en ellas habría de decidirse el régimen político que España deseaba tener.
El domingo 12 de abril de 1931, las elecciones municipales —las primeras después de la Dictadura de Primo de Rivera— dieron el triunfo a los republicanos en la mayoría de las capitales de provincia, lo que fue celebrado con entusiastas manifestaciones pacíficas. El 14 de abril se izó la bandera republicana, roja, gualda y morada, en la plaza de Cibeles de Madrid. La gente se lanzó a las calles de la capital en un ambiente de júbilo y euforia. La Monarquía se desplomó de forma pacífica con la casi absoluta indiferencia de la aristocracia y del Ejército. Ese mismo día 14, el rey Alfonso XIII partió hacia el exilio.
La Dictadura, que fue concebida al principio como un paréntesis regeneracionista para sanear el sistema político de la Restauración y solucionar los graves problemas nacionales, acabó siendo un periodo de seis años en el que cambiaron muchas cosas, de tal modo que, cuando el dictador cayó, resultó imposible ya volver a la normalidad constitucional anterior al golpe de Estado.
La clase política de la Dictadura terminó rechazando el sistema liberal-parlamentario, pero no fue capaz de articular uno nuevo para reemplazarlo.