Organización del Imperio Carolingio
Estructura Política
No existieron grandes ciudades y, aunque la ciudad de Aquisgrán era la capital del imperio, la realidad era que la capital se encontraba allí donde estuviera el emperador.
Territorios Dominados por Carlomagno
Condados
Los condados eran administrados por los condes, quienes se encargaban de la administración del ejército, la justicia y la policía.
Marcas
Las marcas eran zonas fronterizas peligrosas, custodiadas por los marqueses a través de establecimientos militares permanentes.
Los Missi Dominici
Para controlar el poder de marqueses y condes, existían los Missi Dominici. Eran inspectores del rey y se encargaban de velar por la paz y el cumplimiento de sus órdenes. Recorrían el imperio cuatro veces al año, viajando siempre un laico y un religioso.
El Renacimiento Carolingio
Fue un resurgimiento cultural que se produjo en la época de Carlomagno, con un gran interés en la cultura grecolatina. Una obra cultural importante de la Iglesia se realizó en los monasterios, donde los monjes se ocupaban de transcribir a mano los escritos de la Antigüedad, formando importantes bibliotecas. Carlomagno se rodeó de colaboradores importantes, junto a los cuales fundó la «Escuela Palatina«, que funcionó en Aquisgrán y donde se instruía a los futuros funcionarios del Estado.
Fin del Imperio Carolingio
El Tratado de Verdún
Carlomagno murió en el año 814. Su sucesor, Ludovico Pío, no estuvo a la altura de su padre, así que al morir, el territorio se dividió entre sus tres hijos. Las luchas que se produjeron entre ellos tuvieron como consecuencia el aumento de poder de los condes y marqueses sobre sus territorios. Las peleas terminaron con el Tratado de Verdún en el año 843, que estableció la siguiente división:
- Lotario: Mantendría el título de emperador y conservaría en su poder Italia, parte de Francia, Suiza y el oeste de Alemania.
- Carlos «el Calvo»: Recibió Francia.
- Luis «el Germánico»: Recibió Alemania.
De esta forma, comenzó a perfilarse la presencia de dos países: Francia y Germania. Las tierras de Lotario continuaron dividiéndose en áreas cada vez más pequeñas entre sus herederos.
Causas de la Caída del Feudalismo
El Islam
Una nueva religión predicada por Mahoma. Sus seguidores practicaban la «guerra santa» o «yihad«, que consistía en conquistar territorios para incorporar más adeptos.
Las Cruzadas
El Papa Urbano II predicó a favor de realizar expediciones militares a Tierra Santa para liberar Jerusalén de los musulmanes. La primera fue un fracaso y posteriormente se organizaron cruzadas señoriales en las que participó la nobleza.
El Surgimiento de la Burguesía
La ausencia prolongada de los señores feudales debido a su participación en las cruzadas fue aprovechada por los habitantes de las villas, quienes se instalaron lejos del castillo y del feudo para poder dedicarse a sus actividades comerciales de forma independiente. Así surgió una nueva clase social: la burguesía. Algunas ciudades más prósperas lograron comprar su libertad para no tener que depender del señor. Otras ciudades optaron por pagar impuestos directamente al rey.
De Nobleza Feudal a Nobleza Cortesana
Al comenzar la burguesía a pagar impuestos al rey, este ganó grandes sumas de dinero. Así, invirtió este dinero en soldados y funcionarios, por lo que ya no dependía de la nobleza para la protección y administración de sus reinos. Los señores, al regresar de las cruzadas, encontraron sus antiguos feudos semiabandonados y comprendieron que los habían perdido. Debido a esto, se pusieron bajo la protección del rey, viviendo cerca de la corte, lo que dio origen a la nobleza cortesana.
El Islam
España Musulmana
Los musulmanes invadieron España. El ejército árabe, al mando de Tarik, venció a los seguidores del rey visigodo Rodrigo en la Batalla de Guadalete y se apoderó del reino. La nueva capital se instaló en Córdoba.
La dominación de los musulmanes en este territorio se prolongó durante ocho siglos. Los españoles adoptaron costumbres de los invasores:
- Los árabes introdujeron nuevas técnicas de regadío y especies cultivadas, como el arroz y la caña de azúcar. Desarrollaron cultivos de algodón y lino.
- La artesanía brindó artículos de gran calidad, como armas, cueros repujados, orfebrería y cerámica.
- En las grandes ciudades se desarrollaron importantes tareas filosóficas, literarias, médicas y científicas.
- La arquitectura dejó obras emblemáticas como la Mezquita de Córdoba, el Palacio de la Alhambra en Granada y la Torre de la Giralda en Sevilla.
Organización del Imperio Islámico
La organización del imperio estaba encabezada por el califa, quien cumplía funciones religiosas, ya que era el imán o jefe religioso. El Gran Visir se desempeñaba como primer ministro, y su función era mantener las relaciones entre la capital y las provincias.
La estructura de las provincias incluía:
- Emir: Principal funcionario político que también se ocupaba de dirigir el ejército y el culto.
- Amil: Recaudador de impuestos.
- Cadí: Administrador de justicia.
- Shurta: Cuerpo de policía.
- Almotacén: Inspector de mercados y talleres.
Economía y Sociedad Islámica
La actividad económica principal fue el comercio internacional. Las ciudades pasaron a ser importantes centros religiosos y mercantiles que se desarrollaron a partir de asentamientos militares o puestos de caravanas. Las instalaciones principales de las mismas fueron la mezquita y el zoco (mercado).
Las Ciencias en el Mundo Islámico
Uno de los mayores aportes a las ciencias fue el desarrollo de las matemáticas. Los occidentales tomaron de los árabes su sistema de numeración y las nociones de cifra y cero. Ellos fueron los creadores de los logaritmos. Estudiaron y desarrollaron el álgebra, obteniendo fórmulas que les permitían realizar complejos cálculos de superficies, volúmenes y trigonometría.
Alquimia
Buscaban transformar distintas sustancias en oro.
Astronomía
Ampliaron los catálogos de astros realizados por los griegos, perfeccionando las mediciones angulares utilizando el astrolabio y mejoraron las nociones relacionadas con la navegación.
Medicina
Basada en los conocimientos de Hipócrates y Galeno.