Preludio a la Guerra Mundial: El Ascenso de los Totalitarismos y la Expansión
Con la llegada de Hitler al poder, el Tercer Reich, que no reconocía el Tratado de Versalles, se preparó para la guerra y puso en práctica una política que pretendía la anexión de todos los territorios con minorías de habla alemana y también de todas aquellas regiones que, aunque no fueran históricamente alemanas, presentaran un interés económico o demográfico (conocido como espacio vital).
- En 1936, Hitler remilitarizó Renania, un territorio en el que el Tratado de Versalles impedía a Alemania tener contingente militar alguno.
- Hitler ayudó de manera decisiva al bando de Franco con material y soldados (al igual que Italia) durante la Guerra Civil Española.
- En 1938, se produjo la anexión de Austria a Alemania (el Anschluss).
- Hitler reivindicó los Sudetes, una región fronteriza con Checoslovaquia. En 1938, tuvo lugar la Conferencia de Múnich, donde Francia y el Reino Unido aceptaron las pretensiones de Hitler con el fin de evitar la guerra.
- En 1939, Alemania ocupó el resto de Checoslovaquia.
Desde el punto de vista económico, tras el Crac del 29, Alemania conoció una etapa de su historia conocida como el “Milagro Económico Alemán”, en la que la economía alemana dependió del rearme del Estado, con ayuda de grandes complejos industriales armamentísticos. La deuda del Estado aumentó, y para que la economía no colapsara, la guerra se volvió necesaria.
Mussolini también contribuyó a crear las condiciones necesarias para el inicio de la guerra. La conquista de Etiopía (1935) provocó una fuerte tensión con el Reino Unido. A continuación, Italia intervino a gran escala en la Guerra Civil Española en apoyo del ejército franquista y se convirtió en aliada de Alemania (formando el Eje Roma-Berlín). Italia invadió Albania.
Por su parte, Japón llevó a cabo una política de expansión imperialista en el Extremo Oriente con el fin de sustituir el dominio europeo y norteamericano en la zona. Ocupó Manchuria y declaró la guerra a China, conflicto que se prolongaría hasta 1945.
El Estallido y la Expansión del Conflicto
Hitler se fijó como objetivo la ocupación de la ciudad libre de Danzig y del denominado Corredor Polaco, una franja de territorio que separaba la región de Prusia Oriental del resto de Alemania. Alemania y la Unión Soviética firmaron un pacto (1939) que preveía el reparto de Polonia entre ambos estados. El 1 de septiembre de 1939, el ejército alemán atacó Polonia por sorpresa. Hitler pensaba que Francia y el Reino Unido no irían más allá de la formulación de una protesta formal, pero las dos potencias enviaron un ultimátum a Alemania para exigir su retirada de Polonia. Hitler rechazó el ultimátum y el Reino Unido y Francia declararon la guerra a Alemania el 3 de septiembre de 1939.
Frente Occidental y Batalla de Inglaterra
Tras la invasión de Alemania y la Unión Soviética, Polonia dejó de existir y fue repartida entre los dos países. En el frente occidental tuvo lugar un enfrentamiento limitado a las acciones aéreas y navales sin un choque directo. A comienzos de abril de 1940, el ejército alemán ocupó varios estados democráticos, incluyendo Dinamarca, Noruega, los Países Bajos y Francia. Francia fue dividida en dos: una parte del país, incluida su capital, fue ocupada por los alemanes, y en el resto se estableció el régimen colaboracionista de Vichy. Únicamente una minoría de franceses, liderados por el general De Gaulle, continuaron la guerra contra Alemania. Italia declaró la guerra a los aliados.
En 1940, solo el Reino Unido continuaba en guerra con las potencias fascistas. Winston Churchill rechazó una negociación con Alemania y prometió continuar la guerra hasta la victoria. Hitler instigó la denominada Batalla de Inglaterra, un ataque aéreo contra las ciudades y las instalaciones industriales. La aviación británica consiguió rechazar el ataque gracias, en parte, a la utilización pionera del radar.
Expansión al Este y al Pacífico
En Europa oriental, Italia invadió Grecia, pero fue rechazada por los griegos. Ante esta situación, los alemanes ocuparon Yugoslavia y Grecia. El 22 de junio de 1941, se produjo el ataque alemán a la Unión Soviética (Operación Barbarroja). El ejército nazi llegó a las puertas de Moscú.
En el Pacífico, los japoneses ocuparon en pocos meses Hong Kong, las Filipinas, Indonesia, Malasia, Singapur, Birmania y numerosas islas del Pacífico. Un hecho decisivo fue el ataque por sorpresa a la base naval norteamericana de Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941. La entrada en la guerra de la Unión Soviética y de Estados Unidos dio un vuelco a los acontecimientos.
El Giro de la Guerra y la Victoria Aliada
En Asia, las victorias aeronavales norteamericanas de Midway y Guadalcanal frenaron la expansión japonesa. Además, el ejército alemán abandonó el norte de África tras la derrota en El Alamein en 1942.
En la Unión Soviética, la situación se volvió dramática para el ejército alemán, que tuvo que capitular en la ciudad de Stalingrado. Expulsado el Eje del norte de África, los aliados desembarcaron en Sicilia, hecho que precipitó la caída de Mussolini y la firma del armisticio entre Italia y los aliados.
Los alemanes ocuparon la mitad norte de Italia, donde Mussolini proclamó la República Social Italiana. El 6 de junio de 1944, las tropas norteamericanas comandadas por Eisenhower desembarcaron en Normandía (el Día D). En pocas semanas llegaron hasta París y se aproximaron a la frontera con Alemania. Al mismo tiempo, los bombarderos aliados destruyeron las instalaciones industriales y las ciudades alemanas. La réplica alemana fue el lanzamiento de misiles contra las ciudades británicas. En el frente oriental, las tropas soviéticas obtuvieron un éxito espectacular y llegaron hasta las puertas de Varsovia. La última ofensiva del ejército alemán se dio en las Ardenas. Tras unos éxitos iniciales, la ofensiva alemana terminó en un fracaso absoluto y los ejércitos aliados, reforzados con contingentes franceses, prosiguieron su avance hasta Alemania. Los rusos asediaron Berlín. Hitler se suicidó y el 7 de mayo de 1945 se firmó la rendición incondicional de Alemania.
El Fin de la Guerra y sus Consecuencias
El Fin de la Guerra en el Pacífico
Desde finales de 1944, el ejército norteamericano destruyó la marina japonesa en diversos combates navales y avanzó sus posiciones en el Pacífico, ocupando diversos países como Filipinas. La guerra estaba decidida, pero la resistencia japonesa (como en Iwo Jima) hacía prever que todavía podía prolongarse durante muchos meses. Ante esta situación, el nuevo presidente de Estados Unidos, Truman, tomó la decisión de lanzar la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki. Japón capituló el 2 de septiembre de 1945. La Segunda Guerra Mundial había terminado.
Consecuencias de la Guerra
Stalin, Roosevelt y Churchill se reunieron en la Conferencia de Yalta en 1945. Trataron aspectos como el desarme de Alemania y la división del país en tres zonas de ocupación (Unión Soviética, Estados Unidos y Reino Unido). Se debatió la formación de un gobierno polaco. Por último, la Unión Soviética se comprometió a declarar la guerra a Japón una vez se derrotara a Alemania.
Al poco de finalizar la guerra en Europa, las tres potencias vencedoras se volvieron a reunir en la Conferencia de Potsdam. Se aprobaron diversas acciones que afectaban al futuro de Alemania: castigos a los criminales de guerra, reparaciones de guerra y delimitación de la frontera con Polonia.
Una vez terminada la guerra, los dirigentes nazis que habían podido ser detenidos fueron juzgados por un tribunal militar internacional (el Juicio de Núremberg) por crímenes de guerra y contra la humanidad. En Japón también hubo un tribunal. El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo importantes modificaciones en las fronteras. En Europa, Alemania y Austria fueron divididas en cuatro zonas de ocupación; además, Alemania tuvo que ceder territorios a Polonia y a la Unión Soviética. Italia perdió también algunos territorios y Japón perdió su imperio colonial, que fue ocupado por Estados Unidos. La figura del emperador Hirohito se mantuvo, pero fue despojado de sus funciones políticas y religiosas.
La Unión Soviética salió de la guerra muy reforzada territorialmente con la anexión de las repúblicas de Estonia, Lituania y Letonia, así como con regiones de Alemania, Polonia y Finlandia.
Como consecuencia de estos cambios territoriales, millones de personas tuvieron que abandonar forzosamente sus casas y trasladarse a otros territorios.
Las potencias aliadas firmaron un tratado de paz con Italia, Rumanía, Finlandia y Japón, aunque no firmaron jamás tratado de paz alguno con Alemania.
Orígenes de los Regímenes Totalitarios
El Fascismo Italiano
A pesar de la resistencia de la mayoría de la oposición, Italia entró en la Primera Guerra Mundial. El Reino Unido y Francia le prometieron importantes compensaciones territoriales en el norte de Italia, en el Adriático y en África. Sin embargo, una vez finalizada la guerra, Italia obtuvo tan solo unos pequeños territorios. Los italianos se sintieron engañados por los aliados.
Benito Mussolini, un excombatiente, supo conectar con los anhelos de muchos antiguos soldados que volvieron de la guerra decepcionados. Mussolini creó en Milán el primer agrupamiento fascista. El nuevo partido se caracterizaba por su nacionalismo exacerbado, la reivindicación de una cierta reforma social y el uso de una simbología característica.
La situación de Italia desde el fin de la guerra era crítica. Muchos empresarios temían que estallara una revolución similar a la bolchevique y por eso subvencionaron al partido fascista. Así, el fascismo ganó adeptos entre las clases medias.
Mussolini se aprovechó de la crisis política para organizar una demostración de fuerza, la Marcha sobre Roma. La fuerza del fascismo hizo que el rey nombrase a Mussolini jefe de Gobierno.
Una vez en el poder, Mussolini cambió la ley electoral para ganar las elecciones. Proclamó la dictadura fascista: se convirtió en el Duce y gozó de un poder prácticamente ilimitado. El régimen fascista actuó en diversos frentes:
- Persecución de los opositores.
- Modernización de Italia a través de la mejora de la agricultura, la construcción de autopistas y ferrocarriles y la creación de un sector industrial estatal.
- Potenciación de la natalidad.
- Creación de organizaciones que adoctrinaban políticamente a la juventud.
Hitler y el Nacionalsocialismo Alemán
En 1918, el emperador Guillermo II abdicó y el Partido Socialdemócrata formó un gobierno reformista que evitó la instauración de una república soviética similar a la rusa, dando origen a la República de Weimar.
Al terminar la guerra, Alemania se encontraba en una situación caótica. Adolf Hitler, que había combatido en la guerra, ingresó en el Partido Obrero Alemán, del que se convirtió en máximo dirigente al cabo de poco tiempo. Se trataba de un pequeño partido que rechazaba el Tratado de Versalles, exigía el rearme de Alemania, la unión con Austria y la participación de los obreros en los beneficios empresariales, y que además propugnaba un antisemitismo feroz. El partido organizó un golpe de Estado en 1923 (el Putsch de Múnich), que terminó en fracaso. Hitler fue encarcelado y el nazismo perdió así su fuerza inicial.
Hitler supo aprovecharse del descontento popular ocasionado por la crisis de 1929. El partido nazi se convirtió en el grupo mayoritario del Parlamento y Hitler fue nombrado canciller.
El nuevo régimen, denominado Tercer Reich, era una dictadura totalitaria caracterizada por su extrema dureza y por el control de todos los aspectos de la vida de los alemanes. La policía política (la Gestapo) perseguía a aquellas personas que consideraba desafectas al régimen.
El aspecto más significativo y cruel fue su carácter racista y antisemita. Los judíos, considerados una raza inferior, fueron responsabilizados de la decadencia de Alemania.
Las Leyes de Núremberg despojaron a los judíos de la ciudadanía alemana y les vetaron el ejercicio de determinados oficios, además de prohibir los matrimonios entre alemanes y judíos.
La violencia contra los judíos llegó a extremos inimaginables durante 1938, con la Noche de los Cristales Rotos, en la que los militares nazis asaltaron los barrios judíos. Lo peor vendría con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando el régimen nazi asesinó en los campos de exterminio a unos seis millones de judíos y a varios millones de personas de otros grupos étnicos y religiosos u homosexuales, considerados todos ellos inferiores.