El Franquismo: Política Exterior, Economía y Oposición (1939-1975)

Política Exterior del Franquismo (1939-1975)

La expectativa del franquismo durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), que coincide con sus primeros años, fue integrarse con las potencias del Eje en un proyecto de dominación de Europa. Sin embargo, la debilidad española, acentuada por los destrozos de la Guerra Civil, hizo que España pasara por distintos estadios:

  • Neutralidad inicial.
  • No beligerancia (alineamiento con el Eje sin entrar formalmente en la guerra, aunque se envió a la División Azul).
  • De nuevo, neutralidad, cuando desde 1943 los Aliados avanzaron en Europa.

La derrota del Eje en 1945 abrió un periodo de aislamiento internacional del régimen. Este se mantuvo hasta que, en 1953, el régimen logró acuerdos con Estados Unidos y la Santa Sede, lo que le permitió integrarse en el sistema de defensa occidental de la Guerra Fría. No obstante, su posición fue inferior al resto de aliados al no formar parte de la OTAN y sufrir cesiones en el control y soberanía de su territorio (bases militares y movimiento de armas nucleares en manos de EE. UU.). España ingresó también en la ONU en 1955, lo que supuso una parcial normalización política del régimen español, aunque se mantuvo al margen del proceso de construcción europea, siendo una excepción dictatorial en la Europa democrática occidental, junto con Portugal y, durante un tiempo, Grecia.

Evolución Económica de la España Franquista

Los años cuarenta fueron pésimos económicamente debido al legado de la Guerra Civil y a una política autárquica que perjudicó las producciones industriales y fue muy intervencionista. Esto dio pie a la extensión de la miseria, enfermedades y el racionamiento (hasta 1952), además de generar una corrupción generalizada. Esta política, parcialmente relajada en los años cincuenta, solo cambió con los Planes de Estabilización introducidos tras el cambio de gobierno de 1957, que fueron la base del desarrollismo ulterior de los años sesenta. En esa década se produjo un crecimiento excepcional del país, la progresiva creación de una amplia clase media y la superación de la miseria y la postración económica de la posguerra.

Este crecimiento fue posible por varios factores:

  • La llegada de capital del extranjero, fundamentalmente de Europa (en un largo ciclo expansivo desde principios de los años cincuenta hasta la crisis del petróleo en 1973).
  • La desregulación parcial del intervencionismo estatal previo.
  • El fenómeno migratorio, tanto interior como exterior, que hizo posible un proceso de urbanización e industrialización muy notable en España y la llegada de remesas de los emigrantes en Europa.

Poder y Oposición durante el Franquismo

La Estructura del Poder

El personal político de la dictadura fue muy variado, pero siempre en torno a la figura central de Franco. Cabe destacar en los primeros años a Ramón Serrano Súñer (ministro de Gobernación y de Asuntos Exteriores hasta 1942) y como fiel colaborador a Luis Carrero Blanco, quien llegaría a suceder a Franco en el cargo de presidente del Gobierno cuando este se separó del de Jefe del Estado en 1973. Aunque el único partido existente fue FET y de las JONS, en los gobiernos de Franco siempre tuvieron presencia, con mayor o menor relevancia según el momento, los falangistas, los sectores católicos, los militares y algunos destacados carlistas.

La Oposición al Régimen

La oposición al régimen siempre existió y se estructuró en el exilio a partir de los partidos y grupos republicanos derrotados. Hubo un gobierno republicano en el exilio en México y unos partidos de oposición que nunca tuvieron la fuerza para amenazar la continuidad del régimen. Más relevante fue la oposición interior, inicialmente con la lucha armada de los huidos de los primeros años y luego la guerrilla, que fue importante en zonas rurales montañosas entre 1944 y 1952. El Partido Comunista de España (PCE) fue la principal formación en la actividad clandestina contra la dictadura.

También hubo sectores monárquicos en torno al hijo de Alfonso XIII, D. Juan de Borbón, que defendieron la necesidad de una retirada de Franco y la vuelta de la monarquía, aunque el hijo de D. Juan, Juan Carlos, se formaría en España. La Reunión de Múnich en 1962 fue el acto político más importante de la oposición moderada interna y externa de los sesenta.

Pero lo más significativo desde 1956 fue la aparición de una movilización estudiantil en la Universidad, que, junto con sectores obreros juveniles, protagonizó los primeros desafíos contra el régimen. A ellos se unió ya en los años setenta la movilización vecinal ante las necesidades de equipamientos en los barrios. Desde fines de los sesenta, las manifestaciones culturales (como los cantautores) y la actitud crítica de la Iglesia de base (los curas obreros) socavaron todavía más la posición de la dictadura.

Fue la presión de estos sectores, en un contexto de modernización económica y social del país que demandaba cambios políticos, la que hizo pasar al régimen a una situación a la defensiva, acudiendo con frecuencia a los estados de excepción y a la represión. La crisis de la dictadura también se agravó durante los últimos años a causa del terrorismo de ETA (con el asesinato del Presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco en 1973) y del FRAP.

En el momento final del régimen, y ante estas circunstancias, su propia clase política se dividió entre los sectores inmovilistas y los aperturistas, que veían inevitable una limitada liberalización política. Tras la muerte del general Franco el 20 de noviembre de 1975, se inició un proceso de democratización que supuso la superación de las consecuencias de la Guerra Civil y el retorno de los exiliados.

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