La Casa de Austria en España: De Carlos I a Carlos II (1504-1700)
Carlos I: El Inicio de la Dinastía (1500-1556)
A la muerte de Isabel I de Castilla (1504), heredó la Corona su hija Juana I de Castilla (conocida como «Juana la Loca»), casada con Felipe I («Felipe el Hermoso»). La prematura muerte de Felipe y la enfermedad mental de Juana dieron el trono a su primogénito, Carlos I (nacido en 1500), quien también heredó la Corona de Aragón a la muerte de su abuelo Fernando II el Católico (1516). Poco después, en 1519, falleció su abuelo, el emperador Maximiliano, y Carlos fue elegido emperador con el nombre de Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico. Con Carlos I comenzó la dinastía de la Casa de Austria o de Habsburgo, que reinó hasta 1700.
Carlos I tuvo que hacer frente a numerosos conflictos, tanto en el exterior como en el interior de España:
- Conflictos Exteriores: La rebelión de los protestantes, el enfrentamiento contra los turcos y la lucha contra Francia son los hechos más destacados.
- Conflictos Interiores: Las revueltas de las Comunidades en Castilla y las Germanías en Valencia.
En 1556, Carlos I abdicó en su hijo Felipe II, a quien cedió la Corona y todos los territorios, salvo los dominios del Archiducado de Austria y los derechos al título imperial, cedidos a su hermano Fernando.
Felipe II: El Apogeo de la Monarquía Hispánica (1556-1598)
A diferencia de su padre, Felipe II fue un monarca dedicado a las cuestiones de su reino. Estableció la capital en Madrid y mantuvo la defensa del catolicismo y, por tanto, la política y los enemigos en Europa de su padre.
Política Exterior de Felipe II
Anexión de Portugal (1580)
Felipe II incorporó Portugal a la Corona en 1580, haciendo valer sus derechos como hijo de Isabel de Portugal. En 1578 quedó vacante el trono portugués y Felipe II hizo valer sus derechos dinásticos. Los grupos dirigentes portugueses no veían mal la unión, que beneficiaba a Portugal tanto como a Castilla, pero la candidatura española no era bien aceptada por las clases populares. En consecuencia, en 1580 se invadió Portugal, alcanzando Lisboa en pocas semanas, sin apenas resistencia. Felipe II fue reconocido rey de Portugal, tras jurar que respetaría sus instituciones, sus leyes y su sistema monetario, permaneciendo tres años en Lisboa.
Guerra contra los Turcos
El problema turco se recrudeció con Felipe II, cuyo reinado coincidió con el de mayor esplendor bajo el sultán Solimán el Magnífico. La idea de la unidad religiosa marcó la política de Felipe II, quien no dudó en intervenir ante la amenaza turca en las costas mediterráneas. Los Estados cristianos crearon la *Liga Santa* (Santa Sede, Venecia y España) y reunieron una gran escuadra mandada por Juan de Austria (hijo natural de Carlos V). Felipe II venció a los turcos en la Batalla de Lepanto (1571), lo que supuso el fin del poderío turco en el Mediterráneo.
Flandes y la Rebelión de los Países Bajos
El mantenimiento de la lucha contra los protestantes llevó a Felipe II al enfrentamiento contra sus súbditos de los Países Bajos, especialmente Holanda, y con Inglaterra, que los apoyaba. La rebelión en los Países Bajos será el mayor de los problemas políticos y militares de su reinado. En 1579, el sur de los Países Bajos, católico, aceptó la obediencia a Felipe II, pero el norte, las futuras Provincias Unidas de Holanda (calvinistas), continuaron la lucha por la independencia.
Enfrentamiento con Inglaterra
Las causas de este enfrentamiento hay que buscarlas en el interés de ambos reinos por el dominio de los mares. Inglaterra y Francia habían rechazado las bulas papales y el Tratado de Tordesillas que daban el monopolio de la explotación del continente a españoles y portugueses. Inglaterra, además, se había puesto del lado de los protestantes. Piratas ingleses obstaculizaban el tráfico de mercancías desde América. Lo que rompió las hostilidades fue el apoyo de la reina Isabel I (protestante) a los rebeldes flamencos y holandeses. En 1588, para asegurar su posición en Flandes, Felipe II envió la Armada Invencible, que resultó derrotada.
Guerra contra Francia
Se enfrentó con Francia por el control de Italia (Nápoles y el Milanesado). La guerra en Italia y en Francia culminó con la victoria española en la Batalla de San Quintín (1557). Después, Felipe II casó con la princesa francesa Isabel de Valois (hija del rey francés Enrique II). En memoria de esta victoria, Felipe II mandó construir el monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Los Austrias Menores: Felipe III y Felipe IV (El Declive)
Felipe III (1598-1621)
Su política exterior ha sido calificada como pacifista por comparación con la actividad bélica de su padre, Felipe II, y de su hijo, Felipe IV. Las circunstancias que favorecieron esta situación fueron esencialmente dos:
- La muerte de Isabel I de Inglaterra, que posibilitó la firma de la paz con ese país.
- La ruina financiera de la Corona, que obligó a firmar con Holanda la Tregua de los Doce Años (1609-1621), ante la incapacidad de costear los gastos militares.
Felipe IV (1621-1665)
La política exterior estuvo orientada a recuperar el poderío español frente a otras potencias europeas. Su reinado estuvo condicionado por la Guerra de los Treinta Años.
Esta guerra comenzó en 1618 por motivos religiosos en Alemania entre protestantes y católicos, pero acabó envolviendo a toda Europa en una intensa lucha por la hegemonía política. Dos motivos llevaron a la Monarquía española a implicarse en la guerra:
- La defensa de la religión católica frente al avance protestante.
- La necesidad de articular unos territorios tan dispersos.
La Paz de Westfalia de 1648 puso fin a la guerra, lo que tuvo para España dos consecuencias fundamentales: el reconocimiento de la independencia definitiva de Holanda y la pérdida de la hegemonía en Europa en favor de Francia. España continuó su guerra en solitario contra Francia hasta la Paz de los Pirineos de 1659, que confirmó el declive de la Monarquía Hispánica y supuso la cesión a Francia del Rosellón y la Cerdaña, la región del Artois y algunas otras ciudades flamencas.
La Guerra de Sucesión Española y el Cambio de Dinastía (1700-1716)
El Conflicto Sucesorio
En 1700, Carlos II murió sin sucesión, y el trono fue disputado por dos grandes potencias:
- Francia: Reivindicaba los derechos legítimos de Felipe de Anjou, nieto de María Teresa (hija de Felipe IV y, por tanto, hermana de Carlos II), casada con Luis XIV de Francia.
- Austria: Ponía como candidato al archiduque Carlos de Habsburgo, hijo del emperador de Austria Leopoldo I, casado con Margarita Teresa (hermana de Carlos II).
El testamento de Carlos II designaba como sucesor a Felipe de Anjou, que fue proclamado rey bajo el título de Felipe V (1700-1746). Este nombramiento fue considerado como un desafío por Austria e Inglaterra, ya que rompía el equilibrio de poderes al situar a Francia en una posición de privilegio, pues fortalecía el poder de los Borbones en Europa. Rápidamente, Inglaterra, Holanda y Portugal declararon su apoyo al candidato austriaco y entraron en guerra contra Francia y España. De esta manera, la sucesión al trono español pasó de ser un conflicto interno a una guerra europea.
La Paz de Utrecht y sus Consecuencias (1713)
La guerra finalizó con la Paz de Utrecht (1713), que reconocía a Felipe V como rey de España y de las Indias, renunciando a cambio a sus derechos sobre la corona francesa. España cedía territorios estratégicos:
- A Austria: Nápoles, Cerdeña, Toscana, Bélgica y el Milanesado.
- A la Casa de Saboya: Sicilia.
- A Inglaterra: Gibraltar (1704) y Menorca (1708).
Además, se concedía a los ingleses ciertos privilegios comerciales en América:
- El «Asiento de negros»: Monopolio durante 33 años para la venta de esclavos negros a las colonias españolas.
- El «Navío de permiso»: Autorización para que, una vez al año, una nave inglesa transportara mercancías a América.
La Guerra Civil y los Decretos de Nueva Planta
En el interior de España, la cuestión sucesoria también había dividido a los territorios peninsulares, dando comienzo a una guerra civil en 1705. Castilla se mostró partidaria de Felipe V, a excepción de la gran nobleza, que entendía que podía perder influencia con el absolutismo monárquico.
En la Corona de Aragón, especialmente en Valencia y Cataluña, se apoyó al candidato austriaco (Pacto de Génova) por miedo a la pérdida de sus instituciones ante el afán centralizador de los Borbones. Los motivos de este apoyo, además, estaban relacionados con el mal recuerdo dejado por las tropas francesas en Cataluña durante el levantamiento de 1640.
Tras la Paz de Utrecht, solo Barcelona y algunas otras ciudades de Cataluña se resistieron a la ocupación borbónica, iniciándose un sitio de catorce meses a la ciudad. El 11 de septiembre de 1714, las tropas de Felipe V tomaron Barcelona y en 1715 tomaron Mallorca.
Consecuencias de la Victoria Borbónica: Los Decretos de Nueva Planta
El resultado militar para España fue de gran importancia: en 1707 las libertades de Valencia quedaron abolidas, y sus fueros dejaron de defenderlas. Esto es lo que se conoce como Decretos de Nueva Planta, que significarían el fin de su autogobierno y el centralismo político. Ocurrió lo mismo en Aragón en 1711, Mallorca en 1715 y en Cataluña en 1716. A excepción del País Vasco y Navarra, leales a Felipe V, toda España quedó unificada políticamente bajo un nuevo modelo de administración territorial, basado en la siguiente estructura:
- División del territorio en provincias.
- Sustitución de los Virreyes por los Capitanes Generales como gobernadores políticos de las provincias.
- Las Reales Audiencias se mantuvieron para las cuestiones judiciales.
- Siguiendo el modelo francés, se creó la figura de los Intendentes, funcionarios encargados de las cuestiones económicas.
Finalmente, en los Ayuntamientos se mantuvieron los cargos de Corregidor, Alcalde Mayor y Síndicos Personeros del Común (elegidos por el pueblo para su defensa).