La Revolución Norteamericana (1775-1783)
Los ingleses habían llegado a la costa este de Norteamérica en el siglo XVI, aunque fue a principios del siglo XVII cuando fundaron sus primeras colonias. El monopolio comercial inglés dificultaba el comercio entre las Trece Colonias y otras zonas de América.
Políticamente, las Trece Colonias dependían de Gran Bretaña, a la que debían pagar impuestos. El descontento de la población norteamericana se intensificó a partir de 1765, cuando Gran Bretaña aplicó nuevos impuestos sobre las colonias.
El Estallido de la Revolución
En 1773, Inglaterra concedió el monopolio del té a la Compañía Británica de las Indias Orientales. Como protesta, los colonos destruyeron un cargamento inglés (el famoso *Motín del Té*), un evento que precipitó la Revolución Norteamericana.
En 1775 estalló la guerra, y George Washington fue nombrado comandante en jefe de las fuerzas coloniales.
En 1776, los colonos aprobaron la Declaración de Derechos de Virginia y, el 4 de julio de 1776, se proclamó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos.
Finalmente, en 1787 se redactó la Constitución de América, estableciendo un sistema republicano federal.
La Revolución Francesa (1789-1799)
La Revolución Francesa fue impulsada por una combinación de factores económicos, sociales e ideológicos:
- La Crisis Económica: Desde 1760, años de malas cosechas provocaron el aumento de los precios, miseria y hambre en buena parte de la población.
- El Descontento Social: Campesinos y artesanos debían hacer frente a impuestos cada vez más numerosos y elevados, produciéndose las primeras revueltas.
- Las Ideas Ilustradas: La difusión de las ideas de la Ilustración provocó un rechazo cada vez mayor hacia el Antiguo Régimen.
Los Estados Generales
Luis XVI se vio obligado a convocar los Estados Generales para mayo de 1789 debido a la negativa de la nobleza a pagar impuestos para hacer frente a la crisis. Nobleza y clero pretendían seguir votando por estamento para mantener sus privilegios, mientras que el Tercer Estado reclamaba el voto individual.
Sus miembros, a los que se sumaron algunos clérigos y nobles, se erigieron como auténticos representantes de la Nación y juraron resistir hasta que se aprobase una Constitución.
Las Asambleas
La Asamblea se convirtió en Asamblea Constituyente, cuyo fin era la aprobación de una Constitución. Estos acontecimientos hicieron que el rey aceptase la autoridad de la Asamblea. Ésta decretó entonces la abolición de los derechos señoriales, lo cual supuso el final del feudalismo y la igualdad jurídica de todos los franceses.
Se promulgó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que enunciaba los derechos y libertades de todos los ciudadanos.
La Constitución de 1791 puso fin al Antiguo Régimen en Francia, estableciendo la Soberanía Nacional bajo una Monarquía parlamentaria, la división de poderes, el sufragio censitario y los derechos de los ciudadanos. Tras la celebración de elecciones, se formó la Asamblea Legislativa. Los privilegiados y el rey empezaron a presionar a las potencias extranjeras para invadir Francia y acabar con la Revolución.
La Convención (1792-1795)
Después de unas nuevas elecciones constituyentes mediante sufragio universal, se formó la Convención, que declararía la I República Francesa.
Convención Girondina
Estuvo gobernada por los girondinos, que eran republicanos federales y moderados de la alta burguesía. La Convención condenó por traición y ejecutó al rey Luis XVI. En 1793, los *sans-culottes* se rebelaron contra la Convención girondina al considerar que no cubría las necesidades de los más pobres.
Convención Montañesa (El Terror)
El poder fue asumido por los jacobinos, que eran republicanos radicales de la baja burguesía, liderados por Robespierre.
Convención Termidoriana
Tras la caída de Robespierre, se establecería la Convención termidoriana, formada por burgueses conservadores, que emprendería la persecución y ejecución de jacobinos.
El Directorio (1795-1799)
Se produjeron revueltas monárquicas, frenadas por el joven general Napoleón Bonaparte. En el exterior, las victorias contra las potencias extranjeras habían permitido a Francia expandir sus fronteras y establecer países satélite.
El Consulado (1799-1804)
En 1799, Napoleón dio un golpe de Estado y estableció el Consulado, acabando con la separación de poderes y marcando el final de la Revolución Francesa. En 1802, Napoleón se proclamaría cónsul vitalicio, incrementando aún más su poder.
El Imperio Napoleónico (1804-1815)
En 1804, Napoleón se proclamó emperador, iniciando el Imperio napoleónico. Tras la derrota en Trafalgar, impuso a Reino Unido el bloqueo continental.
El declive del Imperio empezó en 1812, cuando Napoleón fue derrotado en Rusia y España. La derrota en Leipzig frente a la Sexta Coalición en 1813 marcaría el fin del dominio napoleónico en Europa y la posterior caída de París. Napoleón consiguió volver a Francia y restauró el efímero Imperio de los Cien Días hasta que en 1815 fue derrotado definitivamente en Waterloo.
La Restauración y las Oleadas Revolucionarias
La Restauración
La derrota de Napoleón frente a las potencias absolutistas y Reino Unido provocaría la vuelta del Absolutismo a Europa en un período denominado Restauración. Los países absolutistas firmaron el pacto de la Santa Alianza, por el cual se comprometían a defender los regímenes instaurados en Viena, interviniendo militarmente ante cualquier intento revolucionario o liberal.
Revolución de 1820
La primera respuesta liberal frente a la Restauración se inició en España, cuando triunfó el pronunciamiento de Riego contra el Absolutismo de Fernando VII. Tras él se instauró el Trienio Liberal hasta 1823. Grecia se sublevó contra el Imperio turco en 1821, consiguiendo su independencia en 1829.
Revolución de 1830
La segunda oleada se inició en Francia, cuando los parisinos se levantaron contra el rey Carlos X por su política absolutista. La Revolución consiguió implantar una Monarquía liberal-conservadora con Luis Felipe de Orleans como rey. La revolución en Bélgica trajo consigo su independencia de los Países Bajos y la implantación de una Monarquía liberal. En Polonia, Estados italianos y Estados alemanes, los levantamientos nacionales y liberales fueron finalmente sofocados y reprimidos. El resultado fue la división de Europa entre: países absolutistas y países liberales moderados.
Revolución de 1848
En la tercera oleada, se produjeron demandas de tipo liberal y nacional, pero también hubo reivindicaciones democráticas y sociales. Se iniciaron en Francia, cuando las revueltas precipitaron la caída del régimen conservador de Felipe de Orleans en 1848. Las elecciones dieron la victoria a Luis Napoleón Bonaparte, que en 1851 dio un golpe de Estado proclamando el II Imperio en 1852.
El Nacionalismo y las Unificaciones
Nacionalismo
El Nacionalismo es el sentimiento de identidad común experimentado por una colectividad, que además puede aspirar a constituirse políticamente. Durante el siglo XIX, diferentes pueblos buscaron su autodeterminación en base a unos elementos culturales propios, como la lengua, la Historia o las tradiciones.
Unificación Italiana
La Unificación estuvo dirigida por el primer ministro del Piamonte, Cavour. Se inició en 1859, cuando Piamonte y Francia se enfrentaron a Austria. Después, Parma, Módena y Toscana se integraron al Piamonte. En 1860, Garibaldi lideró la Expedición de los Camisas Rojas y conquistó el Reino de las Dos Sicilias, incorporándolo al Piamonte.
Unificación Alemana
La Confederación Germánica integraba 39 Estados independientes. En 1834, Prusia trató de unir económicamente a los Estados alemanes mediante la Unión Aduanera (*Zollverein*), excluyendo a Austria.
En 1866, Prusia venció a Austria en Sadowa y creó la Confederación Germánica del Norte. La última fase la constituyó la Guerra franco-prusiana de 1870-1871, que culminó con la proclamación del Imperio Alemán.
