El Reinado Efectivo de Isabel II (1844-1868): Consolidación y Crisis del Estado Liberal
La Década Moderada (1844-1854): El Modelo Autoritario
Tras ser proclamada mayor de edad en 1843, Isabel II entregó el poder al general Narváez, líder del Partido Moderado, iniciándose así la Década Moderada. Esta etapa se caracterizó por la consolidación del Estado liberal bajo un modelo autoritario y centralista.
La Constitución de 1845 y el Control Oligárquico
En 1845 se aprobó una nueva Constitución que reforzó la autoridad de la Corona, limitó las libertades políticas y estableció la soberanía compartida entre el rey y las Cortes. Sus características principales fueron:
- Cortes Bicamerales: Compuestas por un Congreso elegido por sufragio censitario muy restringido y un Senado designado por el monarca.
- Control de las Élites: La Ley Electoral de 1846 redujo todavía más el número de votantes, dejando el poder político en manos de una oligarquía de propietarios y altos funcionarios.
Reformas Centralistas y Conflictos
Durante este periodo se impulsó una reorganización administrativa que reforzó el centralismo y el control del gobierno sobre provincias y municipios. Entre las reformas más destacadas se encuentran:
- Administración y Orden Público: Se crearon los Gobiernos Civiles, se organizó un cuerpo de funcionarios y se fundó la Guardia Civil en 1844 para mantener el orden público.
- Hacienda y Economía: Se reformó la Hacienda con un sistema impositivo más eficaz y se fundó el Banco de San Fernando, que más tarde sería el Banco de España. Además, se unificaron pesos y medidas con el sistema métrico decimal.
- Relaciones Iglesia-Estado: En 1851 se firmó el Concordato con la Santa Sede, que restableció las relaciones con Roma, reconoció el catolicismo como religión oficial y aseguró el mantenimiento del clero por parte del Estado.
La Década Moderada también estuvo marcada por la Segunda Guerra Carlista (1846-1849), provocada por las aspiraciones al trono del pretendiente carlista Carlos VI frente al matrimonio de Isabel II con su primo Francisco de Asís de Borbón. El conflicto, centrado en Cataluña y el Maestrazgo, acabó con la derrota carlista y el agotamiento de la población. Al final del periodo, el creciente autoritarismo y el descontento social y político abrieron el camino a una nueva etapa de reformas.
El Bienio Progresista (1854-1856): La Apertura Liberal
El malestar popular y la crisis económica provocaron en 1854 una sublevación militar liderada por el general O’Donnell, quien publicó el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas del Castillo. En él se pedía la regeneración política, la reducción de impuestos y la convocatoria de Cortes. La insurrección triunfó y dio inicio al Bienio Progresista, encabezado por el general Espartero con O’Donnell como ministro de la Guerra. Durante esta etapa se intentó recuperar los principios del liberalismo progresista y se emprendieron reformas políticas y económicas de gran alcance.
Reformas Económicas y la Desamortización de Madoz
El Bienio se centró en impulsar la modernización económica:
- Se aprobaron la Ley de Sociedades Anónimas de Crédito y la Ley General de Ferrocarriles de 1855, que favorecieron el desarrollo industrial y las comunicaciones.
- La medida más importante fue la Desamortización de Madoz de 1855, que afectó a bienes de la Iglesia, del Estado y, crucialmente, de los Ayuntamientos (bienes comunales).
Los objetivos de la Desamortización eran aumentar los ingresos públicos y crear una nueva clase de propietarios, aunque en la práctica benefició a la burguesía y a los grandes terratenientes, mientras que los campesinos perdieron el acceso a las tierras comunales. Se elaboró además un proyecto de Constitución en 1856, de carácter más democrático, con mayores libertades y un sufragio más amplio, pero no llegó a promulgarse porque O’Donnell dio un golpe de Estado que devolvió el poder a los moderados y puso fin al Bienio.
La Última Fase del Reinado de Isabel II (1856-1868): Crisis y Caída
Tras el golpe, comenzó una etapa de alternancia entre moderados y la nueva Unión Liberal, dirigida por O’Donnell, que intentó gobernar desde una posición centrista. Fueron años de relativa estabilidad y de crecimiento económico gracias a la expansión industrial, el auge ferroviario y las inversiones extranjeras. En 1857 se aprobó la Ley de Instrucción Pública, conocida como Ley Moyano, que organizó la enseñanza en niveles y estableció las bases del sistema educativo moderno.
Política Exterior y Deterioro Político
En política exterior, el gobierno buscó recuperar prestigio internacional mediante intervenciones militares:
- España participó en la Guerra de África (1859-1860), donde obtuvo victorias sobre Marruecos y consolidó su dominio en Ceuta y Melilla.
- También intervino en México junto a Francia y Reino Unido y en Santo Domingo, aunque con resultados negativos.
A partir de 1863 la situación se deterioró por la vuelta de los moderados más conservadores al poder, la inestabilidad ministerial y la creciente impopularidad de la reina, acusada de corrupción y favoritismo. La crisis económica de 1866, provocada por la quiebra bancaria y el desempleo, agravó la tensión social. Ese mismo año se firmó el Pacto de Ostende entre progresistas y demócratas con el objetivo de destronar a Isabel II y convocar Cortes constituyentes por sufragio universal. En 1868 estalló la Revolución de Septiembre, conocida como La Gloriosa, que triunfó en Cádiz bajo el mando de los generales Prim y Serrano. Isabel II fue derrocada y se exilió en Francia, poniendo fin a su reinado y abriendo paso al Sexenio Democrático.
