El Antiguo Régimen: Características y Crisis
El Antiguo Régimen es el sistema político, social y económico que rigió en España y Europa desde el siglo XVI hasta el XVIII-XIX, siendo finalmente apartado por el liberalismo. Las características principales del Antiguo Régimen son:
- Régimen Político: La Monarquía Absoluta, donde el rey concentra los tres poderes y la soberanía recae en él, o el Despotismo Ilustrado.
- Sociedad: Estamental, basada en el privilegio.
- Economía: Se rige por el Proteccionismo, el Mercantilismo o la Fisiocracia, con predominio del sector primario.
- Religión: La importancia de la religión católica es enorme, impregnando todos los aspectos de la vida cotidiana (ej. la Inquisición).
- Población: La evolución demográfica sigue el modelo del régimen demográfico antiguo, caracterizado por altas tasas de natalidad y mortalidad, con escaso crecimiento vegetativo y sobremortalidad provocada por guerras, hambrunas y epidemias.
El Reinado de Carlos IV y la Crisis del Antiguo Régimen (1788-1808)
El reinado de Carlos IV (1788-1808) estuvo marcado por la crisis económica y la inestabilidad política derivada de la Revolución Francesa. Este periodo se divide en tres etapas dirigidas por diferentes secretarios o validos:
Las Etapas del Reinado de Carlos IV
- Etapa de Floridablanca (1788-1791): Se intenta aislar a España del contagio revolucionario.
- Etapa de Aranda (1791-1792): Se sigue una política de neutralidad.
- Etapa de Godoy (1792-1808): Fue la más importante.
La Política Exterior de Godoy
Inicialmente, Godoy pacta una alianza con Gran Bretaña en contra de Francia, pero tras varios fracasos militares y la pérdida de territorios, Godoy cambia de bando y se une a la Francia revolucionaria y, posteriormente, a Napoleón en contra de Inglaterra, mediante los Tratados de San Ildefonso de 1796 y 1800. Las guerras napoleónicas tuvieron como consecuencia derrotas en las batallas del Cabo de San Vicente (1797) o Trafalgar (1805), y algún pequeño éxito, como la Guerra de las Naranjas (en 1801, ocupando Olivenza).
Estos fracasos provocaron una profunda crisis económica, el fin del comercio indiano y pérdidas territoriales, como la isla de Trinidad.
El Motín de Aranjuez y las Abdicaciones de Bayona
España, sometida a la presión de Napoleón, firmó el Tratado de Fontainebleau en 1807, que preveía el reparto de Portugal y autorizaba la entrada de los ejércitos napoleónicos en España. De esta manera se produjo la entrada de las tropas francesas en el territorio, y ya en marzo de 1808 había alojados 65.000 soldados franceses en las principales ciudades españolas.
Se impuso entre los sectores privilegiados la idea de que la solución a todos los problemas era la eliminación de Godoy, la abdicación de Carlos IV y la entrada de su hijo Fernando. El descontento venía de los sectores privilegiados de la Iglesia, la nobleza, algunos escritores, políticos, la burguesía y el campesinado.
Se produjo, así, en marzo de 1808, el Motín de Aranjuez, que fue un golpe de Estado palaciego (anteriormente ya había tenido lugar otra intentona en la Conjura del Escorial en 1807). Godoy fue encarcelado y Carlos IV fue obligado a renunciar a la Corona a favor del príncipe Fernando.
Tras la abdicación de Carlos IV en marzo de 1808, Fernando VII esperaba contar con el apoyo de Napoleón. Sin embargo, Napoleón quería que fuera su hermano José el rey de España. En Bayona, Napoleón llamó a toda la familia real española e hizo que Fernando VII abdicara y le devolviera la corona a su padre Carlos IV. Este, a su vez, la cedió a Napoleón, quien finalmente se la ofreció a su hermano José, convirtiéndose en el rey José I (1808-1813).
La Guerra de la Independencia (1808-1814)
El Levantamiento Inicial y el Desarrollo del Conflicto
La creciente hostilidad contra las tropas francesas que habían ocupado España frustró los planes napoleónicos. El 2 de mayo de 1808, en Madrid, la población civil trató de evitar la salida hacia Francia de los últimos miembros de la familia real. Estos sucesos se generalizaron en una cadena de levantamientos contra los franceses que recorrió todo el país en mayo de 1808, dando inicio a la Guerra de la Independencia.
Naturaleza del Conflicto
La guerra fue más que una lucha armada entre franceses y españoles. Por una parte, fue un conflicto civil interno de afrancesados contra patriotas. Por otra, fue un conflicto internacional, pues los sublevados se aliaron con Inglaterra.
Fases de la Guerra
La guerra tuvo tres fases:
- Primera fase (hasta finales de 1808): Se perfilaron distintas formas de resistencia: las batallas de Somosierra, El Bruch y Bailén, que hicieron replegarse al ejército francés hacia el Ebro, y los sitios como los de Zaragoza y Gerona.
- Segunda fase (de 1808 a 1812): Se caracterizó por el dominio francés, tras la llegada de Napoleón. Ocupó casi toda España y la Junta Central se trasladó a Cádiz. La guerrilla causó importantes bajas a los franceses.
- Tercera fase (de 1812 a 1814): Coincidió con el declive de Napoleón en Europa, motivado por el fracaso de su campaña de Rusia.
El cambio de signo en la guerra se produjo por la salida de soldados franceses para combatir en Rusia, lo que permitió las ofensivas desde Portugal de tropas españolas, portuguesas e inglesas, al mando del general Wellington. Los golpes finales fueron las batallas de Torres Vedrás, Arapiles, Vitoria y San Marcial.
En abril de 1813 se firmó la paz, aunque hasta 1814 los franceses no abandonaron Cataluña, siendo Fernando VII reconocido como rey de España.
El Debate sobre la Guerrilla
Respecto a la importancia de la guerrilla, es fundamental señalar que los soldados franceses se encargaban de tareas de protección en la retaguardia. Esto explica que solamente una cuarta parte de las tropas francesas estuviera implicada en las batallas de una guerra convencional, lo que facilitó que las tropas de Wellington derrotasen a los ejércitos imperiales.
Los Afrancesados: Colaboración y Exilio
El régimen de José I dependía de la colaboración de las élites del Antiguo Régimen. Solo le apoyaron los afrancesados. Los motivos de su apoyo fueron:
- Razones ideológicas: Los afrancesados pensaban que el cambio dinástico permitiría las transformaciones políticas, sociales y culturales que la sociedad española necesitaba. Además, pensaban que la guerra era innecesaria porque estaba perdida de antemano y supondría la pérdida de las colonias americanas.
- Factores no estrictamente ideológicos: Había que mantener en las zonas ocupadas una administración al frente de la cual hubiera españoles.
En 1814, los afrancesados que se quedaron en España fueron reprimidos. Más de 12.000 optaron por el exilio, lo que inició una serie de exilios políticos en la Historia de España. Los afrancesados más conocidos fueron: Leandro Fernández de Moratín, Meléndez Valdés y Goya.
De las Juntas a las Cortes de Cádiz: El Nacimiento de la Soberanía Nacional
En mayo de 1808 existían en España dos poderes: la Junta de Gobierno dejada por Fernando VII y la nueva dinastía representada por el hermano de Napoleón, José I, que promulgó la Constitución de Bayona (que no fue una constitución, sino una carta otorgada). Se produjo un vacío de poder y nacieron así las Juntas, expresión de la soberanía nacional.
Las juntas que surgieron en mayo de 1808 consideraban que las abdicaciones de Bayona habían sido un acto ilegal que había roto el pacto entre rey y pueblo, y asumían la soberanía. En junio de 1808 eran numerosas y estaban coordinadas por trece Juntas Supremas que no reconocían al nuevo rey francés. Estas juntas tuvieron funciones políticas y militares y estaban formadas por nobles, burgueses, etc., unidos por la oposición a los franceses.
En septiembre se creó la Junta Central, presidida por Floridablanca, realizando una gestión con fracasos en la dirección militar. En enero de 1810 se disolvió, pasando el poder a una Regencia, formada por cinco miembros, entre ellos el obispo de Orense, Pedro Quevedo, Francisco Saavedra y el general Castaños.
El Consejo de Regencia convocó elecciones a Cortes en junio, que se reunieron primero en San Fernando y luego en Cádiz. Se convocó a sus representantes en una sola cámara, con un gran número de suplentes. Predominaron los pertenecientes a las clases medias, a la burguesía intelectual y a los funcionarios.
Las Tendencias Ideológicas en las Cortes
En las Cortes se manifestaron tres tendencias principales:
- Los Absolutistas o Serviles: Representantes de la ideología conservadora que sostenía que todo se resolvería con la expulsión de los franceses y la vuelta al trono de Fernando VII. Fueron una minoría.
- Los Liberales: Pretendieron aprovechar las consecuencias del triunfo de la soberanía nacional en la guerra. Sus ideas se inspiraron en las de la Revolución Francesa y deseaban dar vida a una Constitución que recogiera y consagrara estas ideas.
- Los Jovellanistas: Eran partidarios de reformas moderadas.
Las Cortes se plantearon dos objetivos: constituir un nuevo régimen político, para lo que se redactó la Constitución de 1812, y promover la transformación de la sociedad, para lo que se dispuso la publicación de un conjunto de leyes.
La Constitución de 1812: «La Pepa»
En su elaboración participaron Agustín Argüelles y el sacerdote Diego Muñoz Torrero. Se publicó el 19 de marzo de 1812 (se le llamó La Pepa por la festividad de San José).
Características y Principios Fundamentales del Régimen Liberal
Sus características fundamentales son: su origen popular, que es muy rígida, que tiene una fuerte vena ética y religiosa, que está inspirada por el racionalismo francés y tuvo una gran influencia fuera de nuestras fronteras. Establecía los principios básicos de un régimen liberal, que son:
- Soberanía Nacional: Los diputados representan a la nación.
- Monarquía Constitucional: Los españoles pasan de súbditos a ser ciudadanos.
- División de Poderes:
- Legislativo: Las Cortes son unicamerales y elegidas por sufragio universal masculino (mayores de 25 años). Los diputados deben tener un nivel de renta mínimo, ser propietarios y llevar residiendo en esa provincia siete años.
- Ejecutivo: El rey nombra a sus secretarios y, además, su poder está limitado.
- Judicial: Los tribunales.
- Derechos de los Ciudadanos: Libertad civil, igualdad ante la ley y libertad de prensa.
- Abolición de penas de tormento y tortura.
- Unidad Religiosa y Confesional del Estado: Queda prohibida otra religión distinta a la católica. No existe libertad religiosa, que también se negaba en el Estatuto de Bayona.
- Reorganización de la Administración del Estado:
- Fiscalidad común y mercado libre de aduanas interiores.
- Ámbito Local: Ayuntamientos, cuyos cargos deberían ser elegidos.
- Escalón Provincial: Gobernadores.
- Fuerzas Armadas: Establece un ejército permanente y la Milicia Nacional para reforzar el ejército y para defender al estado liberal.
La nación española se declara integrada por todos los españoles de ambos hemisferios. Así queda constituido un estado unitario, con una monarquía constitucional y con una sociedad de clases y no estamental, al reconocer la igualdad ante la ley y el fisco.
Estructura y Funcionamiento de los Poderes del Estado
Las Cortes: Estructura y Funcionamiento
Se optó finalmente por unas Cortes unicamerales. Los diputados tenían un mandato de dos años, renovándose la Cámara en su totalidad. La Constitución de 1812 prohíbe la deliberación de las Cortes en presencia del Rey con el fin de mantener su independencia y se silencia la posible disolución regia de las Cortes, por lo que se entiende que esta facultad estaba excluida. Las funciones de las Cortes eran:
- Vigilar la aplicación de la Constitución y podían proceder a su reforma.
- Recibir el juramento del Rey y nombrar la Regencia.
- Aprobar las leyes.
- Dar consentimiento al monarca para declarar la paz o la guerra a un país, con el fin de evitar los errores del pasado histórico de España.
El Rey y sus Atribuciones
El rey es el jefe del Ejecutivo y tiene el poder ejecutivo. Tiene derecho de veto sobre las leyes creadas por las Cortes. Por ello se establecerá la soberanía compartida. La persona del monarca es sagrada e inviolable; esta responsabilidad se deriva a los Secretarios de Despacho, que son nombrados por el rey y responsables ante las Cortes. El rey podía declarar la guerra o la paz, pero con el consentimiento de las Cortes de España. Existía un Consejo de Estado, órgano consultivo del Rey y elegido directamente por él.
El Desmantelamiento Legislativo del Antiguo Régimen
La labor legislativa de las Cortes de Cádiz fue trascendental para desmantelar el entramado social y económico del Antiguo Régimen. Los más importantes fueron:
- Abolición de los señoríos jurisdiccionales.
- Abolición de la Inquisición y la tortura.
- Se eliminaron las pruebas de limpieza de sangre.
- Se suprimieron ciertos mayorazgos.
- Se defendió la libertad de comercio e industria y la libertad de contratación de los trabajadores, lo que supuso la supresión de los gremios y del Concejo de la Mesta.
- La desamortización de bienes de propios y baldíos no llegó a aplicarse.
Las Cortes de Cádiz diseñaron un nuevo Estado, mientras que la Constitución se convertía en el símbolo del liberalismo español.
Vigencia, Valoración e Impacto Internacional de la Obra de Cádiz
La vigencia de la Constitución de 1812 fue muy limitada:
- Apenas tuvo valor por causa de la Guerra de la Independencia y la ausencia de Fernando VII. Tras el Tratado de Valençay de 1813, Fernando VII firmó el Decreto de 4 de mayo de 1814 que anulaba la Constitución y restauraba el absolutismo en España.
- Durante el Trienio Liberal (1820-1823) se recuperó dicha Constitución.
- Por último, cabe mencionar su breve importancia con el pronunciamiento de los sargentos de la Granja en 1836, bajo la Regencia de María Cristina de Borbón (viuda de Fernando VII y madre de la futura Isabel II).
Las Cortes de Cádiz fueron las primeras Cortes modernas en España. La labor de las Cortes fue destruir los fundamentos del Antiguo Régimen y aplicar las ideas de los intelectuales ilustrados. El proceso de reformas fue de tal magnitud que hizo pasar a España del Antiguo Régimen al Nuevo Régimen. En 1814, España era, junto con los Estados Unidos, el país más liberal del mundo.
Este programa de reformas trascendió muy poco a la realidad social de España. Los legisladores gaditanos se encontraron con una hostil acogida: el pueblo español no entendía las ideas liberales, o si las entendía, las rechazaba por juzgarlas opuestas a sus principios tradicionales. Toda la obra legislativa de las Cortes de Cádiz fue anulada al regreso de Fernando VII y no hubo ninguna guerra civil para defenderla.
La obra de Cádiz quedó en suspenso, sin embargo, sirvió para fijar los principios del liberalismo y tuvo una amplia resonancia internacional, porque simbolizaba la reconciliación del espíritu revolucionario con la fe religiosa, y porque estaba vinculada al espíritu de independencia nacional. Fue aceptada en Italia, Portugal e Hispanoamérica.
Por otra parte, la Constitución de 1812 se convirtió en bandera y símbolo para los enemigos del Antiguo Régimen. La abolición de la Constitución por parte de Fernando VII en 1814 aceleró y radicalizó la postura de muchos criollos en Hispanoamérica, pasando su postura de un autonomismo a un independentismo al verse olvidados y marginados por el régimen de Fernando VII.
