La Independencia de la América Hispana
El levantamiento estuvo dirigido por la burguesía criolla, que veía a España como un obstáculo para el desarrollo de la economía americana. El movimiento fue liderado por figuras clave como Simón Bolívar, José de Sucre y José de San Martín.
Causas del Movimiento
- La difusión de los principios de libertad e igualdad de la Revolución Francesa y la Independencia de los Estados Unidos.
- El descontento de la burguesía criolla por el monopolio comercial que España ejercía.
- La debilidad de la monarquía española, especialmente tras sufrir la invasión napoleónica.
Etapas del Proceso de Independencia
Primera Fase (1804-1816)
El regreso de Fernando VII al trono frenó el proceso de autogobierno y obligó a las juntas a disolverse.
Segunda Fase (1816-1826)
En 1816 se reinició la guerra contra las tropas coloniales. Tras importantes victorias militares sobre los ejércitos españoles, se consiguió la independencia. Para 1826, España había perdido todas sus colonias continentales, conservando únicamente Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
El Convulso Siglo XIX en España
El Surgimiento del Carlismo
Cuando Fernando VII murió en 1833, los absolutistas no aceptaron como reina a su hija Isabel, que solo tenía tres años. En su lugar, apoyaron al hermano del rey, Carlos María Isidro. Para defender los derechos al trono de su hija, la regente María Cristina de Borbón buscó el apoyo de los liberales, dando inicio a un conflicto dinástico e ideológico. Los carlistas encontraron sus principales apoyos en las zonas rurales, mientras que las ciudades se mantuvieron fieles a Isabel.
Lema del Carlismo
El lema que resumía su ideología era: «Dios, Patria, Rey y Fueros».
La Primera Guerra Carlista (1833-1839)
Fue la más importante de las tres guerras carlistas. Se inició principalmente en el País Vasco. A pesar de contar con militares competentes, los carlistas fueron finalmente derrotados por las tropas liberales, lideradas por el general Espartero. La paz se firmó con el Convenio de Vergara (1839).
El Reinado de Isabel II (1833-1868)
La Regencia de María Cristina (1833-1840)
Al iniciar la regencia, María Cristina se apoyó en los liberales moderados. Sin embargo, una serie de levantamientos militares y revueltas populares provocaron la entrada al poder de los liberales progresistas. El líder de los progresistas, Mendizábal, inició la abolición del Antiguo Régimen, la disolución del régimen señorial, la desamortización de los bienes de la Iglesia y la supresión del diezmo.
La Regencia de Espartero (1840-1843)
Un movimiento de oposición forzó la dimisión de María Cristina y se nombró regente al general Espartero en 1840. Su talante autoritario y la promulgación de medidas librecambistas generaron una fuerte oposición, por lo que se decidió adelantar la mayoría de edad de Isabel II y su proclamación como reina.
La Década Moderada (1843-1854)
La llegada al trono de Isabel II significó el predominio de los moderados bajo la dirección del general Narváez. Las nuevas Cortes proclamaron una Constitución Moderada en 1845. Además, se elaboró un Código Penal, se firmó un Concordato con la Santa Sede y se creó la Guardia Civil. La deriva autoritaria de sus líderes (Narváez, Bravo Murillo) y el falseamiento electoral hicieron que los progresistas recurriesen al pronunciamiento militar.
El Bienio Progresista (1854-1856)
En 1854, el general O’Donnell encabezó una revuelta popular contra los moderados, conocida como el pronunciamiento de Vicálvaro, en el que participó la Milicia Nacional. Isabel II cedió a las presiones y entregó el poder a los progresistas, quienes recurrieron de nuevo a Espartero. Las Cortes redactaron una nueva Constitución (1856) que no llegó a aprobarse. Se impulsaron tres leyes fundamentales:
- Una nueva desamortización que afectó a los bienes de los ayuntamientos (Desamortización de Madoz, 1855).
- Una Ley de Ferrocarriles para impulsar la red ferroviaria.
- Una Ley de Minas para fomentar la explotación minera.
La Descomposición del Sistema (1856-1868)
Una nueva crisis del gobierno de Espartero impulsó a la reina a confiar el gobierno a O’Donnell, quien creó la Unión Liberal. Desde 1856, unionistas y moderados se alternaron en el poder, mientras que los progresistas quedaron marginados. En estos años se impulsó una política exterior colonialista, que se concretó en las campañas militares en Marruecos, Indochina y México. La oposición al régimen moderado se amplió y nacieron nuevos grupos, como los demócratas y los republicanos. En 1866, una grave crisis económica sentó las bases de un nuevo pronunciamiento militar.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
La Revolución de 1868, «La Gloriosa»
La revolución fue formada por progresistas, demócratas y unionistas, y fue dirigida por el almirante Topete, el general Prim (progresista) y el general Serrano (unionista). La reina Isabel II y su heredero, Alfonso, partieron al exilio. En ese mismo año, se creó un gobierno provisional para democratizar el sistema político. Se convocaron Cortes, que crearon una nueva Constitución de carácter demócrata en 1869. En esta constitución se recuperó la soberanía nacional, se implantó el sufragio universal masculino, se otorgaron amplios derechos y libertades, y se estableció la separación entre la Iglesia y el Estado.
La Monarquía de Amadeo I (1871-1873)
Se buscó un nuevo rey en la figura de Amadeo de Saboya, representante de una monarquía liberal que había contribuido a la unificación de Italia. Sin embargo, su principal valedor, el general Prim, fue asesinado poco antes de su llegada. Amadeo contó con el apoyo de progresistas, unionistas y demócratas, pero ante la gran cantidad de problemas y la falta de apoyos sólidos, decidió abdicar y abandonar el país.
La Primera República (Febrero de 1873 – Enero de 1874)
Tras la abdicación del rey, las Cortes proclamaron la República. Sin embargo, esta no logró consolidarse, ya que la mayoría de los diputados eran monárquicos. Durante su breve existencia, tuvo cuatro presidentes: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. Los principales problemas que impidieron su consolidación fueron:
- La división del republicanismo entre federalistas y unitarios.
- La dificultad para enfrentarse a la insurrección en Cuba.
- El inicio de una nueva guerra carlista en 1872.
- La insurrección cantonal, con epicentro en Cartagena, en 1873.
En enero de 1874, un golpe de Estado liderado por el general Pavía disolvió las Cortes y entregó la presidencia del Gobierno al general Serrano, poniendo fin a la experiencia republicana.
