El Imperio Napoleónico (1799-1815): Ascenso y Caída
Napoleón Bonaparte, nacido en Córcega en 1769, fue un brillante militar que llegó al poder tras el golpe de Estado del 18 de brumario de 1799, instaurando un poder ejecutivo con tres cónsules, aunque él mandaba como Primer Cónsul. Posteriormente, se hizo Cónsul Vitalicio en 1802 y en 1804 se proclamó Emperador, coronándose él mismo.
Reformas y Estilo de Gobierno
Su gobierno mezcló reformas modernas con un estilo autoritario. Entre sus logros destacan:
- Creación del Banco de Francia y establecimiento del franco como moneda.
- Unificación de las leyes con el Código Civil.
- Refuerzo de la centralización nombrando prefectos.
- Ampliación de la educación y firma de un Concordato con la Iglesia.
La Expansión del Imperio
Como gran estratega militar, conquistó casi toda Europa y formó un enorme imperio dividido en:
- Territorios incorporados a Francia: Como Holanda o Bélgica.
- Territorios vasallos controlados por él: Parte de Alemania, Suiza, Polonia.
- Reinos gobernados por familiares: España, Nápoles, Italia.
Además, contó con aliados como Austria, Prusia y Rusia.
El Declive y la Derrota Final
Su gran error fue invadir Rusia en 1812, donde el frío, la táctica rusa de quemar el territorio y la falta de alimentos destruyeron su ejército. Al mismo tiempo, la resistencia española en la Guerra de la Independencia desgastaba aún más a Francia. Después, en Leipzig (1813), sufrió otra gran derrota y fue enviado a la isla de Elba. Aunque logró escapar y recuperar el poder unos meses, terminó siendo derrotado definitivamente en Waterloo (1815). Entonces fue deportado a Santa Elena, donde murió en 1821, mientras en Francia volvía la monarquía con Luis XVIII.
La Restauración (1815-1830) y el Congreso de Viena
La Restauración (1815-1830) comenzó tras la derrota de Napoleón, cuando las potencias vencedoras quisieron volver al modelo anterior a la Revolución Francesa, basado en monarquía absoluta, tradición y religión.
Principios del Congreso de Viena
En el Congreso de Viena se fijaron cuatro principios fundamentales:
- Legitimidad: Los reyes vuelven a sus tronos.
- Equilibrio: Mantenimiento del balance de poder entre potencias.
- Responsabilidad internacional: Para evitar revoluciones.
- Derecho de intervención: Para detener los movimientos revolucionarios.
El Sistema de Alianzas
Para aplicar estos principios se formaron la Santa Alianza (Austria, Prusia y Rusia) y la Cuádruple Alianza (estas tres más Gran Bretaña). En 1818, Francia se unió, formando la Quinta Alianza.
Se cambiaron fronteras para evitar que ninguna potencia fuera demasiado fuerte: Reino Unido buscó el dominio marítimo, Rusia ganó zonas de Polonia y Finlandia, Austria controló Lombardía y el Véneto, Prusia recibió Renania y Sajonia, y Francia quedó rodeada de estados tapón.
La Quinta Alianza intervino en Nápoles y en España, donde en 1823 ayudaron a Fernando VII a recuperar el absolutismo. También intentaron intervenir en América, pero Estados Unidos lo impidió con la Doctrina Monroe.
Liberalismo y Nacionalismo: Las Bases de las Revoluciones del Siglo XIX
La Revolución Francesa y las conquistas de Napoleón extendieron por Europa dos ideas que la burguesía consideraba esenciales: el liberalismo y el nacionalismo.
El Liberalismo
El liberalismo defendía la libertad del individuo (pensar, reunirse, tener propiedades). En política, significaba división de poderes, parlamentos elegidos, sufragio censitario y monarquía parlamentaria o república. En economía, defendía que el Estado no interviniera y que todo se regulase por la oferta y la demanda, ideas formuladas por Adam Smith.
El Nacionalismo
Junto a esto apareció el nacionalismo, la idea de que una nación (personas con lengua, cultura, historia y costumbres comunes) es la que debe decidir su futuro, y no un rey. Un Estado, en cambio, es la organización política con fronteras reconocidas. Muchas naciones estaban divididas en varios Estados o dentro de uno que no sentían propio, por lo que querían crear Estados independientes. Estas ideas de liberalismo y nacionalismo serán la base de las revoluciones del siglo XIX.
Las Oleadas Revolucionarias
Revoluciones de 1830
Las revoluciones de 1830 tuvieron mayor relevancia que las de 1820, combinando reivindicaciones nacionalistas (como en Bélgica, Polonia, Italia y Alemania) con los intereses de burgueses y obreros. El epicentro fue Francia, donde Carlos X restauró el absolutismo pero fue obligado a abdicar tras las revueltas, siendo sustituido por Luis Felipe de Orleans, quien instauró un régimen liberal censitario.
- Bélgica logró independizarse de los Países Bajos y formó una monarquía constitucional con Leopoldo I.
- En España se pasó del absolutismo al liberalismo, iniciando las Guerras Carlistas.
- Los movimientos en Polonia, Alemania e Italia fracasaron por la represión de Rusia, Prusia y Austria, obligando al exilio a numerosos liberales y nacionalistas.
Muchas de estas insurrecciones fueron lideradas por asociaciones secretas como masones y carbonarios, que perseguían una revolución universal contra la tiranía.
El Impulso Nacionalista: Hacia la Unificación de Alemania e Italia
El nacionalismo surgió por la expansión napoleónica, los cambios del Congreso de Viena y el romanticismo, que impulsó la idea de identidad nacional. De ahí aparecieron dos tipos de movimientos:
- Los que querían separarse para crear su propio Estado (como Grecia y Bélgica).
- Los que buscaban unificarse en uno solo (como Italia y Alemania).
En estos dos últimos casos, Piamonte y Prusia lideraron la unificación gracias a su fuerza política y económica.
Revolución de 1848: La Primavera de los Pueblos
La revolución de 1848 fue la más fuerte de todas y se extendió por Europa, con Francia nuevamente como epicentro. Una crisis agrícola y financiera provocó tensiones que estallaron después de que el Gobierno prohibiera un banquete político. Barricadas con liberales, estudiantes, demócratas y socialistas forzaron la abdicación de Luis Felipe y la proclamación de la República. Por primera vez desde 1793 se reivindicó el sufragio universal, que finalmente se mantuvo.
Sin embargo, en las elecciones triunfaron los conservadores y más tarde Luis Napoleón se proclamó emperador.
Impacto en Europa Central
- En el Imperio Austriaco cayó Metternich, se formó una Asamblea Constituyente y algunos territorios como Hungría o Chequia obtuvieron autonomía.
- En Alemania, Federico Guillermo IV aceptó una Constitución censitaria.
- En Italia, aunque la revolución fracasó, se iniciaron los procesos que llevarían a la unificación, con experiencias como la república en los Estados Pontificios o la monarquía constitucional en el Piamonte.
A pesar del fracaso general, las revoluciones de 1848 impulsaron la democratización, el sufragio universal y consolidaron la conciencia de clase del proletariado, que empezó a actuar como un movimiento autónomo frente a la burguesía.
Los Procesos de Unificación Nacional
Unificación Italiana
La lideró el Piamonte, enfrentándose a Austria, que controlaba el norte. El proceso se desarrolló en varias etapas:
- En 1859, con ayuda de Francia, obtuvo Lombardía.
- En 1860 se anexionó Parma, Módena, Romagna y Toscana por referéndum, y gracias a Garibaldi y sus Camisas Rojas, también Nápoles, Sicilia, las Marcas y Umbría.
- En 1866 consiguió Venecia.
- En 1870 incorporó los Estados Pontificios, quedando Roma como capital.
Unificación Alemana
La dirigió Prusia, apoyada antes por la unión económica del Zollverein. La unificación avanzó mediante guerras:
- En 1864 arrebató Schleswig y Holstein a Dinamarca.
- En 1866 derrotó a Austria y agrupó a los estados del norte.
- En 1870 venció a Francia y unió a los estados del sur, incorporando Alsacia y Lorena.
En 1871 se proclamó el II Imperio Alemán.
