Análisis de la intervención de España en Marruecos entre 1904 y 1927

20 – Analiza las causas, principales hechos y consecuencias de la intervención de España en Marruecos entre 1904 y 1927. Desde 1904 hasta 1927, dentro del reinado de Alfonso XIII (rey desde 1902) y los primeros años de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), nos encontramos en el contexto de la crisis del sistema de la Restauración. Las principales causas que explican esta intervención española en Marruecos a principios del siglo XX son las siguientes:1) El peso del Desastre del 98, tras el cual España intenta recuperar prestigio y poner fin a su aislamiento exterior. 2) La tradición histórica española en el norte de África (presente desde Fernando el Católico). 3) La rivalidad colonial anglo-francesa. Inglaterra y Alemania también estaban interesadas por los territorios, por lo que Francia optó por llegar a un acuerdo con España y tratar solo con ella el «reparto marroquí». Así, una de las principales causas de las campañas de Marruecos fue la presencia francesa y la amenaza de expansión alemana. Marruecos y su protectorado (la «cuestión de Marruecos») se convirtió en el eje de la política exterior del primer tercio del siglo XX. La Conferencia de Algeciras (1906) marca el reparto de las zonas de influencia (el norte para los españoles y el sur para los franceses), modificada después por el Tratado Hispano-francés de 1912, en el que quedaba establecido y marcado el protectorado español y francés sobre Marruecos. Lo que supone una oportunidad para los españoles de resarcirse de la pérdida de Cuba, y para el resto de potencias europeas que Francia no tuviera una influencia absoluta sobre el Norte de África. A España se le concedió una franja en el norte, el Rif (territorio entre Ceuta y Melilla) y enclaves en la costa atlántica (Ifni y Río de Oro). Obligó a aumentar el contingente de tropas y a formar campañas para asegurar un territorio rico en hierro, protegiendo la construcción del ferrocarril hasta Melilla. Aunque la presencia española fue contestada, desde 1906, por las tribus nómadas (las cabilas) acostumbradas a los enfrentamientos y el pillaje. Choques, altercados y encuentros, hasta que en julio de 1909 se produce el enfrentamiento del«Barranco del Lobo», lugar cercano a Melilla en el que trabajadores que construían un puente para el ferrocarril minero fueron atacados y asesinados. Fue una emboscada a las tropas españolas que causó numerosas bajas en el ejército español. El gobierno conservador (Maura), movilizó a un importante número de reservistas de Cataluña, lo que provoca un movimiento de protesta contra la intervención en Marruecos, impopular desde la guerra de Cuba. Sectores más contrarios al sistema (socialismo, anarquismo y republicanismo radical) promueven una huelga general para protestar contra la guerra. El desastre del Barranco del Lobo incendió la convocatoria de la huelga, que a partir de entonces degeneró en una revuelta llamada «la Semana Trágica de Barcelona (agosto 1909), por la dura represión del gobierno (70 muertos y 2000 detenciones), que llegó a declarar el estado de guerra. Varias condenas a muerte que, por el escándalo internacional, fuerzan la destitución de Maura. Finalizada la Primera Guerra Mundial, se reinician las operaciones contra los rebeldes dirigidos por Abd-el-Krim. Ante las tribus muy guerreras y conocedoras del terreno, el ejército español, mal organizado y formado por tropas regulares indígenas, soldados de reemplazo y miembros de la Legión, fundada en 1920 imitando a la francesa y un grupo de oficiales africanistas, encabezados por Millán Astray, Sanjurjo y Francisco Franco. La intervención se ve contrarrestada por una gran resistencia de las cabilas orientales. La guerra es cada vez más impopular entre la sociedad española. En 1921, una acción mal planificada desde la comandancia de Melilla, permite al líder guerrillero del Rif (Abd-el-krim) atacar la posición de Annual, lo que supone la pérdida de 13 mil soldados españoles, también el general jefe, conocido como «el Desastre de Annual». En unos meses, una importante contraofensiva permite recuperar el territorio perdido tras el desastre de Annual; los acontecimientos suponen un golpe duro para el ejército y el gobierno, mientras que la guerra marroquí era vista por la opinión pública como una sangría inútil. Para determinar las responsabilidades se inicia la instrucción de la investigación en el «expediente Picasso» (1922), a pesar de las trabas que le ponen las compañías mineras interesadas en el dominio de Marruecos y altos cargos del gobierno y ejército, el expediente ponía en evidencia grandes irregularidades, corrupción e ineficacia en el ejército español destinado en África. No llega a suponer responsabilidades políticas o criminales, no contenta a casi nadie y acentúa el distanciamiento entre militares y clase política. La cuestión de Marruecos se convierte en un factor básico de la crisis política y el debate parlamentario sobre las responsabilidades llevó a los militares a optar por una decisión de fuerza. Días antes de la discusión del expediente en las Cortes, Primo de Rivera dio el golpe de Estado (13 de septiembre) que conduce a la Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930). En 1925 (año del Directorio Militar al civil), el conflicto de Marruecos todavía no estaba resuelto. El ejército dividido entre los partidarios de continuar la guerra, africanistas (empezaba a destacar Francisco Franco), y los que la querían dejar. El ataque de Abd el-krim contra el protectorado francés había propiciado el acercamiento de los gobiernos francés (Petain) y español, que organizaron un ataque conjunto. En 1925, el ejército español desembarcó en la bahía de Alhucemas mientras los franceses atacaban desde el sur a los rifeños, que se rinden. La victoria coloca a Primo de Rivera en la cima de su prestigio.



21 – Analiza la crisis general de 1917: sus causas, manifestaciones y consecuencias. A comienzos de 1917, el descontento era general. La neutralidad española (decretada por el presidente del gobierno) en la Primera Guerra Mundial favorece una espectacular expansión económica, generando un importante crecimiento industrial (por los suministros de la guerra), una fuerte acumulación de capitales y un aumento imparable de los precios (inflación). El gobierno no pudo hacer nada por controlarla, ya que choca con los intereses de industriales y terratenientes. Los salarios, en cambio, no subieron con la misma rapidez, provocando una caída del poder adquisitivo de los obreros y fomentando la agitación social. El boom empezó a remitir en 1917 cuando los países beligerantes empezaron a recuperar su capacidad de producción. La falta de productos básicos provocó la subida de precios y el hambre, lo que contrasta con las grandes fortunas creadas por la especulación. La oposición criticaba la inoperancia del gobierno y la corrupción de la oligarquía liberal-conservadora. Se convocaron huelgas cada vez más frecuentes y el gobierno respondió con la disolución de los líderes de UGT, Francisco Largo Caballero y Julián Besteiro, y la restricción de derechos civiles. La situación se agrava hasta que estalla la crisis, confluyendo tres movimientos para derribar al gobierno: Militar, Parlamentario y Obrero. 1 – Crisis militar. El ejército español presentaba un número excesivo de oficiales (macrocefalia) y una gran burocratización. Desde 1910, los ascensos se obtenían por méritos de guerra, lo que beneficiaba a militares africanistas (de la guerra de Marruecos) y permitía el ascenso rápido de los favoritos del rey. La inflación disminuye el valor real de los salarios de los militares. Así va aumentando el malestar de los militares ante el atraso técnico, falta de medios, bajos salarios y el ascenso rápido de los militares enviados a Marruecos. Los oficiales peninsulares se unen para defender sus reivindicaciones en las juntas de defensa (asociación de militares que reclamaba aumento salarial y reivindicaban la antigüedad como criterio de ascenso). Cuando el gobierno decide disolverlas, las Juntas envían un ultimátum en el que culpan al gobierno de los males del ejército y del país, y piden que se acepten sus peticiones profesionales y económicas. Las Juntas solicitan la formación de un gobierno de concentración que regenere el país. El gobierno responde con la Ley del Ejército de 1918, en la que se acepta la subida salarial, se regulan los ascensos mediante una junta y se reconoce a las Juntas como órganos representativos del Ejército. Desde entonces, se convierten en el pilar del gobierno de la monarquía y del orden público. 2 – Crisis Política. Desde febrero, los partidos de la oposición reclaman la reapertura de las Cortes y el restablecimiento de las garantías constitucionales. Esta situación hace que Cambó (Regionalista de Cataluña) convoque una Asamblea de Parlamentarios en la que se acuerda la formación de un gobierno provisional que convoque Cortes Constituyentes. La tensión va en aumento, ya que el gobierno intenta acallar a la prensa y declara ilegal esta iniciativa, pero en Barcelona se reunieron 59 parlamentarios que reclaman una solución a la situación política y la autonomía de Cataluña. Se producen detenciones de esos parlamentarios y el movimiento muere sin la reforma. 3 – Crisis Social. La conflictividad laboral por el descenso de los salarios reales aumenta notablemente. Los sindicatos CNT y UGT exigen que se forme un Gobierno Provisional que convoque las Cortes Constituyentes. La petición es muy importante porque por primera vez los obreros reclaman reivindicaciones políticas, uniendo sus aspiraciones a las de los militares y parlamentarios. En junio se inicia una huelga de ferroviarios en Valencia, que ante la dura represión precipitó los acontecimientos. La negativa de la compañía a readmitir a varios huelguistas llevó a los sindicatos a convocar una huelga ferroviaria en todo el país, que acabará siendo general e indefinida. Así, el 13 de agosto la huelga se extiende a las ciudades más importantes, con mayor incidencia en la minería, siderurgia y zonas fabriles. El gobierno responde muy duro, sacando el ejército a la calle y provocando enfrentamientos con los piquetes. Tras una semana, la huelga es desconvocada y se restablece la normalidad en el país. Las consecuencias de la huelga de 1917 fueron importantes, más de 100 muertos y unas 200 detenciones, entre los que estaban representantes del comité, como Largo Caballero o Julián Besteiro (UGT), condenados a muerte, aunque luego fueron puestos en libertad. A pesar del fracaso de la huelga, se demostró la capacidad de movilización que tenían los sindicatos y que llevó a las Juntas de Defensa a reaccionar a favor del gobierno y la represión, abandonando peticiones de reforma. Sirve también para agravar la crisis política, ya que Dato dimite y se forma un débil gobierno de coalición, en el que participó la Lliga.

Entre las consecuencias de la crisis del 17 destaca la progresiva descomposición del régimen de la Restauración que culminó en los gobiernos de concentración. El movimiento no consiguió sus objetivos, ya que los sectores que mostraron su descontento (militares, parlamentarios y obreros) no tenían un programa común y no lograron una convergencia de intereses.



22 – Describe la evolución de la Dictadura de Primo de Rivera, desde el Directorio Militar hasta el Directorio Civil y su final. La dictadura de Primo de Rivera acaba con el parlamentarismo de la Restauración y, tras unos años iniciales de gran popularidad por la bonanza económica y el triunfo militar en Marruecos, terminará desprestigiada y arrastrando a la monarquía, lo que da lugar a la II República (1931-1936). El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, hace un pronunciamiento militar y publica sus intenciones en un manifiesto. Primo de Rivera piensa que España necesita liberarse de la vieja política, acabar con el caciquismo, poner fin a la conflictividad social y a las amenazas a la unidad de España. Aunque con su movimiento se cerrará el problema de las responsabilidades derivadas del desastre de Annual y se pondrá freno a las reivindicaciones obreras y de los nacionalistas. El rey Alfonso XIII le encarga la formación de un gobierno y le concede el cargo de presidente y ministro único. Solo los anarquistas y comunistas manifiestan su rechazo, pero no tienen apoyo popular y son reprimidos por la dictadura. El Directorio militar (1923-1925) fue la primera etapa del gobierno de Primo de Rivera. El Directorio estaba compuesto solo por militares. El Directorio suspende la constitución de 1876, las garantías constitucionales, disuelve las cortes, implanta la censura de prensa y prohíbe las actividades de los partidos políticos y los sindicatos. También se reprime cualquier manifestación de nacionalismo, acusado de separatista. El Somatén, al principio un cuerpo armado de protección civil en Cataluña, se extiende a toda España y se convierte en una fuerza auxiliar para mantener el orden público de la dictadura. Los estatutos provincial y municipal debían ser el instrumento para acabar con el caciquismo. El gobernador civil elegirá a alcaldes y diputaciones provinciales. Al mando de cada municipio pondrá al mayor contribuyente. Así, la regeneración fue una farsa, se suspendieron las elecciones y se sustituyó a unos caciques por otros. Además, desaparece la mancomunidad de Cataluña, lo que significó una ruptura con el catalanismo conservador representado por Cambó y la Lliga Regionalista. Con el fin de consolidar el régimen, se impulsó en 1924 la formación de un partido, la Unión Patriótica, que carecía de un programa político y nunca logró convertirse en un partido moderno. Primo de Rivera obtiene una gran victoria militar en Marruecos frente a los rifeños con el desembarco de Alhucemas de 1925 junto con los franceses. En 1927, acaba la guerra de Marruecos, lo que le otorgó gran popularidad. El Directorio Civil (1925-1930), al estar solucionados los problemas de orden público y marroquí, Primo de Rivera, con una clara intención de permanecer en el poder, sustituye el Directorio Militar por un gobierno con civiles, entre los que destacó José Calvo Sotelo. Así, convocó una Asamblea Nacional Consultiva con la misión de elaborar una nueva constitución, pero el proyecto se paralizó. El Directorio Civil lleva una política económica de intervencionismo estatal y proteccionismo. Creó monopolios estatales como la Compañía Arrendataria, el Monopolio de Petróleos S.A. (CAMPSA) y la Compañía Telefónica Nacional de España. Igualmente, impulsó las Obras Públicas, entre otras cosas se construyeron 10.000 kilómetros de carreteras. Fue una política deficitaria que obligó a una emisión constante de deuda. Por otro lado, imitando al fascismo italiano, se creó la Organización Corporativa Nacional, sustituyendo a los sindicatos y donde estaban representados de forma paritaria empresarios y obreros para resolver los conflictos mediante negociación. Pero la oposición a la dictadura fue creciendo. En el ejército, aumentó el rechazo por las reformas militares, el dictador llegó a disolver el cuerpo de Artillería. Intelectuales y periodistas, entre los que destacaban figuras como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez o Fernando de los Ríos, se enfrentaron al dictador. Los republicanos se reorganizaron en la llamada Alianza Republicana, mientras comenzaban los movimientos entre los nacionalistas catalanes y gallegos. Políticos de los antiguos partidos del turno, como Alcalá Zamora, crearon Derecha Liberal Republicana, una alternativa republicana, católica y conservadora. Los anarquistas, radicalizados por su persecución, crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI), que defendía la insurrección revolucionaria. Primo de Rivera, falto de apoyo, incluso de los militares y del rey, presentó su dimisión a Alfonso XIII en enero de 1930. La caída de la peseta en los mercados internacionales, como consecuencia del crack de la bolsa de Nueva York en 1929, precipitó los acontecimientos. Murió dos meses después en París. Alfonso XIII nombró al general Berenguer con el objetivo de restablecer la Constitución de 1876. Este gobierno fue ridiculizado por la prensa, que lo llamó «dictablanda». En agosto de 1930, los partidos republicanos y los nacionalistas catalanes y gallegos firman el Pacto de San Sebastián, aliándose para implantar una república en España. En octubre se suman los socialistas. Con la parálisis del gobierno, Berenguer dimite y es sustituido por el almirante Aznar, con la promesa de convocar elecciones municipales. El 12 de abril de 1931 se convocan elecciones municipales, los republicanos y socialistas acuden unidos, venciendo a los monárquicos en las principales ciudades españolas (42 de 50 capitales provinciales). El 14 de abril de 1931, la gente sale a la calle pidiendo la república, que es declarada en Éibar, Barcelona y después en Madrid.

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